Amar, servir y esperar 3. Tercera entrega
Autor: Félix Lope de Vega. Fuente artelope.
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de Dorotea.
SANCHO
Este día
es para mí, Celia mía,
nadie le puede igualar.
Que cuanto mayor tormento,
donde sabéis padecí,
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de vuestros brazos en mí
ha de ser más el contento.
DOROTEA
Hablad a Julio, a quien debo,
después de tanto dolor,
el librarme de un traidor
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que fuera tormento nuevo.
Y aún mayor pudiera ser,
donde si el honor perdiera,
la mayor desdicha fuera
que me pudo suceder.
SANCHO
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Julio, tú serás el dueño
desta casa.
JULIO
Ya, señor,
para mi lealtad y amor
fuera servicio pequeño
sacrificaros la vida.
CELIA
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¿Cómo de la herida estás?
JULIO
Cuanto os ha pesado más,
tanto fue menor la herida.
SANCHO
Que descanséis será justo
del camino y del cuidado.
DOROTEA
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Ya es descanso haber llegado
después de tanto disgusto.
Nunca por camino incierto
halló peregrino el día,
ni vio con más alegría
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roto marinero el puerto;
ni pájaro en verde rama
tan dulce al alba cantó,
como en vuestro brazos yo.
¿De qué incendio, de qué llama
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salió libre el que dormía,
cuando se aumentaba el fuego,
como yo, que a veros llego,
dulce señor, prima mía?
SANCHO
Mucho en mi hermano perdí,
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pero ya me ha dado el cielo
a la medida el consuelo,
y para dártele a ti,
quiero que sepas que está
en Cádiz don Juan tu esposo,
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que en tiempo tan riguroso
tu padre y amparo es ya.
Hoy me ha escrito, aunque pensando,
que con tu padre eras muerta,
lloré mi desdicha cierta,
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la respuesta dilatando;
que ya será de alegría,
para que de Cádiz parta
luego que llegue esa carta,
que a tardarte solo un día,
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pudiera ser que perdieras
remedio en esta ocasión.
DOROTEA
Tantos mis cuidados son,
señor, que si no estuvieras
por tu palabra empeñado
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y por tus firmas también,
hoy me estuviera más bien
tomar diferente estado.
SANCHO
Fuera desdicha cruel,
que de las Indias aquí
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no es bien que venga por ti,
para que te burles dél.
Míralo bien, Dorotea.
CELIA
No te espantes, que el dolor
le quite el gusto.
DOROTEA
Señor,
770
lo que tú quisieres sea.
(Sale ESPERANZA esclava.)
ESPERANZA
Un forastero galán
está llamando a la puerta,
que dice que es de Madrid.
DOROTEA
¿De Madrid?, pues no me vea.
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Vamos, prima
SANCHO
Dile que entre.
CELIA
¿Mas qué te ha dado sospecha
que es don Juan?
DOROTEA
Dices verdad,
y que me he turbado, Celia.
(Vanse las dos y salen FELICIANO y ANDRÉS .)
FELICIANO
Para besaros las manos
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no era menester que fuera
por negocio propio el veros.
SANCHO
Califican la nobleza
los términos de la corte.
FELICIANO
Salí más apriesa della
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que pensé, llegué a Sevilla
y fui con alguna pena,
señor don Sancho, al correo,
hallé esta carta y en ella
lo que os ruego que escuchéis.
SANCHO
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Vos tenéis, señor, licencia
para leerla y mandarme
en lo que serviros pueda.
(Lee.)
FELICIANO
El día que salió don Félix del peligro de la herida que le disteis, se vieron las informaciones de vuestro hábito en el Consejo de Órdenes, con esta os envío la licencia, para que don Sancho Tello os le dé,
lo demás no importa aquí,
que es de mi casa y mi hacienda,
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resta agora suplicaros
dos cosas: es la primera,
que tengáis a Feliciano
de Mendoza y de la Vega
por vuestro esclavo.
SANCHO
Teneos,
800
que en justa correspondencia
os quiero pedir lo mismo.
FELICIANO
Y la segunda, que sea
el darme el hábito en breve,
porque si allá se conciertan
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amistades, será bien
que con este honor me vean.
SANCHO
Será, señor Feliciano,
para la primera fiesta,
que aguardo que un caballero
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Indiano a Sevilla venga,
porque con más regocijo
daros el hábito sea.
Seréis ese día padrino
de una cortesana bella,
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que se ha de casar con él,
para que yo a vos os tenga
por ahijado y vos a él.
FELICIANO
¿Tanta merced?, ¿quién pudiera
sino un generoso Tello
820
tan liberalmente hacella?,
yo vendré a veros mañana.
(Vase.)
ANDRÉS
Sin ser Mendoza, ni Vega,
de vuesa merced los pies,
y si no los pies, las suelas
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al buen Andrés, que no viene
por hábito, aunque en su tierra
hábitos y escapularios
tienen sus deudos y deudas.
SANCHO
Parecéis hombre de bien.
ANDRÉS
830
Mejor fuera que lo fuera,
porque si yo no lo soy,
¿qué importa que lo parezca?
(Vase y sale DOROTEA .)
DOROTEA
Con el cuidado, señor,
y presunción que pudiera
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ser este don Juan mi esposo,
detrás de aquella antepuerta
le vi y escuché.
SANCHO
Fue engaño
de tu sospecha.
DOROTEA
Y fue cierta
una cosa en que yo he sido
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ingrata, engañada y necia.
SANCHO
Cosa que este caballero
en tu seguimiento venga
y que de aquellas heridas
que dio en Madrid, causa seas.
DOROTEA
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Mayor ha sido tu engaño,
que por él quiero que sepas
que tengo vida y honor,
pues él en Sierra Morena
me libró de aquella gente
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bárbara, cruel y fiera.
Pero diciéndome Julio
una noche en una venta,
que era el capitán de todos,
ingrata, como resuelta,
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partí sin verle a Sevilla;
pero vista su nobleza
y que ha sido engaño, estoy
arrepentida y contenta.
SANCHO
¿En fin él no es cosa tuya?
DOROTEA
860
¿No ves tú que si lo fuera
no se hiciera la jornada?
SANCHO
¡Oh cuál era para Celia
un hombre de aquellas partes!,
pluguiera a Dios que se hicieran
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los dos casamientos juntos.
DOROTEA
Habla bajo, que si llega
a escucharte, podrá ser
que piense lo que no piensa.
SANCHO
El caballero aficiona
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con el talle y con la lengua;
¡cuál era para mí yerno!
DOROTEA
¿Mas qué has de hacer que por fuerza
le quiera Celia?
SANCHO
Si dura
nuestra amistad, la tercera
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has de ser deste concierto,
que es oficio de discretas.
(Vase.)
DOROTEA
¿Hay suceso semejante?,
¿que este caballero era
Feliciano de Mendoza,
880
y que mi desdicha sea
tal que don Juan esté en Cádiz
a tiempo, que apenas pueda
agradecer lo que debo
a un hombre cuya nobleza
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por darme vida se puso
a peligro de perderla?
¿Qué haré?, ¿qué será de mí,
si le quiere para Celia
don Sancho?, no sé quién dice
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que amor los celos engendra,
si a los celos que me han dado
mi dormido amor despierta
del sueño en que le tenían
mi engaño y su breve ausencia.
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Mas conténtese mi amor
solicitando que sepa
Feliciano mis desdichas,
cuando decírselas pueda,
porque no ser de don Juan
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es imposible que sea,
y quererle es imposible,
aunque más méritos tenga,
porque no da el trato el gusto,
si la inclinación le niega.
Jornada II
Salen FELICIANO y ANDRÉS , FELICIANO con hábito.
FELICIANO
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No será la maravilla,
la novedad será parte.
ANDRÉS
Das ocasión a mirarte
con el lagarto a Sevilla.
Y aunque es para el gasto empeño,
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gran cosa en los pechos es.
FELICIANO
Fuera del honor, Andrés,
hace más galán al dueño.
ANDRÉS
Forastero y señalado,
a todas lleva los ojos.
FELICIANO
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Aún me duran los enojos
de mi necio amor pasado.
ANDRÉS
Amar se pueden defetos,
si hay en el dueño virtud;
pero amar la ingratitud
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nunca fue de hombres discretos.
FELICIANO
Conozco que la serví
y la vida aventuré,
y que fue cuando se fue,
tan ingrata para mí.
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Pero con necia inquietud
tengo, y lo tengo a locura,
más presente la hermosura,
Andrés, que la ingratitud.
Que Andrómeda vio Perseo
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atada al peñasco duro,
dando al mar aljófar puro
y al joven dulce deseo.
¿Cómo a aquella dama vimos
descompuestos los cabellos,
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dando de sus ojos bellos
aljófares a racimos?
No amaneció para rosa
como ella en tanta desgracia,
que llorar con buena gracia,
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hace a una mujer hermosa.
¡Qué lágrimas!, ¡qué dolor!,
pienso que en tal desconsuelo
no cayó perla en el suelo,
que no se volviese flor.
ANDRÉS
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Tienes razón, porque atada
en aquella dura encina
era una Venus divina
de Pablo Rubens pintada.
Pero, señor, ¿es Sevilla
950
alguna pequeña aldea?,
¿no habrá en el Betis quien sea
ninfa de su verde orilla?
Amor con amor se cura,
no con las cosas contrarias,
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tantas hermosuras varias
tendrán alguna hermosura,
que con suceso feliz
alcance mayor vitoria;
no es de bronce la memoria,
960
sino tabla con barniz,
que se borra fácilmente,
y encima se sobreescribe.
FELICIANO
La que en el alma se escribe
dura, Andrés, eternamente.
ANDRÉS
965
Pues a fe que sé yo quién
me ha preguntado por ti.
(Llaman.)
FELICIANO
¿Llaman?
ANDRÉS
Parece que sí.
FELICIANO
Sal fuera y míralo bien.
ANDRÉS
Voy.
(Vase.)
FELICIANO
Ay necia pena mía,
970
¿por qué no queréis dejar
a mi descanso lugar,
ni de noche, ni de día?
¿De qué sirve este cuidado
por una ingrata mujer?,
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lo que nunca habéis de ver,
¿de qué sirve imaginado?
Determínome olvidar,
que apenas de lo que quiero
supe el nombre, ¿pues qué espero?,
980
sin ver no se puede amar.
¿De qué te vienes riendo?
(Sale ANDRÉS .)
ANDRÉS
Ea, ya tenemos dama,
y debe de ser de fama,
a lo que voy presumiendo.
985
Una esclava mulatilla,
de semblante socarrón,
que ya sabes, que estos son
los lunares de Sevilla;
sin envidiar el marfil,
990
la tez de ébano lustrosa,
más limpia y más olorosa
que flor de almendro en abril.
Y más áspera que un rallo
al peligro inobediente,
995
con sombrerito en la frente
como antojo de caballo,
y su chinela briosa
que cubre el pie de nogal,
por dar higas al cristal
1000
de alguna vaya enfadosa,
mostrando por los hocicos
unas blancas peladillas,
que pueden hacer cosquillas
a algunos manceborricos;
1005
dice que te quiere hablar.
FELICIANO
Pues déjala entrar, Andrés.
ANDRÉS
Entra Pascuala o Inés.
(Entra ESPERANZA .)
ESPERANZA
Mucho os debéis de guardar
de enemigos de Madrid.
FELICIANO
1010
No guardo, que no los tengo.
ESPERANZA
Sabed que a mataros vengo,
que soy en Sevilla el Cid.
FELICIANO
Creo de esa valentía
cuanto decís, si miráis,
1015
mas si con gracias matáis,
dichosa muerte sería.
ESPERANZA
Aquí traigo una pistola,
con que os tengo de matar.
FELICIANO
Al papel se puede dar
1020
esa preeminencia sola,
que una sentencia de muerte
cabe en cualquiera papel,
veré lo que dice en él.
(Ábrele.)
ANDRÉS
Ámbar de los pechos vierte
1025
vuesa merced, reina mía,
cuando yo pensé gragea.
ESPERANZA
¿Oye?, quedito, y no sea
enfado la cortesía.
(Lee.)
FELICIANO
Una mujer desea hablaros, señor Feliciano de Mendoza, no puede en su casa, y va esta tarde en un barco a San Juan de Alfarache, podéis ir en otro y acercaros a quién os hiciere señas con unos listones verdes.
Yo he leído, resta agora
1030
que seáis más franca vos
del nombre.
ESPERANZA
Bueno por Dios,
matarame mi señora,
demás que la habéis de ver
tan presto, como esta tarde,
1035
y con esto Dios os guarde,
que tengo mucho que hacer.
FELICIANO
Llevaos aquestos doblones,
que es fruta nueva.
ESPERANZA
No, no.
ANDRÉS
No no y el oro agarró
1040
como puño de tostones.
No es manca su señoría,
ni baldada del tomar,
yo la pienso enamorar,
porque estas dan en un día
1045
cuanto quitan en un año.
FELICIANO
Tres letras vienen aquí
por firma.
ANDRÉS
¿Tres letras?
FELICIANO
Sí.
ANDRÉS
Ellas serán desengaño.
FELICIANO
Dos dees son y una be,
1050
la primera dirá el don,
¿la otra?
ANDRÉS
Don Golondrón,
eso bien claro se ve.
FELICIANO
¡Qué gracioso majadero!,
¿y la B?
ANDRÉS
La be, dirá
1055
Bernabé, con que estará
claro todo el nombre entero.
FELICIANO
¿El don a la postre?
ANDRÉS
Sí,
que los más dones que ves
vienen agora después.
FELICIANO
1060
Necio estás.
ANDRÉS
Siempre lo fui.
FELICIANO
Válgame Dios, ¿qué diría
con dos dees y una B?
ANDRÉS
Agora sí que lo sé,
dátiles de Berbería.
FELICIANO
1065
Qué bien el ingenio muestras.
ANDRÉS
Dos por dicha te querrán.
FELICIANO
¿Cómo?
ANDRÉS
Dos dees dirán,
y una B, dos dueñas vuestras.
Pero por vida del Cid
1070
que agora lo entiendo bien,
las dees y be también
dando dinero venid.
FELICIANO
Venid se escribe con V,
necio, y esta letra es B.
1075
Flétame un barco.
ANDRÉS
Eso haré,
porque allá lo sepas tú.
FELICIANO
Salga mi amor poco a poco,
busquemos cosas posibles.
ANDRÉS
Quien anda por imposibles
1080
no está lejos de ser loco.
(Asome un barco enramado por la puerta del vestuario y en él sentadas DOROTEA , CELIA y ESPERANZA .)
CELIA
¡Qué dormido pasa el río
en su cama de cristal!
DOROTEA
Es templanza desigual
para tanto fuego mío.
CELIA
1085
Prosigue tu relación,
que estos árboles cortados
tienen los ojos cerrados,
si las hojas ojos son.
DOROTEA
Para descansos de amor
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dulce instrumento es la lengua,
que siendo honesta, no es mengua,
Celia mía, del honor.
Dije a don Sancho el suceso,
reservando para ti
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el amor que ha sido en mí
más obligación que exceso.
Quedará, Celia, ofendida
la razón y la piedad,
negando la voluntad
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a quien le debo la vida.
Verdad es, que el accidente
cesó presumiendo dél,
que era capitán cruel
de aquella bárbara gente.
1105
Pero después que le vi
con la insignia de Santiago,
cuanto le debo le pago,
si bien imposible en mí.
Que como sabes estoy
1110
casada con un don Juan,
que imaginado me dan.
Finalmente suya soy.
Porque no puede ser menos,
como quien se ha de morir.
CELIA
1115
¿Pues qué le quieres decir?
DOROTEA
Paso, que los barcos llenos
de gente se acercan ya.
CELIA
Dígolo, porque ignorante
de suceso semejante,
1120
como mi padre lo está;
también yo me aficioné
de Feliciano y pensaba
quererle, que lo intentaba,
de lo que te digo en fe.
1125
Pero ya por más que digas,
déjame mi pensamiento.
DOROTEA
En declararme tu intento
discretamente me obligas.
Celia yo te doy licencia
1130
que le quieras, aunque tengo
envidia, pero prevengo
para mis celos paciencia.
Antes me darás la vida,
porque así le podré ver.
CELIA
1135
¿Cómo le puedo querer
mientras tu amor no le olvida?
DOROTEA
Lisonja, Celia, me has hecho
en quererle, pues mi culpa
halla en tu amor la disculpa
1140
de cuanto me abrasa el pecho.
Quiérele Celia (¡ay de mí!)
que soy tan mujer de bien,
que no he de ofender a quien
aún en mi vida le vi.
(Dentro música, guitarra, sonajas y bulla.)
(Cantan.)
[LOS PRIMEROS]