La primera pirámide española. El origen del culto al toro en la peníns
Bienes arqueológicos, paleontológicos

La primera pirámide española. El origen del culto al toro en la península ibérica.

 

 

28/09/2013 Fuente historiayarqueologia. Siguiendo con la pirámide de Cañete, deciros que mi invitación para contemplar algo que ocurre dos veces al año, desde que a alguien se le ocurrió construir este gigantesco artefacto que señala los tránsitos estacionales, tuvo escaso poder de convocatoria (algo mas de una docena de personas). Cualquiera podrá comprobar es este evento a partir de ahora si lo desea.

 

 

Existen otras evidencias junto a la pirámide que podemos ver sin necesidad de esperar a los equinoccios y que espero resulten mas consistentes para quien sepa, o quiera verlas, ya se sabe que no hay mayor ciego que el que no quiere ver.

 

 

Si decir que la colina del Cabezuelo es una pirámide construida por los que habitaban estas tierras antes de los romanos suene algo aventurado, es posible que afirmar que los mismos nativos modificaron también el cauce del río que rodea la pirámide para representar a su dios, suene a descabellado. Si nos fijamos en la silueta del río es posible que nos cuente cosas muy interesantes, sin necesidad de ser una autoridad en la materia, y solo usando el sentido común. No es mi intención convencer a nadie de nada, solo pretendo dar información accesible a quien quiera comprobarlo por si mismo.

 

 

Si nos fijamos en la silueta que dibuja el río al pasar el Cabezuelo, se nota la huella del trabajo de nuestros ancestros, primero crearon el espacio para la pirámide, desviando el cauce con un angulo, y después dibujaron la cabeza de un toro mirando al este, en esta figura el cuerno derecho ha quedado desdibujado después de muchos siglos de erosión del río Mayor del Molinillo (antes llamado río Cañete, que manía de cambiar los nombres). Un detalle importante, de la base del cuerno izquierdo sale un arroyo a modo de ramal, la rambla de la Cañada María, cuyo cauce también fue diseñado por los antiguos para que coincidiera con lo que ellos pensaban que era un dibujo hecho por sus dioses muy cerca de allí.

 

Si seguimos el río Mayor aguas abajo, llegaremos al paraje de Ayuntaderos, donde se juntan los ríos Cabriel y Mayor (A, yunta, de, ros. La, junta, de, ríos. Trabajo para filólogos). Aquí nos encontramos en el centro de un enorme cráter formado por el vaciado del Domo de Boniches, un volcán a medio formar. Este vaciado ha sido causado por los ríos Cabriel y Mayor a lo largo de muchos miles de años. En esta zona los dos ríos hacen discurrir sus cauces entre pizarras de 240 millones de años de antigüedad, lo que hace mas que difícil, pensar en que la caprichosa forma del río haya sido obra humana.

 

 

La silueta a la que me refiero fue creada por la naturaleza a poco mas de una legua de su replica, digo mal, no es una réplica sino un copia diferente a la que creo la naturaleza, pero solo en su forma, no en su esencia. Es la silueta de la cabeza de un toro y con el ramal en la base del cuerno izquierdo también. Demasiadas coincidencias para ser solo eso. Si en las imágenes no se ve suficientemente claro, se pueden consultar los mapas disponibles de la zona.

 

Si la observamos con detenimiento veremos que la forma de los cuernos tienen forma de lira, no como los toros que estamos acostumbrados a ver, sino como el uro, el predecesor de los toros actuales y que fue representado por los nativos en un abrigo rupestre muy cerca de aquí, exactamente a la misma distancia pero en la dirección diametralmente opuesta de la cabeza del toro de la pirámide, ¿Otra casualidad?. Nuestros ancestros creían en la madre tierra y en sus manifestaciones geológicas. Ellos leían en las piedras el lenguaje de sus dioses y escribían su historia de igual forma.

 

 

Tenemos tres cabezas de toro, dos de ellas con ramal, pero en el mismo abrigo y junto al uro mencionado. Hay otra escena pintada hace miles de años en la que aparece también un ramal, indicando claramente una labor de doma ya que los animales permanecen estáticos mientras que el humano mueve los brazos. Los que lo pintaron sabían y querían transmitir al espectador el movimiento de lo que dibujaban, en nuestro amigo uro se aprecia el ritmo de su trote sin ningún esfuerzo. Pues bien, algunos expertos mantienen que es una escena de caza, cuando lo mas probable es que sea una prueba palpable de que la doma del caballo empezó en el mundo mucho mas cerca de lo que nos han contado.

 

 

Por si no ha quedado suficientemente clara la labor de nuestros antepasados en la construcción de la pirámide y del cauce del río, os mostrare otros “souvenirs” que nos dejaron estos habitantes de la serranía conquense en el entorno mas próximo a la pirámide.

 

 

Si nos damos un paseo por la loma que sube desde el punto donde coincide la sombra de la cabeza de Don Pedro en el solsticio de verano hasta una elevación rocosa con un gran pino en su centro, podremos encontrar restos que dejaron los que vivían por aquí.

 

 

Grandes y pequeños túmulos, ya vaciados, piedras circulares con un punto central (hablaremos de ellas en la próxima entrega), y sobre todo la elevación rocosa. Un poblado ibérico similar a los otros tres que se encuentran en el cráter del Domo de Boniches, y que si están declarados oficialmente, pero al igual que este siguen olvidados:

 

 

 Son claramente visibles sus murallas derruidas, así como otras grandes piedras ubicadas de forma artificial. Los campos de cultivo entre los pinos y las grandes piedras con las que construyeron los muros que los soportan (son visibles en el muro de mas abajo y cercano a la carretera), deberían ser pruebas suficientes para iniciar un proceso que salvaguarde los restos que puedan encontrarse, no desespero en encontrar apoyos para esta labor.

 

 

Otra cosa importante para demostrar que no fueron cuatro salvajes aislados los que hicieron estas cosas seria encontrar vías de comunicación. Es curioso que ningún autor haya situado una vía romana pasando por Cañete, siendo el paso mas cómodo para atravesar transversalmente la cordillera ibérica que existe, a lo mejor tenia razón Obelix y estaban un poco locos los susodichos.

 

Si nos fijamos en lo que en el plano esta marcado como cañada María, observaremos que toda la pendiente de la cañada mantiene el mismo porcentaje de desnivel en todo su recorrido hasta llegar al estrato calizo, para salir del valle. Si bajamos a pie de camino, veremos que esta empedrado en distintas zonas y se aprecian otras obras con el fin de alejar las aguas de aluvión del camino. No es un camino de pastores sino una calzada que permanece todavía ahí para quien la quiera ver o pisar.

 

 

 Hay otras grandes piedras fuera de sitio que nos siguen diciendo que esto no era un pequeño poblado de gente inculta y barbara (como las que nos invadieron después de los romanos), sino que era gente con una cultura propia muy avanzada, y al parecer esto no les hace mucha gracia a los que la llevan queriendo ocultar secularmente. Profundizaremos en este punto mas adelante.

 

 

 

Pero antes miremos mas detenidamente estas piedras. Su composición es caliza y su tamaño enorme, vuelven a estar fuera de su estrato natural en el valle. Su tamaño nos habla de una procedencia mas lejana que la adyacente, ya que en la misma no aparecen rocas de tal tamaño, siendo la mayoría de ellas fragmentadas como diaclasas que son. Por su disposición parecen ser parte de un gran dolmen que alguien, o algo, desmonto y enterró. Su situación, justo al este total de la pirámide, nos debería hacer pensar en salidas de sol relacionadas con la pirámide, pero este asunto se lo dejo a los expertos.

 

 

 

Si fijamos de nuevo nuestra atención en la “Teñá del Alto” (El refugio de ganado que enlazaba la pirámide con el ojo dibujado por la madre tierra en la Pedriza), cualquiera puede apreciar que las piedras que asoman no son la obra de un pastor. Dejaremos las investigaciones en manos autorizadas y que ellos nos guíen por estos capítulos de nuestra muy olvidada, y lo peor, a veces voluntariamente, protohistoria.