La otra economía: Mafia y narcotráfico
Droga

La otra economía: Mafia y narcotráfico

 

 

Bolivia. 25/05/2014 Fuente opinión. Una queridísima compañera de la Universidad a quién no veo hace más de 50 años, me envió una entrevista realizada a un máximo dirigente de una organización criminal, que obviamente no circula en los círculos empresariales de la economía convencional, pero que, de alguna forma, muestra que existe un mundo organizado que cuenta con estructura y recursos importantes, que terminan influyendo en el funcionamiento de una economía global cada vez más complicada. A esto hay que agregar el narcotráfico que es el acompañante natural de toda actividad reñida con el bien común y la legalidad, que cada vez confunde más a la sociedad al límite que la tolera, así como a quienes la desarrollan o protegen. Pareciera que estamos en un mundo donde debe salvarse el que pueda, como una obra de teatro, cuyo título era” sálvese quién pudiese”

 

Es increíble que un individuo llamado Marcos Camacho, más conocido por el sobrenombre de Marcola, que es el máximo dirigente de una organización criminal de Sao Paulo (Brasil) denominada Primer Comando de la Capital (PCC) haya accedido a una entrevista de una revista del medio televisivo O Globo en Brasil.

 

Las primeras respuestas han sido seleccionadas en esta nota, a fin de que tengamos una idea de un mundo subterráneo, que probablemente gravita más que la economía formal, como ocurre en Bolivia con la presencia del narcotráfico, el contrabando y la economía informal.

 

O Globo: ¿Usted es del Primer Comando de la Capital (PCC)?

 

Marcola: Más que eso, yo soy una señal de estos tiempos. Yo era pobre e invisible. Ustedes nunca me miraron durante décadas y antiguamente era fácil resolver el problema de la miseria. El diagnóstico era obvio: migración rural, desnivel de renta, pocas villas miseria, discretas periferias; la solución nunca aparecía… ¿Qué hicieron? Nada. ¿El Gobierno Federal alguna vez reservó algún presupuesto para nosotros? Nosotros solo éramos noticia en los derrumbes de las villas en las montañas o en la música romántica sobre "la belleza de esas montañas al amanecer", esas cosas…

 

Ahora estamos ricos con la multinacional de la droga. Y ustedes se están muriendo de miedo. Nosotros somos el inicio tardío de vuestra conciencia social.

 

O Globo: Pero la solución sería…

 

Marcola: ¿Solución? No hay solución, hermano. La propia idea de "solución" ya es un error.¿Ya vio el tamaño de las 560 villas miseria de Río? ¿Ya anduvo en helicóptero por sobre la periferia de San Pablo? ¿Solución, cómo? Solo la habría con muchos millones de dólares gastados organizadamente, con un gobernante de alto nivel, una inmensa voluntad política, crecimiento económico, revolución en la educación, urbanización general y todo tendría que ser bajo la batuta casi de una "tiranía esclarecida" que saltase por sobre la parálisis burocrática secular, que pasase por encima del Legislativo cómplice. Y del Judicial que impide puniciones. Tendría que haber una reforma radical del proceso penal del país, tendría que haber comunicaciones e inteligencia entre policías municipales, provinciales y federales (nosotros hacemos hasta "conferencecalls" entre presidiarios…)

 

Y todo eso costaría billones de dólares e implicaría una mudanza psicosocial profunda en la estructura política del país. O sea: es imposible. No hay solución.

 

O Globo: ¿Usted no tiene miedo de morir?

 

Marcola: Ustedes son los que tienen miedo de morir, yo no. Mejor dicho, aquí en la cárcel ustedes no pueden entrar y matarme, pero yo puedo mandar matarlos a ustedes allí afuera. Nosotros somos hombres-bombas. En las villas miseria hay cien mil hombres-bombas. Estamos en el centro de lo insoluble mismo. Ustedes en el bien y el mal y, en medio, la frontera de la muerte, la única frontera. Ya somos una nueva "especie", ya somos otros bichos, diferentes a ustedes.

 

La muerte para ustedes es un drama cristiano en una cama, por un ataque al corazón. La muerte para nosotros es la comida diaria, tirados en una fosa común.

 

¿Ustedes intelectuales no hablan de lucha de clases, de ser

 

marginal, ser héroe? Entonces ¡llegamos nosotros! ¡Ja, ja, ja…! Yo leo mucho; leí 3.000 libros y leo a Dante, pero mis soldados son extrañas anomalías del desarrollo torcido de este país. No hay más proletarios, o infelices, o explotados. Hay una tercera cosa creciendo allí afuera, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo.- Alguien escondido en los rincones de la ciudad. Ya surgió un nuevo lenguaje. Es eso. Es otra lengua.

 

Está delante de una especie de post miseria. La post miseria genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, Internet, armas modernas. Es la mierda con chips, con megabytes, gigabyts, etc. etc.

 

O Globo: ¿Qué cambió en las periferias?

 

Marcola: Mangos. Nosotros ahora tenemos. ¿Usted cree que quien tiene 40 millones de dólares como Beira Mar no manda? Con 40 millones de dólares la prisión es un hotel, un escritorio… Cuál es la Policía que va a quemar esa mina de oro, ¿entiende? Nosotros somos una empresa moderna, rica. Si el funcionario vacila, es despedido y "colocado en el microondas". Ustedes son el estado quebrado, dominado por incompetentes. (Continuará)