Contra valor no hay desdicha 5. Quinta entrega
Fuente artelope. Autor Lope de Vega
1490
los que huyeron, van vencidos;
los demás, muertos se ven.
Pero pelear tan bien
no fue mucha valentía
si Filis me defendía;
1495
que si más cerca llegara,
con los ojos los matara,
y yo descansar podía.
Padre, gran pena me distes.
MITRÍDATES
Ninguna a mi pena iguala,
1500
ni pensé volverte a ver,
perdido por la montaña.
CIRO
Bato amigo, mucho debo
a tu amor.
BATO
Si me le pagas,
claro está que no le debes.
FILIS
1505
¡Ay de mí! Gente con armas
discurre el monte.
BATO
Ellos vuelven.
Huyamos, Ciro.
CIRO
Esta espada
no sabe huir. Todos juntos
os poned a mis espaldas.
(ARPAGO y soldados.)
ARPAGO
1510
Pisando voy cuerpos muertos,
que la misma luz del alba
nos enseña por las sendas.
UN SOLDADO
Sangrientas están las ramas.
ARPAGO
¡Ay de mí si es muerto Ciro!
CIRO
1515
(Aparte a FILIS.)¡Ay, Filis, gran mal me aguarda!
Arpago, tu hermano, es éste.
Detrás destas altas hayas
es fuerza que os escondáis.
FILIS
(Aparte.)¿No estás, fortuna, cansada
1520
de perseguirme?
BATO
(Aparte.)Señora,
no temas aunque haya causa;
que quien ha muerto a los otros
se dará tan buena maña
que hará de aquéstos lo mismo.
(Retíranse FILIS, MITRÍDATES y BATO.)
CIRO
1525
Arpago, yo soy. ¿Qué aguardas?
ARPAGO
Esperaba a conocerte;
que tan poco a poco baja
el alba, que se ve apenas
si es la noche o la mañana.
CIRO
1530
Si a matarme vienes, ¿cómo
tienes la espada en la vaina?
ARPAGO
No vengo a matarte, Ciro:
Ciro, en que he sido repara
quien dos veces te dió vida
1535
a costa de sus entrañas.
Retiraos todos.
CIRO
¿Qué dices?
(Retíranse los soldados.)
ARPAGO
Que escuches la historia larga
de tu vida y mi desdicha.
CIRO
Dime, Arpago, si me engañas,
1540
porque no, será valor.
ARPAGO
Antes que del monte salgas
sabrás si te engaño: escucha.
CIRO
Yo escucho en tu confianza,
pero más en mi virtud;
1545
porque, si a traición me matas,
volveré del otro mundo
y sabré tomar venganza.
ARPAGO
Ciro valiente, de quien
pende la corona toda
1550
del Asia, aunque te quitaban
con la vida la corona,
ya no es tiempo de callar;
que cuando la verdad sobra,
aunque rompa mi palabra,
1555
más que me infama, me honra.
No es la causa que yo tengo
para vengarme tan poca;
que no pedirá palabras
quien hace tan malas obras.
1560
El cielo me manda hablarte,
que rompérsela no importa;
antes el cielo se sirve
de que a un tirano la rompa.
El rey Astiages, de Media,
1565
tuvo por hija la hermosa
Mandane, de cuyo vientre
soñó que con verdes hojas,
entre fértiles racimos,
salía una vid frondosa
1570
que toda el Asia cubría,
por cuyo temor se informa
de los sabios que en su reino
guarnecen talares togas.
Todos dicen que su hija,
1575
y unánimes se conforman,
pariría un bello infante,
que con fuerzas belicosas
el reino le quitaría;
y de suerte el Rey se asombra,
1580
que en Persia casa a Mandane
con la más pobre persona,
aunque noble, que halló en Persia,
pensando que al cielo estorba
el poder, a quien están
1585
sujetas todas las cosas.
Pero no hay fuerzas humanas
que a las divinas se opongan:
antes, resistido el cielo,
a más rigor se provoca.
1590
Preñada Mandane, el Rey
la vuelve a su casa, y toma
el niño que della nace,
y a su marido la torna.
Este me entrega, y me manda
1595
¡qué crueldad! que en una sola
selva le deje a las fieras,
que le devoren y coman.
No quise yo ser verdugo
de un ángel; que galardona
1600
la piedad el cielo, tanto
la inocencia le enamora.
Con esto, aquel mismo día
con tierno llanto le arroja
mi ganadero a las fieras;
1605
después le vuelve a su choza,
donde por suyo le cría,
en cuya rústica ropa
aquel ánimo real
no de otra manera brota
1610
(volviendo en coturnos de oro
las que eran abarcas toscas)
que del conducto la fuente,
por la superficie rota,
bullendo las arenillas,
1615
revienta menudo aljófar.
Este fuiste, fuerte Ciro,
que de burlas rey te nombras,
porque te enseñaba el cielo
que a las veras te dispongas.
1620
Astiages, viéndote vivo,
de tal manera se enoja,
que me convida a comer,
¡ay, Dios!, con alma traidora.
Como, y después me pregunta
1625
si fue espléndida y sabrosa
la comida; yo, ignorante,
le agradezco tantas honras.
Enséñame luego... ¡Ay, cielo!
¡Qué lágrimas y congojas
1630
el prólogo quieren ser
de mi tragedia llorosa!
Me enseña, dije... ¡Ay de mí!
¿Cómo diré? ¿De qué forma?
En una sangrienta fuente
1635
vi la cabeza amorosa,
pies y manos de mi hijo.
Tanto mueve y alborota
el alma ver que su cuerpo
su mismo padre le coma.
1640
En mi llanto y en su sangre
mis tiernos ojos se mojan,
por ver si pueden lavar
la misma engañada boca.
Volví el ser que di a mi hijo
1645
a mi ser, como quien cobra
lo que ha dado, y de mi carne
se aumenta mi carne propia.
Así me dijo: «En tu hijo
tomar venganza me toca
1650
de no haberme obedecido,
pues vive mi nieto agora.»
¿Qué león de Albania, qué sierpe
de Libia, qué tigre, qué onza
hiciera tan gran crueldad
1655
cuando los hijos le roban?
Disimulé cuanto pude,
y el Rey, con falsas lisonjas,
te deja volver al monte
para que sus peñas, sordas
1660
y mudas, fuesen testigos
de tu muerte lastimosa.
Apenas lo supe, Ciro,
cuando quiere que socorra
dos veces tu vida el cielo;
1665
pero cuando ya la aurora
abre las puertas al día,
veo en la florida alfombra
del monte tres hombres muertos,
y esa mano vencedora
1670
de la crueldad de tu abuelo.
Vuelve, Ciro, a la memoria
tus agravios; que los cielos
con su mano poderosa
le defienden, y te llaman
1675
al hecho de mayor gloria
que en eterno bronce anima
de la alta fama la trompa.
Honra a tu madre Mandane,
tu imperio heredado cobra
1680
de quien mil veces te ha muerto
con fieras, hierro y ponzoña.
Aunque para no matarte
defenderte el cielo sobra;
que es querer matar en él
1685
del sol la dorada antorcha.
Consagra al templo inmortal
esta verdadera historia;
tu mismo imperio restaura,
tu frente de lauro adorna.
1690
Yo te ayudaré. ¿Qué esperas?
Pelea, mata, despoja,
atropella, venga, rinde,
tala, quema, vence, roba;
rey te llama, gente junta,
1695
las banderas enarbola.
Valor tienes, di quién eres;
que Dios te dará victoria.
CIRO
¡Notable historia! Y tan llena
de prodigios, que me ha dado
1700
contento como cuidado,
y como esperanza pena.
Lo que Júpiter ordena,
resistir intenta en vano,
la más poderosa mano;
1705
porque es mortal desatino
contra el decreto divino
oponerse intento humano.
No sin causa me ponía
el alma en el pensamiento
1710
ser rey; que este fingimiento
de aquella verdad nacía.
Esforzándose va el día;
si nos ven, perdido soy.
Palabra de rey te doy,
1715
si me ayudas, de vengarte,
escribiéndote en qué parte
gente levantando estoy.
Mi padre, aunque no lo ha sido,
y un amigo que venía
1720
conmigo, buscar quería,
que en el monte se han perdido;
que por eso, me despido
de ti con tanto recelo.
Dame tus brazos.
ARPAGO
El cielo
1725
confirme nuestra amistad.
CIRO
Tú verás mi voluntad.
ARPAGO
Tú mi favor.
CIRO
Tú mi celo.
ARPAGO
Seré tu esclavo.
CIRO
Tu amigo
seré yo.
ARPAGO
Mi rey serás.
CIRO
1730
Arpago, tu amigo es más,
y cumpliré lo que digo.
ARPAGO
Presto me veré contigo.
CIRO
Cielos, escríbase en vos
esta amistad de los dos.
ARPAGO
1735
Ya la guerra me provoca.
CIRO
Toca al arma.
ARPAGO
Al arma toca.
CIRO
Arpago, adiós.
ARPAGO
Ciro, adiós.
Acto III
FLORA y BATO, de soldado gracioso.
BATO
¿No vengo bizarro, Flora?
FLORA
Y galán tan singular,
1740
que te pudiera envidiar
el que lo fue de la aurora.
Bien es que en esta jornada
del más gallardo, presumas,
porque no hay galán sin plumas
1745
ni valiente sin espada.
A lo gallardo he pensado
que has de igualar el valor,
porque del ruin labrador
sale siempre el buen soldado.
1750
Entre cuanta gente viene
por varias partes a Ciro,
sólo te alabo y te admiro
de cuantos soldados tiene.
BATO
Díceslo, Flora, burlando;
1755
mas, pues ya no puede ser
que a Ciro puedas querer,
que me quieres voy pensando.
Ya Ciro es rey, ya gobierna
ejércitos, no ganados;
1760
ya camina entro soldados
a conquistar fama eterna.
Ya, en vez del rudo jumento,
feroz caballo corrige
con duro freno, y le rige
1765
entre la tierra y el viento.
Ya no hay bueyes que administre
la aguijada del arado;
armas viste, y fresno herrado
pasa de la cuja al ristre.
1770
Con esto, de las crueldades
de su abuelo se defiende:
imperios Ciro pretende,
no labranzas ni heredades.
No busca Ciro las tierras
1775
donde los ganados pacen;
que las majestades nacen
enseñadas a las guerras.
Ya, con más altos intentos,
aspira a reinar, no a ti:
1780
quiéreme tú, Flora, a mí,
y juntemos pensamientos.
Llevaréte, si me quieres,
al lado por esas guerras;
verás mares, verás tierras,
1785
que es condición de mujeres.
Ea, ¿qué lo estás pensando?
Que Filis, con ser quien es,
a Ciro sigue después
que ha visto a Ciro reinando.
1790
Y tenemos copia inmensa
contra el viejo Rey cruel,
aunque nos han dicho que él
no se duerme, en la defensa.
Que sabiendo que vivía
1795
su nieto, y que gente armaba,
del Júpiter blasfemaba
y a Arpago matar quería.
Y así, de varias naciones
tan grande campo ha formado,
1800
que cubre el más dilatado
de banderas y escuadrones.
Pero de Ciro el valor
tan animoso le espera,
que no pienso que pudiera
1805
ser el de Marte mayor.
FLORA
Yo, Bato, desengañada
de que era bárbara ley
querer un nieto de un rey,
entre estos montes criada,
1810
de pensamientos mudé;
que era loca fantasía,
y aquel amor que tenía,
como se vino se fue.
Ni de ti ni de otro alguno
1815
de cuantos Dios ha criado,
estimaré su cuidado,
ni le tendré de ninguno.
Hayan los hombres nacido
en buen hora, cuantos fueren,
1820
para quien ellos quisieren;
logren su amor o su olvido;
que yo los doy desde aquí
a las que no los conocen,
y muchos años los gocen
1825
sin darme celos a mí.
Siempre nos causen desvelos
los firmes y los más justos:
¡mal año para sus gustos
si tengo de ver mis celos!
(Vase.)
BATO
1830
Dejarás de ser mujer,
serás piedra, y no persona;
que la más fuerte amazona
hombres hubo menester.
Mas ya nuestro Marte miro,
1835
que con la divina rama
del sol su gente le aclama
por rey.
(Tocan cajas dentro.)
(CIRO, con laurel; FILIS, en hábito corto; MITRÍDATES, SOLDADOS y MÚSICOS.)
SOLDADOS
¡Rey Ciro, rey Ciro!
MÚSICOS
(Cantando.)
Coronad, soldados,
la ilustre cabeza
1840
del valiente Ciro,
nuevo rey de Persia.
¡Al arma, al arma, al arma; guerra, guerra!
Toca la caja, y ríndase la tierra.
(Tocan la caja a rebato.)