Droga legal
Droga

Droga legal

 

 

18/05/2014 Fuente diariolaopinion. La legalización de la marihuana en Uruguay, es un arranque que puede extenderse hacia otros países de la región.

 

Con la legalización de la marihuana en el vecino Uruguay, lo que se pretende por parte del Estado es reducir el consumo y por sobre todas las cosas quitarle un mercado lucrativo al narcotráfico, con lo cual además se podría llegar a reducir la inseguridad. Entre otros obstáculos para la práctica de esta norma, se incluyen la prohibición de venta a los menores de 18 años -algo que no suele ser un obstáculo, bien se conoce aquí con otros productos, como el alcohol por ejemplo-, la que se hará posible a través de una red de farmacias y con un máximo de 40 gramos por mes por cada persona.

 

Este sistema en el cual los uruguayos han tomado la delantera está fijamente puesto el interés de otros países de la región, en los cuales también está incubando la idea de llevar adelante una iniciativa similar, incluso con algunos proyectos presentados en las cámaras legislativas. Entre ellos pueden citarse Chile, Paraguay, Bolivia, Brasil y la Argentina, donde ya hubo varias manifestaciones públicas en respaldo de la legalización de la marihuana, como una reciente en la ciudad de Rosario.

 

Aunque ya mencionamos algunos de los aspectos por lo cuales se llevó adelante esta posibilidad en Uruguay, la síntesis bien podría ser "reprimir el narcotráfico sin el uso de la fuerza", incluso con algunas características que en principio se presentan muy favorables como la pequeña extensión territorial del país y una geografía sin grandes montañas o selvas. Como el Estado controla ya otros varios sectores productivos, de igual forma piensa llevarlo adelante con el consumo legal de la marihuana.

 

Otro problema que se tiene que resolver es el sostén de la producción por parte del Estado, que será quien deberá proveer a las farmacias, garantizándose la venta de 10 gramos semanales y unos 40 mensuales por persona. El precio será flexible, de un dólar por gramo, por debajo del mercado ilegal.

 

Una prueba sobre la que miran con creciente expectativa muchos otros países, donde la posibilidad de implementar una iniciativa de parecido tenor es altamente probable.

 

Resulta interesante conocer algo más sobre la marihuana, ya que el 95% de la producción mundial de cannabis está concentrada en México, Paraguay, Estados Unidos y Uruguay, siendo varios los países que han legalizado el uso de esta droga con fines médicos y terapéuticos. En cambio Uruguay es el primero en dar un paso tan contundente.

 

De acuerdo con informes que se conocen de las Naciones Unidas, entre 180 y 200 millones de personas consumen marihuana en el mundo, lo que la ubica como la droga de mayor difusión, siendo en cambio unos 90 millones de personas los que usan anfetaminas, éxtasis, cocaína y derivados del opio.

 

El fracaso de casi todas las iniciativas destinadas a combatir la droga, en este caso especial la marihuana, ha llevado a volcarse en la alternativa de la legalización como la posibilidad más cercana y posible para reducir el consumo, y más que eso, ir eliminando el narcotráfico. Todo el mundo se encuentra pendiente de la experiencia uruguaya.

 

Muchas organizaciones sostienen y de ese modo lo han hecho saber enfáticamente cuando el presidente oriental Pepe Mujica estaba llevando adelante la idea, sobre los efectos nocivos que tendrá la legalización, con un exponencial aumento del consumo, y que además, seguramente los narcotraficantes pasarán a disponer de marihuana a menor valor que el dólar por gramo propuesto por la iniciativa oficial, lo cual no haría otra cosa que incrementar el mercado ilegal.

 

Donde en cambio se advierte un arista positiva, aún cuando crezca el consumo y permanezcan los narcotraficantes, es que la marihuana es mucho menos nociva que las denominadas "drogas duras" como cocaína, heroína y las sintéticas, las que podrían ver considerablemente disminuido su mercado. Aunque claro, por ahora se trata de una serie de posibilidades asistidas por el mero de análisis de situación, en tanto que dentro de un tiempo, no muy extenso, se contará con el aporte de la realidad para ver qué es lo que está sucediendo.

 

Lo que puede decirse como conclusión es que esta clase de experiencias de ninguna manera puede llegar a convertirse en una manera de ampliación del consumo, porque entonces, se debería retornar a la metodología de la represión más dura.