Javier Sierra: “El museo hace un mal servicio al propósito trascendent
De interés general

Javier Sierra: “El museo hace un mal servicio al propósito trascendente del arte"

 

 

30/10/2013 Fuente revistaenie. Los mensajes ocultos en las pinturas de El Bosco, Tiziano, Botticceli y otros artistas son el eje de 'El maestro del Prado', la novela más reciente del español Javier Sierra. En un encuentro con lectores en Buenos Aires, reveló las claves para interpretar textos ocultos y apócrifos como mensajes cifrados de los genios de la pintura. 

 

Cuando llegó a Madrid desde un pueblo a estudiar periodismo, atravesar el domingo en soledad era para Javier Sierra uno de los exámenes más difíciles. El Museo Nacionalde Prado, con sus tesoros y turistas, se convirtió en un oasis: nadie advertía su inexperiencia... excepto un señor, ya mayor, que una tarde le ofreció una visita guiada por esas obras con historia oculta detrás. Con esta anécdota se presentó Sierra, novelista bestseller, a sus lectores que lo recibieron en un hotel de Recoleta en Buenos Aires la semana pasada. Llegó a presentar El maestro del Prado (Planeta), y a pesar del vuelo retrasado y el jetlag, se apasionó en los detalles revelados aquella tarde tiempo atrás de pinturas como El jardín de las delicias de El Bosco o El triunfo de la muerte de Pieter Brueghel el Viejo, que ahora publica en clave de novela. Antes de la merienda que compartió con grupo de 20 lectores, conversó con Revista Ñ Digital sobre su investigación, el propósito primordial del arte desde las cuevas de Altamira, si es el Dan Brown español, y compartió algunos de los secretos que esconden esas pinturas.

 

 

-¿Cómo llega a esta información oculta?

-Este es un libro singular, porque está escrito en clave de novela pero el protagonista es un joven que soy yo con 20 años, recién llegado a Madrid. Cuento algo que realmenteme sucedió en el Museo del Prado, cuando me encontré con un señor mayor en una sala vacía del museo, que se me ofreció a darme las claves de interpretación de las tablas de Rafael. Me dejó tan impactado que tomé notas, que han dormido décadas hasta que vi que tenía ahí un personaje literario con mucha potencia. Se trata de un maestro sobrevenido, el que aparece en el momento adecuado y te encarrila hacia un descubrimiento: bebe de ese tipo de tradición. Ahora, el libro está basado en investigaciones sobre arte. Y si he decidido escribir una novela y no un ensayo es porque sé que el cerebro humano no está preparado para retener gran cantidad de información, pero convirtiéndolo en un relato se vuelve inolvidable.

 

 

-A raíz de la investigación, ¿llegó a alguna conclusión?

-Era información dispersa y la integré en un mensaje coherente. El mensaje es: el arte, aunque nos parezca una contradicción, no se inventa con un propósito artístico, para decorar, para impresionar al sentido de la vista. El propósito primordial del arte era espiritual o trascendente. Las primeras pinturas de la humanidad se ejecutan en el norte de España y en el sur de Francia, son las pinturas de las cuevas prehistóricas, hace 40 mil años. Pero no están en la entrada de las cavernas sino en el corazón de la gruta, en la parte más profunda, donde sólo se accedía con fuego y en grupos pequeños. Porque eran los chamanes los que hacían estas pinturas e introducían a los neófitos al interior para crearles un estado de ánimo especial. Bueno, 40 mil años después algunos pintores del Museo delPrado seguían haciendo lo mismo, seguían pintando con ese propósito espiritual. Por eso la pintura de Carlos V, La Gloria, o El jardínde las delicias son como los bisontes de Altamira: no son pinturas de cosas materiales sino del alma de las cosas, que es distinto.

 

 

-Exaltar ese perfil de los artistas, ¿es de alguna manera una crítica al discurso oficial de los museos?

-Sí, de alguna manera es una llamada de atención. El museo es un elemento muy reciente de nuestra civilización: surgen en el siglo XIX y son grandes colecciones de arte puestas una al lado de la otra en paredes infinitas. Pero ninguna de esas pinturas, al menos de las que yo hablo en este libro, se concibieron para estar en una galería de arte, no eran para que hubieran infinitos paseantes delante de ella y dedicándoles apenas unos segundos a cada una. Requerían recogimiento, observación, dedicación. Una pintura que El Bosco tarda en ejecutar casi unadécada como es El jardín de las delicias, no se puede comprender en un minuto de contemplación, que es lo que le dedica el turista habitualmente. Necesitas meditación, comunicarte con la pintura. Por lo tanto sí es una crítica, en cuanto creo que el museo hace un mal servicio al propósito trascendente del arte, aunque lo hace bueno en el sentido de conservarlos y ponerlos a disposición de todo el mundo, porque antes el arte era de las élites.

 

 

-Muchas de las obras que menciona fueron por encargo. Y los artistas mismos se encargan de desafiar a sus contratistas. ¿Son rupturistas?

-No todos.

 

 

-Eso es algo que se ha perdido en la contemporaneidad. Es una virtud del artista que quizás encontremos en Rivera y en los murales que hacía...

-Es verdad que se escapó del canon, pero esto es algo que siempre ha ocurrido. Dentro de ese período histórico del que estamos hablando, hubo artistas que se ajustaban mucho al canon, que venían de una escuela, y ves pinturas de Rafael y se parecían a las de Leonardo, y en el Renacimiento pintan todos de una manera parecida. Pero en medio de ese ambiente El Bosco se sale de la norma, no pinta como nadie, no sigue ninguna escuela, hace lo que él quiere. Vuelve a pasar con El Greco, que pinta cosas que a sus contemporáneos les horrorizan: Felipe II echa a El Greco de la corte porque no entiende ese arte tan singular. Son los artistas que tienen un discurso propio, pero que al final son los grandes genios.

 

 

-Cuando cuentan una historia que es lasuya...

-El gran mérito de esos artistas es que ellos ven la realidad de manera distinta a como la vemos los demás, y nos la plasman. Hacen visible lo que para los demás es invisible.

 

 

-Incluso corriendo riesgos, porque en el caso de Rafael, por ejemplo, eran los comienzos de la Inquisición española.

-En el caso de Rafael hay un dato muy curioso: sin duda inspirado por lo que había hecho antes Leonardo, era un pintor culto, lector y había tenido acceso a textos prohibidos por el Vaticano, pero que se los estaba suministrando el bibliotecario del Vaticano --al que después retratará, se llamaba Tommaso Inghirami, como cuento en el libro. Y él era más lector que los mecenas que le encargaban los cuadros, por lo tanto los utilizó como rebelión contra sus propios mecenas e incluía cosas que él había leído en textos apócrifos pero el obispo que se lo había encargado no conocía y aceptaba como normales. Ese es el gran ingenio de Rafael. De alguna forma es como aquellos famosos versos burlescos de Quevedo, cuando decía: “Entre claveles y rosas, su Majestad escoja”. Y era el único que se había animado a decirle a la reina que era coja.

 

 

-Hace poco el Papa Francisco, en unareunión a propósito de la colección de arte de El Vaticano, dijo:"la iglesia ha apelado al arte para expresar la belleza de la fey proclamar el evangelio", a propósito del arte como aval deldiscurso de la Iglesia.

-¿En serio dijo eso el Papa? Bueno, mealegra, aunque él lo ve desde la perspectiva cristiana, que es lasuya, pero no solamente el arte ha expresado la fe del evangelio. Elarte en sí mismo, yéndonos más atrás en la historia, se inventacon un propósito espiritual. El arte de alguna manera se convierteen la prehistoria, en ese arte primordial, en una ventana al másallá. Cuando hace 40 años se inventa el arte no es lo único que seinventa. Se llama la explosión creativa del paleolítico, cuando seinventa el arte, los primeros instrumentos musicales, luego lamúsica, se encuentran los primeros ajuares funerarios en tumbasprehistóricas porque el ser humano de ese período empieza a creeren el más allá. Hay una transformación como nunca de la mentehumana, nos convertimos en sapiens. El arte forma parte de eseproceso y no es por su valor estético sino por la capacidad de tocarel alma de quien lo contempla. El arte conmueve, cambia tu percepciónde las cosas. Por eso es espiritual, y no solo católico sino muchomás.

 

 

-¿Esa función del arte persiste?

-Mira, se intentó matar con las vanguardias del siglo XX, en un momento en el que se hablaba solamente del valor material del arte, en el momento en que lo que interesaba era si pintabas con acrílico u otro tipo de materiales, si mezclabas cosas más allá del discurso. Pasó también en laliteratura, lo que importaba era la forma y no el fondo, pero al final estamos volviendo al principio. El arte tiene que tener un discurso, sino no es arte. El arte sirve para comunicar, y si matas la función comunicadora del arte ya no tienes arte, lo has cosificado. Esto es muy del siglo XX y XXI: vivimos en un mundo híper-materialista, donde todo se pesa, se compra, se cuantifica, pero lo que nos hace realmente libres es justamente lo que no entra en esos parámetros, es la chispa que llevamos cada uno dentro. Por eso el arte tiene tanto valor, porque despierta esa chispa, o la música, o la literatura.

 

-¿Y en el Prado qué dijeron?

-El libro lo escribí a espaldas delMuseo del Prado, nunca me presenté a decirles qué es lo que estaba haciendo. Y cuando ya estaba el libro terminado, le envié un manuscrito al director Miguel Zugaza con los dedos cruzados y le encantó. Pensé que iba a tener más dificultades porque de alguna manera revisa la aproximación al arte, pero le encantó, dijo que esa perspectiva era justo lo que el museo necesitaba. De hecho, él presentó mi libro en Madrid y lo ha apoyado.

 

 

-Algunos le dicen el Dan Brown español, ¿qué dice usted?

-Siempre respondo que a mí me gustaría que alguna vez a Dan Brown le dijeran el Javier Sierra estadounidense. A ver, es verdad que nos interesan temas comunes pero el enfoque es esencialmente distinto. Conocí a Dan Brown, hemos tenido alguna conversación sobre arte muy interesante, pero en este libro no es importante que haya un asesinato o un robo en el museo, no lo hay; lo importante es lo que el arte tiene que decirnos, no el complot. Es muchísimo más importante el espíritu del libro que la forma del libro; y en el caso de Dan Brown es más importante que haya un asesinato, una persecución, un contrarreloj que lo que cuenta en sí mismo el libro.