Jóvenes, armas, drogas y muerte, en Tribunales
Droga

Jóvenes, armas, drogas y muerte, en Tribunales

 

 

09/04/2015 Fuente lavoz. Un muchacho de Marqués Anexo será juzgado por el crimen de un adolescente de 16 años y por el ataque a otro de 19 en menos de 24 horas.

 

Cuando estaban en el hospital, los amigos refirieron que conversaron con ‘Nerola’ por la red social Facebook y este mandaba disculpas a la familia del herido diciendo que los disparos no eran para él pero no aclaraba para quién, sólo pedía disculpas... Esa noche de los tiros, el atacado pudo apreciar que ‘Nerola’ se tambaleaba mucho, y sabe que consume mucha droga así que no duda de que haya estado drogado...”.

 

“Nerola” es Claudio Gómez, un joven de sólo 20 años que está acusado de un tremendo raid delictivo ocurrido hace dos años en el corazón de barrio Marqués Anexo: en menos de 24 horas, mató a un joven y dejó malherido a otro.

 

Siempre y cuando no ocurra una postergación a último momento, hoy comenzará a ser juzgado en la Cámara 5ª del Crimen, donde debe responder por los delitos de “homicidio agravado en grado de tentativa” y “homicidio agravado”.

 

Junto a él estará sentado en el banquillo de los acusados Horacio Emanuel Moyano (22), señalado como uno de sus presuntos cómplices en el asesinato.

 

Otro adolescente de 14 años, inimputable, figura como el tercero de los atacantes que en la noche del domingo 21 de abril de 2013 mataron a Leandro Narváez (16).

 

Como “Nerola” acaba de cambiar de abogado, se teme que el letrado solicite tiempo al iniciarse el debate para leer la causa, lo que postergaría el juicio.

 

En el proceso debe actuar la fiscal María Inés Ferreyra, quien hoy cubre juicios en tres cámaras diferentes, lo que aprieta aún más la agenda.

 

Estragos

 

Hace años que la violencia urbana azota a Marqués Anexo, barrio de la zona norte de la ciudad de Córdoba que se divide, a su interior, en fronteras invisibles pero infranqueables: El Pueblito, Ramal Sur y villa El Nailon.

 

Pese a que los tiros y los enfrentamientos se continúan desde mucho tiempo atrás, en aquel abril de 2013 la frecuencia fue dramática: en una semana hubo dos homicidios y el intento de un tercer asesinato.

 

Dos de estos casos estaban íntimamente ligados.

 

El sábado 20, alrededor de las 22, Mauricio Rodríguez (de entonces 19 años) recibió dos balazos disparados desde una pistola 9 milímetros cuando iba en su moto nueva.

 

El atacante, según la instrucción judicial realizada por el fiscal Marcelo Hidalgo, sería el mismo que un día después asesinó de tres tiros a Leandro Narváez (16), esta vez con una pistola calibre 32.

 

“Nerola”, que tenía 18 años recién cumplidos, fue atrapado varios días después en Tucumán.

 

Según declararon los testigos que figuran en el expediente judicial, Rodríguez no habría tenido ningún problema previo con “Nerola”, pese a que sí existía una rivalidad entre los grupos de adolescentes que cada uno integraba.

 

Mientras que el primero pertenecía al sector identificado como El Pueblito, el supuesto atacante los había abandonado para pasar a integrar la banda rival de Ramal Sur y El Nailon.

 

¿Quién les proveía de armas y de drogas? Esta es una de las preguntas que volverá a quedar flotando en el juicio.

 

Lo concreto es que “Nerola” habría confundido a Rodríguez con Narváez, con quien sí ya tenía problemas.

 

En la Unidad Judicial 16 dormían por aquellos días diferentes denuncias por abuso de arma, daño y tenencia de arma de uso civil. Primero habían baleado la casa de “Nerola”, donde vivía con su madre, caso por el que habían señalado a Narváez.

 

Luego, otra balacera, de la que habría participado “Nerola”, tuvo como blanco el domicilio de los Narváez, donde fue herida una familiar.

 

Nunca hubo, hasta entonces, ninguna acción en firme de la Justicia.

 

En el ataque de aquel sábado 20, Rodríguez sobrevivió de casualidad: recibió un tiro en el hígado y otro en la carótida.

 

La noche siguiente, Narváez fue hasta la casa de la familia del herido para preguntar cómo estaba. Cuando regresaba, se topó con tres jóvenes que, según la acusación, serían “Nerola”, Moyano y un menor de 14 años.

 

Discutió con ellos. Y arrancó con su moto. De atrás, lo mataron a balazos.

 

En la investigación, las intervenciones telefónicas encontraron diálogos insólitos, según aseguraron dos fuentes judiciales. La madre de “Nerola” decidió vender su casa, abrumada por las amenazas.

 

La compradora, una mujer de la zona, le prometió una parte en efectivo y otra en cuotas que iba a pagar un hijo que vendía drogas. Como se retrasaba, hubo reproches y también contestaciones: “Qué querés, si culpa de tu hijo (‘Nerola’) el barrio está lleno de policías y no se puede vender tranquilos”.