El sueño Eterno
de Raymond Chandler

El sueño Eterno. De interés general

 

 

Fuente Wikipedia. The Big Sleep (en español: El sueño eterno) es una novela negra publicada en el año 1939 por el autor estadounidense Raymond Chandler. Con esta novela irrumpía Chandler en el ámbito de la novela policíaca, presentando además a su más reconocido personaje: el detective Philip Marlowe.

 

El general Sternwood contrata al detective Philip Marlowe para que le libre del intento de chantaje de un tal Geiger, que utiliza para ello las supuestas deudas de juego de su hija menor, Carmen.

 

La hija mayor del general, Vivien, parece más interesada en averiguar el grado de interés del detective en Rusty Regan, su ex-marido, que se ha fugado con la esposa de un gánster local. Cuando Geiger muere tiroteado en su apartamento, Carmen está presente, desnuda y drogada, y para entonces el detective ya sabe que la investigación no ha hecho más que empezar.

 

Esta novela inspiró dos producciones cinematográficas: una del año 1946 protagonizada por Humphrey Bogart y Lauren Bacall, y otra de 1978, protagonizada por Robert Mitchum y Sarah Miles.

 

Bibliografía

 

MacShane, Frank. The life of Raymond Chandler, 1ª ed, Nueva York: E.P. Dutton, 1976.

Phillips, Gene D. Creatures of Darkness: Raymond Chandler, Detective Fiction, and Film Noir. Lexington, KY: University of Kentucky, 2000.

 

 

Fuente ciclos-decine. Me temo que esta vez voy a ser poco objetivo, lo confesaré,  “El Sueño Eterno” es una película que me apasiona, una de mis favoritas. Raymond Chandler, William Faulkner, Howard Hawks, Humphrey Bogart y Lauren Bacall… saboread estos nombres, recreaos con sus resonancias míticas. Dejaos llevar por la fusión del talento puro de todas esas figuras, de un cine y una literatura de otra época, inmortalizado en los fotogramas de esta película e incombustible al paso del tiempo.

Sentid “El Sueño Eterno”, porque es una película de atmósferas y de figuras arquetípicas; una película afilada, deliberadamente oscura e intrincada que confunde a la razón pero que se siente en las tripas. Una obra maestra del cine negro.

 

FICHA TÉCNICA: EL SUEÑO ETERNO. “The Big Sleep”.

AÑO: 1946. DURACIÓN: 114 min. PAÍS: Estados Unidos.

DIRECTOR: Howard Hawks.

GUIÓN: William Faulkner, Leigh Brackett, Jules Furthman. MÚSICA: Max Steiner.

FOTOGRAFÍA: Syd Hickox (B&N).

REPARTO: Humphrey Bogart, Lauren Bacall, John Ridgely, Martha Vickers, Dorothy Malone, Charles Waldron, Sonia Darrin, Elisha Cook Jr., Louis Jean Heydt, Bob Steel.

PRODUCTORA: Warner Bros. Productor: Jack Warner, Howard Hawks.

GÉNERO: Film Noir.

 

SINOPSIS: El detective privado Philip Marlowe es contratado por el general Sternwood, un anciano excéntrico y millonario, para que termine con una extorsión de la que está siendo victima por culpa de su hija menor, Carmen. Durante su estancia en la mansión de los Sternwood Marlowe conoce a las dos hijas del general: Carmen, viciosa y aniñada, trata de seducirle y Vivian, altiva y manipuladora, se muestra excesivamente deseosa por conocer los motivos de la entrevista entre el detective y su padre.

 

Marlowe, inteligente y mordaz, se sentirá atraído por Vivian y descubrirá que el chantaje es sólo la punta del iceberg de las actividades de una intrincada red de malhechores; la investigación de una serie de asesinatos relacionados con los Stenwood conducirá al detective, un tenaz perro viejo del oficio, hasta  el cabecilla de la trama criminal.

 

 

“Te darás cuenta de lo que puede hacer con una historia como esta un director que tiene el don de crear ambientes y el necesario toque de un discreto sadismo. Bogart, por supuesto, está tan por encima de cualquier otro actor con pretensiones de tipo duro que pone en ridículo a los Ladd y Powell. Como decimos por aquí, Bogart sabe ser duro sin necesidad de una pistola. Posee además un sentido del humor que incluye ese matiz de desprecio que es tan suyo. Ladd es duro, amargo, y en ocasiones encantador, pero no pasa de ser, al fin y al cabo, la idea que se hace un niño de un tipo duro. Bogart es el producto genuino. Como Edward G. Robinson cuando era más joven, todo lo que tiene que hacer para dominar una escena es entrar en ella.”

 

El artífice de estas líneas, que algunos pueden catalogar como discutibles pero nunca como poco autorizadas, no es otro que Raymond Chandler, el autor de la novela “El Sueño Eterno”, una de las novelas hardboiled más turbias y turbadoras que se han escrito jamás.

 

 

Chandler, una de las indiscutibles estrellas del género junto a Dashiell Hammett y James M. Cain, había obtenido un gran éxito en 1939 con la publicación de “El Sueño Eterno”. La novela, narrada en primera persona por su protagonista el cínico y brillante detective Philip Marlowe,  detalla sus pesquisas entorno a una laberíntica trama de asesinatos y extorsiones en Los Angeles y sus alrededores.

 

Consciente de las grandes posibilidades cinematográficas de la historia Howard Hawks se hacía con sus derechos de adaptación al cine en 1944.

Tras el rodaje de “Tener y no Tener” el director permanecía vinculado a la Warner por un contrato que le obligaba a dirigir y coproducir otra película más. Hawks pretendía hacer una screwball comedy con un argumento a lo Lubitsch protagonizada por Greta Garbo o por Marlene Dietrich. Ninguna de las glamurosas divas aceptó la propuesta y Hawks deseoso de rodar cuanto antes, renunciaba al proyecto a favor del que tenía más a mano.

 

Las proyecciones previas de “Tener y no Tener” (que aún no se había estrenado) habían arrancado innumerables elogios sobre las interpretaciones y la química de su pareja protagonista, Lauren Bacall y Humphrey Bogart. Este hecho, además de la publicidad extra para la película que proporcionaría la difusión del romance entre ambos artistas, fue determinante para que Howard Hawks y Jack Warner se decantasen por la pareja para protagonizar “El Sueño Eterno”.

 

 

A mediados de Octubre de 1944 comenzaba la producción de “El Sueño Eterno”, para adaptar la compleja trama que Raymond Chandler planteaba en su novela Hawks reclutó a dos de sus escritores habituales: William Faulkner y Jules Furthman, en esta ocasión les acompañaría una joven escritora novata, Leight Douglas Brackett.

 

La conexión del director con Brackett fue excelente y posteriormente siguió colaborando asiduamente con ella en varias sus películas (“Río Bravo”, “Hatari!”, “El Dorado”…).

 

Siguiendo las indicaciones del director de no desvirtuar la novela de Chandler, Faulkner y Brackett escribieron el borrador inicial en ocho días y con ese material dio comienzo el rodaje, que se realizaría casi exclusivamente en estudio.

 

La complejidad de la historia exigió frecuentes reescrituras del guion además de la creación de escenas adicionales una vez terminado el rodaje para dar cohesión a la trama.

 

Aún a riesgo de desorientar al público Hawks optó por mantener la confusión argumental de la novela dejando asuntos sin aclarar completamente, por lo que optó por una construcción más confusa en su exposición. Esta forma de narrar sin desvelar los entresijos argumentales fue pionera dentro del cine negro y posteriormente ha sido imitada por un buen número de cineastas afines al género.

 

Es célebre la anécdota sobre la consulta de Hawks y sus guionistas, que Chandler no supo contestar, sobre la autoría del asesinato del chófer de los Sternwood: “Empezamos a discutir sobre quien había matado a fulano (el chófer) y como no llegábamos a ninguna conclusión, le mandamos un telegrama a Raymond Chandler. Contestó dando un nombre y le mandamos otro telegrama que le decía: «Él no puede haber sido. En ese momento estaba en la playa.» Mientras hacía esta película me di cuenta de que no hace falta tener una explicación para todo. Si las escenas son buenas, la película será buena, aunque el guion no sea nada del otro mundo.”

 

No es éste el caso del guion de “El Sueño Eterno”,  la brillantez de Hawks y su equipo en la elaboración tanto en las escenas y su estructura como en los personajes y sus diálogos lo han convertido en uno de los guiones más célebres y paradigmáticos del género.

 

La narración está completamente vinculada a las actividades de su protagonista el detective Philiph Marlowe (Humphrey Bogart) que interviene en todas las escenas de la película. Hawks  desarrolla linealmente la trama, desde la entrada del detective en la mansión de los Sternwood hasta su llamada telefónica final a la policía, proporcionando al público (que nunca sabe más de lo que sabe Marlowe) una dosis extra de identificación con el protagonista, implicándole activamente en la investigación a la vez que lo mantiene en una tensión expectante.

 

La trama detectivesca se alimenta de fuentes y atmósferas puramente Noir, como son los personajes amorales y corruptos, el crimen organizado y la oleada de asesinatos conectados entre sí; a la par que se retroalimenta con otras escenas en las que progresa el romance entre Vivian Sternwood (Lauren Bacall) y Marlowe.

 

La relación entre ambos es expuesta como un continuo tira y afloja dialéctico en el que se alternan la seducción con las mentiras, la atracción con los desplantes y los intentos de manipulación con la contundencia deductiva de un Marlowe que deja muy claro que se enamora de Vivian por deseo propio y sin dejarse engañar en ningún momento.

 

 

La acertada estructuración de las escenas es clave para la comprensión de la intrincada trama y Hawks se vale de fundidos y encadenados para unir unas escenas con otras.

 

Bien es cierto que los pormenores de la investigación criminal se siguen mejor si la película se revisa dos veces en un corto periodo de tiempo, ya que a su complejidad se suman el poder de distracción que ejercen ciertos aspectos sobresalientes de la película muy capaces de acaparar la atención del espectador.

 

Entre estos últimos cabría citar: El magnetismo que ejercen tanto los personajes como las atmósferas. Los estupendos diálogos, afilados, duros y cínicos, característicos de la escuela hardboiled.

 

Y las habituales secuencias “desdramatizadoras” típicas del cine hawksiano.

 

Como siempre Hawks alterna momentos cómicos entre sus escenas, ya sea por la mordacidad  y el sarcasmo que el propio Marlowe imprime a la mayoría de sus diálogos, como por determinadas situaciones en los que la pareja protagonista utiliza el humor como mecanismo para subir un grado más la temperatura de su flirteo.

 

Mención especial en este apartado para la chispeante secuencia entre Bogart y una jovencísima (y sexy) Dorothy Malone en la librería. Todo un ejemplo de cómo crear una escena brillante, carismática y fresca sin recurrir a nada más que un buen diálogo y dos grandes actores… clasicismo en estado puro.

 

 

El ritmo narrativo destaca por su viveza en clara sincronía con las idas y venidas de Marlowe durante la investigación. Como siempre la realización de Hawks es sobria y objetiva, por lo que utiliza el plano general y el americano como elementos técnicos más recurrentes. Uno de los aspectos técnicos más destacables de la cinta son los continuos movimientos de cámara dentro del plano siguiendo al protagonista, estos travellings recurrentes dotan de vigor y ritmo a la película y nos trasmiten a la perfección el dinamismo de sabueso infatigable del detective.

 

Hawks no adopta algunos de los elementos estéticos y técnicos característicos del cine negro, renuncia tanto a los planos picados y contrapicados como al uso de luces y sombras fuertemente contrastadas al modo del Expresionismo Alemán.

 

Aun así se permite ciertas licencias estéticas, un tanto alejadas de su sobriedad habitual, como son la utilización de zooms combinados con los movimientos de cámara y algunos planos, primeros y medios, para enfatizar determinadas secuencias.

 

 

La fotografía en blanco y negro de Syd Hickox es más funcional que expresiva, aunque en ningún momento renuncia a las habituales texturas en sombra que dan nombre al género. Destacaré dos de los ambientes de mayor negritud de la película, y por lo tanto mejor conseguidos desde el punto de vista fotográfico, como son los interiores de la casa (con sabor oriental) de Geiger y la del edificio de oficinas en el que Marlowe asiste, a modo de teatro de sombras chinas, al envenenamiento de Harry Jones (Elisha Cook Jr.) por el sicario Canino (Bob Steel).

 

 

Esta película es tan buena y tiene tantos elementos que reivindicar que a veces determinados aspectos pueden quedar injustamente en un segundo plano. Esto creo que es lo que ha ocurrido con la excelente banda sonora de Max Steiner.

 

El compositor austriaco, fiel a su estilo, alimenta las escenas de tensión del primer tercio de la película con sus habituales composiciones sinfónicas; pero a partir de ahí Steiner, sorprendentemente, cambia de registro y asume riesgos con la música. Deja de lado las piezas orquestales para introducir progresivamente una melodía jazzistica, con mucho groove, que irá desarrollando y variando conforme avanza la película, hasta ofrecérnosla por completo en las secuencias finales.

 

 

Con su interpretación de Philiph Marlowe Humphrey Bogart consolida la imagen icónica del detective privado moderno que ya había iniciado con la composición de Sam Spade en “El Halcón Maltes” (1941). Cínico, duro, individualista y absoluto dominador de su trabajo; se vale de su aplomo e inteligencia para dar con las claves precisas y enfrentarse a los lobos que pueblan el submundo en el que se desarrollan sus investigaciones.

 

Marlowe no es un héroe de cartón piedra, al contrario, nos da muestras de ser bastante humano. Sufre con los golpes, desea a las mujeres y es capaz de mentir y ocultar crímenes para proteger a la mujer que ama.

 

El atractivo subyacente en Marlowe se debe más a su calidad romántica que a su dureza, Bogart hace que su personaje sea extrañamente cínico y honesto a la vez, una especie de caballero andante postmoderno. Estas cualidades contradictorias ya existen en el personaje literario pero Bogart las potencia con su capacidad innata para sugerir, para proyectar que algo está ocurriendo bajo la superficie.

 

Lauren Bacall da vida a la aristocrática Vivian Sternwood, Bacall en su segundo papel para la gran pantalla refrenda todo lo apuntado en su interpretación de Slim en “Tener y No tener”: Ha nacido una estrella para ser adorada por la cámara.

 

Bacall, con sólo 20 años, aporta a su personaje una personalidad y una sofisticación propias de una mujer de clase alta con las ideas bien asentadas. Además de desenvolverse, como ya había ocurrido en “Tener y no Tener”, con absoluta soltura y magnífica química con su pareja en las escenas románticas; en “El Sueño Eterno” demuestra tener sobrado talento para las dramáticas, en las que sugiere a la perfección, con sus gestos y reacciones contenidas, la tensión y la lucha interna que está sufriendo Vivian.

 

¡Ah, y en ésta también canta!

 

 

El capítulo de secundarios de esta película es extraordinario y algunos de ellos con sus cortas intervenciones han conseguido dejar huella en la memoria colectiva cinéfila.

 

Ya hablé antes de la librera interpretada por Dorothy Malone, pero me gustaría dejar constancia algunos de mis secundarios favoritos de “El Sueño Eterno”: Charles Waldron, como el pintoresco general Sternwood, Elisha Cook Jr. como el pequeño Harry Jones y Martha Vickers, como Carmen, la hermana ninfómana y drogadicta.

 

 

La producción se dio por terminada en enero de 1945 y tras visionar el montaje inicial todos los que habían intervenido en la película estuvieron de acuerdo en que necesitaba unas escenas adicionales que Hawks filmaría ocho meses después del final oficial del rodaje. Las nuevas escenas compensaron los problemas argumentales y sumaron más minutos de química y flirteo de la pareja protagonista (algo que había demandado el propio Jack Warner).

 

Una pareja protagonista con la que Hawks nunca quiso volver a trabajar por las tensiones surgidas con Humphrey Bogart durante el rodaje. El actor atravesaba un momento personal muy penoso, estaba separándose de su mujer Mayo Methot de manera turbulenta, y eso afectó a su habitual profesionalidad en algunas fases del rodaje.

 

Su gran descubrimiento, Lauren Bacall, se liberaba de la influencia de su mentor y comenzaba a volar junto a la estrella Humphrey Bogart con el que se casaría en mayo de 1945.

 

 

La película se estrenó en agosto de 1946 y cosechó un gran éxito aunque las críticas la trataron con dureza tachándola de violenta e inmoral. En la actualidad la película se ha convertido en un título de culto, uno de los cinco títulos más significativos del Film Noir junto a “Laura” de Preminger, “La Jungla de Asfalto” de Huston, “Perdición” de Wilder y “Sed de Mal” de Orson Welles.

 

El cine fórum sobre esta obra maestra, que abrimos a continuación en la sección de comentarios, será un estupendo broche de oro para cerrar este emocionante Ciclo Howard Hawks, del que espero hayáis disfrutado tanto como nosotros.