Francisco Franco 2
BiografĂ­a

Francisco Franco 2. Segunda y última entrega

 

De interés general

 

 

Fuente Wikipedia. El inicio de la Guerra civil desató los odios incubados durante largo tiempo. En el territorio controlado por la República los revolucionarios se dedicaron al asesinato de todos aquellos que identificaba como enemigos. Los curas y frailes fueron especialmente perseguidos y en las grandes ciudades se generalizaron los paseos. En la zona nacional, al odio se unió la estrategia. Yagüe tras tomar Badajoz, después de desatar una feroz represión que acabó con la vida de miles de personas, comentaría a un periodista: "Naturalmente que los hemos matado, ¿qué suponía usted? ¿iba a llevar a 4.000 prisioneros rojos en mi columna, teniendo que avanzar contra reloj? ¿o iba a dejarlos en retaguardia para que Badajoz fuese roja otra vez?". Desde el primer día se pudo percibir el odio en las proclamas de los sublevados. Queipo de Llano el 18 de julio, el mismo día del levantamiento, diría a través de Radio Sevilla: "Los moros cortarán la cabeza a los comunistas y violarán a sus mujeres. Los canallas que aún pretendan resistir serán abatidos como perros”.

 

Inmediatamente iniciada la sublevación comenzaron los juicios sumarísimos y los fusilamientos. El General Mola ya había mandado instrucciones días antes de la sublevación: "Ha de advertirse a los tímidos y vacilantes, que aquel que no esté con nosotros está contra nosotros, y que como enemigo será tratado. Para los compañeros que no son compañeros, el movimiento triunfante será inexorable". Los generales Batet en Burgos, Campins en Granada, Romerales en Ceuta, Salcedo, Caridad Pita y el Contralmirante Azarola en Ferrol, Nuñez de Pardo en Zaragoza, así como otros, son fusilados por no sumarse a la sublevación. Y en la zona republicana los generales Goded y Fernández Burriel en Barcelona, Fanjul en Madrid, García Aldave en Alicante, González de Lara en Salamanca, Milans del Bosch en Menorca, Patxot en Málaga, también junto a otros, fueron fusilados por sublevarse contra el Estado. Cuando llegó Franco a Tetuán, su primo hermano Ricardo de la Puente Bahamonde, comandante del aeródromo, estaba en espera de que se tomase la decisión de fusilarlo por haber permanecido al lado de la República. Franco, fingiendo estar enfermo, cedió el mando para que otro firmase la orden de ejecución. Mola diría: "Esta es una guerra sin consideraciones. Yo veo en las filas contrarias a mi padre y lo mato".

 

La Guerra civil fue calificada desde el bando sublevado como una “gran cruzada”, un enfrentamiento entre “la verdadera España” contra la “anti-España”, entre “las fuerzas de la luz” y las “fuerzas de las tinieblas”.

 

Primeros meses de guerra

 

Inmediatamente llegó a Tetuán, Franco, entre las primeras medidas que tomó, una fue la de procurar la ayuda internacional. Envió a Bolín en el Dragon Rapide a Lisboa para informar a Sanjurjo y posteriormente viajar a Italia para garantizar su apoyo y negociar la compra de aviones. También envió emisarios con la misma misión a la Alemania de Hitler. Otras medidas fueron: subir el sueldo a la legión para garantizar su fidelidad, la recluta de mercenarios marroquíes y condecorar al visir Sidi Ahmed el Gamnia con la más prestigiosa medalla al valor militar, la Laureada de San Fernando, para procurarse el beneplácito de Marruecos.

 

El 20 de julio tiene lugar un acontecimiento crucial en la carrera de Franco hacia la jefatura del Estado. En Estoril se estrella, al intentar despegar, el avión que, conducido por el falangista Ansaldo, trasladaba a Sanjurjo a Pamplona. Sanjurjo, el encargado de capitanear el golpe de Estado, muere carbonizado.

 

Entre tanto, Franco se encuentra con dificultades para el traslado de las tropas a la península. Antes de su llegada a Tetuán, por mar, se había logrado transportar a varios cientos de hombres a Cádiz (tropas que fueron decisivas para la toma de la ciudad) y Algeciras; pero pronto, las tripulaciones se amotinaron y el transporte de tropas se limitó al que permitían pequeñas Falucas marroquíes. Casualmente, el general Kindelán, fundador de la aviación española y participante en la sublevación, se encontraba en Cádiz y propuso a Franco el traslado de tropas por aire. Kindelán organizó un puente aéreo que seguió siendo insuficiente para transportar los más de 30.000 hombres de las tropas africanas.

 

El 22 de julio, el Marqués de Luca de Tena y el propio Bolín, se entrevistaron con Benito Mussolini en Roma. Pocos días después, el 27 de julio de 1936, llegó a España el primer escuadrón de aviones italianos. La ayuda alemana tampoco tardaría en llegar. El 25 de julio el Führer recibe al grupo enviado por Franco. Las primeras reticencias, al conocer la falta de fondos, se salvaron apelando a la lucha contra el peligro comunista. Al terminar la entrevista, Hitler, bajo el nombre de operación "Fuego Mágico" decidió duplicar la ayuda enviando 20 aviones en lugar de los 10 solicitados. La ayuda se llevó en secreto a través de dos empresas privadas que se crearon para tal fin. Las ayudas de Alemania, como las de Italia, se canalizarían a través de Franco.

 

Los aviones italianos y alemanes se sumaron al transporte de tropas. No obstante, su capacidad siguió siendo insuficiente. Franco esperó la oportunidad para poder transportar las tropas por mar, tomando la decisión de hacerlo el 5 de agosto cuando se consiguió suficiente cobertura aérea. Ese día, anulando la fuerza aérea italiana la resistencia de la marina republicana, se lograron transportar 8.000 soldados en el denominado Convoy de la victoria. Al día siguiente a la cobertura aérea italiana se sumó Alemania enviando 6 cazas Heinkel He-51 y 95 pilotos y mecánicos voluntarios de la Luftwaffe. Desde ese día los rebeldes recibieron con regularidad armamento y municiones de Hitler y Mussolini.128 Los barcos de transporte rebeldes cruzaron el estrecho con regularidad y se intensificó el transporte aéreo. En los tres meses siguientes 868 vuelos transportaron a cerca de 14.000 hombres, 44 piezas de artillería y 500 toneladas de pertrechos, constituyendo una estrategia militar innovadora que contribuyó a aumentar el prestigio de Franco.

 

El paso del estrecho de las tropas africanas causó el desánimo en la zona republicana donde todavía mantenían el recuerdo de la brutal actuación de estas tropas en octubre de 1934 al sofocar la revolución de Asturias. Este traslado de tropas supuso un difícil reto que Franco solventó brillantemente, posibilitando la consolidación de las posiciones rebeldes en el Sur. A principios de agosto, la situación en el oeste de Andalucía es suficientemente estable y permite organizar una columna de unos 15.000 hombres bajo el mando del entonces teniente coronel Juan Yagüe que el 2 de agosto marcha a través de Extremadura hacia Madrid. En los dos primeros días logra avanzar 80 kilómetros. El terror que rodeaba el avance de los moros y los legionarios fue una de las mejores armas de los nacionales en su camino hacia Madrid.

 

Con la superioridad aérea local que les proporcionaba la aviación italiana y alemana, tomaron con facilidad pueblos y ciudades en su camino desde Sevilla a Badajoz (El Real de la Jara, Monesterio, Llerena, Zafra, Los Santos de Maimona, Almendralejo,...). Se practicó un sistemático exterminio de los milicianos de izquierdas y de todo aquel sospechoso de simpatizar con el Frente Popular. En Almendralejo se fusiló a mil prisioneros, incluidas cien mujeres. En apenas una semana avanzaron 200 kilómetros.

 

El 7 de agosto Franco vuela a Sevilla e instala su cuartel general en el lujoso palacio de la marquesa de Yundari.

 

El 11 de agosto es tomada Mérida y el 15 de agosto, Badajoz (tras la toma de esta ciudad se produjo lo que se conoce como la masacre de Badajoz en la que las tropas moras asesinaron a varios miles de personas) lográndose unir las tropas rebeldes de las dos zonas controladas, Norte y Sur. Las dificultades que Yagüe encontró para tomar Badajoz hicieron que Italia y Alemania se decidan a incrementar su ayuda a Franco. Mussolini envió un ejército de voluntarios, la Corpo Truppe Volontarie (CTV), de unos 12.000 italianos plenamente motorizado, y Hitler, un escuadrón de profesionales de la Luftwaffe (2JG/88) con alrededor de 24 aviones.

 

El 26 de agosto Franco traslada su cuartel general al palacio de Los Golfines en Cáceres.

 

El 3 de septiembre las tropas de Franco toman Talavera. La publicidad de la ferocidad desplegada por las tropas moras en Badajoz provocó que parte de las milicias republicanas y de la población, huyeran de la ciudad antes de presentar batalla. El 20 de septiembre, las columnas llegan a Maqueda, a unos 80 km de Madrid). La decisión de Franco de avanzar por Extremadura en lugar de hacerlo directamente por Córdoba, había sido cuestionada; pero después de avanzar a un ritmo vertiginoso más de 500 kilómetros en dos meses, conquistando las principales ciudades del suroeste, su prestigio nuevamente se vio reforzado.

 

Con las tropas en Maqueda, casi a las puertas de Madrid, Franco desvía fuerzas hacia Toledo para liberar el Alcázar. Esta controvertida decisión permitió a los republicanos reforzar las defensas de Madrid, pero personalmente le supuso un gran éxito propagandístico. El Alcázar era un foco de resistencia donde en los primeros días de la sublevación se habían refugiado un millar de guardias civiles y falangistas con sus mujeres e hijos. Estaban ofreciendo una resistencia desesperada. Las tropas de Franco los liberaron el 27 de septiembre, convirtiendo esta liberación en una leyenda y afianzando su posición dentro de los líderes rebeldes.

 

Ascenso al poder

 

Sanjurjo había sido elegido por unanimidad para capitanear la sublevación. Con su muerte, la sublevación quedó descabezada, y los fracasos de Goded en Barcelona y Fanjul en Madrid dejaron al general Mola sin competidores en la carrera por dirigir el levantamiento. El 23 de julio, Mola creó una Junta de Defensa Nacional integrada por siete miembros y encabezada por Miguel Cabanellas (el general más antiguo) en la que no figuraba Franco. Fue el 3 de agosto cuando Franco es incorporado a la Junta. Para entonces, las primeras unidades de África habían cruzado el estrecho y Franco disfrutaba de unas relaciones privilegiadas con Italia y Alemania. En conversación telefónica, el 11 de agosto, ambos generales valoraron que no era efectivo duplicar los esfuerzos para conseguir la ayuda internacional y Mola cedió a Franco la relación con los que ya eran sus aliados y con ello, el control de los suministros.

 

A las dificultades que encontró Mola en su avance hacia Madrid (Mola tuvo que distraer tropas para responder al ejército republicano en el norte y su avance se vio frenado en el puerto de Somosierra) se contrapuso el vertiginoso avance de Franco. Si en los primeros momentos del levantamiento Franco no disponía de posibilidades de liderarlo, ya en septiembre (no habían pasado dos meses) se había convertido en el más sólido candidato para encabezarlo. El 15 de agosto Franco tomó una iniciativa que permite suponer que ya contempla esa posibilidad y que probablemente contribuyó a consolidar su posición. Franco, sin consultar con Mola, en un solemne acto público celebrado en Sevilla, adoptó la bandera roja y gualda. Posteriormente, la Junta de Defensa Nacional, forzada por esta iniciativa, confirmó oficialmente la bandera. Sólo dos semanas antes, Mola había rechazado contundentemente a Juan de Borbón, el heredero de la corona, cuando intentó incorporarse al levantamiento. Franco se aseguraba así el apoyo de los monárquicos.

 

A finales de agosto, Messerchmidt, representante en España de la operación alemana para enviar los suministros a los rebeldes, se entrevistó con Franco. Inmediatamente después envió el siguiente comunicado a Alemania: "Excuso decir que todo debe quedar en las manos de Franco para que pueda haber un dirigente que lo mantenga todo unido". Franco, por entonces disponía de un grupo de militares (Kindelán, Nicolás Franco, Orgaz, Yagüe y Millán Astray) dispuestos a maniobrar para elevarlo a comandante en jefe y jefe de Estado.

 

El 14 de septiembre se celebró en Burgos una reunión de la Junta en la que no se planteó el tema del mando único. El 17 de septiembre Queipo de Llano y Orgaz fueron incorporados a la Junta como vocales; y el 21 de septiembre, convocada por Franco, se reunió nuevamente la Junta, esta vez en Salamanca. En una reunión tensa, Kindelán insistió reiteradamente, con el apoyo de Orgaz, para que se tratase el tema del mando único. La reunión se había iniciado a las 11 de la mañana, se pospuso al mediodía y al reanudarse a las 4 de la tarde, Kindelán insistió: “Si en el plazo de ocho días no se nombra Generalísimo yo me voy”. Kindelán propuso a Franco y contando incluso con la conformidad de Mola, Franco fue nombrado Jefe de los ejércitos, "Generalísimo". No contó con el apoyo de Cabanellas que propuso una dirección colegiada y recordó las vacilaciones de Franco para unirse al levantamiento hasta el último momento. La reunión terminó con el compromiso de mantener en silencio la decisión hasta que no se publicase en el decreto.

 

Ese mismo día, Franco, retrasando el avance sobre Madrid, decide desviar sus tropas hacia Toledo, una plaza mucho más asequible que la capital, para liberar el Alcázar. El día 27 el Alcázar es liberado y en Cáceres se celebra una manifestación de exaltación a Franco.

 

Al día siguiente en Salamanca, el 28 de septiembre, se celebró otra reunión de la Junta de Defensa Nacional. Kindelán llevaba preparado un borrador del decreto por el que se nombraría a Franco Generalísimo de los ejércitos y jefe del Gobierno durante el periodo de guerra. Ante las reticencias del resto de miembros de la Junta a unir el mando militar y el político, Kindelán propuso una pausa para almorzar; y en el transcurso de ésta, presionó junto con Yagüe al resto de miembros del consejo para que apoyasen la propuesta. Reanudada la reunión la propuesta fue aceptada por todos excepto por Cabanellas y con las reticencias de Mola. El consejo quedó con el encargo de redactar el decreto definitivo. El general Cabanellas comentaría a miembros de la Junta:

 

 

Ustedes no saben lo que han hecho porque no lo conocen como yo, que lo tuve a mis órdenes en África como jefe de una de las unidades de la columna a mi mando; y si, como quieren va a dársele en estos momentos España, va a creerse que es suya y no dejará que nadie le sustituya en la guerra, ni después de ella, hasta la muerte.

 

Si bien la propuesta de Kindelán contemplaba que el nombramiento fuese durante el periodo de guerra, en el decreto no figuró esa limitación. Y habiendo sido nombrado "Jefe del Gobierno", Franco comenzó a referirse a sí mismo como "Jefe del Estado". Al día siguiente, los medios de comunicación franquistas daban la noticia de que había sido investido "jefe de Estado"; y, también ese mismo día, Franco firmó su primera orden como "jefe de Estado".

 

Desde la batalla de Madrid hasta el final de la Guerra Civil

 

Una vez autonombrado jefe del Estado, comenzó el culto a su personalidad. Se inició una campaña de propaganda al estilo fascista,146 la zona sublevada se inundó de carteles con su efigie, los periódicos debían encabezarse con el eslogan: “Una Patria, un Estado, un Caudillo”. Franco escogió, al igual que Mussolini escogiera “Duce”, la distinción de “Caudillo”. A su paso, en sus discursos y en actos públicos se le aclamaba “¡Franco!, ¡Franco!, ¡Franco!” y se difundió masivamente sus supuestas virtudes: inteligencia, voluntad, justicia, austeridad,... Surgieron sus primeros hagiógrafos calificándolo de “Cruzado de Occidente, Príncipe de los Ejércitos”. A su dechado de virtudes se le sumaban dotes excepcionales: “Mejor estratega del siglo”. Expresiones, citas, ocurrencias y discursos suyos se repitieron insistentemente en todos los medios de comunicación. Desde entonces, una de sus obsesiones fue la de controlar los medios de comunicación.

 

Franco envió telegramas a Hitler y Rudolf Hess en los que, en tono cordial, les comunicaba su proclamación. Hitler le respondió a través del diplomático alemán Du Moulin-Eckart, quien se entrevistó con Franco el 6 de octubre, ofreciéndole el apoyo de Alemania, pero retrasando el reconocimiento del gobierno rebelde hasta la previsible toma de Madrid. Du Moulin informó en Berlín de la disposición de Franco: “La amabilidad con la que Franco expresaba su veneración por el Führer y Canciller, su simpatía por Alemania y la delicada efusividad de mi recepción, no permitían ni un momento de duda sobre la sinceridad de su actitud hacia nosotros”. El 3 de octubre se trasladó a Salamanca ocupando el palacio Episcopal que le ofreció el obispo Pla y Deniel. Una estancia que supone breve, hasta el definitivo traslado a Madrid. El 7 de octubre diría: “Pronto estaré oyendo misa en Madrid”. En esta época aumentó su fervor religioso, oía misa diariamente a primeras horas de la mañana, había tardes en las que rezaba el rosario junto a su esposa Carmen Polo y, a partir de entonces, siempre dispuso de un confesor personal.

 

Las dos semanas siguientes a su nombramiento, Franco las dedicó a consolidar su posición de poder, las operaciones militares se retrasaron y hubo que esperar hasta el 18 de octubre para que la ofensiva contra la Capital estuviese perfectamente preparada. El 15 de octubre, habían empezado a llegar al puerto de Cartagena las primeras armas soviéticas: 108 bombarderos y 50 tanques y 20 coches blindados que se embarcaron para Madrid, proporcionando al ejército de la República una breve igualdad de fuerzas. Desde entonces se iniciaría un nuevo tipo de guerra. Hasta entonces las tropas de África habían avanzado enfrentándose a milicianos mal pertrechados y a componentes de un ejército con escasa experiencia militar. Fue un tipo de guerra parecida a las coloniales que tanto estaban acostumbrados Franco, la Legión y los Regulares. Con la llegada del armamento soviético y la presencia del italiano y alemán, se inició una guerra de frentes en la que este armamento adquirió el protagonismo. No parece que Franco supiera adaptarse a esa nueva circunstancia. El 6 de noviembre el ejército franquista estaba frente a Madrid preparado para su asalto final. Ese mismo día el Gobierno de la República había abandonado apresuradamente la Capital, y desde el bando franquista se vaticinaba que en cuestión de horas se presentarían en la Puerta del Sol, centro emblemático de la ciudad.

 

El 8 de noviembre comenzó la batalla de Madrid. Al ejército franquista dirigido por el general Varela se opuso a un heterogéneo conglomerado de combatientes bajo la dirección del teniente coronel Vicente Rojo Lluch. Aunque el ejército franquista llegó a atravesar el río Manzanares y ocupar varios barrios periféricos, finalmente y en combates cuerpo a cuerpo (principalmente en la Ciudad Universitaria), fue repelido. En días posteriores, al ejército popular se sumarían las Brigadas Internacionales y la columna anarquista Durruti. El 23 de noviembre, ante la imposibilidad de tomar la ciudad, Franco decidió posponer el ataque. La resistencia de Madrid permitió que la República contuviera el avance franquista más de dos años, hasta el 1 de abril de 1939, día en el que Franco se alzaría con la victoria.

 

Consecuencia de esta derrota fue la definitiva internacionalización del conflicto. Ya a finales de octubre, Alemania había enviado al almirante Wilhelm Canaris y al general Hugo Sperrle a Salamanca para que investigasen el porqué de las dificultades que Franco estaba encontrando en la toma de Madrid. El resultado fue que el ministro de la Guerra alemán instó a Sperrle para que comunicara “enérgicamente” a Franco que sus tácticas de combate, "rutinarias y vacilantes", estaban impidiendo sacar partido a la superioridad aérea y terrestre que mantenía, lo que hacía peligrar las posiciones ganadas. Alemania desde ese momento intensificó su ayuda militar bajo la condición, aceptada por Franco, de que las fuerzas Alemanas estuviese bajo el mando de oficiales alemanes. A principios de noviembre la legión Cóndor ya estaba en España bajo el mando del general Sperrle (una de sus primeras misiones, durante la batalla de Madrid, consistió en el bombardeo masivo de sus barrios populares. También protagonizaría el bombardeo de Guernica), otras fuerzas equipadas con carros de combate, armas motorizadas y bombarderos llegaron a Sevilla y, el 26 de noviembre, desembarcaron en Cádiz unidades compuestas por 6.000 hombres, aviones, artillería y vehículos blindados. Mussolini, que también intensificó su ayuda, igualmente achacó a Franco el fracaso de las últimas operaciones y el 6 de diciembre nombró unilateralmente al general Roatta jefe de todas las fuerzas armadas italianas que actuaban en España y de aquellas que se sumasen en el futuro. El Ejército del Frente Popular, paralelamente, se vería reforzado por la ayuda militar soviética.

 

Posteriormente, en enero de 1937, Franco se vio obligado a aceptar un Estado Mayor conjunto italogermano y a incluir en su Estado Mayor a diez oficiales italianos y alemanes; así como asumir las estrategias militares que le marcaron, principalmente, los generales italianos. Franco fue aceptando muy a regañadientes todas estas imposiciones. Ante las exigencias del general italiano Faldella, Franco diría:

 

 

Al fin y al cabo, se han enviado aquí tropas italianas sin pedir mi autorización. Primero me dijeron que venían compañías de voluntarios para incorporarse a los batallones españoles. Luego me pidieron que formaran por su cuenta batallones independientes y consentí. Después llegaron oficiales de alta graduación y generales para mandarlos, y por fin empezaron a llegar unidades ya constituidas. Ahora usted quiere obligarme a permitir que luchen juntas a las órdenes de del general Roatta, cuando mis planes eran muy diferentes.

 

La estrategia italiana de lograr una victoria rápida chocó con la de Franco que pretendía un lento avance consolidando perfectamente las posiciones: “En una guerra civil, es preferible una ocupación sistemática del territorio, acompañada por una limpieza necesaria, a una rápida derrota de los ejércitos enemigos que deje al país infectado de adversarios”.

 

A las críticas alemanas e italianas también se sumaron las de generales que estuvieron muy cerca de él. Kindelán, poco después de terminada la guerra, escribiría a propósito del frente Norte y la toma de Bilbao:

 

 

El enemigo fue derrotado pero no perseguido; el éxito no se aprovechó, la retirada no se convirtió en desastre. Esto se debió al hecho de que, aunque la concepción táctica era magistral, como lo fue la ejecución, por otro lado, la concepción estratégica fue mucho más modesta.

 

 

La ideología del franquismo se ha definido como nacional catolicismo destacando su nacionalismo centralista y la influencia de la Iglesia en la política y demás ámbitos de la sociedad[cita requerida]. Aunque política e ideológicamente Franco se define sobre todo por rasgos negativos: antiliberalismo, antimasónico, antimarxista, etc. En su rudimentaria ideología destacaba una mentalidad cuartelaria que trasladó a los diferentes ámbitos de la sociedad española. Desde su posición de poder absoluto intentó controlar todas las esferas de la vida española. Mediante la censura, la propaganda y la educación se puso en marcha una de las hagiografías más alucinantes que ha conocido la historia contemporánea. Un hombre corriente, aunque habilísimo y tenaz para aprovechar con el mayor rendimiento sus circunstancias particulares fue revestido de unos loores completamente desorbitados y, sin embargo, para muchos de sus seguidores ha sido no ya un gobernante excepcional sino el más grande de los últimos siglos:

 

 

Todos los españoles tenemos que m sobre este discurso. Hay en él tanta profundidad de ideas. Tantas y tan admirables anticipaciones propias de un espíritu ungido por Dios para conseguir la grandeza de un pueblo, tantas perspectivas luminosas abiertas a nuestro futuro, que lo juzgamos de una inmensa trascendencia para España.[...] Franco, que ganó la guerra con la espada, nos gana la paz con su certera visión de estadista y su esfuerzo permanente lleno de amor sin límites por la Patria querida.

 

 

ABC, Madrid, 2 de enero de 1940.

 

En 1939 con la ley de Responsabilidades Políticas se empezó a purgar a los trabajadores de la cultura, especialmente a los periodistas. Todos los directores de los periódicos y revistas fueron nombrados por el Estado y tenían que ser falangistas. Franco llegó a identificar el destino de España con el suyo propio, a juicio del general Kindelán, el que más obrara para su nombramiento como jefe del Estado, Franco estaba “atacado por el mal de altura”.

 

Represión

 

Existen desacuerdos sobre la neutralidad en el punto de vista de la versión actual de este artículo o sección.

En la página de discusión puedes consultar el debate al respecto.

 

En las cárceles de Franco en la posguerra llegaron a hacinarse más de 270.000 personas en condiciones infrahumanas, y a las ejecuciones habría que sumar las muertes de aquellos que fallecieron en las cárceles por causa de estas condiciones. «Los avances en la comprensión de la represión como un fenómeno de más amplio alcance que las ejecuciones y los asesinatos van haciendo cada vez más inteligible la nueva realidad social que se fue configurando en torno al régimen».

 

 

Se mataba para eliminar a los peligrosos o potencialmente peligrosos, pero también se mataba pensando en los que sobrevivían. La población se constituye en carne de laboratorio para un proyecto totalitario de doctrina militarista, fascista y clerical. Hombres y mujeres serán sometidos a un proceso de trituración de la personalidad con el objeto de hacer posible su posterior reeducación en la doctrina victoriosa.

 

 

 

Segunda Guerra Mundial. La etapa fascista

 

Artículo principal: España en la Segunda Guerra Mundial.

 

 

La primera etapa de la dictadura franquista se caracterizó por su acercamiento al fascismo italiano y el nacionalsocialismo alemán y las personales aspiraciones imperialistas de Franco:

 

 

Hemos hecho un alto en la batalla, pero solamente un alto en la batalla. No hemos acabado nuestra empresa. No se ha derramado sangre de nuestros hermanos para volver a los tiempos blanduchos que nos trajeron los tristes días de Cuba y Filipinas. No queremos volver al siglo XIX. Hemos derramado la sangre de nuestros muertos para hacer una nación y forjar un imperio.

 

 

Franco en el 4º aniversario del alzamiento, 17 de julio de 1940.

 

El 27 de marzo de 1939 Franco había firmado el acuerdo Anti-Komintern junto a Hitler y Mussolini y el 31 de marzo el tratado de amistad hispanoalemana. El 8 de mayo Franco sacó a España de la Sociedad de Naciones y ese verano programó dos visitas, una a Mussolini en Italia y otra a Hitler en Berlín, visitas que se pospusieron por el estallido de la Guerra. Hitler le expresó a Franco sus deseos de sumarse al Eje, pero Franco le planteó que España necesitaba tiempo para recuperarse militar y económicamente, y remodeló su gobierno incorporando a él falangistas y simpatizantes del Eje. Hitler diría que junto a Mussolini, Franco era el único aliado seguro. Declarada la guerra, Franco lamentó que se hubiese declarado demasiado pronto y adoptó una posición de neutralidad ante la invasión de Polonia, haciendo un llamamiento a la neutralidad a las grandes potencias. Era evidente que sus llamamientos a la paz trataban de ayudar al Eje, y hace más difícil a las demás potencias la intervención en defensa de Polonia.188 Posteriormente, cuando en junio de 1940 Italia entra en guerra al lado de Alemania, a instancias de Mussolini, Franco cambia su declaración de neutralidad por la de no-beligerancia.189 Con motivo da la caída de Francia, Franco felicitó a Hitler:

 

 

Querido Führer: En el momento en que los ejércitos alemanes bajo su dirección están conduciendo la mayor batalla de la historia a un final victorioso, me gustaría expresarle mi admiración y entusiasmo y el de mi pueblo, que observa con profunda emoción el glorioso curso de la lucha que ellos consideran propia. [...] No necesito asegurarle lo grande que es mi deseo de no permanecer al margen de sus cuitas y lo grande que es para mi satisfacción al presentarle en toda ocasión servicios que usted estima como valiosos.

 

 

Carta de Franco enviada Hitler el 3 de junio con motivo de la caída de Francia.

 

En un principio Hitler desestimó el ofrecimiento de Franco, pero las dificultades que encontró en su guerra contra Inglaterra le hicieron pensar en la conveniencia de que España se incorporara al conflicto. El 8 de agosto, Berlín elaboró un informe sobre los costes y beneficios de la entrada de España en la guerra. España, sin la ayuda de Alemania difícilmente soportaría el esfuerzo bélico. Con esta previsión, la ventaja se centraba en la supresión de las exportaciones españolas de minerales a Inglaterra, el acceso de Alemania a minas de hierro y cobre de propiedad inglesa en España y el control del estrecho de Gibraltar. Los inconvenientes serían: una previsible ocupación inglesa de las islas Canarias y Baleares, la ampliación de Gibraltar, la posible conexión de las fuerzas británicas con las francesas en Marruecos y la necesidad de abastecer a España de productos de primera necesidad y combustible (ya que España se abastecía en terceros países de estas materias); también, la necesidad de rearmarla, añadiendo las dificultades que las carreteras estrechas y el diferente ancho de vía supondrían para el transporte de material bélico. Un segundo estudio pormenorizado de la ayuda que España necesitaría para entrar en la guerra desanimó a los alemanes. Ese verano existieron numerosos contactos entre España y Alemania. El entusiasmo que mostró Franco ante la entrada de España en la guerra, que con el posterior reparto de África colmaría sus ambiciones imperialistas, contrastó con el escepticismo mostrado por Alemania.

 

 

La España franquista en sus documentos.

 

Aunque no cesó la colaboración, el Régimen se fue alejando paulatinamente del Eje, y con la caída del Tercer Reich, se enviaron directrices para que la derrota se viese como el triunfo del Régimen ya que España, según estas directrices, se había mantenido alejada de la guerra y siempre estuvo preocupada por la paz. En el plano internacional, Franco iniciaría en el otoño de 1944 una operación de cosmética política que daría al Régimen una fachada más aceptable. El 3 de noviembre, Franco declararía a la agencia de noticias United Press que España nunca había sido nazi o fascista.

 

 

Placa del ministerio de la vivienda. Durante la época franquista se promocionó la construcción de casas baratas.

 

En 1945, la recién creada ONU rechazó el ingreso de España y recomendó a sus miembros la retirada de sus embajadores en 1946: "No hay lugar en las Naciones Unidas para un gobierno fundado sobre principios fascistas". Franco respondió convocando una gran manifestación en la Plaza de Oriente de apoyo al «Régimen», como haría en sucesivas ocasiones en las que la presión internacional le obligarían a mostrar un respaldo. El pueblo español sufrió las consecuencias del aislamiento que le impusieron al régimen naciones como Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos, que no veían con buenos ojos la pervivencia de un régimen fascista en Europa. Sólo la Argentina de Perón firmó un tratado de relaciones comerciales en enero de 1947, ratificado con la visita de Evita, la Primera Dama, en junio del mismo año.

 

Esta situación terminó, en parte, durante la Guerra Fría, cuando las necesidades geoestratégicas de Estados Unidos le hicieron colaborar con España. Estados Unidos intentó incluir a España en el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y ante la oposición de países europeos, principalmente el Reino Unido, reconduce su estrategia que acabará con la firma de un tratado bilateral.

 

 

El Reino Unido tuvo una decisiva influencia en el mantenimiento del cerco diplomático. Como representante más cualificado de los gobiernos europeos, y con el visto bueno de Francia y otros países, presionó a Estados Unidos para que supa la política española al conjunto de la política hacia Europa occidental. […] Si se incluía a la España franquista [en el bloque atlántico] esta política se convertiría en sinónimo de anti comunismo, una opción demasiado vinculada a actitudes conservadoras que restaría apoyo social. Franco, como símbolo del fascismo, no podía ser incluido sin poner en peligro el soporte social y liberal.

 

 

Florentino Portero y Rosa Pardo, 2007

 

En 1950 la ONU revoca su resolución de 1946 para la retirada de embajadores y Estados Unidos nombra un embajador, pero es especialmente a partir de la firma del pacto de 1953 con EE.UU., el ingreso en la ONU en 1955 y la posterior visita del presidente Dwight D. Eisenhower a Franco en 1959, para establecer bases militares estadounidenses en España, cuando se produce una mayor apertura internacional del régimen franquista.

 

Años 60. El desarrollo económico

 

Artículo principal: Milagro económico español.

 

 

El SEAT 600, símbolo de los años del Desarrollismo económico.

 

España se caracterizó en la década de los sesenta por el fuerte crecimiento de su economía, lo que se dio en llamar "el milagro económico español". Durante esa década España creció a un ritmo del 7%.206

 

Las raíces de esta expansión económica habría que buscarla en la década de los cincuenta. El modelo autárquico impuesto por Franco había colocado a España al borde de la bancarrota. Durante esa década, aun con las reticencias y la oposición de los sectores falangistas del Régimen y del propio Franco, se produjo una lenta liberalización de la economía. También, las ayudas norteamericanas, tras la firma del tratado bilateral, tuvieron los efectos de paliar esa crítica situación económica. El periodo que desde el final de la II Guerra Mundial incluye estas décadas, fueron años decisivos para Europa, se emprendió la reconstrucción que culminó con su unificación, proceso del que estuvo excluida España, pero que no evitó que se viese favorecida por el fuerte y sostenido crecimiento económico que generó. “El contexto económico internacional fue, en este sentido, decisivo”.

 

España, en los años cincuenta, no se sumó plenamente al avance económico que experimentaron los países de su entorno hasta que con el progresivo desplazamiento de los falangistas del gobierno y el acceso de los llamados "tecnócratas" (su núcleo principal, miembros del Opus Dei), con una mejor formación técnica en economía, se materializara el alejamiento del modelo autárquico. En 1959, el Plan de Estabilización, con la supervisión del FMI y la OCDE, significó el definitivo lanzamiento de la economía española. España, a cambio de recibir ayudas financieras, envió un memorando al FMI en el que se comprometía a “adoptar las medidas necesarias para situar a la economía española en condiciones de solvencia y estabilidad económica”.  La reacción fue inmediata y durante toda la década de los sesenta se creció a un rimo medio del 7%, solamente superado por Japón. España partía de un suelo muy bajo, era uno de los países más pobres de Europa, junto a Grecia y Portugal, con una renta per cápita inferior a la de algunos países latinoamericanos, y las claves de su crecimiento estuvieron relacionadas con la expansión económica de los países de su entorno: la entrada de capital extranjero, la afluencia del turismo y las remesas procedentes de la emigración (la emigración permanente superó los 800.000 españoles, a los que deben sumarse otros tantos emigrantes temporales). Este desarrollo, en cierto modo desordenado, y la afluencia de gente del campo a la ciudad, propició la gran expansión del chabolismo que rodeó a las grandes ciudades. También, las altas tasas de crecimiento económico, no vinieron acompañadas de la consecuente creación empleo (la necesidad de industrialización del país, primó el aumento del factor capital frente al factor trabajo), fue la emigración a Europa lo que evitó que la escasa capacidad de crear empleo no se tradujese en un aumento de las tasas de paro.

 

Aunque parte de los recursos generados para modernizar la economía fueron a parar a manos de personas cercanas al poder, lo que generó un desequilibrio en la distribución de la riqueza, esto no logró evitar que gran parte de la población experimentase una mejora en su calidad de vida. Paralelo al desarrollo económico vino la modernización de la sociedad, se pasó de una sociedad agraria a una industrial, con avances en la educación, alcanzándose una tasa de escolarización del 90% y reduciéndose el nivel de analfabetismo. Otro avance fue la tímida incorporación de la mujer al trabajo y a los estudios. Se produjo un aumento del bienestar, una mejora en las infraestructuras del país y, también, el contacto con el exterior propició la extensión de hábitos y costumbres más liberales: la minifalda, el pelo largo masculino, la ropa desenfada, el biquini, la música pop y rock. También se experimentó un cambio en la sexualidad (la venta de píldoras anticonceptivas superó el millón de unidades en 1967).

 

En esta década se extendió la movilización social. Crece la militancia obrera agrupada, principalmente, en torno a Comisiones Obreras; que surge, no como un sindicato, sino como una plataforma sindical, impulsada por el Partido Comunista Español, que, con una estructura clandestina, utiliza las estructuras del sindicato vertical para llevar las reivindicaciones a la calle, procurando la movilización de masas (también, otras centrales sindicales comienzan a mostrarse activas: USO y UGT). "La movilización reivindicativa de la clase obrera durante la década de los sesenta fue, sin duda, el mayor desafío que tuvo que afrontar el régimen de Franco. [...] La constitución de las Comisiones Obreras como movimiento de ámbito nacional es indisoluble de esa lenta transformación antifranquista del nuevo movimiento obrero español, gracias a la acción conjunta de militantes comunistas y de católicos progresistas". La universidad dejó de ser un feudo del SEU, el sindicato falangista. En el curso 1955-1956 se crean las agrupaciones de estudiantes Frente de Liberación Popular (el Felipe) de adscripción comunista y la Asociación Socialista Universitaria (ASU) auspiciada por el PSOE. Y Durante los años siguientes las universidades, también, serán escenario del activismo contra el régimen de Franco.

 

"No cabe duda que la acción reivindicativa de segmentos significativos de la clase obrera española fue una condición necesaria para la consecución de mejoras sustanciales en el nivel de vida y las condiciones laborales". La represión ejercida por Franco tras ganar la guerra hizo innecesarias las mejoras laborales. Si en el resto de Europa, desde 1942, se venía trabajando para conseguir mecanismos e instituciones que universalizaran la protección social, en España no fue hasta 1963, con la promulgación de la Ley de Bases de la Seguridad Social, cuando se comenzara "a forjar una nueva configuración de las prestaciones sociales en España, dentro de un auténtico sistema de seguridad social". Aun con la inexistencia de una reforma fiscal que la dotara de medios y la ineficacia en la gestión de recursos, la puesta en marcha de la Seguridad Social, supuso un importante avance en protección social, permitiendo que, en 1973, cuatro de cada cinco españoles tuvieran cobertura sanitaria.

 

Franco, durante esta década de logros económicos, resultó "intocable" para las diferentes facciones que formaban el conglomerado franquista. No resultaba así en el exterior, la Comunidad Económica Europea se negó a iniciar conversaciones para la entrada de España en la comunidad, algo que Franco achacó a las fuerzas hostiles contra España. Como también achacó a esas supuestas fuerzas hostiles las movilizaciones obreras y estudiantiles.

 

En 1966 se presentó en las Cortes la Ley Orgánica del Estado. "Se decidió que no hubiera debate sobre la compleja ley. Sería sometida primero a las Cortes y luego al pueblo español sin examen público de sus ventajas y desventajas ni demasiadas explicaciones". El 14 de diciembre se votó en referéndum con una participación del 88% y tan solo un 1,81% de votos negativos.

 

Franco, durante la segunda mitad de los sesenta, recibió presiones de su entorno (en forma de reiteradas sugerencias) para que nombrara sucesor. Franco mostraba ya una creciente decrepitud y se temía por la continuidad del Régimen. En ese tiempo surgieron varios candidatos, entre ellos don Juan que intentó, en diversas comunicaciones con Franco, hacer valer su legitimidad. Juan Carlos fue el candidato elegido, se había mostrado "gris" en sus opiniones, "Juan Carlos era dolorosamente consciente desde hacía mucho tiempo de su estrecho margen de maniobra". El entorno de Franco lo consideraba débil de carácter y sin capacidades políticas para tomar decisiones que lo pudieran enfrentar a las instituciones del Régimen. Estimaron que con su elección, al menos durante un tiempo, la continuidad del Régimen estaría asegurada. Cuando en enero de 1969 Franco le comunicó su decisión de nombrarlo sucesor, Juan Carlos se preocupó de consultar con su muy estimado ex tutor y hombre de confianza, Torcuato Fernández Miranda, que "le garantizó que serían perfectamente posibles nuevas reformas una vez hubiese heredado plenamente la estructura legal del Estado franquista" (Fernández Miranda, con Juan Carlos ya jefe de Estado, diseñó la auto defenestración de Régimen, contribuyendo activamente a ella desde su puesto de presidente de las Cortes, al que accedió por designación de Juan Carlos). Franco, por fin, en julio de 1969 presentó al consejo del Reino y a las Cortes a Juan Carlos como sucesor, siendo aprobada la designación por éstas sin apenas oposición (419 votos a favor y 19 en contra).

 

En 1967, producto de la Ley Orgánica, un tercio de los procuradores de las Cortes fueron elegidos por "cabezas de familia" en votaciones que simulaban un proceso democrático. "No se trataba de una liberalización significativa: todos los procuradores eran miembros del Movimiento y cerca de la mitad eran funcionarios del Estado. En cualquier caso, Franco no dejó de señalar a uno de sus ministros. Las Cortes no eran soberanas. Solo el Caudillo podía sancionar las leyes.

 

Últimos años. El tardofranquismo

 

A principio de los años 70 el Régimen se divide en “continuistas”, más moderados, e “inmovilistas”, que intentan parar todo tipo de reformas y a los que se les terminará denominando “el búnker”. Entre las acciones de los inmovilistas estuvo el intento de sustituir en la sucesión a Juan Carlos de Borbón por Alfonso de Borbón, prometido de la nieta de Franco con la que posteriormente se casaría. Desde el movimiento se instó a los gobernadores provinciales a que restaran importancia a las visitas de Juan Carlos y destacaran las de Alfonso de Borbón. En ese tiempo, desde el interior del Régimen ya se toman posiciones para el momento posterior a su muerte.

 

En septiembre de 1970 Franco recibió la visita de Nixon y Kissinger. Una visita que reforzaba la imagen del dictador fuera y dentro de España y que marcó el punto de máxima tolerancia de las democracias occidentales con el franquismo.

 

Dos meses después de la visita, el proceso de Burgos, que terminó condenando a la pena de muerte a tres etarras, hizo retroceder treinta años la situación de España en el mundo. El 17 de diciembre convocada por el "búnker", una multitud se concentró en la plaza de Oriente de Madrid. En ella pudo verse a Franco saludando desde el balcón muy debilitado físicamente, ya en aquella época sufría Parkinson. La excusa de la manifestación era contestar a las críticas que se multiplicaban en el exterior y a la contestación interior de la oposición democrática; pero, realmente, fue una demostración de capacidad de convocatoria del búnker en sus intentos de desplazar de los puestos de poder a tecnócratas y continuistas. La imagen de Franco aclamado por la multitud y su deterioro físico, tuvieron el efecto en la oposición democrática de no intentar precipitar su caída, y en el búnker, el de aceptar que "mientras Franco viviera, contra él no iría nada". Las sentencias de muerte fueron finalmente conmutadas. Franco, muy reticente a conmutarlas, atendió en última instancia la insistencia, principalmente, de López Rodó y Carrero Blanco preocupados por las seguras repercusiones internacionales (también le escribió su hermano Nicolás pidiéndole que las conmutara). Franco en el discurso de aquel fin de año justificó las protestas internacionales con su fijación persecutoria: "La paz y el orden de que hemos disfrutado durante más de treinta años han despertado el odio en las potencias que siempre han sido el enemigo de la prosperidad de nuestro pueblo".239 En el interior, el proceso de Burgos tuvo el efecto de unir a las fuerzas de oposición democrática que ampliaron su área de influencia. La Iglesia comenzó a mostrarse crítica y los más aperturistas del franquismo vieron al Régimen como "un barco que se estaba hundiendo".

 

En los años setenta se generalizaron las movilizaciones obrera y estudiantil iniciadas ya en los sesenta; sectores, como la Democracia Cristiana, hasta entonces cercanos a El Régimen, se posicionan frente a él, desde el propio falangismo surgen grupos de oposición, en el ejército, una asociación clandestina, la UMD, desafía la disciplina militar para hacer también oposición; y, su mayor aliada, la Iglesia, se muestra dividida. El Vaticano ya había dado muestras de alejamiento del régimen de Franco y durante esos años se sucedieron las muestras de desaprobación, en el interior, el cardenal primado Vicente Enrique y Tarancón se mostró especialmente beligerante. Para completar una situación insostenible, ETA y otros grupos terroristas adquirieron una fortaleza creciente, multiplicando sus acciones. El 20 de diciembre de 1973, coincidiendo con el denominado Proceso 1001, juicio contra diez dirigentes de Comisiones Obreras, que pretendía ser ejemplar, ETA atenta contra el presidente del Gobierno y principal apoyo de Franco, Carrero Blanco, causándole la muerte.

 

Franco se enfrentó a estas tensiones iniciando un giro hacia posiciones inmovilistas. El 1 de octubre de 1971, en la celebración del aniversario de su nombramiento como jefe de Estado, con nuevas concentraciones en la plaza de Oriente, Franco dejó claras sus intenciones de no retirarse. Desde el sector continuista comenzó a temerse la previsible perdida de facultades físicas y mentales de Franco antes de sustanciarse la transmisión de poderes. En esta última etapa el Parkinson se hizo muy evidente, a finales de 1974 mostraba claros síntomas de senilidad.

 

"En el verano de 1975, la sensación de desmoronamiento del régimen era omnipresente". En septiembre de 1975, otro juicio, el de ocho miembros de la organización terrorista FRAP, condenados los ocho a la pena de muerte y dando su conformidad y ejecutándose cinco de las penas, aisló aún más al Régimen internacionalmente. Quince países europeos retiraron a sus embajadores, produciéndose protestas y ataques a las embajadas de España en la mayoría de los países europeos. Como reacción a aquél desmoronamiento, el 1 de octubre, Franco vuelve al balcón de la plaza de Oriente y "repite ante la muchedumbre su discurso de siempre y una vez más, con una voz que la enfermedad hace aún más trémula, denuncia en medio del fervor general de sus incondicionales el complot judeomasónico contra España y la subversión comunista-terrorista"

 

 

"Todas las protestas habidas obedecen a una conspiración masónica-izquierdista, de la clase política, en contubernio con la subversión comunista-terrorista en lo social, que si a nosotros nos honra a ellos les envilece.""

 

 

La agonía de Franco fue lenta y dolorosa, siendo sometido a numerosas intervenciones innecesarias y de efectos desastrosos. El 17 de octubre, después de varias crisis de su salud, aún preside el Consejo de Ministros. El 22 de octubre sufre su tercer ataque cardíaco, el 24 sufre otro y se agravan sus otras dolencias. Desde entonces, todos los intentos de su entorno son los de prolongarle la vida, intentando que sobreviva al 26 de noviembre, momento en que debería renovar el mandato de Alejandro Rodríguez de Valcárcel como presidente del consejo del Reino y de las Cortes y, así, garantizarse una persona "fiable" con poderes para influir en la elección del futuro presidente del Consejo de Ministros. El 25 de octubre se le administra la extremaunción y, finalmente, el 20 de noviembre, se certifica su muerte.

 

 

 Tumba de Franco en la cripta del Valle de los Caídos en 2005.

 

Durante las cincuenta horas que estuvo abierta la capilla ardiente en la sala de Columnas del palacio de Oriente, se calcula que pasaron por ella para mostrarle su último respeto entre 300.000 y 500.000 personas, formándose largas colas de varios kilómetros. El sepelio desde Madrid al Valle de los Caídos, donde fue enterrado en una solemne tumba junto a la de José Antonio Primo de Rivera, fue presenciado, también, por una gran multitud. Sólo asistieron tres jefes de Estado: el príncipe Rainiero de Mónaco, el rey Hussein de Jordania y el general Augusto Pinochet de Chile.

 

Tras su muerte, los mecanismos sucesorios funcionaron y Juan Carlos "aceptando los términos de la legislación franquista" fue investido rey,15 siendo aceptado con escepticismo tanto por los adeptos al Régimen como por la oposición democrática. Posteriormente, Juan Carlos desempeñaría "un papel central en el complejo proceso de desmantelamiento del régimen franquista y en la creación de la legalidad democrática".15 Se inicia el proceso conocido como Transición Española.

 

Ideología

 

Artículo principal: Franquismo.

 

Franco adquirió más poder que ningún otro gobernante en España, ejerciendo esos poderes para intervenir en todos los ámbitos de la sociedad española. En opinión de Alberto Reig Tapia: política e ideológicamente Franco se define sobre todo por rasgos negativos: antiliberalismo, antimasónico, antimarxista, etc. Esto coincide con la creencia de Franco de haber sido elegido para salvar a España de estos peligros. Lo cual no define una ideología, pero es difícil ir más allá dado el carácter hermético del personaje. Se conoce su repudio al parlamentarismo anterior, incluso, a los años 30 y su principal obsesión fue la de una supuesta "conspiración masónica y comunista" contra los intereses de España. Uniendo a estas fobias su admiración a todo lo relacionado con el mundo militar y que desde su nombramiento como líder de los sublevados contó con un confesor personal, comenzaba el día oyendo una misa y rezaba el rosario casi a diario, podríamos obtener su armazón ideológico.

 

En sus gobiernos, los militares siempre jugaron un papel importante, "Franco confió muy especialmente en personalidades del mundo del ejército. Como es lógico, así sucedía no solo en los niveles más altos de la administración sino también en los inferiores"; y la Iglesia participó activamente proporcionando una justificación moral e intentando modelar las costumbres de la sociedad. Políticamente Franco se distinguió por su pragmatismo, las diferentes tendencias que lo apoyaban tuvieron un mayor o menor peso en sus gobiernos dependiendo de los intereses del momento.

 

Tras su victoria en la Guerra Civil, Franco intentó instaurar un estado totalitario de estilo fascista, eran los tiempos en los que el fascismo italiano y el nacional socialismo alemán estaban en auge. Probablemente vio en ellos no solo un modelo, sino también un medio para colmar sus aspiraciones imperialistas. A Franco, en ese tiempo, le obsesionaba la idea de anexionar a España el norte de África. Fue con la derrota del Eje cuando, al menos formalmente, se aleja de las posiciones fascistas y no será hasta el final de los años cincuenta cuando modifique el modelo económico autárquico. No obstante, hasta la caída del franquismo, quedaron reminiscencias de ese intento totalitario, como los sindicatos verticales, espejos del corporativismo fascista italiano, o la dedicación del Movimiento al adoctrinamiento: en la educación, mediante la "formación del espíritu nacional" en las escuelas, y en la formación de la opinión de la sociedad con el control de los medios de comunicación.

 

La ausencia de un ideario definido le permitió transitar de unas fórmulas dictatoriales a otras, rozando el fascismo en los cuarenta y a las dictaduras desarrollistas en los sesenta.

 

La corrupción durante la dictadura

 

Durante la dictadura franquista fueron numerosos los casos de corrupción que salpicaron a los círculos familiares (especialmente por parte de Nicolás Franco, de Pilar Franco y su yerno el Marqués de Villaverde), políticos y de amistad que rodeaban al dictador, siendo acusado de laxitud y tolerancia con la misma, por ello, en numerosas ocasiones los propios poderes públicos se encargaban de enmascarar estos escándalos, lo cual era posible gracias a la inexistencia de libertad de prensa y la represión. Por ejemplo en el caso de "Manufacturas Metálicas Madrileñas", el propio hermano del dictador fue penalmente amnistiado por el Consejo de Ministros. Su hermana Pilar, viuda madre de 10 hijos, cuyos únicos ingresos eran los que provenían de una módica pensión por viudedad de la época, acumuló una inmensa fortuna y diversas propiedades, recibiendo finalmente 12 millones y medio de pesetas en concepto de pensión hasta su muerte.

 

Entre otros, fueron de especial relevancia los escándalos de la estafa piramidal inmobiliaria SOFICO, el fraude en las ayudas a la exportación MATESA o a la industrialización en el caso de "Confecciones Gibraltar", y la desaparición de 4 millones de litros de aceite del Estado en el asunto REACE.

 

Tras el final de la guerra civil, la destrucción y el hambre agudizó el estraperlo y el comercio ilegal a través de las fronteras. Posteriormente, numerosas fortunas florecieron gracias al desarrollo económico, utilizando para ello las influencias del llamado "Clan del Pardo", que era el nombre que englobaba a los círculos cercanos al dictador por ser el Palacio del Pardo su residencia oficial, y la evasión de capitales al extranjero, principalmente con destino a Suiza y José Antonio Martínez Soler, afirmó que:

 

 

"Debajo de la dictadura había una corrupción constante y generalizada".

 

La familia Franco acumuló gran cantidad de bienes y propiedades durante la dictadura como la casa señorial gallega del "Pazo de Meirás" o el "Palacio de Cornide", "El Canto del Pico" en las cercanías de Madrid. Según Mariano Sánchez Soler, que ha publicado diversos libros de investigación sobre la fortuna acumulada por los Franco, la familia poseía un entramado de más de  empresas diversas y un patrimonio valorado entre 36 y 60 millones de euros.

 

En el año 2008, el partido político Izquierda Unida, presentó una proposición parlamentaria para posibilitar la devolución al Estado del patrimonio del dictador, finalmente el gobierno socialista aprobó que los bienes fueran declarados de interés cultural, lo que permite que sean visitados por la ciudadanía, pero permaneciendo en poder de la familia Franco. Por su parte, el Partido Popular se opuso a cualquiera de las iniciativas presentadas.

 

Vida privada

 

 

Franco residió junto a su familia en el Palacio Real de El Pardo durante toda la dictadura.

 

Lo único que se conoce a ciencia cierta de la vida privada de Francisco Franco es lo que se hacía oficial y público. Estaba casado con Carmen Polo y tuvo una hija, María del Carmen Franco Polo, Duquesa de Franco. Su yerno era Cristóbal Martínez-Bordiú, Marqués de Villaverde, y uno de sus bisnietos es Luis Alfonso de Borbón y Martínez-Bordiú, hijo de Alfonso de Borbón y Dampierre y de su nieta mayor Maria del Carmen Martínez-Bordiú y Franco. La familia Franco pasaba sus vacaciones en el Pazo de Meirás, en La Coruña.

 

Entre sus aficiones destaca la caza y la pesca, convirtiéndose estas aficiones en propaganda de sus proezas, apareciendo en la prensa cobrando numerosas piezas y, principalmente, pescando ejemplares de gran tamaño. También le gustaba jugar a las cartas, pasaba muchas horas viendo la televisión y su conversación favorita siempre versó sobre Marruecos.

 

Literatura y cine

 

Con su propio nombre publicó en 1922 el libro (pretendidamente verídico) Diario de una bandera. Con el seudónimo de Jaime de Andrade, Franco escribió la novela Raza, que inspiró la película del mismo título en 1942. También con seudónimo, pero de Jakim Boor, publicó una serie de artículos antimasónicos y antisemitas en el órgano de Falange, el diario Arriba, publicados todos ellos más tarde en el libro Masonería.

 

Además ha sido utilizado como personaje en varias novelas, películas e historietas de ficción:

 

En 1964, José Luis Sáenz de Heredia, que ya filmara la película Raza, se hizo cargo también del filme documental Franco, ese hombre.

Otro film documental rodado en la clandestinidad fue Caudillo de Basilio Martín Patino, biografía del dictador centrada sobre todo en su vida anterior a la finalización de la guerra civil, con entrevistas y documentos audiovisuales de ambas partes.

En Dragon Rapide (Jaime Camino, 1986) su papel fue interpretado por Juan Diego, una de las interpretaciones más logradas del dictador, por la que fue nominado al Goya y centrada en los días previos al Golpe de Estado.

En Espérame en el cielo (1988) fue encarnado por José Soriano, una película en clave de humor en la que el actor interpreta tanto a Franco como a su doble.

En Madregilda (1993) su papel lo interpreta Juan Echanove, película con toques surrealistas con la que Echanove consiguió ganar su segundo Goya por su caracterización de Franco.

En Operación Gónada (2000) lo interpreta Xavier Deltell.

En ¡Buen viaje, excelencia! (2003) es interpretado por Ramón Fontserè.

En 20-N: Los últimos días de Franco (2008) por Manuel Alexandre

En Balada triste de trompeta (2010) por Juan Viadas

En la miniserie Alfonso, el príncipe maldito (2010) por Francisco Vidal.

En la miniserie Suárez, el presidente (2010) lo interpreta Francisco Merino.

En la miniserie Sofía (2011) lo interpreta Eduardo McGregor.

También aparece, aunque como personaje sin identificar, en el film cómico ...Y al tercer año, resucitó (1980).

En los cortometrajes Franco no puede morir en la cama (1998) y Hendaya: cuando Adolfo encontró a Paco (2007) es interpretado por Luis Ciges y José Macías respectivamente.

Tiene un cameo en la película Evita (1996), interpretado por Peter Hughes.

Aparece como personaje recurrente en el programa Pólònia de TV3 interpretado por Manel Lucas; también ha sido parodiado en otros programas de televisión como Caiga quien caiga, DEC donde fue interpretado por el cómico imitador Carlos Latre y en los Premios Ondas de 2008 por David Fernández.

Aparece como personaje recurrente en el programa El Intermedio de laSexta, en forma de marioneta.

En la comedia musical Hendaya, mon amour fue interpretado por César Goldi, y en el cortometraje de Luis García Berlanga El sueño de la maestra (2002) aparece como imágenes de archivo pero doblado por Luis Figuerola Ferretti como parodia de ¡Bienvenido Mr. Marshall!.

Aparece en el cortometraje de Álex de la Iglesia La tragedia de Francisco Franco interpretado por Carlos Areces.

Además, él mismo se interpretó en la película muda La malcasada (1926) donde aparecen cameos de importantes personalidades de la época como José Millán Astray, José Sanjurjo, Ramón del Valle-Inclán o el dictador Miguel Primo de Rivera entre muchos otros.

 

Franco utilizó como emblema personal el víctor ('Victorioso', en latín) un símbolo originado en el ocaso del Imperio romano y que derivaba del crismón. También fue empleado por la universidad de Salamanca.

 

Este emblema se utilizó mucho durante la guerra, y estuvo en la tribuna desde la cual Franco contempló el desfile de la victoria de 1939, cayendo en un relativo desuso a partir de entonces.

 

 

El estandarte de Francisco Franco.

 

En 1940 se crearon el estandarte y el guion que fueron empleados hasta su muerte por el general Francisco Franco como jefe de Estado. Se recuperó de esta forma, hasta el mes de noviembre de 1975, la Banda de Castilla. La propia banda y los dos dragantes estuvieron acompañados, como en el caso de Carlos I, por las Columnas de Hércules con fuste de plata, base y capitel corintio de oro o dorados, y ambas coronadas con una corona imperial (la columna más cercana al lado del mástil y una real antigua, abierta (la más alejada). La columna del lado más cercano al mástil aparecía colocada en el borde inferior, mientras que la otra lo estaba en el borde superior.

 

 

Escudo de Franco como jefe de Estado.

 

El estandarte, la bandera que fue izada en residencias oficiales, acuartelamientos y naves de la Armada consistió en una enseña cuadrada con los elementos mencionados.

 

El guion, la señal de posición, de uso castrense, fue muy semejante al estandarte pero poseía, en el lado opuesto al mástil, tres carpas redondas salientes y dos entrantes intermedias. Estuvo rodeado por flecos y acompañado de un cordoncillo, ambos de oro.

 

Los elementos mencionados también formaron parte del escudo personal que empleó Franco como jefe de Estado. En este escudo también figuraron, como adornos exteriores, la Cruz Laureada de San Fernando y una corona abierta, sin diademas, denominada corona militar de caudillaje.