El Amor Enamorado 4. Cuarta entrega
de Lope de Vega

El Amor Enamorado 4. Cuarta entrega

 

 

Fuente Artelope. Autor Lope de Vega

 

SIRENA

  Si es porque de Alcino soy,

1500

yo estoy tan bien empleada

como tú estás engañada.

DAFNE

En mi daño si lo estoy:

vete con Dios.

SIRENA

Yo me voy;

todo el tiempo lo sujeta:

1505

tú verás si eres discreta,

y si yo la necia soy.

(Vase.)

DAFNE

  No hay cosa más importuna

que la persuasión de un necio,

cuando presume que sabe

1510

y que enseña al que es discreto.

No de otra suerte combate

la roca en la mar al viento

las ondas de las aguas

una tras otra soberbio,

1515

que como quien burla dél,

firme en su nativo asiento,

vuelve en espumas los golpes,

y en blanda risa los ecos:

así se cansa quien piensa

1520

reducir mi entendimiento

a no seguir de Diana

limpia vida y trato honesto.

Por más imposible juzgo

que pueda querer a Febo,

1525

que hacer solsticio sus rayos

un año en medio del cielo.

(Sale un ciervo por una puerta del teatro.)

¡Oh, qué valiente animal!

Tan alto y hermoso ciervo

no le ha criado el Arcadia:

1530

seguirle y tirarle quiero.

¿Huyes? Yo sabré seguirte.

Yo mate este ciervo, y Febo

mate serpientes Fitones.

(Va tras él, y vuelve a salir por la otra parte.)

No pareces muy ligero,

1535

ciervo gentil, por Diana,

a quien humilde prometo

de tu pardo morrión

las plumas para trofeo,

más que penacho marcial,

1540

cobarde muestra del pecho,

de honrar su templo contigo:

pero ¡ay, Júpiter! ¿Qué es esto?

Burla ha sido de los ojos,

cual suele pintar el sueño

1545

en el interior sentido

formas de vanos efectos.

¡Ay Dios, ay triste, ay de mí!

(Por donde el ciervo se desaparece, sale FEBO.)

FEBO

Sosiega, Dafne.

DAFNE

¡Ay, cielos!

FEBO

Febo soy.

DAFNE

Pues ¿qué me quieres?

FEBO

1550

Que me escuches.

DAFNE

¡Muerta quedo!

FEBO

Yo te truje con engaño

entre estos olmos y fresnos,

adonde apenas las aves

rompen el mudo silencio:

1555

fingí el ciervo que seguiste;

hoy quedarán mis deseos

de tu desdén victoriosos,

pues aún apenas el cielo

nos puede ver, que las ramas

1560

edifican verdes techos

para defender los troncos,

en que estriba su alimento,

contra las estrellas sirias,

que ladran por ofendellos.

1565

Sosiégate, vuelve el rostro;

qué, ¿te turbas? ¿Tan grosero

villano me consideras?

DAFNE

Mi desdicha considero

y tu traición. ¿Esto hacen

1570

dioses? ¡Qué gentil ejemplo

para los hombres mortales!

FEBO

Si lo fuera yo, sospecho

que me tuvieras amor;

tú estás sin mayor remedio

1575

que trocar en voluntad

la fuerza.

DAFNE

¿Fuerza? Primero

se harán pedazos los polos

en que estriba el firmamento,

y la rueda celestial

1580

caerá desasida de ellos;

primero verán los hombres

trocados los elementos,

ligera el agua y la tierra,

pesados el aire y fuego;

1585

primero aquellos diamantes

del cielo...

FEBO

¡Oh, tanto primero!

Dafne, yo te adoro; yo

soy el que tengo el gobierno

del mundo; ya no es posible

1590

que puedan mis brazos menos

que tus desdenes.

DAFNE

¡Ay, triste!

¡Ay, infeliz!

FEBO

Cuando huyendo

fueras a aquellas regiones

que eternamente me vieron,

1595

tengo de alcanzarte: Dafne,

espera.

DAFNE

¡Valedme, cielos!

(Salen BATO y SILVIA.)

SILVIA

  ¿Con ese talle querías,

Bato, que yo te quisiese?

BATO

Sí querrás, aunque te pese.

SILVIA

1600

¡Qué neciamente porfías!

BATO

  Con la boca bien podrás

decir sí; que dices no.

SILVIA

En diciendo nones yo,

no diré pares jamás;

1605

  estos son nuestros azares,

estas nuestras condiciones.

BATO

Como ésas han dicho nones,

que después paran en pares;

  pues a fe que tengo aquí...

SILVIA

1610

¿A ver, por tu vida, a ver?

BATO

Dime si me has de querer.

SILVIA

Sí, resí, tatarasí.

BATO

  Por ver, ¿qué no harán mujeres?

SILVIA

Si también tú dices no,

1615

¿cómo es posible que yo

pueda pensar que me quieres?

BATO

  Mira qué anillo.

SILVIA

Soy corta

de vista, en mi mano quiero

verle.

BATO

Pues jura primero.

SILVIA

1620

Y mi palabra, ¿no importa?

BATO

  La mujer no está obligada;

que por esto viene a ser

quien no la cumple mujer,

y es rueca la que era espada.

SILVIA

1625

  Plegue a Dios que, si lloviere,

ni pie ni mano me moje,

y que en la cama me arroje

cuando más sueño tuviere;

  ni coma ni beba más

1630

de lo que tuviere gana,

y si fuere de mañana,

no me levante jamás.

  ¡Mira qué gran juramento!

BATO

Alahé, que has de comprir

1635

lo que dices, o morir

por ello.

SILVIA

Muestra, jumento.

BATO

  Toma.

SILVIA

Mi Bato querido,

dámele.

BATO

¿Quiéresme?

SILVIA

Pues.

BATO

¡Verá el diablo! Verdad es;

1640

sacudióla el dios Copido;

  pero el hombre fue discreto

que aquel anillo me dio,

si por el dar entendió

la virtud de este secreto.

1645

  Ahora bien, dame un abrazo.

SILVIA

¡Malos años para ti!

BATO

¿Y el juramento?

SILVIA

¿Yo?

BATO

Sí;

tú verás, llegado el plazo,

  cómo llueve y no te mojas,

1650

ni eres la mañana dueño

de tus pies, y que con sueño

sobre la cama te arrojas.

  Ésta me ha engañado,

soy un tonto; engañarla quiero:

1655

¿Silvia?

SILVIA

¿Qué quiere el grosero?

porque sepa que me voy.

BATO

  ¿No sabes como el Fitón

que mató Febo dorado

preñado estaba?

SILVIA

¿Preñado?

1660

¿De quién?

BATO

De otro serpentón

  que salió de la barriga

aquella noche.

SILVIA

¡Mal año!

BATO

Tanto, que, temiendo el daño,

a que consulten obliga

1665

  la diosa Temis, y dice

que ha de comer solamente

toda mujer que no siente

qué es amor.

SILVIA

¡Ay, infelice!

BATO

  Las que engañan, y después

1670

lo que prometen defienden,

las que piden, las que venden

el amor por interés,

  las ingrata, las crueles.

las tontas, las bachilleras,

1675

las que engañan con chimeras

a los amantes noveles,

  las que toman los anillos.

SILVIA

¡Ay, Bato, no digas más;

que esta noche me verás

1680

al volver mis corderillos!

  Pero porque no te vean

busca un pellejo de lobo,

y por uno y otro escobo

haz de suerte que lo crean,

1685

  porque me hables entretanto

que anda el prado temeroso.

BATO

Ser lobo es dificultoso:

tomalle no lo era tanto;

  pero yo lo haré por ti

1690

e iré a buscar el pellejo,

que lobo, zorra y conejo

me quiero volver; mas di:

  ¿quiéresme ahora abrazar?

SILVIA

Y ¡cómo si abrazaré!

BATO

1695

¡Oh, qué bien que la engañé!

SILVIA

¡Oh, qué, palos le he de dar!

(Vanse.)

(Sale DAFNE huyendo.)

DAFNE

  ¡Tened lástima de mí!

¡Favor, dioses inmortales,

no pueden desdichas mías

1700

desacreditar deidades!

Si la virtud no os obliga,

¿cómo podrán los mortales,

temiendo vuestra justicia,

reprimir sus libertades?

1705

¡Favor, piedad!

(FEBO dentro, como que viene de lejos.)

FEBO

¿Dónde huyes

y de quién, hermosa Dafne?

Para, de piedad de ti,

ya que no de mí, a escucharme:

mira que de ti la tengo;

1710

pues para que no te canses,

voy rogando a mis deseos

que se detengan y paren.

DAFNE

¡Cielos, ya suena más cerca!

¡Árboles, cubridme, dadme

1715

favor, pues falta a los dioses!

FEBO

No soy yo rústico amante,

no soy villano grosero;

tú verás, como me aguardes,

que sólo me manda Amor

1720

que te mire, que te hable

con aquel cortés respeto

que es tan justo que te guarde.

DAFNE

Parecéis malos jüeces,

deidades inexorables,

1725

que en los reos no castigan

los delitos que ellos hacen.

¡Oh, Júpiter! Si tú fuerzas

a Egina, a Leda y Danae,

¿cómo detendrás a Febo?

FEBO

1730

¡Detente, Dafne, un instante!

¿Cómo sufres que tus pies

tantas espinas maltraten?

¿Quieres, por dicha, cruel,

que, como a la hermosa madre

1735

de Amor, produzca la tierra

nuevas rosas de tu sangre?

DAFNE

¡Ya le veo, yo soy muerta!

Peneo, mi dulce padre,

¡favor!

(Sale FEBO.)

FEBO

No dirás que he sido

1740

tan veloz para alcanzarte

como corriendo los cielos,

aunque eres más bella imagen,

que por mi eclíptica de oro

forman eternos diamantes.

(Váyase DAFNE arrimando a la transformación.)

1745

Ya no tienes dónde huir;

si quieres asegurarte,

en estos brazos te esconde.

DAFNE

Tierra, tus entrañas abre,

y en tu centro me sepulta.

(Transformándose en laurel.)

FEBO

1750

Tente, espera; celestiales

dioses, ¿qué crueldad es ésta?

¿Un árbol queréis que abrace?

¿Qué lo dudo? Ramos son

que del duro tronco salen,

1755

alma de aquella cruel:

venganzas son desiguales

de mis ofensas, Amor.

(DAFNE en el árbol.)

DAFNE

¡Ay!

FEBO

Con qué voz lamentable,

temblando el árbol se queja

1760

piadosamente suave:

¿Qué haré, que pierdo el sentido?

¡Que todo el cielo vengase

a Venus! ¡Ah falsos, dioses!

Produce, tierra, gigantes,

1765

que intrépidos otra vez

intenten aposentarse

en el alcázar eterno,

de donde arrojados bajen:

poned montes sobre montes,

1770

¡oh terrígenas titanes!

Y matadme a mí el primero,

si hay hombres que dioses maten:

¡oh, cielos, quién ahora, en tantos males,

pudiera ser mortal para matarse!

1775

Árbol, aunque ingrato fuiste,

quiero en la muerte mostrarte

que fue mi amor verdadero,

porque no hay prueba que iguale

como, después de la muerte,

1780

firmezas de voluntades.

Tú serás el árbol mío,

laurel quiero que te llamen,

aunque en tu dura corteza

su condición se retrate,

1785

cubriendo un alma de bronce

y unas entrañas de jaspe.

Arrojo el roble, y desde hoy

quiero de ti coronarme:

desta rama haré a mi frente...

DAFNE

1790

¡Ay!

FEBO

Perdona; para honrarte,

corona que también sea,

para ilustres capitanes,

triunfo de insignes victorias

y premio de hazañas grandes.

1795

Tú serás la verde insignia

de Césares imperiales,

lauréola de ingenios

en las científicas artes,

tú de poetas honor,

1800

que de siglo a siglo nacen.

Pero ¿qué puede haber, Dafne, que baste,

si no tengo de verte, a consolarme?

DAFNE

Febo, el favor agradezco,

aunque arrepentida tarde;

1805

que para ejemplo de ingratas

quiso el cielo transformarme

en el que llamas laurel.

Vengado estás; ya no aguardes

oír más mi voz.

FEBO

Temblaron

1810

las ramas: ya el alma parte

a los Elisios. Permite,

si no he de oírte, abrazarte,

aunque es tanta tu dureza

que, para que no te abrace,

1815

volverás a ser mujer

y volverás a matarme,

para que en vida y muerte no me falte

desdén que huya, ni beldad que mate.

(Sale BATO.)

BATO

  Cosas mandan las mujeres

1820

a los hombres, que es un necio

el que por tan caro precio

quiere, comprar sus placeres.

  ¿Adónde hallaré, en efeto,

este pellejo de lobo?

1825

Silvia me tiene por bobo;

pues a fe que soy discreto.

  Lo que para no envidiado

dicen algunos que basta,

y más no habiendo en mi casta

1830

ni dichoso ni letrado.

  Si ésta me cumple el concierto,

todos somos vengativos;

muchos lobos topo vivos,

y ninguno topo muerto.

1835

  Allí está Febo, a la fe;

él del pellejo dirá,

pues por esos mundos va

y cuanto hay en ellos ve.

  ¡Ah, señor Febo!

FEBO

¿Quién llama?

BATO

1840

Bato soy, aquel zagal

que le enseñó el animal

que le ha dado tanta fama.

FEBO

  ¿Qué me quieres? Que recelo

que para tu daño sea.

BATO

1845

Hanme dicho que voltea

por la maroma del cielo,

  y véngole a pescudar

si en el mundo, nuevo o viejo

ha topado algún pellejo

1850

de lobo que me enseñar;

  que esta noche Silvia y yo...

FEBO

Villano, ¿burlas a mí?

BATO

Pues ¿con eso le ofendí?

¿De un pellejo se enojó?

FEBO

1855

  Mataréte.

BATO

¡Cielo santo,

favor! Al monte me subo.

FEBO

Aguarda.

BATO

¡En qué poco estuvo

que me diese con un canto!

(Vase subiendo por el monte.)

FEBO

  La Luna, mi blanca hermana,

1860

está de creciente ahora,

ya de salir es la hora;

escucha, hermosa Diana.

BATO

  ¿Si acaso me llama a mí?

¡Ah, señor! ¿Topó el pellejo?

FEBO

1865

Si tú no, me das consejo,

Luna, ¿qué ha de ser de mí?

  Ven, Diana, ven hermana.

BATO

Ya no me puede faltar:

¿Qué dice? ¿Que le he de hallar

1870

en el templo de Diana?

  Dios se lo pague, señor;

que ya voy por el pellejo.

(Vase.)

FEBO

Luna, de la tierra espejo,

y del cielo resplandor,

1875

  en quien la noche se toca,

y se miran las estrellas,

si la luz que en ti y en ellas

infundo sol te provoca,

  óyeme en la tierra Febo.

(Por lo alto un carro de plata; DIANA sentada en él con una media luna en el tocado.)

DIANA

1880

Ya te escucho, hermano mío;

¿qué tienes? ¿De quién te quejas?

FEBO

De dos monstruos, madre e hijo,

incendios de tierra y cielo,

que a tu frígido epiciclo

1885

solamente han perdonado.

DIANA

¿Qué te han hecho?

FEBO

Ese Cupido,

ese hermano de la muerte,

ese decrépito niño,

envidioso de que hiciese

1890

aquel celebrado tiro

con que di muerte a Fitón,

de Tesalia basilisco,

me hirió de amor de la hija

de Peneo, ilustre río,

1895

que huyendo de mí, transforman,

airados siempre conmigo,

los dioses en árbol; mira

si me quejo, si suspiro,

si lloro con justa causa;

1900

como a mi hermana, te pido,

si no remedio, venganza.

DIANA

Por esta luz que recibo,

Febo, de tus claros rayos,

y que doy por tantos siglos

1905

doce veces a los años,

que ha de hacer que el mal nacido

rapaz, por quien le aborrezca,

de amor se abrase a sí mismo.

Tú verás enamorado

1910

al Amor, nuevo prodigio

al mundo; que esta venganza

será por los mismos filos.

No hay dios que esté bien con él,

todos le han aborrecido;

1915

tú verás como le doy

con mi castidad castigo.

¿No sabe Venus, no sabe

que sus lascivos delitos

descubren mis castos rayos?

1920

Conmigo, Venus, conmigo.

FEBO

Pues prosigue tu carrera,

luna de los ojos míos;

pisen tus ruedas de plata

los celestiales zafiros;

1925

que ya se mira el Aurora

coronada de jacintos,

y las flores en los prados,

y las aves en los nidos,

hacen salva a su lucero

1930

con las hojas y los picos,

para que mi carro de oro

trueque por el griego el indio.

(Pasa el carro lo demás del teatro por lo alto, y acabe la jornada segunda.)

 

Jornada III

 

Sale CUPIDO.

CUPIDO

  ¿Qué venganza del cielo,

qué ira de sus dioses soberanos,

1935

con envidioso celo

del imperio que tengo en los humanos,

pena me dió tan nuevamente fiera,

que siendo el mismo Amor, de amores muera?

  Aves enamoradas,

1940

que destas selvas en el Buen Retiro,

o solas, o casadas,

no cantáis versos sin final suspiro,

y con ecos dulcísimos sonoros

amor y celos alternáis a coros;

1945

  fieras que las montañas

vivís en soledad, tal vez quejosas

de serlo mis hazañas,

faunos lascivos y silvestres diosas,

humor vital, vegetativas almas

1950

de tantos cedros, plátanos y palmas;

  Pastores deste prado,

que tantas veces abrasé de amores:

si hubiera yo pensado

lo que era yo, mis penas y rigores,

1955

con más piadoso afecto hubieran sido

en mataros de amor temiendo olvido.

  Tiré sin experiencia

de mi mismo dolor, que no sabía

de celos ni de ausencia;

1960

maté sin ver que se acercaba el día

de dar a todos tan cruel venganza,

que me abrasa de amor sin esperanza;

  cual suele en blanda cera

arder la luz y consumirse luego,

1965

en mi abrasada esfera

soy alimento de mi propio fuego,

siendo en la cera, que mi fin recela,

mi propio ardor el alma de la vela.

  Aves, fieras, pastores,

1970

una ninfa cruel, una pastora,

mata al Amor de amores;

ya no hay amor, ni mata, ni enamora:

Sirena es ya, Sirena prende y mata,

y siendo Amor con el amor ingrata.

1975

  Quebrar el arco quiero

en este tronco de mi mal testigo,

pues de mí propio muero:

yo me maté, yo fui traidor conmigo:

que en tanta confusión, en tanto abismo,

1980

yo mismo soy veneno de mí mismo.

(Sale FEBO.)

FEBO

  Quedo, señor Amor, blanda la mano;

que este laurel es mío,

que tiene vida y sentimiento humano;

¿no ve que maltratarle es desvarío?

1985

Si quiere enamorarle,

desde lejos podrá mejor tirarle;

  que darle con el arco es bajo modo

para el alma que cubre esa corteza,

que tuvo en vida celestial belleza,

1990

si con las flechas mata el mundo todo,

no mate con el arco bajamente;

abrase, tire, prenda, mas no afrente.

  Si no le supo herir cuando vivía,

¿por qué le hiere muerto?

1995

o le castiga porque no quería

ser más necia que fue.

CUPIDO

¡Desdicha mía!

Vete, Febo, con Dios.