Una historia sobre la iniciación sexual con largas escenas de “kamasut
De interés general

Una historia sobre la iniciación sexual con largas escenas de “kamasutra lésbico” De interés general

 

 

06/12/2013 Fuente revistaenie. El cineasta Abdellatif Kechiche y la actriz Adèle Exarchopoulos presentaron en Buenos Aires "La vida de Adèle". La última ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes, que podrá verse el sábado en el Gaumont dentro de la Semana de Cine Europeo, llega rodeada de controversias entre sus protagonistas.

 

La vida de Adèle (2013), basada en el cómic El azul es un color cálido de la francesa Julie Maroh, cuenta la historia de una adolescente de 15 años (Adèle Exarchopoulos) que proviene de una clase social medio baja, en pleno descubrimiento sexual. Cuando conoce a Emma (Léa Seydoux), una joven estudiante de artes de clase alta y abiertamente lesbiana, siente una gran atracción que luego se convertirá en amor. La película, que dura tres horas, levantó polémica en Cannes por sus extensas escenas de sexo explícito (a las que nos referiremos más adelante), que ocupan aproximadamente unos 20 minutos del metraje.

 

El director tunecino-francés Abdellatif Kechiche, que se llevó el mayor galardón en Cannes, viajó a Buenos Aires con parte del elenco de La vida de Adèle para promocionar su presentación en la Semana del Cine Europeo y su estreno en la cartelera porteña programado para enero de 2014. Pero a diferencia de lo que hizo en otros países, el realizador no aceptó dar entrevistas individuales a los medios y sólo accedió a una conferencia de prensa junto a su elenco.

 

Durante la rueda de prensa Kechiche evitó dar precisiones a las preguntas que le resultaban molestas, aunque tuvieran que ver con sus decisiones artísticas. Mientras, Adèle Exarchopoulos, que retrasó veinte minutos la rueda de prensa, se quejaba sobre las preguntas de los periodistas -aunque no fueran dirigidas a ella- entre bostezos y cuchicheos con los otros actores.

 

La controversia

 

Para entender estas actitudes, que rozan lo poco profesional, hay que contar qué sucedió entre el director y las actrices, luego de que la película ganara la Palma de Oro en Cannes. La controversia empezó cuando Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux en su gira promocional por los Estados Unidos declararon a The Daily Beast que nunca más trabajarían con Kechiche, ya que hacerlo fue humillante y una pesadilla. Además especificaron que durante diez días sólo filmaron las escenas sexuales y dijeron que fue muy duro hacerlas.

 

No tardó en aparecer la réplica del cineasta, que en una rueda de prensa en Los Angeles le contestó a sus actrices que era indecente hablar sobre dolor cuando ellas tienen uno de los mejores trabajos del mundo. A partir de allí se desató la guerra. La primera en firmar la paz fue Adèle Exarchopoulos, quien declaró a medios españoles que la prensa estadounidense había malinterpretado sus dichos (aunque nunca se desdijo de sus declaraciones) y que se había reunido con Kechiche para "lavar los trapitos sucios en casa". La que no continó la promoción de la película, y repitió que la pasó muy mal con el director fue Seydoux, proclamada estrella en Francia, que proviene de una familia adinerada dueña de la mítica productora y distribuidora de cine Pathé.

 

Kechiche, que también es productor de La vida de Adèle, envió una carta abierta de cinco páginas que se publicó en el diario digital Rue89 en la que responde a las acusaciones no sólo hechas por sus actrices, sino también por parte de su equipo técnico. Allí amenaza a Léa Seydoux con hacerle juicio. En uno de los párrafos dice: "Seydoux, después de haberme agradecido públicamente y en privado, y de haber llorado en mis brazos en Cannes por haberle dado un rol tan noble, por haberla sublimado y enseñado tanto sobre el arte dramático, cambió radicalmente su actitud hacia mí, a riesgo de perjudicar el lanzamiento del filme. (...) ¿Cómo explicar que Léa Seydoux hablara del rodaje como una pesadilla, dando a entender que yo sería un sádico perverso manipulador que las hubiera obligado a rodar completamente desnudas escenas de sexo durante 10 días sin pausa? (...)".

 

La película

 

En la conferencia que dio el lunes pasado en Buenos Aires, el cineasta tunecino-francés autor también de Juegos de amor esquivo (2003) y Cous cous (2007) aseguró que no quería filmar una película lésbica militante. Y agregó que "poner la homosexualidad en un plano tan resaltado significaba afectar lo que nosotros queríamos defender. Para mí, la mejor manera de abordar esto era banalizar el discurso de la homosexualidad y lograr que el público se identifique con Adèle para que poco importen sus preferencias sexuales, ya sea hombre o mujer".

 

Sin embargo buena parte del filme describe las reacciones discriminatorias que sufre Adèle por parte de sus compañeros de secundaria al enterarse de que tiene una novia, y cómo debe llevar su relación en secreto debido a la arcaica forma de pensar de sus padres. Incluso ya en la segunda parte de la película, cuando Emma y Adèle viven juntas, lo poco que se ve de esa relación es que Adèle le oculta a los otros maestros que trabajan con ella en un jardín de infantes que tiene una pareja mujer.

 

Ante la pregunta de Revista Ñ sobre cuáles eran sus referencias a la hora de decidir cómo filmar las escenas sexuales entre dos mujeres, y en qué se basaba para decidir el tiempo de duración de las mismas, Kechiche contestó: "Yo tenía muchas referencias íntimas. Considero las escenas como parte de un todo, y cada escena tiene un ritmo interior que es el mío, que es poco común pero que tiene la ventaja de que es el mío".

 

Las escenas en cuestión no son escandalosas -aunque se ve a las actrices completamente desnudas-, sino que se perciben por momentos como poco creíbles, ya que se asemejan más a dos gimnastas rusas intentando lograr todas las posiciones del kamasutra lésbico, que a un primer encuentro sexual.

 

El realizador repite en la conferencia que La vida de Adèle cuenta una historia de amor, pero su filme se encuentra más centrado en el paso de la adolescencia hacia la adultez de Adèle que en la relación que mantienen las dos jóvenes. Y remarca todo el tiempo las diferentes clases sociales a las que pertenecen las protagonistas.

 

"Provienen de mundos muy diferentes y alejados, cada una pertenece a clases sociales para nada parecidas. Este tema traté de mostrarlo no de manera explicita, pero creo que esa diferencia es lo que les impide comunicarse bien. Sus diversas pertenencias es lo que impide a Emma vivir de forma más sincera lo que siente por Adèle". Así concluyó Kechiche la rueda de prensa.

 

La vida de Adèle es una película intensa, incisiva e interesante (casi siempre). La cámara precisa de Kechiche se mete en los pliegues más íntimos de los personajes para desnudar sus emociones. Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux dejaron la piel y el alma para representar una apasionada historia de amor entre mujeres, pero desde el punto de vista de un hombre.