Oftalmólogos alertan sobre las dificultades del uso de una droga para
Droga

Oftalmólogos alertan sobre las dificultades del uso de una droga para combatir la ceguera

 

 

05/04/2014 Fuente diariojornada. Se trata del bevacizumab, que se fabrica originalmente para el cáncer de colon. Se descubrió que el fármaco sirve para tratar causas de la ceguera en mayores de 60 años como así también en recién nacidos prematuros, aunque el laboratorio proscribió su uso a nivel ocular.

 

El bevacizumab, fabricado originalmente como Avastin para el cáncer de colon, sorprendió con el descubrimiento de su efectividad para tratar causas de la ceguera en mayores de 60 años y en recién nacidos prematuros. Se usa en todo el mundo desde 2005.

 

El año pasado el laboratorio que lo desarrolla (Roche) proscribió su empleo a nivel ocular en el prospecto, a pesar de ser utilizado con éxito de acuerdo a miles de estudios médicos realizados a nivel mundial. Tal situación favorece la comercialización de otro fármaco que en Argentina vale 66 veces más, desarrollado por el laboratorio Novartis. Ambas empresas tendrían acuerdos a nivel internacional según la Autoridad Italiana Antimonopolio, que multó por varios millones a Roche y a Novartis acusados de hacer un pacto para impedir la distribución del fármaco más barato y promover el uso del más caro: en Europa la diferencia representa 20 euros frente a 700.

 

Aplicaciones

 

El bevacizumab se utiliza “fuera de etiqueta” (off label) para combatir la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), la principal causa de ceguera en mayores de 60 años en el mundo desarrollado, como así también el edema macular diabético, o maculopatia diabética, coroididitis y glaucoma neo vascular, entre otras.

 

Tanto Avastin como Lucentis son antiangiogénicos de acción similar. Se inyectan en el ojo para tratar la parte más sensible de la retina, la mácula, que es la que permite discriminar rostros, leer, conducir y realizar todas las actividades visuales de alta resolución. Inhibe los neo vasos, por eso también sirve en la retinopatía del prematuro, presente en los chicos que nacen antes de tiempo, con muy bajo peso y mal desarrollo vascular de la retina.

 

Pero las dos drogas tienen una diferencia crucial: en Argentina una ampolla de Avastin cuesta 7.000 pesos y, al fraccionarse en laboratorios y farmacias, sirve para atender entre 30 y 40 pacientes, mientras que una sola dosis de Lucentis asciende a 18 mil pesos para una persona.

 

Droga revolucionaria

 

Los oftalmólogos argentinos no son ajenos a la polémica que se da actualmente a nivel mundial. Las principales organizaciones del país aseguran que “a esta altura miles de trabajos científicos prueban que el Avastin y el Lucentis tienen los mismos resultados en el tratamiento”, según explicó el especialista trelewense Fernando Suárez, miembro de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Retina y Vítreo y del Consejo Argentino de Oftalmología.

 

Suárez asegura que el uso del Avastin “se volvió mundial porque no había otro tipo de tratamiento para esas enfermedades, que dejaban ciegos legales a quienes las padecían. Para nosotros fue revolucionario. Fue una de las drogas del siglo”. Y aunque los dos productos coexisten, ya que apareció el más económico tres años antes que el más caro, “el Avastin es el más usado por lejos”, apuntó, por su precio y similar efecto según estudios multicéntricos realizados a nivel mundial (Estudios CATT, IVAN). De hecho en Chubut el fármaco está incluido en el nomenclador de la obra social Seros desde 2008 y los pacientes pueden decidir entre el medicamento caro y el económico.

 

El bevacizumab se comercializa en ampollas para el cáncer, con dosis más grandes de la que se necesita para tratar el ojo. “Lo que se hace en farmacias controladas y en hospitales universitarios es fraccionar la medicación y, con cadena de frío, enviarla a los médicos que la necesitan”.

 

Sin embargo actualmente no hay disponibilidad de la droga. “Estamos con dificultades para conseguir el Avastin fraccionado. Hasta hace poco en el país dos farmacias y los hospitales universitarios hacían el proceso en condiciones de laboratorio pero hoy, por diversas razones, les es difícil. Nosotros, los ministerios de Salud de todo el mundo, las autoridades de Salud, sabemos que ese producto sirve para el uso oftalmológico, aunque el laboratorio dueño diga que no”.

 

Acceso a la salud

 

En su edición del 8 de marzo, el diario francés Le Parisien informó que la ministro de Salud francesa “envió al Consejo de Estado un proyecto de decreto que permitirá a los oftalmólogos la utilización del anticanceroso Avastin para el tratamiento de la DMRE en lugar de recurrir al Lucentis, con un costo de 900 euros por inyección. ¿Su objetivo? Legalizar la utilización del Avastin, cuyo costo de medicamento es de 30 euros por inyección. Este procedimiento, denominado ‘recomendación temporal de utilización por razones económicas’, fue votado por el Parlamento en diciembre de 2012. El ministerio se ve obligado a recurrir a esta acción coactiva porque Roche rechaza la utilización del Avastin para el tratamiento de la DMRE”.

 

En ese país, la patología afecta a un millón de personas.

 

La Sociedad Argentina de Retina y Vítreo y el Consejo Argentino de Oftalmología aspira a que el Gobierno nacional se manifieste de la misma manera: “Queremos que el Estado reconozca el uso del Avastin, y a partir de ahí tener acceso a la medicación en forma fraccionada. Porque sería ilógico que la evidencia científica nos dé la razón pero no poder llegar al medicamento y tener que usar una opción 66 veces más cara”, indicó Suárez. Aseguran que no hay sistema de salud que pueda afrontar esos costos.

 

El especialista ejemplificó que Colombia y Chile ya permiten el tratamiento con la droga más barata. “Como en esos países, quizá acá tendría que haber una entidad nacional que tenga la capacidad humana de producirla en forma económica para todos los pacientes. Si no para mucha gente va a ser muy difícil conseguir un medicamento caro, y eso a veces hace que se pierda tiempo para el tratamiento”.

 

Suárez resumió: “Como médicos no podemos ir más allá de la lucha que hemos dado. Esperamos que a través de la presión social se logre bajar de precio el producto caro, o que el producto barato sea accesible. Nuestra obligación es informar lo que pasa a nivel mundial y desear que se produzcan cambios a nivel local”.#

 

“A esta altura miles de trabajos científicos prueban que el Avastin y el Lucentis tienen los mismos resultados en el tratamiento”.