Arte prehistórico 2. Segunda y última entrega
De interés general
Fuente Wikipedia. Entrada actual de la Cueva de Maltravieso, en Cáceres.
La escuela de arte franco-cantábrica es la más importante de todas las que se desarrollan durante el Paleolítico Superior en Europa, aproximadamente desde hace 35 000 años hasta hace unos 10 000 años. El arte rupestre, tanto parietal como mobiliar, aparece sobre todo en las cuevas de las costas del Cantábrico español (Tito Bustillo en Asturias, El Castillo y Altamira en Cantabria...) y el sur de Francia (cueva del Lascaux o Font-de-Gaume...), aunque realmente se extiende por otras regiones europeas (si bien, con menor densidad). Ejemplos de ello son el centro de la Península Ibérica, con cuevas como Los Casares, Maltravieso y conjuntos al aire libre como Siega Verde. La técnica utilizada es la pintura, el grabado, el relieve y, en el caso del arte mueble, la elaboración de estatuillas y otras figuras. Las pinturas son monócromas o bícromas (es decir, nunca se usan más de dos colores simultáneamente), aunque se aprovecha el color de la roca como complemento cromático. Para dar sensación de volumen se recurre a los degradados (al modelado y al sombreado) o se aprovechan salientes de la roca.
Es un arte animalístico en el que la figura humana queda relegada a un segundo plano; también abundan los signos abstractos o esquematizaciones de órganos sexuales. Se le considera fundamentalmente descriptivo, es decir, raramente hay escenas (y cuando se encuentran, probablemente no sean hechos reales, sino simbólicos, es decir, mitogramas), la composición de las figuras es yuxtapuesta, con un significado más simbólico que real, y sin dar la sensación de un movimiento natural (aunque éste se exprese por medio de ciertos convencionalismos); a pesar de todo, las figuras son muy realistas y detalladas, siendo, por ello, un caso excepcional en el arte prehistórico.
Pintura: techo de la Cueva de Altamira (Cantabria)
Grabado: cabeza de caballo
Escultura, Venus paleolítica de Europa central
La función del arte paleolítico es totalmente desconocida. Al principio se pensó que estas obras de arte se hacían solo por motivos estéticos (para adornar: el arte por el arte), y aunque nadie niega el alto sentido estético de estas representaciones, éste precer ser un factor secundario. Sin duda este arte era de carácter mágico o religioso. No se pueden hacer más precisiones, como mucho, se pueden formular varias teorías, pero sin pruebas definitivas. Las propuestas más habituales son el totemismo, el chamanismo, la magia propiciatoria, la fecundidad y el dualismo de la naturaleza. En realidad es posible que todas las teorías tengan algo de verdad, que solo tomándolas todas juntas se pueda interpretar el significado del arte paleolítico.
El Arte Neolítico europeo
El arte mueble neolítico
El arte mueble neolítico (a partir del 8000 a. C.) incluye una amplia gama de formas cerámicas y otros objetos cotidianos, además de los elementos ornamentales y ceremoniales, que se prodigaron mucho en esta fase. La cerámica posee innumerables variantes (en función de la morfología y la decoración impresa, incisa o pintada), por ello, para no extendernos, únicamente citaremos dos de ellas: en primer lugar la cerámica impresa cardial, propia de las fases más antiguas del Neolítico en el Mediterráneo y caracterizada por la decoración a base de impresiones hechas con conchas de molusco; en segundo lugar citaremos la cerámica de bandas, que se da en el corazón del continente y cuya decoración es incisa con motivos geométricos en forma de cintas con caprichosos recodos.
En el sureste de Europa predomina la cerámica pintada, por influencia oriental. La escultura tiene un desarrollo temprano y original, de hecho prácticamente en todas las culturas neolíticas de Europa oriental aparecen, desde las primeras etapas, figurillas femeninas, normalmente de tierra cocida, pero también de piedra, que se supone representan a la Gran Diosa Madre de la fertilidad (casos destacables son los de Khirokitia en el Neolítico acerámico de Chipre, en Sesklo y Dímini (en Grecia), y sobre todo, en las culturas de Vincha, Serbia, Cucuteni o Hamangia, en Rumanía). Un caso especial son las esculturas de piedra de Lepenski Vir (Serbia), talladas toscamente sobre grandes guijarros con personajes de aspecto tan peculiar que se han interpretado como seres híbridos (medio humanos, medio peces).
Cerámica de bandas del Neolítico pleno danubiano
Estatuilla de Hamangia, del Neolítico final rumano
Collar de cuentas de piedra del neolítico italiano
Firgurita femenina del neolítico balcánico
En lo referente al ámbito de los adornos, éstos suelen ser brazaletes de esquisto en forma de anilla, cuentas de collar de diversos materiales (piedra, hueso, concha...), colgantes hechos con hueso, o con colmillos de animal, figurillas y objetos de utilidad práctica decorados, casi siempre con motivos abstractos. Al final del Neolítico aparecen los primeros objetos ornamentales hechos de cobre nativo martilleado.
El arte levantino
La escuela de arte levantino español, que, para algunos estudiosos debe datarse en el periodo Epipaleolítico (o Mesolítico), del 8000 a. C., y no en el Neolítico, atribuyendo esta última datación a interpretaciones erróneas y sin fundamento. Las abundancia de escenas de caza con sus múltiples y sutiles aspectos son más propias de un pueblo cazador y no ganadero.[cita requerida] Sin embargo, muchos especialistas optan por ubicarlas, en sentido muy amplio en periodos más antiguos del Neolítico ya que, efectivamente sus representaciones incluyen ciertas escenas rupestres de ganadería; además algunos objetos representados permiten suponer que las pinturas tienen son del 8000 al 5000 a. C..
Son pinturas murales que aparecen en los acantilados rocosos y covachas poco profundas de sierras y zonas escarpadas de las provincias mediterráneas españolas (el Levante español), desde Lérida hasta Andalucía, destacando Cogull, Alpera y Valltorta (entre otros muchos). No conocemos arte mobiliar asociado, solo pinturas murales con pigmentos naturales triturados. La temática principal es el ser humano y sus labores cotidianas: escenas de ganadería, caza, danzas rituales o, incluso, luchas violentas. El estilo es muy espontáneo y vivaz: los personajes forman auténticas escenas movidas y dinámicas. Las figuras son siluetas estilizadas y monocromas, esto es, pintadas de un solo color (rojo o negro), son planas y sin modelado.
Danza fálica de figuras femeninas en el abrigo de Cogull (Lérida).
Arquero levantino típico (Albocácer, provincia de Castellón).
Los megalitos
Artículo principal: Megalitismo.
El fenómeno megalítico podría considerarse como la primera manifestación arquitectónica monumental en Europa occidental. Su nacimiento parece tener lugar al final del quinto milenio en varios focos simultáneos a lo largo del Atlántico, desde Huelva (en España), hasta las islas Shetland y Jutlandia, y su cronología sobrepasa ampliamente la fase neolítica, perviviendo durante la Edad del Bronce, especialmente en el norte (lógicamente también se produce una evolución de las formas constructivas). Un megalito podrá definirse como una construcción de piedras gigantescas (megas: gigante y, lithos: piedra), toscamente trabajadas. Aunque en periodo posteriores la tipología se diversifica, durante el Neolítico hay cuatro clases de monumentos megalíticos: el menhir (que no es más que una gran piedra hincada sin labrar), éste puede aparecer aislado o en grandes hileras.
A veces también forma círculos, recibiendo entonces el nombre de crómlech (en las edades del metal, estos círculos de piedra llegan a desarrollarse mucho en las islas Británicas, recibiendo el nombre de henges). En cualquier caso, los menhires, aislados o en grupos, señalarían santuarios al aire libre. Por último está el dolmen: una tumba megalítica colectiva que al menos consta de una cámara funeraria cubierta por un túmulo, que a menudo se ha perdido (este esquema es el más común, pero pueden encontrarse variantes más complejas, o más sencillas). La cámara funeraria solía albergar los restos de multitud de cadáveres junto con su ajuar funerario.
Menhir
Alineamiento
Crómlech
Dolmen
La decoración de los megalitos suele ser abstracta, aunque, como algunos parecen tener una larga vida como santuarios, también poseen temas figurativos de tipo esquemático. Hay tres grandes núcleos donde sobresalen los dólmenes decorados, Bretaña (por ejemplo, los dólmenes de Barnenez y Mane Kerionez), Irlanda (con New Grange o Loughcrew, entre otros) y, por supuesto, la zona galaico-portuguesa en la península Ibérica (con Antelas y Padrão en Portugal; la Granja de Tiñinuelo y El Soto en España). Las primeras fases decorativas suelenser abstractas (formas culvilíneas y geométricas, cúpulas), a veces grabadas y otras pintadas. Con el tiempo aparecen formas esquemáticas reconocibles (armas, antropomorfos, zoomorfos...). La cronología de esta decoración parece ser neolítica, sin embargo, en algunas representaciones es posible reconocer objetos metálicos con lo que hay que suponer una larga pervivencia cronológica.
Decoración en espirales de la entrada a New Grange (Irlanda).
Asociados a los monumentos megalíticos, pero localizados en zonas rocosas de la cornisa atlántica, desde la desembocadura del Tajo, en Portugal, hasta las islas Orcadas en Gran Bretaña (pasando por Galicia, Francia e Irlanda) podemos incluir los petroglifos atlánticos. Su temática parece ser la misma: motivos curvilíneos, meandros, cúpulas, espirales, laberintos, cuadrados... (raramente con representaciones antropomorfas o zoomorfas), pero su apogeo se da en el segundo milenio adC, es decir, la edad de Bronce. No es raro que este tipo de manifestaciones pervivan fases más tardías, como ocurre con los henges británicos. Esta decoración debe tener un valor fuertemente simbólico, representando conceptos cuyo contenido se nos escapa.
Petroglifos de la Cornisa Atlántica de Europa
El arte europeo en las Edades del Metal
El fenómeno rupestre esquemático en Europa
La llegada del metal, coincide, al menos en Europa, con un radical cambio de estilo de la pintura rupestre. Del realismo descriptivo paleolítico y la estilización narrativa levantina, pasamos a un esquematismo eminentemente simbólico. Las formas se reducen a sus rasgos más esenciales, sin dejar de ser figuraciones de elementos reales (no se alcanza la abstracción salvo, como veremos, en la zona más occidental).
El arte rupestre esquemático tiene un gran desarrollo en la península Ibérica, tanto en pintura como en grabados, pero también se extiende por toda la franja atlántica (desde Portugal a Noruega), pero también es particularmente abundante en el este de Francia y el norte de Italia (tanto en el Atlántico, como en el área franco-italiana predominan los grabados, es decir, los petroglifos), El desarrollo del esquematismo en el arte prehistórico ha sido interpretado como una liberación de la realidad, como un triunfo del mundo simbólico y, por tanto, sería consecuencia de la aparición de religiones mucho más maduras. Aparte de ello, el perfeccionamiento de utillaje metálico favorece el trabajo de la roca, y por tanto las insculturas van cobrando importancia, hasta el punto que los petroglifos nórdicos siguen realizándose hasta periodos históricos.
Petroglifos escandinavos de Tanum (Suecia).
Ciervo grabado en Val Camónica (Italia).
El gran hechicero del Valle de las Maravillas, Francia
Ciervo de la pintura rupestre esquemática española
La provincia escandinava tiene mayor densidad en el centro-sur de Noruega y Suecia, en las regiones de Escania y Uppsala; destacando la zona de Tanum (declarada Patrimonio de la Humanidad (con más de 300 conjuntos de arte rupestre). Los grabados escandinavos suelen aparecer en rocas alisadas por la erosión glaciar, son de gran tamaño y sus temas principales son guerreros y barcos. Los petroglifos escandinavos surgen en la edad del Bronce, en torno al 1600 a. C. y perduran hasta el año 100 de nuestra era.
La provincia de la Alpes franco-itlalianos es una de las primeras zonas de arte rupestre conocidas el el mundo. Concretamente, en la región italiana de la Lombardía, los petroglifos de Val Camónica también fueron declarados Patrominio de la Humanidad. La mayoría son de la edad del Bronce, aunque perviven hasta la edad del Hierro. Hay gran variedad de temas, pero los predominantes son la caza del ciervo, la figura humana y los signos astrales, al final aparecen el carro y el caballo y, especialmente. En el Valle de las Maravillas (Alpes Marítimos. Francia) el protagonista es el toro en varias tipologías, si bien destaca un expresivo personaje armado con dos puñales conocido como «el hechicero». Precisamente, las armas representadas permiten calcular una datación principal en el Bronce Antiguo, aunque, posteriormente se añaden otras insculturas que alcanzan hasta la edad del Hierro.
El arte esquemático en la península ibérica: toda la península posee yacimientos de arte rupestre esquemático, aunque, para ser más concretos, éste predomine en zonas montañosas donde hay disponibilidad de abrigos rocosos (no obstante, tiene paralelismos no rupestres en zonas llanas, reflejados en la cerámica decorada, el arte mueble, la decoración de megalitos, etc). A pesar de ello, sería un error considerarlo un fenómeno único; más bien, deberíamos hablar de numerosas culturas regionales diferentes. En todo caso, el auge del fenómeno esquemático corresponde al tercer milenio adC, sobre todo al Calcolítico, comenzando su declive en la edad del Bronce, aunque existen numerosas pervivencias mucho más tardías.
Véase también: Arte esquemático ibérico.
La escultura
La escultura monumental enlaza directamente con las obras neolíticas que hemos citado sobre la Diosa-Madre, de hecho, en algunas tumbas aparecen toscos personajes femeninos labrados en sus paredes, tal es el caso de la gruta sepulcral de Coizard (Marne, Francia) que sigue modelos idénticos a las llamadas estatuas-menhir, cuya datación se extiende desde el final del Neolítico hasta el final de la edad del Bronce). Se trata de figuras monolíticas, macizas, toscamentes desbastadas, de tamaño considerable, en las que se han dibujado, por medio de incisiones o, como mucho, bajorrelieves, rasgos humanos muy simples, destacando en la cabeza, los llamados «ojos de lechuza».
El tronco no se difrencia y las extremidades aparecen solo en algunas ocasiones, El bloque suele estar surcado por motivos decorativos lineales y signos sobre el sexo y la condición del personaje (collares, armas, herramientas...). Aparecen sobre todo en el sureste de Francia, en Italia, en Córcega y en la península Ibérica. Las más antiguas parecen ser las del Neolítico provenzal italiano (principios del III milenio a. C.), donde no ha podido establecerse ninguna relación con el mundo megalítico, aunque aparecen asociadas a enterramientos. A partir del 2500 a. C. se extienden al sureste de Francia, a la zona conocida como Rouergue (Aveyron y Hérault), donde adquieren su pleno desarrollo, destacando la llamada «Dama de Saint-Sernin», descubierta en 1888. Ya de época del metal parecen las estatuas-menhir de Liguria (Italia): con base en las armas que llevan se puede establecer una larga secuencia que comienza en el Calcolítico (tipo Pontevechio), continua el bronce (tipo Canosa) y cumina en la transición a la edad del Hierro (tipo Remedello). En Córcega tenemos una sucesión similar, algunas de estas obras se asocian al horizonte de los nuragas, nacido al final de la edad de Bronce si bien culmina en la edad del Hierro.
«Dama de Saint-Sernin» (Francia).
Estela del Castro de Solana de Cabañas, en Logrosán (Cáceres, España).
En la península ibérica aparecen (sobre todo en Extremadura y las regiones aledañas), pero probablemente pertenenzcan a un grupo independiente y más tardío, al menos en origen, puesto que no se asocian a los dólmenes, aunque también son funerarias. Son propias del Bronce pleno y, en sus fases tardías, ya representan a guerreros con cascos radiados y una completa panoplia compuesta de puñal, espada, alabarda o lanza y escudo (fíbulas, espejos..., a veces, también, carros de combate).
La arquitectura
Skara Brae (islas Orcadas, Escocia).
La arquitectura civil de la primitiva Europa de la edad del Bronce puede separarse en dos grandes grupos. En la zona continental y atlántica predominan los poblados y aldeas de madera, con casas individuales, también de madera, y una protección compuesta por una empalizada. Al principio tal protección estaba más enfocada al ganado, pero con el tiempo hubo que reforzarla, ante el aumento de los ataques entre comunidades vecinas, añadiendo muros, fosos y varios cinturones de muralla hecha de troncos y barro (ejs.: Karanovo, Goldberg, Tripoljé...). La excepción a este modelo es el emplazamiento de Skara Brae (en las islas Orcadas). Skara Brae apenas tiene una decena de viviendas semisubterráneas de forma redondeada, construidas en sillarejo de piedra casi ciclópeo. Esta enigmática aldea costera fue abandonada y apenas se encuentran objetos entre sus ruinas, lo que dificulta su datación, aunque se estima que fue habitada en el tercer milenio.
La Europa mediterránea tiene pueblos muy distintos, quizá por influencia oriental, se rodean con gruesas murallas de piedra dotadas de torres defensivas semicirculares. Dentro del poderoso recinto, se apiñan las casa de adobe, sin una organización concreta. Además suelen tener una ciudadela con fortificaciones especialmente reforzadas. Los ejemplos más impresionantes de este tipo de poblamientos son, Sesklo o Khirokitia (en el Egeo), Los Millares (en España), Zambujal y Vila Nova de São Pedro (en Portugal); todos ellos cacolíticos. Durante el Bronce las fortificaciones se perfeccionan y el uso de la piedra se extiende por el resto de Europa, probablemente gracias a las nuevas herramientas. La Etapa culmina en la edad del Hierro con todo un continente cuajado de castros o poblados con fuertes fortificaciones complementadas con torres, fosos y campos de piedras hincadas.
La arquitectura religiosa se caracteriza por la pervivencia del megalistismo o de construcciones ciclópeas. En el tercer milenio, es preciso recalcar la importancia del conjunto de templos de Mudajdra, Tarxien y Ggantija en la isla de Malta (semisubterráneos y rematados con enormes lajas de piedra, contuvieron gigantescas estatuas femeninas dedicadas a la fertilidad; pero también debieron tener función funeraria, pues en uno de ellos, Ħal Saflieni, aparecieron restos de miles de cadáveres). En el Bronce antiguo sobreviven algunos dólmenes en los que ya se desarrolla la cubierta de falsa cúpula (no se llega al conocimiento del arco ni de la cúpula auténtica).
En el Bronce pleno, con la llegada del complejo de culturas de los túmulos cambian las costumbres funerarias, de colectivas a individuales, pero ciertas zonas conservan centros cultuales de tipo megalítico, como los henges o círculos de piedras en las islas Británicas (siendo el ejemplo más conocido y espectacular el de Stonehenge, reformado una y otra vez desde su fundación, en torno al 2700 a. C., hasta su última fase en el 1500 a. C., más o menos). En la zona escandinava y el norte de Alemania destacan las tumbas con forma de barco, del Bronce final. Por último, destacar los centros ceremoniales ciclópeos del Mediterráneo, de la segunda mitad del segundo milenio, en el Bronce final: nos referimos a las edificaciones de la Cultura talayótica (fase I) en las Baleares y a la cultura nurágica de Córcega.
Templo ciclópeo de Ġgantija, isla de Gozo, Malta.
El desarrollo del arte metalúrgico
El cobre, junto con el oro, son los primeros metales utilizados; al principio, ambos se obtenían a partir de pepitas y se martilleaban en frío. Con el tiempo pasaron a fundirse y forjarse en el horno. Pero el cobre es difícil de trabajar y poco resistente, por lo que los primeros adornos son extremadamente sencillos (alfileres, fundamentalmente). El oro se podría trabajar con más facilidad y, desde el principio, aparecen ornamentos repujados o fundidos.
Cono de Aventon (Francia).
Panoplia de armas de bronce (Rumanía).
La aparición del bronce (cobre con un 10% de estaño) supone un importante paso adelante, pues es más versátil (funde a temperatura más baja, se enfría muy despacio) y permite realizar objetos más complicados. A medida que avanza la edad del Bronce, las técnicas son cada vez más refinadas, pero requieren, no solo de un artesano especializado (al que a menudo se le otorga un trato especial), sino un continuo suministro de materias primas, lo que a su vez, estimula los intercambios comerciales y culturales en el continente. El centro más activo el Mediterráneo oriental, pero ya hemos visto que hay importantes culturas en el Atlántico, en el Báltico y en otras regiones europeas. Las armas (espadas, hachas, corazas...) sobrepasan su papel bélico para convertirse en objetos de prestigio o ceremoniales, por lo que a veces se decoran como auténticas joyas, a lo que hay que añadir otros objetos de adorno corporal (broches, brazaletes, torques, lúnulas...) y objetos puramente ceremoniales y votivos.
Lúnula pectoral de oro (Irlanda).
Colmillo de Jabalí de La Colombine (Francia).
Vasos de oro repujados (Francia).
Carro solar de Trundholm (Dinamarca).
El fin de la Prehistoria en Europa
El «canto del cisne» de la Prehistoria europea lo marca la penetración de las gentes de los campos de urnas, cuyo ímpetu llevó a la destrucción de tradiciones milenarias europeas, siendo responsables, incluso, del ocaso de Micenas. Solo la franja atlántica pudo resistir su empuje. Estos pueblos, a su vez, a la primera cultura de la edad del hierro: Hallstatt. Basados en su superioridad tecnológica y en el empleo de la caballería ligera, ocuparon casi toda Europa, creando un nuevo orden que, tras un periodo oscuro, debido a los conflictos, desembocó en el nacimiento de las grandes civilizaciones clásicas (etruscos, griegos, romanos...) y célticas, a las que habría que añadir Tartessos, en el sur de España, más ligado a la cultura orientalizante que a la indoeurpea. Todos estos pueblos acaban entrando en la llamada Historia antigua europea.
Cinturón de plata procedente de una tumba hallstáttica de Hirschlanden (Alemania).
Oceanía
Evidentemente, la considerar Oceanía como entidad geográfica es un mero convencionalismo, dada la enorme diversidad cultural y la amplísima zona geográfica que abarca (la más grande del planeta), salpicada de cientos de archipiélagos. Si exceptuamos Papúa-Nueva Guinea, esta zona no fue habitada por humanos hasta la aparición de Homo sapiens. Precisamente esta gran isla, Papúa-Nueva Guinea, parece el trampolín desde el que, por vía marítima, fueron ocupados Australia, Melanesia, Micronesia y Polinesia. Sin embargo, aunque sea plausible pensar que todas estas zonas fueron ocupadas, más o menos, simultáneamente, Australia sí tiene restos muy antiguos (que se remontan al Paleolítico, con más de 40 000 años de antigüedad), mientras que los archipiélagos del resto de Oceanía solo conservan restos arqueológicos de pueblos que practicaban la agricultura (ñame, taro, árbol del pan, banana...) y la ganadería (cerdos y gallinas...). Estamos hablando, por tanto del Neolítico, con hachas pulimentadas y alfarería con fechas radiocarbónicas muy recientes: 1500 a. C. para Micronesia (en las islas Marianas); 500 a. C. para Melanesia (en Nueva Caledonia) y 125 a. C. para Polinesia (en las islas Marquesas).
Pintura rupestre de los aborígenes australianos mostrando la característica «visión de rayos X».
La diversidad artística también es considerable, pero todas las tradiciones comparten la elevada consideracíón social que gozan los artistas y el papel que cumplen sus obras para mantener la cohesión social. En efecto, el carácter sagrado de las obras persiste en nuestros días y, con él, numerosos tabúes que, en general, mantienen la tradición, impiden la evolución y hacen que, a veces, estemos ante manifestaciones excesivamente estereotipadas y convencionales.
Australia
Trataremos aquí solo el arte aborigen australiano que precede a la colonización y que, a pesar de ser (probablemente) la primera tierra colonizada en Oceanía por humanos modernos desde Papúa-Nueva Guinea, se mantiene en sus modos más primitivos. El arte aborigen australiano es, fundamentalmente rupestre, se trata de santuarios naturales decorados con pinturas y grabados, pero existen numerosos objetos rituales que pueden asociarse a las ceremonias en ellos llevados a cabo.
Las pinturas rupestres son bastante convencionales y esquemáticas (llegando a la simplificación geométrica), pero también son muy coloristas (uno de los convencionalismos que más llaman la atención es la llamada «visión de rayos X» con que se representan algunas figuras). Además, no solo se pintaron escenas simbólicas y mitológicas, hay otras con un gran sentido narrativo que pueden considerarse episodios reales o, más a menudo, sueños. Por otro lado, los australianos también practican el arte corporal, la pintura de arena y decoraban con grabados sus embarcaciones y hacían adornos sobre conchas. Destacan, entre sus objetos rituales ciertas placas oblongas, llamadas churingas, que unidas a una cuerza se hacían girar para emitir un zumbido continuo (a menudo se las llama bramaderas). Una función similar la cumplían los diyeridús, enormes trompetas de madera que emitían un sonido rítmico, no melódico, que sin duda compaginaba con el zumbido de la churinga y que ayudaba a crear u ambiente propicio para la ceremonia de unión con el antepasado totémico.
Abrigo rocoso con arte rupestre australiano
Los lugares más representativos del arte aborigen australiano son Bradshaws, al norte de Australia Occidental; la Garganta de Carnavon en Queensland; la ribera del Kakadanu en el Territorio del Norte y, sobre todo el monolito natural de Uluru, populamente llamada Ayers Rock, la montaña roja, al sur del Territorio del Norte, casi en la frontera con Australia Meridional, junto a Alice Springs es decir, prácticamente en el centro geográfico de las isla-continente.
Melanesia
Es el conjunto de islas situadas al norte y al noroeste de Australia, destacando sobre todas ellas la de Papúa Nueva Guinea, aunque el conjunto de los demás archipiélagos supera la ampliamente decena. Por otro lado, los melanesios, al contrario de lo que se creía hasta hace poco, no constituyen una unidad racial negroide, sino que su diversidad lingüística, cultural y genética demuestra una gran variedad de pueblos. En general, los primitivos melanesios solían ser animistas, y creían que el alma de las personas se reencarnaba en varios objetos simultáneamente, lo que propiciaba la creación artística, entendida como creación de objetos religiosos (estatuas, máscaras, mástiles, malagnaes, tambores...) de gran diversidad y riqueza. Al mismo tiempo, los primitivos melanesios eran bastante territoriales, incluso hostiles con sus propios vecinos, de modo que no llegaron a sobrepasar la estructura tribal en pequeñas comunidades, cada una con sus propias tradiciones. Existen numerosos núcleos artísticos en Melanesia, pero nosotros destacaremos el valle del río Sepik en la isla de Nueva Guinea y las islas Vanuatu.
Adorno corporal melanésico
Escudo de parada melanesio
Aparte del adorno corporal, basado en tatuaje, cicatrices, piercings, pinturas y plumas de vivísimos colores, uno de los elemenos más testacables del arte melanesio son las grandes casas de reunión o «casas de los espíritus», exclusivas para los hombres y que suelen dedicarse a ceremonias relacionadas con el culto a los antepasados. Estas construcciones son de tipología muy diversa según la región o la isla, pero, en general, constan de una habitación única, con un inclinadísimo techo a dos aguas y una fachada ricamente decorada. La puerta suele ser muy estrecha y obliga a entrar a gatas y pasar una especie de laberinto. En el interior se acumulan las más ricas obras de arte, de significación religiosa: especialmente mástiles esculpidos, máscaras y los malaganes de Vanuatu, grandes tallas de madera policromada que se motraban a la tribu solo en ocasiones especiales.
Micronesia
Se trata de seis archipiélagos de origen coralino que en tiempos prehistóricos estuvieron bajo la influencia de los polinesios, pero en tiempos históricos han cayeron bajo control malayo. El arte micronesio es el más sencillo de Oceanía, escasean las tallas, salvo para el caso de las canoas, también son grandes artesanos en la confección de esteras, con motivos geométricos, a veces abstractos o, a veces, estilizaciones de antropomorfos y zoomorfosde inspiración polinésica. Pero lo micronesios no carecen de ciertos aspectos originales. Por ejemplo, las llamadas «piedras-moneda», grandes discos perforados de piedra que se trasladaban desde zonas lejanas hasta la entrada de las viviendas de los más poderosos para demostrar su estatus socio-económico. Otro interesante ejemplo es el de Nan Madol, una gran capital ceremonial con impresionante arquitectura ciclópea construida entre el siglo VIII y el siglo XII de nuestra era.
Situación de Micronesia en el Pacífico
Ruinas del centro ceremonial Nan Madol
Polinesia
Polinesia está comprendida por una veintena de archipiélagos al sur del Pacífico, con una gran riqueza cultural debida a las sucesivas oleadas colonizadoras que sufrierons sus islas. Los polinesios, de tez mucho más clara que los melanesios, destacan por sus extraordinarias dotes marineras y por su deseo de entablar relaciones pacíficas con otros pueblos (al contrario que los melanesios), y son mucho más receptivos a las novedades, lo que les hizo más permeables a las otras culturas y hace más homogéneas sus tradiciones. Por otro lado, las tierras habitadas por los polinesios eran poco aptas para la agricultura (salvo ciertos frutos y especias) y la ganadería (exceptuando el cerdo), en cambio eran ricas en pesca. Los polinesios desarrollaron, entonces, una gran destreza naviera basada en canoas y catamaranes de diversos tamaños, según la distancia a la que estuvieran destinadas. Tales embarcaciones, algunas de las cuales alcanzaban los 30 metros de eslora, tenían una rica decoración tallada en la proa, sobre todo, y una velas de estera (hechas de cortezas de árbol y llamadas «tapas») tejidas con motivos geométricos que llegaban a ser auténticas obras maestras. A pesar de la enormidad geográfica de Polinesia, nos centraremos en tres zonas para este breve repaso, Nueva Zelanda, las Islas de la Sociedad y la isla de Pascua.
Polinesia
Proa tallada de una canoa
Catamarán polinesio
Nueva Zelanda
El poblamiento de estas islas es muy tardío, comenzó en el siglo X y cúlminó en el siglo XIII, de hecho, los primeros europeos recogieron tradiciones orales que hablaban de esta colonización procedente del centro de Polinesia; por lo tanto es muy reciente. Los maoríes formaron una cultura relativamente acomodada gracias a los recursos de la isla, por ello, son uno de los pueblos con mayor desarrollo artístico del Pacífico. Su arquitectura se basa en el uso de enorme pinos kauri con los que construyeron las «mara'a» o grandes ‘casas de reunión’ de inspiración melanesia, aunque su acceso no era tan restringido. Estas casas rectangulares, con techo a dos aguas sostenido por postes ricamente tallados, tenían una fachada monumental con una extraordinaria decoración tallada y policromada sobre la mitología maorí: el lagarto como símbolo del mal, el hombre-pez o marahika, la ballena y otras muchas critaturas entre motivos de espirales y meandros. Además de la casa, los maoríes decoraban también sus graneros en un estilo similar. En ambos casos hablamos de construcciones muy refinadas cuyo sentido trascendía lo religioso para convertirse también en símbolos de riqueza y poder. Algo parecido podríamos decir de sus enormes canoas, para las que elegían los árboles más grandes, pues las tallaban de una sola pieza, excepto la proa decorada, que se añadía posteriormente.
Fachada ricamente decorada de una mara’a (o casa de reuniones maorí) en Rotorúa.
Ejemplo del arte del tatuaje de los maoríes.
Los maoríes son, igualmente, coocidos por el arte del tatuaje, que se combinaba con la escarficación, para obtener efectos en relieve sobre la piel. Las mujeres solo se tatuaban sobre los labios, pero los hombrea se tatuaban todo el rostro, el torso y las extremidades, con diseños que jamás se repetían. Otro rasgo propio de los maoríes era la fabricación de amuletos de jade o «tikis», con forma de monstruos antropomorfos de exquisito acabado.
Interior de una casa de reuniones
Talla policromada maorí
Islas Hawái
La población hawaiana tuvo una primera colonización micronésica a la que se añadieron sucesivas oeladas polnésicas que no pararon hasta el siglo XIII. Los dos aspectos más originales del arte hawaiano son, sin duda, la creación de preciosos tocados de flores y plumas multicolores y la talla de ídolos con cabezas desproporcionadas y expresiones terroríficas. Podrían tratarse de divinidades protectoras o antepasados comunes. Por último, los hawaianos levantaron por toda la isla numerosos santuarios rupestres al aire libre con altares y decoración grabada, es decir, petroglifos.
Manifestaciones artísticas del primitivo arte hawaiano
La isla de Pascua
Las manifestaciones artísticas de la isla de Rapa Nui están entre las más originales y controvertidas, no solo del Pacífico, sino de todo el mundo. Una isla de 163,6 km², a 2000 km de la isla más cercana y casi 4000 km del continente, que los exploradores europeos no hallaron hasta el siglo XVIII, casi deshabitada, sin más vegetación que la herbácea y con cerca de quinietas cabezas colosales de piedra ha provocado ríos de tinta y un sinnúmero de explicaciones, unas más sensatas que otras. Al parecer, la Pascua fue ocupada por polinesios de las islas Maquesas en el momento de máximo movimieto migratorio de la zona, o sea, el siglo XIII. En esa época estaba cubierta de bosques, lo que propició el florecimiento de una cultura fuertemente estratificada con una casta sacerdotal muy poderosa. La abundancia de recursos favoreció el enriquecimiento y éste, a su vez, propició la construcción de innumerables santuarios repartidos por todo el litoral cuya manifestación más grandiosa eran los moáis: cabezas de hasta 10 o 12 m de altura y 50 t de peso, que representarían antepasados míticos o difuntos. Al día de hoy existen diversas teorías pero ninguna explica totalmente cómo fueron elaborados los moais, no se sabe cómo fueron extraídos de las canteras ni cómo fueron modelados, aunque se piensa que fueron transportados por trineos, es muy difícil imaginar como pudieron erigirse y completarse con un tocado pétreo, a modo de sombrero, y como se colocaron los ojos incrustados en piedra blanca.
Grupo de moais desplazados de su emplazamiento original
Un moai con los ojos y el tocado colocados en su lugar
Los petroglifos de Orongo y la ceremonia del hombre-pájaro
Posible escritura rongo rongo sobre tablilla de madera
Los moais estaban de espaldas al mar sobre plataformas que actuaban de templos al aire libre, sus rostros son poliédricos, con la cuenca de los ojos muy hundida, una frente muy saliente y una nariz desproporcionada (rasgos que quedarían suavizados al colocar los ojos). Pero los pascuenses tienen otras manifestaciones artísticas, como los petroglifos de Orongo, relacionados con el mito del huevo de pascua y la ceremonia del hombre-pájaro o Tangata Manu; y los rongo rongo, o tablillas con signos que podrían ser una forma primitiva de escritura (algo desconocido por los demás pueblos oceánicos).