Todo poema (y todo poeta) es político
De interés general

Todo poema (y todo poeta) es político

 

 

13/03/2014 Fuente revistaenie. La Biblioteca Nacional entregó sus premios "Rosa de Cobre". Los homenajeados hablaron de temas como los obreros petroleros presos y la escasez de mujeres convocadas.

 

Faltaban una mesa y un banquete de por medio, pero por la disposición podrían haber interpretado La última cena, de Leonardo. Estaban, en rigor, once de los mejores poetas vivos de la Argentina, junto al director de la Biblioteca Nacional Horacio González y Carlos Bernatek –escritor, moderador y funcionario– que también compartían el escenario y completaban la imagen bíblica. Abajo, el auditorio Jorge Luis Borges lucía repleto para que nadie dijera que la poesía ya no importa. Máximo Simpson, Alberto Szpunberg, Vicente Zito Lema, Rodolfo Alonso, Daniel Freidemberg, Diana Bellessi, Tamara Kamenszain, Jorge Aulicino, Jorge Boccanera, Leonidas Escudero y Leonardo Martínez recibieron el lunes por la tarde el Premio Rosa de Cobre, que otorga la Biblioteca Nacional para homenajear a creadores, en este caso poetas.

 

González, el anfitrión, rompió el hielo y afirmó que éste era un reconocimiento a obras y autores que a su vez ya eran consagrados. “Por lo tanto también sería un reconocimiento al reconocimiento”, señaló antes de apuntar lo más importante: este tipo de reuniones no son habituales.

 

La dinámica era sencilla, a cada poeta lo presentaba un colega o amigo y cada uno de los premiados recitaba algunos de sus versos.

 

Alberto Szpunberg dejó los poemas para otra ocasión y prefirió las reivindicaciones políticas. “Me preocupa muchísimo la condena a prisión perpetua de los (tres) delegados petroleros de Las Heras en un juicio plagado de irregularidades y apremios ilegales”, dijo antes de que lo envolvieran los aplausos. También pidió que la sociedad acompañe las paritarias docentes, “uno de los engranajes de la educación” y protestó por las sospechas que levantó la elección de la reina de la vendimia, que es militante de Unidos y Organizados. “La reina de la vendimia es de una belleza embriagadora”, dijo.

 

Eduardo Mileo entregó el premio de Leonidas Escudero a su hija, porque el antiguo buscador de oro de 93 años, ya no sale de San Juan. “(Escudero) encontró la palabra precisa que lo acerca a los demás, que lo vuelve social. Halla su lenguaje propio, ese sería el oro que buscaba”, conmovió Mileo. El otro ausente fue Leonardo Martínez.

 

Todos –poetas y público– se golpearon las manos con fuerza las dos veces que se nombró a Juan Gelman, que en noviembre, dos meses antes de morir, recibió el mismo galardón. Daniel Freidemberg, por su parte, relató la emoción que sintió el día que el propio Gelman le avisó: “te leo”.

 

El tono político regresó a la sala cuando el periodista Carlos Aznarez leyó una carta del líder de Quebracho Fernando Esteche, preso en el penal de Ezeiza, quien relataba cómo los poemas de Zito Lema le cambiaron la vida. A su turno, el poeta leyó unos versos dedicados a Maxi Kosteki y Darío Santillán. Entre tantas palabras, Diana Bellessi prefirió el silencio y Tamara Kamenszain, todo lo contrario. “Tal vez encuentre un poco escasa la participación de poetas mujeres en esta convocatoria”, dijo antes de dedicar su premio a Mirta Rosenberg e Irene Gruss, entre otras pares.

 

La corrección política nunca es cosa de poetas, que a diferencia de la rosa de cobre que Erdosain no puede crear en la imaginación de Roberto Arlt, a veces –también– cambian el mundo.