José Luis Vicente Abre Fuego contra el entramado academicista
Bienes arqueológicos, paleontológicos

José Luis Vicente Abre Fuego contra el entramado academicista

 

 

24/11/2013 Fuente historiayarqueologia. La calzada romana más importante de España es «falsa». La Vía de la Plata es «un invento moderno, de hace apenas unas décadas». Así lo afirma y puede probarlo el investigador José Luis Vicente, quien, pese a haber comunicado sus descubrimientos a la Junta, como exige la ley, no ha obtenido respuesta.

 

Uno de los ‘padres’ de la Vía de la Plata, según Vicente, es el filólogo y catedrático de Historia Antigua en la Universidad Complutense de Madrid José Manuel Roldán Hervás, quien hace más de 40 años en su tesis doctoral ‘descubre’ por primera vez esta calzada, que no aparece en las fuentes antiguas ni en el Itinerario Antonino, redactado en el siglo III y donde se recopilan las rutas del Imperio romano.

 

«Todo el mundo utiliza el Itinerario Antonino, pero cuando no les cuadran las distancias, consideran que son erróneas», explica Vicente. Conocida y probada la rigurosidad de los romanos en sus mediciones, resulta sorprendente que no hayan aparecido vestigios arqueológicos de cimentación, miliarios o restos de las mansio (posadas) en la Vía de la Plata ‘oficial’. Pero hay más datos que avalan las tesis del investigador zamorano José Luis Vicente.

 

Que no existan evidencias históricas irrefutables de la mítica calzada entre Asturica Augusta (Atorga) y Emerita Augusta (Mérida) en su recorrido tradicionalmente aceptado «no ha impedido que la singular importancia y trascendencia histórica de tan etérea e intangible entelequia haya sido santificada por multitud de eruditos e, incluso, dotada de un estatus jurídico propio a través de la legislación vigente», asegura Vicente, quien no entiende que la Junta decidiera en el 2002 incoar expediente para declarar BIC la Vía de la Plata, «que es como hacerlo de la Atlántida».

 

Dos ‘carreteras’ en una

 

¿De dónde surgió entonces la Vía de la Plata? Para empezar, el nombre de Vía o Camino de la Plata no aparece en ninguna cartografía histórica al norte del Tormes, sólo al sur de Salamanca aparecen tales topónimos, que no siempre coinciden con el trazado de la vía romana. Roldán Hervás apelaba en su tesis doctoral a dos itinera citados en el mencionado Itinerario Antonino: Mérida-Zaragoza y Astorga-Zaragoza. La Vía de la Plata surgiría de la suma del recorrido parcial de estas dos rutas, que confluyen en el Duero (en Ocelo Duri), en un lugar al Este de la ciudad de Zamora; y desde Ocelo Duri a Caesar Augusta (Zaragoza) compartirían trazado.

 

Santiago Pardo, en un trabajo titulado Notas para pensar y andar la Vía de la Plata, deja el tema claro desde las primeras líneas: «Del camino que en tiempos romanos unía Mérida con Astorga no se conserva la más mínima referencia en textos de época. En el Itinerario Antonino, la mejor de las fuentes disponibles para la reconstrucción de la red viaria hispanorromana, no aparece bajo esa denominación, con aquel punto de partida y aquel destino, ni aparece tampoco como parte de otro más largo. Resulta, más exactamente, de la unión de dos importantes carreteras: la que de Mérida conducía a Zaragoza, rodeando por Capara, Salmántica y Ocelo Duri antes de enfilar hacia levante, y la igualmente indirecta de Astorga a Zaragoza, que alcanzaba el nudo de Ocelo Duri después de haber pasado por las estaciones de Bedunia, Brigeco y Vico Aquario».

 

Los propios defensores de la Vía de la Plata no se ponen de acuerdo sobre su recorrido e incluso hay quien aboga por ampliarla a Gijón (por el Norte) y hasta Sevilla (por el Sur). «Si añadimos al puzle la ruta 34 de Hispania in Aquitania, uno de cuyos extremos se ubica en Astorga, también podríamos decir que comunicaba Mérida con Burdeos», afirma Vicente.

 

Sin pruebas

 

Los principales valedores de la Vía de la Plata argumentan que coincide con una ruta protohistórica, de la que tampoco ha aparecido hasta la fecha ni un sólo resto arqueológico que lo acredite. Vicente, ingeniero forestal de profesión, ha utilizado en su investigación no sólo la documentación histórica, sino una nueva metodología científica, basada en un sistema de información geográfica, que básicamente permite ‘cruzar’ abundante información en unas coordenadas precisas. El sistema posibilita comprobar con rapidez y precisión qué caminos históricos se miden en unidades romanas, las millas o milia passum (1.480 metros). Así es como ha constatado errores de bulto también en las vías romanas XVIII (conocida como Vía Nova), en la XIX y en la XX, que atraviesan la provincia leonesa y no son como las han ‘pintado’.

 

La Junta destinó en 2008 al plan de calzadas romanas más de 482.000 euros en colaboración con la Universidad de Burgos, así como 900.000 a la Iter Plata (señalización de la Vía de la Plata).

 

Voces críticas

 

Vicente no es el único que cuestiona la Vía de la Plata. Otros especialistas, sin negar su existencia, consideran que la ruta ‘oficial’ no es la auténtica. Es el caso de Isaac Moreno, ingeniero de Obras Públicas, que propone perspectivas revisionistas. Moreno, ya en el III Congreso de Obras Públicas Romanas, celebrado en Astorga en el 2006, presentó una ponencia en la que demostraba que «la Vía de la Plata al norte de Salamanca no existe y es una invención».

 

El arqueólogo leonés Emilio Campomanes, en una carta remitida al citado Congreso de Astorga, expone: «Hace unos pocos años unos compañeros de universidad realizaron un estudio sobre el trazado de la Vía de la Plata. Su resultado fue cuanto menos sincero y dijeron que no eran capaces de encontrarla en el lugar donde tradicionalmente se la ubicaba. Sinceros porque hay poca gente que sea capaz de decir eso a una administración que se ha gastado una pasta en encargar un estudio».

 

Roldán Hervás, que fundamenta la existencia de esta ruta al norte del Duero en un miliario encontrado en Milles de la Polvorosa, el único que ha aparecido en el corredor surcado por la Vía de la Plata ‘oficial’ y que mide la distancia entre su ubicación original y Mérida, publicó un estudio en el 2007 titulado El Camino de la Plata: Iter o negotium, donde admite el interés económico que mueve a muchas localidades por estar en una ruta de innegables atractivos turísticos.