Narcomenudeo violento, la clave del tráfico de drogas en el país
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Narcomenudeo violento, la clave del tráfico de drogas en el país

 

 

25/02/2014 Fuente lanacion. Los especialistas advierten sobre la consolidación de la venta minorista de cocaína

 

Los expertos no tienen dudas: en el crecimiento del narcotráfico en la Argentina mucho tuvo que ver la consolidación del mercado local, la venta minorista, el llamado narcomenudeo, cada vez más violento. Por años quedó como un problema relegado frente al intento -con más o menos éxito- de frenar el ingreso de drogas por las fronteras. Mientras las grandes organizaciones, las redes de transporte y almacenamiento, aparecían como el objetivo de la Justicia y de las fuerzas policiales, en los barrios más humildes se afianzaban otras ramificaciones del mundo narco. Familias enteras se consolidaron alrededor del negocio de la droga. Se lo llamó economía narco de subsistencia. Hoy crecieron y formaron clanes. Y acompañaron la mayor circulación local de cocaína para ganar territorios a fuerza de violencia, coinciden los especialistas.

 

"El modelo narco local se apoya en el mercado interno de consumo. Es diferente de lo que ocurría en Colombia, con una estructura que apuntaba a la exportación de la cocaína", explicó a LA NACION el ex ministro de Salud bonaerense Claudio Mate Rothgerber.

 

Esa mirada permite encontrar una de las principales razones para el incremento de la presencia narco en el país. La actividad de las bandas es territorial y más visible que las redes estructuradas para ocultar cargamentos con destino a Europa o Estados Unidos.

 

En los últimos días, el secretario de Seguridad, Sergio Berni, y el ministro de Defensa, Agustín Rossi, debatieron públicamente sobre si la Argentina es o no productor de drogas. La definición aceptada internacionalmente sobre "producción" deja al país fuera de esa categoría. Pero Rossi habló de "elaboración", y ahí sí está encuadrada la Argentina, por la fabricación de cocaína. El autoabastecimiento que lograron los clanes familiares de vendedores de droga facilitó su dominio de territorios.

 

Varios laboratorios -y no sólo cocinas artesanales- fueron desbaratados en los últimos dos años. Eran operados por grupos locales que controlaban todos los eslabones de la cadena a partir de la obtención desde el exterior sólo de la pasta base de cocaína. Incluso la banda conocida como Los Monos, 36 de cuyos integrantes fueron procesados esta semana en Rosario, se había transformado en proveedora de drogas de grupos menores en Buenos Aires. Al frente de esa investigación estuvo el fiscal de Cámara Guillermo Camporini, quien comentó a LA NACION que se siguieron pistas de más de 60 potenciales integrantes de ese clan narco.

 

"Una organización de esa clase tiene una estructura de mando, soldaditos, encargados de búnkeres, vínculos con las barras bravas del fútbol, de donde toman mano de obra, y complicidad policial. Esa última cuestión es muy importante para el funcionamiento de estos grupos. En la causa de Los Monos, de los 13 policías procesados, diez lo están por ser directamente integrantes de esa asociación ilícita, con el rol de dar protección o aportar datos sobre investigaciones en curso", indicó Camporini.

 

Ese clan creció desde la venta de droga en forma individual por parte de sus primeros integrantes hasta el nivel de una organización intermedia capaz de disputar pequeñas zonas al Estado y doblegar con armas a sus competidores. El modelo se repite, al menos, en Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Salta. En conversaciones con funcionarios de esas provincias se puede escuchar sobre la actividad ilícita de grupos de similares características.

 

En su edición de ayer, LA NACION dio cuenta de la preocupación que el Departamento de Estado norteamericano le expresó al gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, sobre el "núcleo duro" del narcotráfico asentado en el centro de la Argentina.

 

"Estas particularidades del narcotráfico en la Argentina marcan una clara diferencia con lo que sucede en otros lugares desde el punto de vista de la salud pública. Acá el mercado de consumo es el barrio y la lógica de negocios hace que la mayor oferta de droga busque la ampliación de los consumidores. Y entonces éstos son captados como parte de la estructura. Hay que debatir rápido cómo dar una respuesta territorial", dijo Mate Rothgerber, que acaba de publicar "La epidemia impuesta", un libro sobre las adicciones en la Argentina en los últimos 25 años.

 

Para José Spadaro, comandante general (retirado) de Gendarmería, "hay que ejecutar con control judicial operaciones de búsqueda continua de fuentes del narcomenudeo, impidiendo que se consoliden territorios fuera del control del Estado. Ésa es una acción inmediata a realizar para neutralizar la rentabilidad local del negocio de la droga".

 

Sobre la mayor circulación de cocaína en el mercado local ligada a la aparición de grupos focalizados con poder de fuego, Horacio Calderón, especialista en contraterrorismo y crimen transnacional, dijo: "Se observa un crecimiento de las redes de venta de drogas al menudeo en todo el país. Eso es un muy claro indicador de un importante incremento de la circulación de estupefacientes ilegales hacia mercados del exterior por territorio argentino durante los últimos años, pero que también incluye cantidades importantes que se destinan para consumo doméstico".

 

El narcomenudeo agrava esa situación con el reclutamiento de menores en todos los escalones narcos, como vendedores y como sicarios.

 

"Se observa el surgimiento de grupos al estilo de las Bacrim [bandas criminales] colombianas. Eso es consecuencia de la marginalidad social en la que viven muchos jóvenes y niños, de hechos de violencia criminal organizada que no dan respiro a la sociedad y de un alto grado de corrupción que conecta a funcionarios públicos de todos los niveles con las mafias domésticas y extranjeras, por otra parte interconectadas."

 

Justamente porque las narcobandas necesitan de protección policial para funcionar como estructuras de poder, Mate Rothgerber consideró que la desfederalización de la lucha contra las drogas necesita de un sostenido sistema de controles cruzados que incluya la participación de la sociedad civil.