La droga se cuela en buques
Droga

La droga se cuela en buques

 

 

La presión en Andalucía lleva a los narcotraficantes a usar grandes embarcaciones en el Mediterráneo

 

06/10/2013 Fuente elpais. 2013 se cerrará, sin duda, como uno de los años de mayor aprehensión de droga en Andalucía, sobre todo, de hachís. Será gracias a grandes alijos, como el que recogió más de 64 toneladas en Córdoba o permitió descubrir en Algeciras 32 toneladas que venían escondidas en camiones de melones desde Marruecos. Los golpes en Andalucía, que han paralizado 100 toneladas en los últimos meses, han llevado a las mafias a buscar otras rutas. Una nueva, recién detectada por cuerpos de seguridad internacionales, como el Servicio de Vigilancia Aduanera, es el uso de buques mercantes desde África, que aprovechan para camuflar el negocio ilícito sumándose a las rutas comerciales que pasan por el Estrecho de Gibraltar hacia el Mediterráneo. El método ha sido ya abortado en cinco ocasiones en lo que va de año. Otro centenar de toneladas no ha llegado a su destino. La última vez, esta semana en Almería.

 

Era sábado al mediodía cuando el Moon Light, con bandera de Sierra Leona, navegaba a 25 millas al sur de Almería. Fue entonces cuando dos embarcaciones de Vigilancia Aduanera y un helicóptero rodearon el buque. Desde una de las lanchas ascendieron varios agentes que sorprendieron en cubierta a dos tripulantes. Los dos primeros del total de siete detenidos. No opusieron resistencia. No hubo que buscar mucho. La droga era visible casi desde el exterior. Solo una lona tapaba 18 toneladas de hachís almacenados en sacos de arpillera en la cubierta. En los últimos meses los cuerpos de seguridad de España, Italia y Francia han desarrollado ya cinco operaciones similares, lo que confirma esta nueva ruta de la droga. Permite manejar grandes cantidades y pasar inadvertida como mercancía habitual de una de las rutas comerciales más transitadas, la del Mediterráneo.

 

El jefe de área regional de Vigilancia Aduanera en Andalucía, Javier Bello, cree que hay dos razones fundamentales que han movido a las mafias a utilizar este método. Primero, el bloqueo de los caminos habituales tras el éxito de recientes operaciones como las de Córdoba o Algeciras, que han quitado de circulación una gran cantidad de droga. Y segundo, que las rutas terrestres por el interior de África también se han interrumpido por la proliferación de zonas conflictivas. Según estas investigaciones, los barcos suelen partir del oeste africano para su incorporación a las rutas de los buques mercantes.

 

“Las mafias funcionan como los grandes negocios logísticos. Tienen que encontrar un puerto de salida, una ruta comercial segura y una zona para desembarcar y almacenar”, relata el jefe andaluz de Vigilancia Aduanera. Y es este último punto el que queda por esclarecer. La sospecha es que, tras descubrirse algunos de los principales almacenes en Andalucía, como el de Córdoba, se haya decidido que los barcos dejen los grandes cargamentos de droga en algún país del norte de África. Desde allí, se volverían a utilizar métodos más rudimentarios para la distribución a pequeña y mediana escala. La otra hipótesis es que los grandes buques funcionen como naves nodrizas, a las que, tras pasar las zonas más controladas, se acercarían lanchas que cargarían pequeñas cantidades para llevarlas a tierra.

 

Es lo que se cree que se iba a hacer en el Moon Light, de ahí que la droga estuviese en cubierta, casi a la vista de cualquier mirada exterior, aunque es algo que se sigue investigando. Al contrario que otros abordajes, esta operación resultó bastante segura. En anteriores, los tripulantes llegaron a intentar quemar el barco para destruir las pruebas. La tripulación del Moon Light, de origen sirio, no ofreció resistencia.

 

El siguiente paso en la investigación es descubrir quién está detrás de estos barcos. Es, quizá, lo más difícil. Los tripulantes suelen ser cazafortunas, contratados para la ocasión. Los buques presentan muy mal estado, la mayoría llevaban años sin funcionar como mercantes, la actividad para la que fueron construidos. Cuando los agentes accedieron a la bodega del Moon Light supieron enseguida que no había sido usada en mucho tiempo. Detrás del armador, hay complicados sistemas de empresas y testaferros, que impiden conocer el verdadero promotor del viaje. “Lo que tarda más suele ser identificar a esa cúspide e investigar su patrimonio para atacar donde más les duele, que es su dinero”. La droga que llevaba el Moon Light habría alcanzado los 97 millones de euros si se hubiese podido vender.