Grecia cede y acepta pagarle 750 millones de euros al FMI
Comercio Exterior

Grecia cede y acepta pagarle 750 millones de euros al FMI

 

 

12/05/2015 Fuente cronista. Para poder cumplir con su compromiso el gobierno griego recurrió a las reservas de liquidez de cientos de entidades estatales, entre ellas hospitales y universidades

 

El ministro de Finanzas de Grecia ordenó el pago por 750 millones de euros al Fondo Monetario Internacional, lo que pone fin a días de incertidumbre sobre si Atenas usaría ese desembolso como moneda de negociación en las actuales conversaciones con sus acreedores.

 

Los funcionarios del ministerio aseguraron que habían enviado la orden de pago a la oficina de cuentas nacionales del gobierno para asegurarse de que los fondos lleguen a las arcas del FMI el martes, día en que vence la cancelación del préstamo. "Se hizo la orden de pago" afirmó un funcionario de la cartera.

 

Algunos miembros de Syriza, el partido de extrema izquierda gobernante, habían presionado a los ministros para que detuvieran el pago hasta tanto los ministros de Finanzas de la eurozona reunidos en Bruselas aceptaran apoyar el progreso obtenido por los negociadores del rescate en los últimos días.

 

Atenas hizo un furioso lobby para que se hiciera esa declaración, la cual los funcionarios creen que permitirá el Banco Central Europeo (BCE) elevar el techo para la emisión de deuda a corto plazo, lo que brindaría un mayor margen de maniobra para el gobierno, que está falto de dinero.

 

Pero según los funcionarios cercanos a la reunión de Bruselas, Yanis Varoufakis, el ministro de Finanzas griego, confirmó que Atenas haría el pago durante la sesión, que se prolongó durante una hora.

 

Los ministros habían debatido superficialmente el programa griego y emitieron una declaración mucho más tibia de lo que esperaba Atenas –dándole la bienvenida al mejor clima en las negociaciones, pero advirtiendo que todavía había importantes diferencias para resolver.

 

No se espera que ese lenguaje le brinde al BCE el margen necesario para levantar las restricciones a la capacidad de Atenas de vender letras del Tesoro, que son casi exclusivamente compradas por los bancos griegos.

 

Las dudas sobre el pago griego al FMI crecieron a partir de las advertencias emanadas de Atenas el domingo a la noche, cuando varios funcionarios griegos aseguraron que el gobierno planeaba retener el dinero si los ministros de Finanzas de la eurozona no hacían una declaración positiva sobre las conversaciones apuntadas a destrabar la ayuda por 7.200 millones de euros para Atenas que está congelada desde el año pasado.

 

"Acá estamos hablando de una movida política (por parte de Grecia)", aseguró uno de los funcionarios griegos sobre la posible retención del pago. "El acuerdo con nuestros acreedores tiene que hacerse a nivel político".

La incertidumbre recalca la fuerte apuesta política de Alexis Tsipras, el primer ministro griego, que está siendo presionado por los acreedores para que abandone las llamadas "líneas rojas" en las negociaciones sobre el rescate, mientras al mismo tiempo mantiene el apoyo de su propio partido.

 

Según los funcionarios, sigue habiendo diferencias entre Atenas y las entidades que supervisan el rescate en casi todos los temas grandes. El gobierno está particularmente empecinado con mantener las pensiones estatales y los convenios colectivos de trabajo.

 

"Las líneas rojas, por necesidad, son inflexibles", dijo Varoufakis a su llegada al encuentro del eurogrupo en Bruselas. "Pero nuestras líneas rojas y sus líneas rojas tienen puntos en común".

 

Los funcionarios de las organizaciones que controlan el cumplimiento del rescate a Grecia aseguran hace tiempo que creían que Atenas tenía suficientes fondos para hacer el pago de hoy. Cualquier incumplimiento, opinan esos funcionarios, se iba a producir por una decisión política y no porque el país se quedó sin fondos.

 

"Confío en que (Grecia) estará haciendo los próximos pagos sin problemas", aseguró un alto funcionario de la UE que participa de las negociaciones.

 

A medida que en las últimas semanas se iban vaciando las arcas del gobierno griego, éste ordenó a cientos de entidades estatales –entre ellas hospitales, universidades y autoridades locales– que depositaran sus reservas de liquidez en el banco central.