“LA CANCIÓN DE SALOMÓN
de Toni Morrison

“LA CANCIÓN DE SALOMÓN” DE INTERÉS GENERAL

 

 

Fuente escritores.wordpress. La canción de Salomón (1977), de Toni Morrison, nos aproxima hasta los barrios negros de Michigan, donde se hace latente un odio racial entre blancos y negros que es llevado siempre hasta las últimas consecuencias. En este ambiente hostil, desarrolla su vida junto a los demás la familia de Macon Muerto, un hombre orgulloso de haberse hecho a sí mismo y de haber sobrevivido a las más duras condiciones. Es el patriarca de toda una estirpe que gira en torno a él, hombre detestado en cierta manera por los suyos, y en torno a su hermana Pilatos, mujer misteriosa y respetada.

 

Es Lechero, el hijo de Macon Muerto, el ojo a través de quien el lector conoce los acontecimientos que convulsionan al Estado y también a la familia: negros mueren a manos de blancos y viceversa. En cuanto al primero, su padre y su tía no se hablan desde que son casi unos niños, en cuanto al segundo, este último hecho, que puede no parecer tan trascendente en principio, esconde detrás de sí la verdad de varias generaciones de la familia Muerto, que se irá descubriendo poco a poco a medida que, bien de manera fortuita, bien de manera buscada, irá averiguando Lechero.

 

El protagonista se embarcará en un viaje que le desvelará sus orígenes, conociendo a personas y territorios que antes otros miembros de su familia habían conocido, y desnudando otros nuevos nunca vistos por ellos, así como enfrentándose a peligros como el de la propia muerte, al que en realidad estuvo enfrentado desde antes de nacer, pero del que siempre pudo librarse impunemente.

 

Así, quizás podamos decir que estamos ante una novela de aprendizaje, dado que podemos observar la evolución del protagonista a medida que va conociendo su propio pasado. Pero podemos apreciar también cómo pasa de ser un niño solitario a tener un amigo siempre fiel (Guitarra, que acabará fallándole por motivos económicos: oro con el que creía que podría saciar su sed de sangre de blancos. Lo intentará matar), cómo con doce años cree enamorarse de una mujer (su prima Agar, con quien pasará varios años antes de cansarse y dejarla), cómo se aproxima a la prohibida Pilatos para no poder separarse nunca más de ella, cómo comienza a trabajar eficientemente junto a su padre (aunque a ratos llegue la reflexión cada vez más firme de que no es eso lo que quiere, sino escapar de todo lo que le rodea), cómo le aburren los temas políticos, pero desde luego le aborrecen las injusticias de matar a blancos para “equilibrar” las muertes de negros.

 

Lechero es la culminación de una estirpe rodeada de misterio, que arrojará luz sobre la familia Muerto y sobre su vida misma. Una vez hecho esto, alzará el vuelo como ansiaba hacer de pequeño.

 

Tenemos dos temas fundamentales, aunque es necesario decir que uno le sirve como telón de fondo al otro. El tema principal de la novela de Morrison es el descubrimiento de los orígenes de una estirpe que se han ido empañando por una serie de causas que le son ajenas al protagonista, pero que se afana en averiguar.

 

El tema secundario y latente a lo largo de toda la obra es el de la guerra racial. El fiel reflejo de esta guerra es la creación de una asociación de negros denominada Los Siete Días y que por cada asesinato de un negro a manos de un blanco, se ocupa de asesinar a un blanco inocente y escogido al azar. Este tema secundario hace que toda la trama principal se vea siempre envuelta en tensión, porque no sólo esta alianza entre siete personas de color es muestra del odio que hay entre razas. En ocasiones el racismo es la causa, el motor que impulsa a alguno de los personajes principales a hacer algo que terminará por ser absolutamente trascendente en un futuro (como el asesinato de un blanco en la cueva en que se refugiaron Macon y Pilatos, que fue causa de disputa entre los dos y que los separaría luego para siempre).

 

Centrémonos ahora en uno de los rasgos más característicos de toda la obra: el realismo mágico. Antes de comenzar, es necesario dar una indicación por leve o sutil que sea acerca de las bases sobre las que se asienta. El realismo mágico es un movimiento literario que refleja con cierta fidelidad los pensamientos y acciones humanas, pero que aporta un matiz fundamental de elemento mítico. Éste último es relatado habitualmente con el verismo de un hecho posible, pero siempre sorprendente y que, de forma general, es relativo a la cultura de un pueblo o bien está íntimamente relacionado con una serie de creencias unidas a la familia. Y he ahí otro rasgo del realismo mágico: generaciones y generaciones están siempre en la base de las historias que se cuentan conforme a este movimiento literario.

 

La última de estas condiciones, como no podía ser de otra manera, tampoco falta en esta obra de la autora estadounidense. De hecho, al final de la obra nos encontramos con que hemos pasado desde Lechero hasta su bisabuelo poco a poco por todas las generaciones de la estirpe examinándolas detenidamente en un retroceso temporal a través de testimonios acuosos.

 

El elemento mítico en el realismo mágico es aportado principalmente por creencias populares o bien familiares que son reflejadas por el narrador con naturalidad porque se toman como propias, aunque es justo decir que en La canción de Salomón se deja libertad al lector para que se lo crea o no.

 

Uno de esos elementos míticos a destacar es la presencia de espíritus. Los pasajes en que se mencionan son varios a lo largo de la novela, pero podríamos destacar unos cuantos.

 

El primero de ellos, que se repetirá de diversos modos a lo largo de la obra, es el que alude a las apariciones de Macon Muerto I después de haber sido asesinado ante sus hijos a manos de unos blancos mientras custodiaba su finca con un fusil. Si bien la primera vez que se apareció lo hizo ante sus dos hijos, lo cierto es que después siempre lo hizo a Pilatos, quien consideraba que le daba consejos que muchas veces guiaron las acciones de su vida. De este modo, Pilatos interpretó que debería ir a buscar el cuerpo del hombre que había matado su hermano y llevarlo siempre con ella, cuando en realidad, lo que le pedía era que no huyese dejando atrás sus restos. Así que a lo largo de su existencia, Pilatos fue cargando siempre con los huesos de quien, sin ella saberlo, era su padre. Por alguna razón eran los únicos restos que quedaban en la cueva cuando regresó. Otro consejo mal interpretado llevó a Pilatos a ser una mujer que cantase siempre, sobre todo en las situaciones difíciles. De hecho no se trataba de un consejo, sino del nombre de su esposa, que al parecer repetía en casi cada aparición: Cantar.

 

Esto es narrado con naturalidad y cuando la narración es puesta en labios de Pilatos el interlocutor tiende a creerla, pero desde luego siempre a respetarla.

 

Otro momento en que se habla de los espíritus se da en una charla entre Freddie, el empleado de Macon Muerto II, y Lechero. Aquí nos encontramos con un poco más de incredulidad por parte de quien escucha, que es Lechero. Ante la cuestión de Freddie de si cree en los espíritus, no muestra una respuesta clara y es entonces cuando éste le cuenta la historia de su nacimiento: mientras su madre caminaba por la calle vio aproximarse a otra mujer que, al llegar a su altura, se convirtió de repente en un toro blanco. Ante tal visión se le provocó el parto y allí, desasistida, falleció. Si bien Lechero no quería dar crédito a esta historia, la verdad es que se llenó de inquietud. No sólo cabía la posibilidad de la existencia de espíritus, sino que además podían matar.

 

Muy relacionados con el tema de los espíritus están algunos misterios relacionados con algunas personas, que no se pueden explicar de forma natural y que, por lo mismo, infunden mucho respeto a los demás.

 

Un caso claro nos lo encontramos con Pilatos: carecía de ombligo. Ello hacía que quien lo supiese la alejase de sí como si se tratase de un objeto de mal agüero. Era una especie de superstición. Así, a lo largo de su vida Pilatos fue expulsada de todos los grupos a los que fue perteneciendo, dada esta carencia que todos juzgaban tan importante. De poco valía que se tratase de una mujer hermosa, trabajadora, inteligente o buena. No tenía ombligo y todos le temían por ello. Es un elemento curioso que, sin duda, no iremos a encontrar en ninguna novela de estas características. Envuelve en una aureola de misterio a este personaje y nos lo pinta diferente a todos los demás.

 

Algo parecido ocurre con el personaje que abre la novela: el señor Smith y sus ansias de volar. Decide llevar a cabo su objetivo fabricándose unas alas que no lo llevarán a otra parte más que al suelo directamente. Pero este personaje no sólo figura como alguien distinto al resto, sino que enlaza con los hallazgos que hará Lechero acerca de su familia y de cómo su bisabuelo salió volando sin necesidad de alas. Él mismo sentía esas ganas de volar cuando era un niño.

 

También nos encontramos con la leyenda de los sollozos de Ryna, la bisabuela de Lechero que, loca de amor, llora en el fondo del barranco. El personaje de Ryna enlaza directamente con Agar, que enloquece de amor por Lechero. Tras unos años de amor caprichoso, él decide abandonarla y, enfurecida por el sufrimiento que le provoca la ruptura, decide salir a matarle cada mes del año. Pero quien acaba muriendo es ella. Muere de amor. Aunque tal vez esto no sea un elemento tan mítico y sí pueda ser a todas luces creíble, parece importante señalar que enloquecen de amor la primera y la última mujer de la estirpe: Ryna y Agar.

 

Un elemento que no hemos mencionado antes y que, además, se encuentra en la base de los preceptos del realismo mágico es el de la sensualidad, el erotismo. En muchas ocasiones este elemento viene muy ligado al familiar, de tal modo que se describen relaciones entre parientes o bien ciertas perversidades que también podemos localizar en la novela de Toni Morrison.

 

Por un lado, encontramos una que marca una acritud irremediable entre Macon Muerto II y su esposa Ruth. Existe una relación paterno-filial que se aproxima, no sólo a ojos del esposo sino en cierto modo también a ojos de padre e hija, a una relación hombre-mujer. El doctor tiene siempre una extraña insistencia en asistir a su hija en los partos. La hija lo besa indecorosamente en los labios y con cara de absoluto embelesamiento con la excusa de darle las buenas noches incluso cuando ya es demasiado mayor para hacer eso. En la agonía del doctor ella se resiste a que muera y en el mismo lecho de muerte besa semidesnuda y llena de pasión las manos sin pudrir del cadáver. Aún después de haber muerto su padre, Ruth va a pasar alguna noche al cementerio para dormir con él. Ante esta actitud se despierta la ira de su esposo y, en vida de su padre, él mismo estaba desconcertado. Cuando Lechero descubre todo esto siente repugnancia y rechazo. Pero aún hay más.

 

Su nombre es Macon Muerto, pero su sobrenombre es Lechero. El recuerdo lo conduce de nuevo hasta su madre y más concretamente hasta su infancia. Privada por su esposo de sexo desde los veinte años, Ruth se refugiaba en un placer oculto y que juzgaba perverso. Pese a ser demasiado mayor para ser amamantado, Macon Muerto III continuaba alimentándose, aunque innecesariamente ya, de la leche que chupaba del pecho materno. Aquella succión delicada proporcionaba a Ruth un goce secreto que de ningún otro modo podía disfrutar. Un día fue descubierta por Freddie y se sintió mortalmente avergonzada. Desde entonces, al niño todo el mundo le llamó Lechero.

 

Además de esto, nos encontramos con la relación entre Lechero y Agar, que son primos. Relación amorosa y sexual que mantienen durante años Y que termina con la suficiente pasión como para, tras haber intentado asesinarlo, ella muera de amor por él, como antes comentamos.

 

Parece importante señalar o hacer alguna referencia a la onomástica y al peso que ésta tiene en la obra. Está, en primer lugar, Salomón o Shalimar, de quien todos dicen ser descendientes en el pueblo que lleva su nombre y acerca de quien cantan los niños en sus juegos infantiles.

 

Está, en segundo lugar, Macon Muerto, que en realidad se llamaba Jake, pero al inscribirse como liberto un funcionario borracho rellenó mal las casillas y, dado su analfabetismo, fue incapaz de distinguir que le habían cambiado el nombre. Un nombre que duró tres generaciones.

 

A continuación está Pilatos. Su padre buscó un nombre al azar en la Biblia sin saber leer y basándose únicamente en la belleza o no de las formas. Como ése le gustó, copió las letras para inscribirla en el registro. Cuando le dijeron que era nombre de varón y que además era feo porque era quien había matado a Jesucristo, él se reafirmó diciendo que ella había matado a su esposa. Pilatos llevaría su nombre colgando de la oreja en una caja de latón toda su vida.

 

Corintios y Magdalena, hijas de Macon Muerto II, llevan sus nombres elegidos de este modo: eligiendo al azar en la Biblia. Al igual que Reba, la hija de Pilatos, apócope de Rebeca. Lechero, víctima de una anécdota que lo rebautizó. Guitarra, su amigo, también.

 

Esta autora estadounidense es autora de otras obras de gran valor tales como The bluest eye, Sula, La isla de los caballeros y Beloved. Aproximarse a ella es acercarse a uno de los exponentes de mayor importancia de la literatura afroamericana actual. Así que tengan como referencia a Toni Morrison. No les defraudará.

 

Carmen Conde Gaute