La esclava de su galán 5. Quinta Entrega
de Lope de Vega

La esclava de su galán 5. Quinta Entrega

 

Autor Lope de Vega

 

Fuente artelope

 

2040

descalza a don Juan.

DON JUAN

¿A mí?

DON FERNANDO

¿Pues es más que los demás?

  Siéntate.

DON JUAN

Pedro, señor,

vendrá ya.

DON FERNANDO

¿Qué novedad

es aquesta?

DON JUAN

Ea pues, llegad.

DON FERNANDO

2045

Ven luego a comer.

(Vase.)

DON JUAN

Qué error

de mí y que favor

de mi buena dicha ha sido

el no haberte conocido.

Ángel, la mano tened.

ELENA

2050

Deme el pie vuestra merced.

DON JUAN

Miro si mi padre es ido,

  para darte mil abrazos.

ELENA

Deme el pie, vuelvo a decir.

DON JUAN

Ya no es tiempo de reñir,

2055

sino de darme los brazos.

ELENA

Antes los haré pedazos.

DON JUAN

Pues volvereme a enojar,

que no te pensaba hablar

por los celos que me has dado,

2060

que bien sabes que has hablado

con quien me los puede dar.

  De verte me enternecí,

y te he perdonado ya.

ELENA

Tarde pienso que hallara

2065

vuesa merced para mí

satisfación, aunque aquí,

como será, se regale

al sol, puesto que se vale

de la invención que propone,

2070

porque no hay, que me perdone,

y del propósito sale

  que Ricardo me hable a mí,

cuando por la puerta pasa;

qué importa si él en su casa

2075

habla a Serafina así.

DON JUAN

Es fuerza.

ELENA

Es amor.

DON JUAN

¿Y?

ELENA

Él, sí,

que hablarme un hombre, saliendo

algún recaudo, o volviendo

a casa, no es en mi mano,

2080

mas, vuesa merced en vano

se disculpa, conociendo

  el pesar que me hace a mí.

DON JUAN

A tantas vuesas mercedes,

mira que matarme puedes,

2085

dueño de mi alma, ansí

que desde que te la di

aborrecí cuanto amaba.

ELENA

¿Dueño yo, siendo su esclava

de vuestra merced?

DON JUAN

Ya es eso

2090

traición, malicia y exceso,

amor, no, condición brava.

  Ya estoy rendido, ¿qué quieres?

Por Dios, que de tú me nombres,

qué tiernos somos los hombres,

2095

qué fuertes sois las mujeres.

ELENA

Tú dices que tierno eres,

siempre habemos de buscar.

DON JUAN

Siempre habemos de rogar.

¿Quién no se deja morir

2100

para no llegar a oír

tu término de matar?

  ¡Ay!, ¡si en el campo me vieras

de pechos sobre una fuente,

aumentando su corriente

2105

con lágrimas verdaderas!

ELENA

¿Por Serafina?

DON JUAN

¿Hay locura

tan grande?, que si procura

su olvido matarme ansí,

yo quiero imitar de ti

2110

la misma descompostura.

  Señor, ¿esta es doña Elena,

con quien pretendí casarme?

ven a matarme.

ELENA

A matarme

vendrá primero tu pena.

DON JUAN

2115

Déjame.

ELENA

La lengua enfrena,

loco de mis ojos.

DON JUAN

¿Qué?

ELENA

De mis ojos dije, erré.

DON JUAN

Ya lo dijiste, ya eres

mi dueño.

ELENA

Sí, pues quieres

2120

que yo te quiera sin fe.

(Entra PEDRO, de caza.)

PEDRO

  Gracias al cielo que os veo

en paz.

DON JUAN

Cómo te has tardado.

PEDRO

El pájaro lo ha causado,

que es algún demonio, creo.

2125

  Que haya quien cace en el mundo,

que vaya siguiendo en fin

un hombre con un rocín,

que le despeñe al profundo.

  Aves que andan por el viento,

2130

solo hallo disculpados

los naipes, porque sentados

es dulce entretenimiento,

  que quién puede en trucos sufrir

dos torneadores crueles,

2135

y una mesa sin manteles

con dos varas de medir,

  que parecen las casitas

de corral de vecindad,

con mucha curiosidad

2140

tirándose las bolitas.

  Cuerpo de tal con la flema,

pues otros que juzgan solos,

toda una tarde a los bolos,

quebrantándose por tema,

2145

  de qué salen derrengados

por enderezar la bola,

y otros que con ella sola

tiran por sendas y prados.

  Con los mallos o los mazos,

2150

si es ejercicio, y no vicio;

la esgrima es lindo ejercicio

para hacer fuertes los brazos.

  Que no ejercitar la espada,

es causa que en la ocasión

2155

falte el aliento, estas son

para juventud honrada.

  Las cazas y pajarotes,

allá son para los reyes

que tienen libros y leyes,

2160

porque con dos matalotes,

  y un neblí tuerto de un ojo;

¿quién diablos sale a cazar?

DON JUAN

Vete, Pedro, a descansar,

que vienes con mucho enojo,

2165

  y vos, mi bien, ya quedáis

en paz conmigo.

ELENA

Primero

quiero que jures.

DON JUAN

Yo quiero;

juro que vos me matáis.

ELENA

  De no ver al serafín

2170

que piensa que has de ser suyo.

DON JUAN

Eso juro, y de ser tuyo.

ELENA

¿Y el serafín?

DON JUAN

Serafín,

  en mi vida le veré.

PEDRO

Sino a ti que lo eres mía,

2175

¡qué glosa hacerse podía!

ELENA

¿Cómo?

PEDRO

Escucha.

ELENA

Di.

PEDRO

Diré.

  Es el ti, deminutivo

del tú y es hijo del mí,

porque regala ansí

2180

con el acento más vivo.

Que el tú es bajo, y el tiple es mí.

  Tú mandas, tú desafía,

tú es trompeta, tú es cochero,

ti es clarín, ti es chirimía,

2185

y por eso al tú no quiero,

sino a ti, que lo eres mía.

DON JUAN

  Tal te dé Dios la salud.

ELENA

Tu padre llama, y no entienda

que hablamos.

DON JUAN

Adiós, mi prenda.

ELENA

2190

Adiós.

(Vanse los dos.)

DON JUAN

¡Qué dulce inquietud!

ELENA

  Qué poco sabe sufrir

una locura de amor,

pero, quién tendrá valor

para dejarse morir,

2195

o no se había de ir,

o no amar, que no hay porfía

de celosa fantasía,

que estándose defendiendo,

dure sin rendirse oyendo,

2200

sino a ti, que lo eres mía.

  Celos, si estáis satisfechos,

¿qué queréis?, dejadme aquí,

que pues que ya me rendí,

ya debéis de estar deshechos.

2205

Si más daños que provechos

resultan de mi porfía,

crueldad matarme sería,

no tiréis flechas al aire,

que dijo con gran donaire,

2210

sino a ti que lo eres mía.

(Entra FINEA.)

FINEA

  Bárbara, es tiempo de verte.

ELENA

¿Qué quieres, Finea amiga?,

después que el señor don Juan

vive en casa, no hay quien viva.

2215

Porque con la ocupación

de valonas y camisas,

ni yo sé cuándo es de noche,

ni menos cuándo es de día.

FINEA

Qué trabajos.

ELENA

¿Cómo está

2220

tu señora Serafina?

FINEA

Dala al diablo, que se ha hecho

un tigre, una sierpe libia,

mejor fuera ya llamarla

demonia que Serafina,

2225

que, como está enamorada,

no hay quien la sufra, ni sirva;

todo es mirarse al espejo,

todo es joyas y sortijas.

Endemoniarse o enmoñarse,

2230

ya se toca, ya se enriza,

todo es mirar, si le ve,

y todo ver, si la mira,

todo acechar por las rejas,

que están ya las celosías

2235

cansadas de darle calle.

ELENA

¿Hácele muchas visitas

mi amo?

FINEA

Siempre está allá.

ELENA

¿Siempre?

FINEA

Es lindo rompe sillas,

al cinco de oros parecen

2240

los dos, que siempre se miran,

el ensillado y mi ama,

como cuadro de Sevilla,

ensalzada y enfrenada.

ELENA

¿Quiérense mucho?

FINEA

Suspiran

2245

como borricos en prado.

ELENA

¿Casaranse?

FINEA

Eso porfían.

ELENA

¿A qué venías?

FINEA

A darle

este papel de mentiras;

y a fe que tiene un secreto.

ELENA

2250

¿Qué secreto?, por tu vida.

FINEA

Bárbara, no lo preguntes,

no es posible que lo digas.

ELENA

¿Esa es la amistad?

FINEA

Perdona.

ELENA

¿Y si jurase?

FINEA

Aún podría

2255

ser que lo dijese.

ELENA

Yo

soy tu verdadera amiga,

dame el papel, que don Juan

vino de caza, que el día

le halló en el campo; y descansa,

2260

que el secreto, pues porfías,

ya no lo quiero saber.

FINEA

Si no juraste.

ELENA

Si obliga

el juramento, yo juro

que nunca vuelva a las Indias,

2265

que es lo que yo deseo

desde que vine de Lima,

si revelare el secreto.

FINEA

Pues sabe que una vecina...

¿Óyenos alguien?

ELENA

No hay nadie.

FINEA

2270

Que es una sabia Felicia,

ha perfumado el papel

con veinte borracherías,

para que don Juan se case,

dásele y no se lo digas,

2275

así Dios nos libre a entrambas.

ELENA

El secreto que me fías,

haré escritorio del alma.

FINEA

Pues adiós, que voy de prisa

a ver aquel pajecillo,

2280

que me viste el otro día

(Vase.)

hablar junto a cal de Francos.

ELENA

¡Qué poco duran las dichas!,

tornasol parece el bien,

que a cualquier parte la vista,

2285

conforme la luz que toma

halla la color distinta.

¡Ay, Dios!, ¿por qué persevero

en tal vida, en tal porfía,

por qué aguardo desengaños,

2290

donde tantos me la quitan?

Cuando en mejor ocasión

a Triana me volvía,

¿por qué me tuviste, amor,

con lágrimas y mentiras?

2295

Qué mujer fui tan mudable,

pues no ha una hora que decía

don Juan, con alma traidora,

que era yo su alma y vida.

Ojala fuera yo, que el mismo día

2300

yo me matara si lo fuera mía.

(Entran PEDRO y DON JUAN.)

DON JUAN

  No es posible sosegar.

PEDRO

No es mucho teniendo amor;

mata el desdén y el favor,

suélense siempre hermanar:

2305

  y todo, en fin, es perder

el seso por disparates.

DON JUAN

Elena mía.

ELENA

No trates

de hablarme, que no ha de ser

  esta vez, como hasta aquí.

2310

Yo no digo que me iré,

sino que aquí me estaré,

a ver lo que haces de mí.

  Yo quiero aguardar a ver

tu casamiento, y te ruego,

2315

porque importa a mi sosiego,

que hoy sea, si puede ser,

  o por lo menos mañana,

que con dejarte casado,

iré, don Juan, sin cuidado,

2320

iré contenta a Triana.

  Allí mi primo y mi tío,

si no han venido, vendrán;

poco me debes, don Juan,

pues solo pasar el río,

2325

  por esa puente me debes

con este yerro fingido,

por quien vendida he sufrido

penas y trabajos breves.

  Que no fui a Lima por ti,

2330

ni por barcos, horizontes,

pasé mares, subí montes,

ni hacienda, ni honor perdí.

  Vuelvo con manos y pies,

¿qué hay perdido?

DON JUAN

¿Qué es aquesto,

2335

Pedro amigo?

PEDRO

Es agua en cesto,

humo, espuma y viento es,

  es un puñado de arenas,

es cuando el austro se mueve,

cielo que hace sol y llueve,

2340

y es luna menguante y llena;

  desde lo de la costilla,

no tienen segura espalda,

cual eres para giralda

de la torre de Sevilla.

DON JUAN

2345

  ¿Hay tan estraña mudanza?,

¿aún no aguardarás un hora

para mudarte, señora?

ELENA

¡Ay de mí, loca esperanza!

DON JUAN

  Mi bien, yo salí de aquí

2350

y de tus brazos también;

¿quién te ha mudado, mi bien,

en cuanto de aquí salí?

ELENA

  Menos mi bien, que no estoy

para ser su bien, y advierta

2355

que es esta verdad tan cierta,

que el testigo no le doy.

  En este papel tan tierno,

como de aquel su cuidado,

porque viene perfumado

2360

con pastillas del infierno.

  Aquí le trujo la esclava

del serafín que visita,

pues está la retroescrita,

¿para qué me la negaba?

2365

  Porque se ha de enamorar

con él, no le ha de leer,

ni yo, para no lo ser,

de quien quisiera matar

  con las manos y los dientes.

DON JUAN

2370

Elena, si agora vengo

del campo, ¿qué culpa tengo

de esos locos accidentes?

  Tener celos con razón,

no es mucho, pero sin ella,

2375

quien lo quisiere, atropella

con tal determinación.

ELENA

  Dice este señor muy bien,

y Pedro dirá que es justo,

y que no le den disgusto,

2380

y yo lo diré también.

  ¿No es verdad, Pedro?

PEDRO

Señora,

no apruebo esa mansedumbre,

que callar con pesadumbre

arguye traición traidora.

2385

  ¿Qué importa que Serafina

haya escrito este papel?

ELENA

Ser moreno y moscatel

es un flamenco en la China;

  pero porque es necesario

2390

que la historia se declare,

lo que de aquí resultare,

sabrá para otro ordinario.

  Y solo por culpa mía

le digo a más no poder,

2395

que mal haya la mujer,

que de palabras se fía.

PEDRO

  Espera un poco.

ELENA

No hay poco,

sino mucha rabia y pena.

(Vase.)

DON JUAN

Yo pienso, Pedro, que Elena

2400

pretende volverme loco.

PEDRO

  No te espantes, si a sus manos

llegó este negro papel,

ya no blanco, pues lo es él

de celos tan inhumanos

2405

  declárate que es morir

andar templando el humor

deste jumento de amor.

(Salen RICARDO y FLORENCIO.)

RICARDO

Esto le vengo a decir.

FLORENCIO

  Quedo, que está aquí don Juan.

RICARDO

2410

A vuestro padre buscaba.

DON JUAN

Que es señor lo que mandáis,

que presumo que descansa.

RICARDO

Señor don Juan, he pensado

que notan en esta casa

2415

que hable a esta esclava vuestra,

porque la malicia humana

siempre piensa lo peor,

y que con esto se cansa

de mí el señor don Fernando.

2420

Y es que si con ella hablaba,

era para reducilla

por bien o por amenazas

que ante la justicia diga

los días que ha que me falta.

2425

Porque un día me la hurtó

un soldado, que engañada

con casamiento y amores,

la embarcó y la trujo a España.

Ella porque a caso os mira,

2430

niega, mas no importa nada,

que la verdad siempre vence.

DON JUAN

Y muchas veces se engañan

los ojos, y puede ser

que le parezca esta esclava

2435

a la que os llevó el soldado.

RICARDO

El nombre, el rostro y la habla,

la ha de tener, sin ser ella.

Yo bien pudiera sacarla,

como lo haré, sin dinero,

2440

probando que es prenda hurtada;

pero por estar aquí,

y respetar vuestra casa,

daré el precio que costó.

DON JUAN

Vuestra merced, su probanza

2445

haga por allá, y no crea

que toda la plata indiana

será de Bárbara precio;

y en esto, pocas palabras,

porque siento que me burlen.

RICARDO

2450

Todo lo que aquí se trata

es tan de veras, que presto

os lo dirá la probanza,

remitiendo a la justicia

lo que no es justo a la espada.

(Vase.)

PEDRO

2455

¿Hay semejante maldad?

DON JUAN

Mi paciencia ha sido tanta,

porque he pensado, y es justo,

que como los años pasan,

pensara este caballero

2460

que esta es Bárbara, su esclava,

por el nombre y porque, a caso,

tendrá alguna semejanza

con la que en Indias tenía.

PEDRO

Esa habrá sido la causa

2465

de hablarla y de darte celos.

DON JUAN

Confieso que me los daba,

como Serafina a Elena,

mas dime qué haré.

PEDRO

Quitarla

este necio pensamiento,

2470

de que con ella te casas.

DON JUAN

¿Cómo?

PEDRO

Hablando y regalando,

y jurando que si hablas,

juras y regalas, no es

mar, monte, ni tigre hircana,

2475

sino mujer tierna, sola,

que oye, entiende y ama.

DON JUAN

Que desdichados amores,

cuando esto en Grecia pasara,

no era mucho, pero es mucho

2480

entre Sevilla y Triana,

temo su honor y mi vida.

(Sale FABIO.)

FABIO

Si albricias, señor, me mandas,

sabrás las mejores nuevas

que pudo esperar tu casa.

DON JUAN

2485

Yo te las mando.

FABIO

Han de ser

las que de tu mano aguardan

mi servicio y mi deseo.

DON JUAN

Di, presto.

FABIO

Vino la plata,

¿pudo ser más presto?

DON JUAN

2490

¿No hay cartas?

FABIO

Trujo la carta

Leonardo, y por las albricias

a Serafina, su hermana,

tu padre un diamante envía,

y allá no sé qué se tratan