"Se debe apostar por la producción, no a la devaluación"
Comercio Exterior

"Se debe apostar por la producción, no a la devaluación"

 

 

09-09-2013 Fuente iprofesional. El analista rosarino Salvador Di Stéfano sostiene que la baja de los precios de las materias primas, la depreciación del real en Brasil y la suba de los costos de la energía complicarán a la Argentina en los próximos meses   

 

Las tasas en el mundo siguen a la suba. En Argentina la baja de los precios de las materias primas, la devaluación del Brasil y a suba de los costos de la energía nos complica.

 

El mundo vive un escenario de alta iliquidez, la tasa de los bonos alemanes a 10 años sobrepasaron el 2% anual, y los bonos americanos a igual plazo superan el 3% anual. La tasa de interés, es el costo de oportunidad de los negocios. En la medida que suba la tasa, el precio de los activos descenderá, ya que será más atractivo vivir de la renta que trabajar.

 

En la década del 2002 al 2012, el costo del dinero descendió notablemente. Esto dio lugar a una migración de dólares de Estados Unidos hacia las economías emergentes.

 

El mix de una devaluación del dólar, suba de materias primas, crecimiento de los países de la regióny baja tasa de interés, hizo que el mundo emergente tuviera un crecimiento espectacular.

 

Los analistas económicos se debatían, entre quienes creían que la baja de tasas era transitoria y entre quienes pensaban que era permanente.

 

El economista Nouriel Roubini, apodado Dr. Dom (Doctor Catástrofe), presagiaba un escenario muy negativo, y pronosticaba que Estados Unidos tendría por muchos años caída de actividad económica, y tasas cercanas a 0%. Si bien no coincidía linealmente en este diagnóstico, Paul Krugman era otro de los escépticos del escenario económico.

 

La baja de tasas fue transitoria, dado que Estados Unidos está viviendo un proceso de recuperación económica, sustentado en la mejora de la productividad y competitividad. Algo similar sucede en Alemania, y arrastra al crecimiento al resto de Europa.

 

Es en este escenario, que los agentes económicos prefieren desprenderse de bonos soberanos, que hace unos meses eran resguardo de valor, para salir a invertir en la economía real.

 

El impacto sobre el mundo emergente resulta altamente negativo. Los capitales abandonan el barco de los países periféricos, y mudan sus inversiones a los países desarrollados. Pasamos del círculo virtuoso, al vicioso, con una salida de capitales, que invita a la devaluación.

 

Los países en desarrollo deprecian sus monedas, en una clara política de empobrecer al vecino para salvarse de la crisis.

 

Argentina

En este escenario Argentina enfrenta dos serios problemas. El precio de la soja y el maíz están a la baja. No hay miras de que vuelvan a los máximos históricos, y resulta muy probable que los valores de referencia actuales, hayan llegado para quedarse por mucho tiempo.

 

El precio de la soja y el maíz, en un escenario de costos crecientes y altas retenciones, no logran vislumbrar rentabilidad en el escenario actual. Solo los dueños de los campos en la región centro, logran tener un resultado positivo.

 

La falta de lluvias profundiza el escenario negativo del campo. En este contexto, no creemos que las exportaciones agrícolas en el año 2014 sean más elevadas que en el año 2013.

 

Por el lado de las importaciones, Argentina atraviesa una crisis energética que la obliga a importar cada vez más energía y a mayor costo.

 

En este contexto, la perdida de reservas de cara al segundo semestre del año 2014 podría ser muy importante.

 

En el corto plazo, todas son pálidas. Argentina debe pagar la semana próxima u$s2.000 millones en la amortización del Bonar 2013. No hay en la mira un ingreso de capitales de esa magnitud. Se esperaba un crédito del Banco de Francia que no llega.

 

Por otro lado, para salir airoso del juicio con los bonistas en Estados Unidos, Argentina debería demostrar voluntad de pago de los juicios que perdió en el CIADI y ponerse al día en el Club de Paris. Todas acciones que obligarían a perder reservas.

 

Todo esto, sin contabilizar que Brasil nos está trasladando su crisis, al devaluar el real a mayor ritmo que nuestra moneda. Las empresas autopartistas sienten de lleno la crisis y comenzaron las suspensiones, a las que seguirán los despidos si las ventas no aparecen. En una situación más complicada están las automotrices que vieron menguar las exportaciones al país vecino.

 

En el mientras tanto, el Gobierno trata de vender bonos dolarizados como los Boden 2015 y Bonar 2017 para calmar la sed de dólares que tiene el mercado.

 

No hay una gran variedad de instrumentos para diversificar inversiones. Se nota un ingreso de capitales en el mercado accionario, en especial en acciones bancarias, pero no mucho más que eso.

 

Radiografía del modelo

- El dólar blue se ubica en $9,30/9,40 y podría subir mucho más, si las reservas caen a niveles inferiores a los u$s35.000 millones, luego del pago del Bonar 2013.

 

- Esta muy mal diseñado el plan financiero. Los que cobren dólares del Bonar 2013 pasaran a atesorar dichos dólares. El costo de los dólares que se obtienen de estos bonos se ubica por encima de $8,00, y para cambiarlos a pesos en el mercado se obtienen $5,70. Esto obliga a que estos dólares se retiren a caja de seguridad, dejan de ver la luz del día y hay menos negocios.

 

- Los plazos fijos ofrecen una tasa de interés del 18% anual, cuando el dólar oficial se devalúa a un ritmo del 36% anual, y el blue se devalúa a un ritmo del 50% anual. Claramente deja de ser negocio el plazo fijo. Si a esto le sumamos que el ganador de las elecciones en provincia de Buenos Aires promete un impuesto a los plazos fijos, la huida al dólar es casi cantada.

 

- Con escaso margen en el sector agropecuario; exportaciones de carne cerradas; un clima hostil para la siembra; Brasil devaluando y la actividad económica en franca desaceleración, no parece que tengamos por delante un escenario propicio para subas en bonos y acciones.

 

- El Gobierno debería estudiar la baja de retenciones y eliminación del impuesto al cheque. Entre ambos tributos se recaudan $110.000 millones al año, reducirlos a la mitad y tomar este dinero como pago a cuenta de ganancias, le daría mucho más votos que devaluar el signo monetario.

 

Seguir pregonando soluciones monetarias es caer en un grave error, hay que salir de esta crisis con mayor producción, y para ello hace falta generar más rentabilidad en el sector privado.