«Son peores las drogas legales, como el alcohol y el tabaco, que las p
Droga

«Son peores las drogas legales, como el alcohol y el tabaco, que las prohibidas»

 

 

09/11/2014 Fuente latribunadecuenca. D. Guijarro - domingo, 09 de noviembre de 2014

 

La responsable del ‘Proyecto Humanidad’, como sería la traducción exacta de la ONG Proyecto Hombre, en Cuenca, María Aparicio, asegura que el problema de las drogas está tan vigente ahora como hace años ya que pueden cambiar las sustancias o la forma de consumo pero el problema siempre es el mismo.

 

 Sus estudios de Trabajo Social, su especialización en drogodependencia, la formación específica otorgada por la Fundación y, sobre todo, los doce años de experiencia trabajando en la provincia con estas personas, no la convierten en una experta en drogas pero sí en personas. Y es que, insiste que esta organización no se centra en las sustancia sino que su trabajo se dirige a las personas y su inserción social.

 

¿Qué es Proyecto Hombre?

 

 Es una ONG que históricamente ha trabajado el problema de las drogodependencias tanto en el tratamiento como en la prevención del consumo.

 

¿Cuánto tiempo lleva la ONG trabajando en Cuenca y cómo llegan las personas drogodependientes hasta ella?

 

 Lleva trabajando 15 años, desde enero de 1999, con las personas que tienen problemas con sustancias de drogodependencia. Pueden venir por voluntad propia, derivados de la Unidad de Conductas Adictivas del hospital (UCA), desde otras ONGs como Cáritas o Cruz Roja que conocen nuestra labor y detectan el problema, y también desde prisión. Hay distintas formas de llamar a nuestra puerta.

 

¿Cuál es la más frecuente?

 

 Lo más normal es que lo hagan a través de la UCA. Aunque se dirijan a nosotros directamente, los derivamos a la unidad del hospital para que ellos los valoren. Yo siempre lo explico diciendo que la UCA es como el médico de cabecera y nosotros somos el recurso especializado. Ellos trabajan dentro del Sescam y conocen todos los recursos para drogodependientes que hay en Castilla-La Mancha y ellos valoran el que más se ajusta a las necesidades de cada paciente.

 

¿Cuál es el primer paso que se da con estas personas y en qué consiste el tratamiento?

 

 Proyecto Hombre tiene distintos programas porque trabajamos con distintos perfiles de consumidores. Está el programa tradicional o base, que es residencial, pero luego nos hemos dado cuenta que dependiendo de algunas sustancias el perfil de la persona es diferente. No es lo mismo una persona policonsumidora de heroína, que un joven que tiene problemas con cocaína, o una persona que tienen problemas con el alcohol y lo reconoce con una edad más avanzada. El primer paso cuando llegan hasta nuestra ONG es valorarlo pero tienen que venir con el síndrome de abstinencia superado, la parte física. Aquí les ayudamos con el siguiente paso. La Fundación trabaja a nivel bio-psico-social, porque para nosotros el problema no es la sustancia no es la persona. 

 

¿Qué quiere decir eso exactamente?

 

 Que si una persona es adicta  a la heroína y para deintoxicarse se engancha a los porros, a nosotros no nos vale. Creemos que la persona puede vivir libre de drogas.

 

¿Cuál es la fase más difícil en el proceso de rehabilitación de un enfermo?

 

 En general, el proceso del programa terapéutico de nuestra ONG es muy duro. En los inicios, si la motivación no es muy fuerte, se puede abandonar fácilmente. A mitad de programa también pueden surgir dudas. Pero por mi experiencia, la parte más difícil, es la reinserción. Es la última fase, cuando vuelven del recurso residencial y se enfrentan a su barrio, a su familia, a buscar trabajo, a renovar sus amistades... Ellos han cambiado como personas pero vuelven al mismo entorno y tienen que aprender a decir que no y cambiar sus hábitos de vida y sus relaciones sociales.

 

 ¿Existen las recaídas entre los usuarios? ¿Por qué?

 

 Esta es la pregunta del millón, (dice María entre risas). Sí. Las sustancias están ahí y las personas consumen buscando emociones o para evadirse de los problemas. Por lo tanto, a lo largo de la vida de una persona siempre va a haber momentos de crisis por lo que el riesgo de la recaída siempre está ahí. Lo cierto es que nuestro programa tiene muy buenas estadísticas y la mayoría de quienes terminan el programa se mantienen mucho en el tiempo como abstinentes. A nosotros nos gusta hablar de consumos puntuales. Es decir, si la persona está centrada, asume el error y vuelve a trabajar no hay recaída. Para que se pueda hablar de este término se tiene que dar el autoengaño y volver a entrar en un círculo vicioso.

 

¿Existen drogas más complicadas que otras a la hora de desengancharse?

 

 En esta organización no nos gusta hacer distinciones. Como he comentado antes el problema es de la persona no de la sustancia. Con cada drogodependiente que hables te dirá que la sustancia que consume es la peor, por eso nosotros ponemos el acento en la persona. Sin embargo, sí que es verdad que hay determinadas drogas que cuando eres consciente de la enfermedad a lo mejor es demasiado tarde. Con la cocaína una persona se puede dar cuenta a los tres años, pero el alcohol la persona puede ser consciente de que tiene un problema cuando ha cumplido los cincuenta, le ha abandonado la mujer, tiene el hígado destrozado... No es lo mismo recuperar un joven de 25 años que un señor de 60. El reto personal y la motivación es muy diferente.

 

¿Cuál es la percepción social del drogodependiente. Ha cambiado en los últimos años la forma de acercarse al enfermo?

 

 Sí, ha cambiado bastante. En los años 80 la gente veía el drogodependiente como un vicioso que él se lo ha buscado, ha escogido el camino fácil y se droga porque quiere. A partir de los 90, la sociedad está más concienciada de que se trata de enfermos, y aunque hay de todo, cuando se catalogó la drogodependencia como enfermedad ayudó bastante. Este cambio coincidió con el boom del consumo de heroína en España cuando se comenzó a apreciar que hay una patología asociada al problema.

 

¿Qué drogas son las que presentan un mayor problema en la ciudad de Cuenca?

 

 No sabría decirte porque a nuestra puerta llaman consumidores de todo tipo. Sigue habiendo heroína, cocaína, alcohol, jóvenes con problemas con los porros. Las listas es muy larga.

 

Hace un mes, SAFA alertaba del aumento de consumo de heroína en la capital. ¿Está de acuerdo con esta afirmación?

 

 Nosotros no hemos notado ni que aumente ni que disminuya. No tenemos datos estadísticos que puedan avalar la afirmación de esta asociación.

 

¿Cuál es el panorama actual del consumo en España? ¿Ha cambiado con la crisis?

 

 Aunque nosotros no nos centramos en las sustancias, desde nuestra percepción, quizás hayamos notado un pequeño repunte con el tema del alcohol pero no tenemos datos oficiales.

 

¿Mantienen relación con otras asociaciones en la lucha contra la droga?

 

  Sí. En Proyecto Hombre nos gusta coordinarnos con todo tipo de ONG y entidades que estén preocupados por los temas sociales. Tenemos buena relación con Cáritas, el Plan Municipal de Drogas, con la Asociación Madres Luz, Cruz Roja. Nos asociamos con otras asociaciones que trabajen con las drogas o con los problemas asociados.

 

¿Es más fácil acceder ahora a las drogas que hace unos años?

 

 No lo creo. Las drogas siempre han estado ahí y si las buscas las encuentras. Sí que con la nueva legislación con la ley y el tabaco el acceso a estas es un poco más difícil.

 

¿Qué drogas son más peligrosas, las legales o las ilegales?

 

 Las legales, sin ninguna duda. De hecho nuestros programas de prevención están enfocados a este tipo de sustancias. Tenemos programas adaptados y con los jóvenes lo que trabajamos son las sustancias de inicio. Difícilmente te vas a fumar un chino de heroína si antes no te has fumado un cigarro o emborrachado en un botellón. Las drogas de inicio son las legales.

 

¿Qué opina del incremento del cultivo de marihuana entre particulares?

 

 Cada persona con su cuerpo puede hacer lo que quiera, pero cuando llega un momento que esa sustancia te controla la vida, me da igual que la tenga plantada en tu patio o que la compre en una esquina.

 

¿Están de acuerdo con la iniciativa puesta en marcha para legalizar la marihuana?

 

 No. La postura oficial de Proyecto Hombre es que cuanto más difícil sea el acceso a las sustancias mejor. Sobre todo pensando en proteger a los menores.

 

La semana pasada Vicente del Bosque apadrinó una iniciativa contra la droga. ¿Qué opina del papel que pueden desempeñar los personajes famosos?

 

 Es cierto que ellos tienen una gran capacidad de llegar a muchas personas, pero pueden ser un arma de doble filo. Nosotros entendemos mucho más preventivo el trabajo que se realice desde cerca, lo que se habla en casa, en el colegio, las relaciones en el barrio. No nos limitamos a decir ‘las drogas son malas’, queremos dotar a los chavales de habilidades sociales para que sean capaces de decir no, que sean capaces de hablar de sus problemas. El apoyo de famosos está bien porque pone encima de la mesa el debate sobre las sustancias, pero para nosotros, es mucho más efectivo el trabajo que se hace desde la cercanía.

 

Además del trabajo en la rehabilitación tienen proyectos de prevención con los niños. ¿En qué consisten?

 

 Tenemos un programa para niños de quinto y sexto de primaria. En él los chicos tienen un manual al igual que el profesor que es quien trabaja con los alumnos en el aula porque es el que mejor conoce al grupo. Son entre siete y diez actividades a lo largo del curso para darle continuidad y nosotros apoyamos al profesor visitándole y viendo cómo avanzar. Tratamos diversos temas como la autoestima, la presión de grupo, los medios de comunicación, y todo lo acompañamos con sesiones con los padres en las que sí estamos presenten y abordamos el tema preventivo. El programa se llama ‘Entre Todos’ porque creemos que en la prevención tenemos que implicarnos todos.

 

¿Cómo se valoran los resultados en materia de prevención?

 

 Es muy difícil hacer un seguimiento de los adolescentes. Nuestros programas tienen unos objetivos realistas. No pretendemos que los chavales no fumen o no beban, sería lo ideal, pero somos conscientes que es muy difícil. Lo que buscamos es que si un chico se va a fumar un cigarro a los doce años, lograr que lo haga a los 14 ó los 16. El objetivo es retrasar la edad de inicio al consumo y que sean más conscientes de lo que están haciendo.  

 

¿Se sienten respaldados por las instituciones?

 

 Pues claro que quieren apoyar a entidades que tienen objetivos como los nuestros. Pero sabemos cómo está el panorama, el país y la crisis. El apoyo emocional está ahí pero estamos sufriendo mucho los recortes económicos. Desde 2012 estamos haciendo malabarismos  para mantener abierto el recurso.

 

¿Corre riesgo de cerrarse?

 

 Me gustaría pensar que no, porque creemos mucho en nuestro trabajo pero el personal, las instalaciones, el recurso residencial cuesta mucho dinero. Con el corazón quiero pensar que no, pero la realidad está ahí.