LAS CIUDADES ÍBERAS Y CELTÍBERAS
Bienes arqueológicos, paleontológicos

LAS CIUDADES ÍBERAS Y CELTÍBERAS

 

 

19/08/2013 Fuente historiayarqueologia. Verán, tras transcribir de El Bronce de Luzaga en Abril de 2012 y hacerlo con éxito, eso me iba a permitir realizar otro hito jamás conseguido hasta la fecha. Aplicando la misma metodología que diseñé y que usé para la transcripción de la lámina ahora podía ir más lejos, aun acaso los escépticos lo dudasen. Es natural que crean que un neófito no es capaz de conseguir lo que nadie antes hizo, “hacer el milagro” y tienen razón, sólo Dios los hace. No obstante iba a demostrarles nuevamente que podía leer y comprender exactamente la escritura ibérica transcribiendo el nombre y significado de todas y cada una de las ciudades de los íberos y de los celtíberos. Las conclusiones son tan sorprendentes como concluyentes, y he de advertirles que son prácticamente definitivas y eso es una relevante noticia: Y lo primero que he de apuntar y lo afirmo rotundamente sin paliativos, es que los íberos y los celtíberos no eran celtas. Comprendo que les sorprenda la vehemencia de mi novedosa afirmación pero es que me consta no lo fueron y lo sé porque son ellos mismos quienes manifiestan abiertamente quienes fueron, por lo tanto y en consecuencia quienes somos nosotros en realidad.

 

 

Miren, mis predecesores historiadores cometieron un error garrafal al atribuir a los íberos y a los celtíberos y también a su escritura y su fonética un indiscutible origen celta. Lo cierto es que podrán convencerse por ustedes mismos a través de los nombres que les presento de las supuestas ciudades y cecas numismáticas, de las cuales revelaré su significado y que nadie pudo ni supo jamás explicar. Pero entiendan que se las daré por entregas y no todas a la vez, dado habremos de guardar un poco de paciencia, tanto ustedes como yo, entre otras razones porque es mucho mejor para mi estudio, pues éste es un concepto primordial para lo “científico”: Tener capacidad para repetirlo una y otra vez y otra más y tantas como sea necesario, y que todo sea observable y perfectamente coherente. No en vano la definición de “ciencia” se la entiende precisamente como la observación de una experimentación que además podemos repetirla. Así pues “el milagro” lo repetiré cientos de veces. Lo haremos “científicamente”.

 

 

La verdad y para serles sincero les daré aquí y ahora otra excelente y buena nueva: Tengo transcrito otro bronce, uno emblemático, extraordinario y muy conocido pero si me lo permiten y únicamente por razones meramente estratégicas no lo anunciaré públicamente. No me incomoda que se sepa, es más lo prefiero, pero no daré a conocer todavía el nombre de ese hallazgo ni tampoco mi nuevo signario, el mío es particular, la piedra roseta anteriormente inexistente y que tuve que construirme para trascribir, sin embargo los epigrafistas y eruditos prefieren usar los semi-silabarios oficiales. En mi humilde opinión únicamente obtendrán trasliteraciones fonéticas y además aproximadas, aunque por supuesto no voy a polemizar ni entrar a valorar el trabajo de otros, cada cual es libre de optar por aquello que mejor le convenga. Sepan en mi caso me dedico sólo a mi propósito, y que no es otro que un apasionante compromiso por restablecer toda la verdad de quienes fueron los íberos y los celtíberos y devolverles el lugar tan destacado que merecieron tener en la historia y que siempre se les negó, y no para alimentar ninguna polémica en los foros que ya se proveerán por si mismos. De todos modos sería de una enorme ingratitud por mi parte si no aprovechara toda ocasión para agradecer a quienes con buen criterio y mejor sentido común, que constato cada día son más numerosos y que me apoyan, me ayudan, me alientan a seguir adelante sin desfallecer y confían firmemente en mi novedosa exposición de la historia ibérica. A todos ellos no podría defraudarles y créanme que les estoy muy agradecido.