"La marca del meridiano"
de Lorenzo Silva

"La marca del meridiano" - Lorenzo Silva

 

 

Fuente librosquehayqueleer. Hace tan sólo un par de semanas que leí la novela anterior a ésta, “La estrategia del agua” y ya avisaba que la última publicada, la que hoy reseño, no iba a tardar en caer. Quise dejar dos libros entre medias para no mezclar tramas y también, para qué negarlo, para que me durase un poco más mi adorado Bevilacqua (ya que a saber cuándo tendremos una nueva entrega…). Y ya está leída y disfrutada.

 

Como os decía en la anterior reseña (me temo que ésta va a ser un poco repetitiva de la anterior) ne gusta mucho la curiosa pareja de investigadores que creó, hace ya 14 años Lorenzo Silva: Bevilacqua y Chamorro, dos guardias civiles que se van a encargar de resolver los casos más difíciles. Los descubrí el mismo año de la publicación de la primera novela de la serie, “El lejano país de los estanques” (1998) y ya no les perdí la pista.

 

Lorenzo Silva es, en mi opinión, uno de los mejores escritores patrios de novela negra, policíaca y de misterio por lo que la reciente concesión del premio Planeta fue una gran alegría para mí. No soy forofa de los premios y, respecto a éste en concreto, reconozco que hay novelas premiadas con las que he disfrutado mucho y otras que no me han gustado nada por lo que no me tiro de cabeza a por ninguna de ellas salvo que, como en este caso, hayan sido escritas por un escritor afín a mis gustos o el argumento me llame poderosamente la atención. Se ha tachado a este premio de comercial, de concederse a escritores que se sabe que van a vender bien y yo me pregunto ¿y qué? ¿No es ése el objetivo de cualquier libro y de cualquier escritor? ¿ser leído –y disfrutado a ser posible- por cuanta más gente mejor? Me da la impresión de que tendemos a denostar los libros que, en mayor o menor medida, son aceptados por la mayoría del público y que nos reservamos la palabra Literatura, con mayúsculas, para libros infumables, que no los entiende ni el que los ha escrito y que sólo los críticos dicen que son buenos (quizás para que no se note que ellos tampoco lo han entendido? ¿Por qué una novela negra no puede ser buena literatura? ¿Por qué una novela que se vende bien no puede estar bien escrita? No creo que ambos conceptos sean incompatibles y, desde luego, Lorenzo Silva demuestra con “La marca del meridiano” (y con las demás novelas de la serie Bevilacqua-Chamorro) que se puede escribir novelas negras y que gusten a casi todo el público sin perder por ello calidad literaria. Así que mi enhorabuena de nuevo a Lorenzo Silva por un más que merecido premio. Espero que el mismo sirva para que, si aún hay gente que no ha descubierto a esta genial pareja de detectives, lo haga atraída por el galardón

 

Y tras este rollo macabeo que os he soltado vamos adelante con mis impresiones sobre la novela.

 

Lorenzo Silva

 

Lorenzo Silva (Madrid, 1966) ha escrito, entre otras, las novelas La flaqueza del bolchevique (finalista del Premio Nadal 1997), Noviembre sin violetas, La sustancia interior, El urinario, El ángel oculto, El nombre de los nuestros, Carta blanca (Premio Primavera 2004), Niños feroces y la Trilogía de Getafe, compuesta por Algún día, cuando pueda llevarte a Varsovia, El cazador del desierto y La lluvia de París

 

Es autor del libro de relatos El déspota adolescente y del libro de viajes Del Rif al Yebala. Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos.

 

En 2006 publicó junto a Luis Miguel Francisco Y al final, la guerra, un libro-reportaje sobre la intervención de las tropas españolas en Irak, en 2008 un ensayo sobre El Derecho en la obra de Kafka y en 2010 Sereno en el peligro. La aventura histórica de la Guardia Civil (Premio Algaba de Ensayo).

 

Además, es autor de la serie policíaca protagonizada por los investigadores Bevilacqua y Chamorro, iniciada con El lejano país de los estanques (Premio Ojo Crítico 1998) y a la que siguieron El alquimista impaciente (Premio Nadal 2000), La niebla y la doncella, Nadie vale más que otro (libro de relatos), La reina sin espejo, La estrategia del agua y La marca del meridiano

 

Como curiosidad, tal y como nos cuenta el propio autor en su página web http://www.bevilacquaychamorro.com la primera aventura de la parejita de la Guardia Civil fue escrita en tan solo 34 días! Tiempo más que aprovechado pues me atrevo a asegurar que le cambió la vida. Recibió el mismo año que la escribió el premio Ojo Crítico. Pero no es la única novela que se ha visto premiada: “El alquimista impaciente” fue galardonada con el premio Nada en el año 2000 y La marca del meridiano es el más reciente Premio Planeta

 

Datos técnicos

 

Título: “La marca del meridiano”

Autor: Lorenzo Silva

Fecha de publicación: 6 de noviembre de 2012

Páginas: 400

ISBN: 978-84-08-03123-9

Editorial: Planeta, colección Autores Españoles e Iberoamericanos

Presentación: Tapa dura con sobrecubierta

Precio: 21 euros

Argumento

 

El equipo formado por Bevilacqua, Chamorro y Andreu ha de trasladarse a La Rioja, donde ha aparecido un cadáver cuya muerte les es asignada. Lo malo es que el muerto es un viejo conocido de Vila; más que un conocido: su antiguo maestro, Robles, subteniente jubilado, en la reserva. Con él trabajó en Barcelona durante unos años, los primeros de su vida como guardia civil y de él lo aprendió todo. El cadáver aparece ahorcado en un puente, torturado cruelmente.

 

A Vila y su equipo les toca investigar en la vida de Robles pues, lejos de comportarse como un apacible jubilado, Robles seguía trabajando, haciendo “chapucillas” para completar la pensión de jubilación. Aparentemente prestando seguridad a algunas empresas pero, en la realidad, relacionándose con gente no del todo recomendable…

De La Rioja a Cantabria y sobre todo a Barcelona, del presente al pasado, La marca del meridiano nos presenta una novela llena de intriga, con personas que se debaten entre lo legal y lo ilegal y es que la línea que separa el bien del mal es más fina de lo que parece…

 

 

 

Impresiones

 

Si en la anterior novela, “La estrategia del agua” el equipo policial se quedaba en su sede madrileña y eso nos permitía conocer los sitios donde Vila creció y se formó, en esta ocasión vuelven a las andadas recorriéndose parte de la geografía española. En concreto, buena parte de la novela transcurrirá en Barcelona, donde Vila estuvo destinado sus primeros años y donde conoció al muerto, Robles, quien le enseñó todo lo que sabe sobre la labor policial. Me ha parecido muy interesante vislumbrar cómo era Vila de joven y cómo también él estuvo haciendo equilibrismos en la línea que separa el bien del mal. Eso nos permite ver cómo, a veces, aún estando de un lado de la misma, no es tan difícil pasar a la otra, casi sin quererlo, casi sin pretenderlo y, una vez pasada, quizás no hay vuelta atrás.

 

La localización en Barcelona permite hacer algunas referencias al catalanismo y a cómo se ve desde otros puntos de la geografía española. Así tenemos las dos posturas enfrentadas: la de Chamorro que no lo entiende y la de Vila que se adapta. También hay algunas referencias al trabajo que Vila desarrolló durante algunos años en el País Vasco, luchando contra los de la “txapela”. Sinceramente, me encantaría que alguna de sus próximas aventuras le llevase allí para ver cómo tocaba el tema que, no sé por qué, pero intuyo que me iba a buscar.

 

Como en las demás entregas de la serie, la investigación policial es llevada al detalle y nos permite estar al tanto de las nuevas técnicas investigadoras, de la relación de la policía con el juzgado de instrucción que dirige la investigación y, en este caso y teniendo en cuenta que en el lugar donde se desarrolla la mayor parte de ésta hay policía autonómica, las relaciones entre los diferentes cuerpos policiales, los roces que pueden surgir, la forma en la que cooperan, etc… Todo de lo más interesante.

 

El caso a investigar me ha parecido complejo y complicado, más de lo que parecía a simple vista, con varias ramificaciones, policías corruptos, prostitución, el mundo de la droga… Toca muchos temas y todos de forma adecuada en una trama muy bien desarrollada que, aunque parezca imposible, llega a un final redondo que da respuesta a todas las preguntas y dudas que han ido surgiendo a lo largo de la historia.

 

Personajes

 

Los tres protagonistas son los de siempre: Rubén, Virginia y Juan o, lo que es lo mismo, Bevilacqua, Chamorro y Arnau

 

.- Rubén Bevilaqua: había sido ascendido ya en la entrega anterior y, por lo tanto, es brigada. En la novela anterior conocíamos algunas cosas de su infancia, de su relación marital, de su hijo… y en ésta incidiremos en el pasado y, en concreto, en sus primeros años como policía y en las causas que llevaron a la ruptura de su matrimonio.

 

Como siempre, sigue sembrado. Esa socarronería suya, su sentido tan especial del humor pero, sobre todo, lo buen jefe que es, me encanta.

 

.- Virginia Chamorro: sargento desde la entrega anterior sigue llevando con guante blanco a Vila, quien confía ciegamente en ella. Me encantaría que en alguna entrega posterior se profundizase un poco en su vida personal (si es que la tiene fuera del trabajo…)

 

.- Juan Arnau: ya asentado en el grupo, de tal manera que, más o menos, Vila siempre le llama por su nombre (una de las cosas más graciosas de la novela anterior era la cantidad de formas distintas de decir Juan que se buscó), aunque el apellido baile un poco… Un chico espabilado, sin duda que, aunque por su bisoñez, todavía se sonroje en ocasiones, tiene pinta de llegar a ser un buen policía.

 

En cuanto al estilo, lo que he comentado en la ocasión anterior, poco más puedo añadir. Lorenzo Silva escribe muy bien. Utiliza un lenguaje sencillo, claro, directo, sin circunloquios ni palabras innecesarias. Hay mucho diálogo lo que hace que la narración sea muy fluida, resultando un libro muy fácil y rápido de leer. La investigación se realiza al modo tradicional, poco a poco, interrogando a mucha gente, visitando el lugar del crimen, pensando mucho… y utilizando los métodos más modernos que el avance tecnológico ha proporcionado. La historia está narrada en primera persona por Bevilacqua, lo que lo convierte en absoluto protagonista.

 

Ya en la anterior ocasión copié algún párrafo que me había parecido representativo de la forma de ser de Bevilacqua y de la forma de escribir de Lorenzo Silva y en esta ocasión no voy a ser menos:

 

“Es la oscura ciencia acumulada por millones de mujeres desde el principio de los tiempos, frente a la culpa no menos sombría alimentada por millones de hombres desde más allá de lo que se guarda memoria. Porque un hombre siempre oculta algo, siempre lleva a cuestas algo que preferiría no haber hecho o dicho o sido, y una mujer siempre tiene un sexto sentido que le permite olérselo, y el descaro o la temeridad o lo que quiera que haga falta para exigirle que lo confiese. Porque los actos de los hombres son a veces como la espuma, que sube y baja con la misma facilidad, y sin demasiado motivo, mientras que los actos de las mujeres, que no por eso son menos perniciosos cuando toca, tienen que ver con algo que llevan agarrado al vientre y de lo que no abdican jamás, así las fusilen o las quemen en la hoguera. Eso les permite pedir cuentas con la fiereza con que nos las piden, y eso que no entendemos y en el fondo le repugna a nuestra razón práctica, nos impide a los hombres aceptar el deber de rendírselas…”

 

Conclusión final

 

Otra vez, no puedo por menos que recomendar encarecidamente la lectura de las novelas de Lorenzo Silva y, más en concreto, las de su serie policíaca. Las puedo recomendar sin reservas porque estoy convencida de que cualquiera –al menos los amantes de este género, aunque también creo que la mayoría de los que no suelen leer novela policíaca- las van a disfrutar. Una novela sin duda merecedora del premio Planeta por su calidad literaria y por las horas de entretenimiento y esparcimiento que proporciona al lector.

 

No obstante, ya veis que le doy un puntito menos que a “La estrategia del agua” porque encantándome tanto los personajes como la forma de escribir del autor, sin embargo, teniendo tan reciente la otra, ésta me ha gustado un poquito menos. La historia me ha gustado sí y la he disfrutado mucho pero la otra me gustó un poquito más.

 

En todo caso, los que no hayáis leído nada de este autor, ya estáis tardando en hacerlo…

 

P.D.: Por cierto, me ha encantado el título de la novela que, antes de leerla, no me podía ni imaginar a qué se podía referir. Tras leerla, queda claro a qué meridiano ser refiere Silva en sentido literal aunque, también, en sentido figurado, creo yo que ser refiere a esa línea que separa el bien del mal…

 

 

Fuente elnueherald. La crisis económica española no parece haber afectado a las editoriales de ese país. Al menos, no a Planeta. Y es que el monto de su famoso premio anual de novela sigue siendo de 601,000 euros. Ni uno más ni uno menos de los que este año fueron a parar a las manos (a sus bolsillos, en realidad) del escritor madrileño Lorenzo Silva, quien con su novela La marca del meridiano, obtuvo el preciado galardón. Es obvio que el desempleo y los desahucios no tienen nada que ver con la literatura; ni con los recortes presupuestarios tampoco. Esos son asuntos del gobierno central, las municipalidades y las regiones autónomas. Es duro, pero es así. Con crisis o sin crisis, el Premio Planeta seguirá siendo el mejor remunerado de todos los que se convocan en España.

 

La marca del meridiano no es una de esas sagas históricas que tanto gustan a los jurados y que casi siempre resultan premiadas; pero es una estupenda novela policiaca. En realidad, no podía ser de otra manera. Silva, un verdadero maestro del género, es el autor de una exitosa serie que tiene como protagonistas al sargento Rubén Bevilacquea y a la agente Virginia Chamorro, investigadores de homicidios de la benemérita Guardia Civil. Hasta la fecha, incluyendo la más reciente, son siete las novelas que la conforman: El lejano país de los estanques, El alquimista impaciente, ganadora del Premio Nadal del 2000, La niebla y la doncella, Nadie vale más que otro, La reina sin espejo y La estrategia del agua. Una verdadera hazaña si se tienen en cuenta las últimas tendencias del mercado.

 

La verdad es que la novela está muy bien escrita. Aunque debo confesar que me acerqué a ella con recelo. No es mi culpa. Para mí, que crecí leyendo a Raymond Chandler y Dashiell Hammett, todos los detectives debían ser como Philip Marlowe y San Spade. Es decir, debían parecerse a Humphrey Bogart en The Big Sleep y en The Maltese Falcon. Quizás por eso nunca me gustó Pepe Carvalho, el detective gallego de Manuel Vázquez Montalbán. No me parecía creíble. Sin embargo, con este guardia civil me ha ocurrido todo lo contrario. Desde el primer momento lo percibí como un personaje real. Y eso que no usa tricornio. Pero no es solamente la dimensionalidad de los personajes y la meticulosidad con la que están descritas sus rutinas lo que le otorga veracidad a esta novela, sino también su complejidad argumental. Silva no se limita a utilizar los elementos típicos del género (narración en primera persona, lenguaje coloquial, escenarios urbanos, crímenes sin resolver, investigaciones con pistas a seguir, procedimientos y argot policiales, intriga, suspense y la captura del criminal), sino que alejándose de los estereotipos (quién mató a quién, cómo y porqué) se adentra en un complicado trasfondo político, social y humano, en el que aparecen reflejados algunos de los males de la sociedad española de hoy, como son la corrupción gubernamental, la delincuencia organizada, la prostitución, la explotación sexual de menores y el tráfico de drogas.

 

En esta séptima entrega vemos al ya ascendido brigada Bevilacqua y a la también ascendida sargento Chamorro, investigando la muerte de un guardia civil retirado. Y aunque el asesinato se cometió en Logroño, buena parte de la acción transcurre entre Madrid y Barcelona. A medida que la investigación avanza, todo se complica. Algunas de las pistas apuntan a un grupo de guardias civiles corruptos que están ayudando a los narcotraficantes a introducir cargamentos de drogas por los puertos catalanes. Otras, a una red de prostitución en la que Robles, el guardia civil asesinado, estaba involucrado. Es así como el brigada Bevilacqua no solo debe compartir información con el agente López, de los temidos Servicios de Asuntos Internos, sino solicitar la cooperación de los Mossos d’Esquadra, la policía autonómica de Cataluña. Al final, como en todas las buenas novelas policíacas, los enigmas se solucionan y los culpables van a parar a la cárcel.

 

Lorenzo Silva (Madrid, 1966) es autor, además de las novelas ya mencionadas, del libro de relatos El déspota adolescente y del libro de viajes Del Rif al Yebala, así como del libro-reportaje Y al final, la guerra, sobre la intervención de las tropas españolas en Irak. También ha publicado los ensayos El derecho en la obra de Kafka y Sereno en el peligro, la aventura histórica de la Guardia Civil.

 

 

Fuente elchicodelaconsuelo. La marca del meridiano Lorenzo Silva. Crítica .Este Planeta no es solo una novela policiaca

 

A los que no os guste Lorenzo Silva y a los que directamente no habéis leído nada de él este post os sobra de titulo a fin. Nadie que no esté ya enganchado a la pareja Vila y Chamorro, como estoy yo, se va a enganchar por este libro.mara lorenzo y yo

 

Ya sé que los Planeta tienen mala prensa… pero hacen su papel. Los Planeta sirven, además de (o principalmente) para decorar la librería del comedor, elevar la altura de la pantalla del ordenador, y hacer millonarios a unos pocos… pero también para descubrir a autores desconocidos. Yo por ejemplo adquirí una de mis adicciones más incurables, la de leer a González Ledesma, a través de Crónica sentimental en Rojo. Pero ya os digo que este no será el caso, este es un libro al que solo los forofos sacarán todo el partido.

 

(no se habla del argumento, ni se desvela la trama)

 

La marca del meridiano está, sin duda, entre los mejores libros de Lorenzo Silva. Para que sus grupis nos entendamos, está muy por encima del de los estanques y del alquimista; un poco mejor que la reina sin espejo y a la altura (si no más) del que para mí es su mejor libro: La niebla y la doncella. (del otro no me he olvidado, simplemente paso). Lo que quiero decir, es que si no has leído los anteriores, no vas a entender lo que para mi es lo mejor de esta novela policiaca, o sea lo que no es policiaco, la vida personal de Bevilacqua y sus amigos, y por qué piensan lo que piensan y hacen lo que hacen.

 

Creo que estaréis conmigo, en que estos matices son muy difíciles de detectar si no te conoces al personaje desde antes. Y no me gustaría, por tanto, que os llevarais la impresión de película a la que llegáis tarde y os enteráis a medias.C_La marca del meridiano.indd

 

Dicho lo antedicho sigamos en plan redicho… con el tema de la forma y el estilo. Vamos a ver queridos críticos, reseñadores blogueros e ilustrísimas del babelia… el que ponga una sola vez más, una sola, que Silva es un orfebre políticamente correcto, un profesional de la escritura, un escritor aseado o una sandez de este nivel queda desde ya condenado a escuchar hasta la eternidad la obra completa de Leonard Cohen y al acabar, un partido entero retransmitido por Sergio Sauca. Así de duro soy. Silva es un buen escritor de novelas policíacas y tiene su estilo ¡y ya está! (que no es poco) ¿Qué queréis que ponga? “Vila le partió el culo a Chamorro follándosela en aquel motel cutre y ladillero en donde pocos minutos antes, aquel vagabundo destripador de viejas, le había sacado las entrañas a una joven prostituta apenas mayor de edad…” señores..que Lorenzo Silva no es Bukowsky, ni Barcelona es Knockemstiff, ni Vila es Mendez. ya vale con la etiquetica de las narices.

 

El libro a ratos se hace largo, ¿le sobran páginas? Sí le sobran. Pero es por ese virus Markaris que contraen últimamente todos los escritores de polis al sumergir la novela en la crisis y empeñarse en detallarla con pelos y señales. Oiga, que ya la conocemos por desgracia. El arte está, precisamente, en describir el escenario sin engatusarse con cada uno de los atrezzos. El griego Jaritos es un plasta no traten de imitarlo. Y segundo, a mi no me gusta que la investigación se base sólo en pinchar teléfonos y cuentas de Facebook eso será todo lo real que quieras pero es un coñazo para el lector.

 

Sin embargo, a mi me ha encantado la relación de Vila con López, polis viejos, con una historia a medio contar, que les hace lo que son y les permite ocultar lo que no quieren decir. También me ha parecido de lo mejor del libro las conversaciones con Consuelo, la esposa del asesinado (no mi mama por si hay dudas), dando cuenta de que hay una edad en la que la supervivencia consiste en mirar hacia otro lado, más que mirar atrás.

 

Y sobre todo ese encuentro abrupto de Vila con su pasado, con su juventud, con lo que se ha convertido ahora que tiene cuarenta y muchos y ya ha pasado su meridiano. Y del que voy a hacer a continuación otro post dentro de este post.

 

Porque si, lo que probablemente quiera decir el autor, es que hay una frontera tenue (y a veces sutil) entre el lado salvaje y perdido de la vida y el más aca. Pero, aunque sean elucubraciones mias, para mi no es la línea más importante de lo que se cuenta . (Si queréis ver ese meridiano mejor que este libro leeros el de Javier Cercas Las leyes de la frontera, allí el abogado Cañas, la Tere y el Zarco lo expresan mucho mejor).

 

Para mi Vila ha cruzado otro meridiano, el meridiano de su vida y él es consciente de ello. Vila no se enfrenta a un asesino, se enfrenta a su sombra que lo persigue, con ese hacerse mayor (y saberlo) y como le pasa al caracol, tener que arrastrar la cáscara de su existencia, sabiendo al mismo tiempo que si se la quita, se muere. Lorenzo Silva borda en este sentido las reflexiones, las hace creíbles y lo policiaco se hace pequeño en comparación con lo personal que describe.

 

No es la crisis de los cuarenta y la necesidad de autoafirmarse, es mucho más. Si fuera un problema de autoestima probablemente Vila no hubiera dejado escapar viva a Virgi, osea que la amiga Chamorro se hubiera llevado tres o cuatro casquetes sin respirar. (Cosa que por otra parte ella estaba deseando). Es saber convivir con los fantasmas que regresan, (¿os acordáis del post de hace unos días?), saber que ya no lo puedes evitar ni corregir, pero que tampoco tiene ya sentido recrearlo de nuevo. Saber como Consuelo, que hay cosas con las que hay que convivir para poder vivir. Y que no hace falta engañar a nadie, ni siquiera reafirmarte con un polvo prohibido, si quieres saber quien eres. Esa es la línea del meridiano que unos personajes traspasan y otros no.(recordad el cabo en el suelo cuando os lo leáis como ejemplo del pasado que te aplasta) .

 

Esto no significa que Vila opte por ser un mojigato, no lo es, lo digo por si hay dudas, de hecho yo creo que hubiera acabado sensacional en un polvo de Vila con Inés que es la poli pureta que mejor comprende a Ruben (pero bueno esto son ya onanismos mentales mios). Lo que quiero subrayar es la descripción sensacional que hace Lorenzo Silva, de cómo Vila se ve envejecer, de cómo se va viendo mayor. Como ve a su amigo el mosso ahora que es jefe, como cada uno ha pasado su meridiano de una forma distinta, como ve a los jóvenes que le rodean, como mira lo que ha sido, sin renunciar todavía a lo que le queda por ser, que es mucho…

 

Al verlos de lejos a los dos juntos me produjeron una extraña sensación (…) Y no pude evitar sentir que aquella visión era en cierto modo, la estampa anticipada de un futuro no tan lejano. Un futuro sin mi…

 

Seguía teniendo esa mirada un poco triste y un poco soñadora, como de niña en las nubes, pero la mujer que estaba allí ya no era la veinteañera que me había descubierto que el amor era un mundo fuera del mundo.

 

…todo esto le pasa en este libro, a nuestro amigo Ruben Bevilacqua.

 

La marca del meridiano habla de la madurez, de hacer una tregua con el pasado para poder vivir con dignidad el presente, pero eso sí, sin olvidarlo porque lo que haces te hace y eres, a fin de cuentas, el resultado de asimilar, con mas o menos dignidad, lo que has hecho.

 

Y en fin, como López, madurar es también saber que hay zonas que deben quedar en la sombra si no quieres asumir riesgos innecesarios, cosas que solo puedes contar a la persona que verdaderamente quieres en un atardecer templado a la orillla del mar, como hace Vila.

 

Es quizá entonces cuando tiene sentido esa frase final que nos quema a la gente de tierra adentro. Esa frase  que significa arreglar cuentas pendientes, rescatar recuerdos dejados en prenda un septiembre lejano.

 

Te dejo amor el mar en mar en prenda, guárdamelo hasta que volvamos a vernos. Te deix amor, la mar com a penyora.

 

Y que resume este buen libro de Lorenzo Silva.