La Iglesia pidió "hacerse cargo" y asumir un compromiso más activo
Droga

La Iglesia pidió "hacerse cargo" y asumir un compromiso más activo

 

 

27/11/2014 Fuente lanacion. Ante la tumba del padre Carlos Mugica, en la Villa 31 de Retiro, y frente a adictos que se encuentran en proceso de recuperación, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, encabezó la convocatoria a la propia Iglesia y a toda la sociedad a "hacerse cargo" de los problemas que genera el avance del consumo de drogas y del narcotráfico.

 

"Es evidente que un tratamiento de recuperación no puede alcanzar toda la solución", dice el documento leído por el padre Pepe Di Paola, coordinador de la Pastoral Nacional sobre Drogadependencia, flanqueado por Poli y por el presidente de la Pastoral Social del Episcopado, el obispo Jorge Lozano.

 

Acompañados por sacerdotes y laicos que trabajan en la recuperación de adictos en distintas parroquias villeras, la conducción de la Iglesia quiso pasar un mensaje puertas adentro y advirtió que la problemática de los adictos no debe ser cargada exclusivamente sobre las espaldas de los curas de las villas.

 

"No hay soluciones lineales para problemas complejos", advirtió Di Paola, al describir "un tejido social que se fue deshilachando".

 

"Podemos hacer miles de centros de recuperación, con los mejores profesionales, pero si el resto de la sociedad no se compromete, si no acompañamos a resolver todos los problemas que llevaron al consumo o que se siguieron de éste, el trabajo habrá sido, en muchos casos, insuficiente", expresó Di Paola al leer la declaración, en la que la Iglesia llama a "una gran campaña de cuidado" a los afectados por el consumo de estupefacientes.

 

El texto fue leído al cierre de la jornada sobre los desafíos del paco, realizada como todos los años por los sacerdotes que trabajan en las villas. "Es evidente que un tratamiento de recuperación no puede alcanzar toda la solución", señala el documento, que de alguna manera relativiza los logros de la Sedronar, conducida hoy por el padre Juan Carlos Molina y concentrada básicamente en la asistencia y recuperación de los adictos.

 

"El tema del paco no es un problema sólo de los curas villeros. Es un llamado a todos y a toda la Iglesia", resumió monseñor Lozano, obispo de Gualeguaychú.

 

Al respecto, una fuente eclesiástica explicó a LA NACION que la intención del pronunciamiento sobre las drogas, en torno de un problema que fue conversado en la última asamblea de obispos, es hacer un llamado interno y no tanto criticar lo que hacen o no hacen los organismos del Estado", confió a LA NACION una fuente eclesiástica.

 

"Las adicciones son un desafío. En esta miseria que nos toca compartir a los argentinos en este tiempo, deseamos que haya una política seria contra la droga, que haya instituciones fuertes de sanidad y de salud", dijo Poli en su exposición.

 

Llamó a preguntarse "qué haría Jesús en nuestro lugar" y estimó como signo favorable que hoy "hay respuestas de mucha gente que no comparte nuestra fe y son buenos samaritanos".

 

El mensaje se conoció al cierre de las jornadas en que los agentes pastorales llegados desde distintos puntos del país participaron de charlas, debates y puestas en común.

 

Curas y laicos de otros barrios del interior recorrieron el Hogar de Cristo, la experiencia de asistencia integral a los adictos que se puso en marcha en marzo de 2008 en la parroquia de Caacupé, en la Villa 21, de Barracas, y que se extendió luego a los asentamientos de Flores y de Retiro.

 

Experiencias precoces

 

Sandra Salinas, rectora de una escuela de gestión social que se puso en marcha este año en Paraná, y María Soledad Tabárez, de la comisión vecinal Kolbe, de la misma ciudad, participaron ayer de la jornada y comentaban que muchos chicos tienen ya problemas de adicción a los 8 años. "Vinimos para aprender experiencias", relataron al unísono.

 

Desde Paraná llegó el padre Gustavo Mendoza, de 38 años, que trabaja en los barrios San Martín y Humito con 200 familias vulnerables. "Vine para aprender cómo trabaja el Hogar de Cristo y replicarlo en mi comunidad", explicó.

 

El padre Antonio Bulacio, de Catamarca, trabaja desde hace 12 años en el barrio Choya y atribuyó el crecimiento de las adicciones a la falta de trabajo. "La gente vive de los planes y la droga se extiende en todas las clases sociales", graficó..