ANGELA MERKEL: “CADA PAÍS DEBE PREGUNTARSE CÓMO QUIERE OBTENER DINERO”
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ANGELA MERKEL: “CADA PAÍS DEBE PREGUNTARSE CÓMO QUIERE OBTENER DINERO”

 

 

La canciller alemana, Angela Merkel, cree que Europa logró avances importantes en la lucha contra la crisis de deuda, pero augura más esfuerzos y sacrificios hasta que la situación vuelva a normalizarse. «Hemos avanzado un buen trecho, pero sigue habiendo muchos problemas que resolver», advierte la mandataria.

 

Durante mucho tiempo recetó ahorro a los países del euro con problemas financieros. Pero ahora asegura que a Alemania solo puede crecer si a sus socios europeos les va bien y el año pasado España e Italia lograron imponer un pacto de crecimiento en la cumbre europea. ¿Perdió tiempo en la gestión de la crisis? ¿Cometió algún error?

 

Las finanzas sólidas son una condición necesaria para el crecimiento, junto con reformas estructurales inteligentes. Grecia, Portugal y otros países estaban en una situación en la que ya no podían financiarse por su alto endeudamiento. Como esto ponía en riesgo al euro en su conjunto, ayudamos a estos países con la condición de que redujeran su déficit. A fin de cuentas, ése fue el origen de sus problemas. En cuanto los países más afectados por la crisis se encuentren en el camino de la consolidación presupuestaria, tendrán que mejorar al mismo tiempo la competitividad y estimular el empleo y un crecimiento que esta vez sea sostenible. Cada país debe preguntarse cómo quiere obtener dinero en un futuro, de qué modo labrará su bienestar. El sector inmobiliario, que en algunos países creció de forma tan desproporcionada y luego se desmoronó, ya no podrá ser el motor de crecimiento, al menos no el único. ¿Qué ramas industriales, qué servicios tiene mayor futuro? Responder estas preguntas y sentar las bases políticas para más innovación, competitividad y formación de los jóvenes son las tareas concretas que afrontan algunos países.

 

En este punto de la crisis, ¿puede afirmar que el euro ya está a salvo definitivamente?

 

Siempre dije que la crisis de deuda en Europa no se resolvería mágicamente de la noche a la mañana, sino a través de un largo proceso formado por muchos pasos y medidas. Hemos avanzado un buen trecho en ese camino, pero sigue habiendo muchos problemas que resolver.

 

¿Los problemas actuales pueden escalar y derivar en la salida de un país de la eurozona?

 

No, no veo que pueda ocurrir. Todos tenemos que hacernos mejores unos a otros, pero para eso necesitamos una Europa unida.

 

Recientemente se supo que banqueros irlandeses bromearon con la facilidad con la que recibieron dinero del Banco Central Europeo (BCE). ¿En qué medida es perjudicial esa actitud?

 

Creo que una de las tareas de la política es impedir que parte de la economía financiera vuelva a actuar con la misma falta de responsabilidad que en 2008. Estamos trabajando precisamente en eso y hemos avanzado mucho. Por eso era tan necesario que, por ejemplo en el marco del G20, estableciéramos cómo actuar con grandes bancos, bancos relevantes para el sistema. Ahora están sometidos a normas más estrictas.

 

Su papel en Europa no es sencillo. Muchos países tienen los ojos puestos en usted. ¿Hasta qué punto ocurre esto en un mal momento, en plena campaña para las elecciones generales del 22 de septiembre?

 

Las elecciones son parte de una democracia. Por lo demás, no habría cambiado ninguna de las decisiones que tomé en Europa, aunque los comicios tuviesen lugar un año antes o después. Muchos atribuyen demasiado a las elecciones en un año electoral, pero nuestra política sigue una línea estable y a largo plazo que puede reconocerse en todos los temas europeos.

 

Recientemente desmintió tener la intención de renunciar a mitad de la próxima legislatura si gana las elecciones. ¿Se imagina algo así? ¿Decidir por sí misma el momento de dejar el Gobierno, en lugar de que lo decidan las urnas?

 

Es un tema del que no me ocupo. Me gusta ser la canciller alemana y quiero seguir siéndolo. Toda la próxima legislatura, además, porque pienso que tenemos por delante muchas tareas que cumplir.

 

Dejando a un lado la economía, el escándalo por el plan de espionaje Prism demuestra una gran desconfianza de EEUU hacia Berlín. ¿Influye que los terroristas que perpetraron los atentados del 11 de septiembre hubiesen vivido en Alemania?

 

 Lo primero que debemos hacer es aclarar si lo que se publicó es real. Hablé sobre este tema exhaustivamente con el presidente estadounidense, Barack Obama, durante su visita a Berlín. Después, volvimos a hacerlo. Acordamos que nuestros servicios y ministerios discutirán en Washington sobre todas las cuestiones abiertas en detalle. Mi mayor prioridad es defender a nuestros ciudadanos en Alemania en un doble sentido: por un lado, tanto nosotros como EEUU queremos una defensa eficaz contra el terrorismo. Sabemos que debemos a la cooperación con EEUU importantes indicios en la lucha contra el terrorismo. Por el otro lado, la defensa de la intimidad de los ciudadanos es parte necesaria de una sociedad libre, y toda intervención en ella debe responder al principio de proporcionalidad y cumplir con el derecho y la ley.