A san Isidro 1: Décimas
de Pedro Calderón de la Barca

A san Isidro: Décimas

 

 

Fuente ciudadseva. Autor: Pedro Calderón de la Barca

 

Ya el trono de luz regía

el luminoso farol,

el fénix del cielo, el sol,

cuya edad es sólo un día.

Ya desde la tumba fría 

en su fuego vuelve a ser

hoy lo mismo que era ayer;

que, si en todo es de sentir

que nace para morir,

él muere para nacer. 

 

Veloz la vida se quita,

con que más gloria se adquiere,

pues cuando en el agua muere,

en el fuego resucita.

Las aves, a quien incita 

la luz de sus resplandores,

cantando dulces amores,

eran, con belleza suma,

al campo flores de pluma

cuando al viento aves de flores. 

 

Entre las rosas cantaban

y el aura que las movía

solamente conocía

por aves las que las volaban.

Todas a Isidro esperaban, 

cuando el labrador dichoso

se quedaba perezoso

de su trabajo olvidado:

¿quién vio vicioso al cuidado

y al descuido virtuoso? 

 

Antes de labrar el suelo

(¡oh tardanza de amor llena!)

en la Virgen de Almudena

labraba piadoso el cielo;

y como su santo celo 

en el sol le suspendía

de la celestial María,

divertido, no pensaba;

como siempre, al sol miraba,

que pudo pasarse el día.