La esclava de su galán 1. Primera Entrega
Autor Lope de Vega
Fuente artelope
Hablan en ella las personas siguientes
DON JUAN, estudiante.
DON FERNANDO, padre de don Juan.
ANTONIO, criado.
LEONARDO, caballero.
PEDRO, de gorrón.
ALBERTO, de soldado.
ELENA, dama.
SERAFINA, dama.
RICARDO.
FINEA, esclava.
INÉS, criada.
FABIO, lacayo.
FLORENCIO.
NOTARIO.
Acto I
Salen DOÑA ELENA, dama, y DON JUAN, estudiante.
DOÑA ELENA
Esto se acabó, don Juan.
DON JUAN
No es ese lenguaje tuyo,
y de ese término arguyo
que mal consejo te dan.
DOÑA ELENA
5
Eso de argüir es bueno
para escuelas.
DON JUAN
Novedad.
Elena, tu voluntad
sin argumentos condeno.
DOÑA ELENA
Confieso que la he tenido.
DON JUAN
10
Qué mala suposición.
DOÑA ELENA
Pues yo, don Juan, ¿qué lición,
qué facultad he leído?
DON JUAN
Aguardo la consecuencia.
DOÑA ELENA
Habla como para mí.
DON JUAN
15
¿Qué puedo hablar para ti
con tan cansada licencia?
DOÑA ELENA
¿Quieres que la tome yo
y te diga lo que siento?
DON JUAN
Prosigue, que estoy atento.
DOÑA ELENA
20
¿Pues has de enojarte?
DON JUAN
No.
DOÑA ELENA
Yo soy hija, don Juan, de un hombre indiano,
hidalgo montañés, muy bien nacido;
diome su luz el cielo mexicano,
que fue para nacer mi patrio nido.
25
Mas la fortuna, resistida en vano
por sucesos que ya los cubre olvido,
le trujo a España con alguna hacienda,
o persuadido de su amada prenda.
Divídese Sevilla, como sabes,
30
por este ilustre y caudaloso río;
senda de plata, por quien tantas naves
le reconocen feudo y señorío.
Es esta puente de maderos graves,
sin pies que toquen a su centro frío,
35
mano que las dos partes, divididas
por una y otra orilla, tiene asidas.
Hizo elección mi padre de Triana,
patria de algún emperador romano,
para vivir, la causa fue una hermana,
40
o por no se meter a ciudadano.
Finalmente, pagó la deuda humana
con su mujer, el venerable anciano,
dejándome, ni rica ni tan pobre,
que el sustento me falte ni me sobre.
45
Aquí he vivido con tan gran recato
que se puede escribir por maravilla;
pues que de Triana, verdad trato,
pasé dos veces solas a Sevilla.
Pienso que ansí mi condición retrato,
50
pues habiendo de aquesta a aquella orilla
paso tan breve a dividir sus olas,
a Sevilla pasé dos veces solas,
una con gran razón a ver la cara
del sol de España, que nos guarde el cielo,
55
porque estando en Sevilla se agraviara,
si no la viera la lealtad y el celo.
Otra, por ver la máquina tan rara
del monumento a la mayor del suelo;
de suerte que fui a ver cuanto se encierra
60
de grandeza en el cielo y en la tierra.
Mas, como siempre en los mayores días
las desventuras suelen ser mayores,
tú, que tan libre como yo venías,
viste en mí la ocasión de tus errores.
65
Seguísteme a Triana, y las porfías
de tus paseos escribiendo amores,
aunque rasgué con justo enojo algunos,
mostraron lo que vencen importunos.
Yo te escribí para decirlo en breve,
70
y yo también te amé, porque entendía
que al casamiento que al honor se debe,
tu amor el pensamiento dirigía.
Con esto el necio mío ya se atreve
a darte entrada como a prenda mía,
75
entras con libertad y en este medio
hallo que es imposible mi remedio.
Dicen que vale cinco mil ducados
la prebenda eclesiástica que tienes,
y que ya de tu padre los cuidados,
80
no se entienden a más de que te ordenes.
Si tú pensaste que sin ser casados,
porque a Triana de Sevilla vienes,
tengo yo de perder el honor mío,
mal consejo te dio tu desvarío.
85
Ayer lo supe, y ese mesmo día
vino mi tío de Jerez, que estimo
por padre, el cual dispensación traía
para casarme luego con mi primo.
Y como yo tu ingratitud sabía,
90
a darle el sí, con lágrimas me animo,
y hoy parte por su hijo y por mi esposo,
porque dentro de un mes será forzoso.
¿Cuál hombre noble hubiera entretenido
una mujer de prendas con engaños,
95
habiendo de ordenarse, aunque hoy han sido
claros de tu maldad los desengaños?
Pensásteme burlar mi honor vencido,
pues si gastaras infinitos años
en locuras de amor, no me vencieras
100
si Ulises fueras, si Narciso fueras.
Yo estoy, don Juan, resuelta, y es más justo,
como estado tan alto, que te ordenes,
porque es razón, y es de tu padre gusto.
De renta, cinco mil ducados tienes.
105
Yo perdono el engaño, aunque fue injusto,
[-nes]
que un pecho de traiciones ofendido
volando pasa desde amor a olvido.
DON JUAN
Elena, a tantas verdades,
110
¿qué respuesta darte puedo,
pues que todas las concedo
sin poner dificultades?
Mas, ¿por qué te persüades
que mi verdad te engañó,
115
pues cuando te quise yo
ni la prebenda tenía,
ni más que amarte sabía,
que es lo que amor me enseñó?
Mi padre alcanzó después
120
la renta de que yo estaba
seguro, cuando buscaba
más bien ni más interés
que merecer esos pies;
Dios sabe si lo sentí;
125
y si parte no te di
fue porque no quise, Elena,
que partiéramos la pena
que era sola para mí.
Pasó adelante mi amor
130
encubriendo mi desdicha,
no empeñándote a más dicha
que algún honesto favor;
pero si por ser traidor
tomas venganza en casarte,
135
bien puedes desengañarte
de que amor me ha permitido
que me hubiese sucedido
con que poder obligarte.
¿Ves la renta y ves también
140
de mi padre el justo enojo?,
pues de todo me despojo
aunque mil muertes me den.
¿Será entonces querer bien,
o mentira si me obligo,
145
para cumplir lo que digo?
Mira si es prueba de fe,
pues todo lo dejaré
y me casaré contigo.
¿Puede hacer mayor fineza
150
un hombre por lo que adora?
¿Creerás entonces, señora,
lo que estimo tu belleza?
Dirás tú que es más riqueza
ser, Elena, mi mujer,
155
y sabré yo responder
que aun el propio ser perdiera,
si no siendo, ser pudiera,
que fuera tuyo, sin ser.
Pues quien dijera por ti
160
el propio ser en que vive,
no hará mucho en que se prive
de lo que es fuera de sí.
Yo voy a hablar desde aquí
a quien licencia nos dé.
DOÑA ELENA
165
Detente.
DON JUAN
Ya no podré.
DOÑA ELENA
¿Qué intentas?
DON JUAN
Tú lo verás.
DOÑA ELENA
¿Loco estás?
DON JUAN
No puedo más.
DOÑA ELENA
Mira tu honor,
DON JUAN
¿Para qué?
DOÑA ELENA
¿Tanta renta no es error?
DON JUAN
170
¿No has visto un niño que viene
a dar un doblón que tiene
porque le den una flor?
Pues haz cuenta que mi amor,
que amor en nada repara,
175
como el ejemplo declara
si lo que ve le contenta,
es niño y deja la renta
por el clavel de tu cara.
(Vase.)
DOÑA ELENA
Aunque es verdad que también deseo,
180
quiero tanto a don Juan, que me ha pesado
de que quiera entrar precipitado,
esta locura por mi humilde empleo.
Pero el grande peligro en que me veo,
amando amada sin tomar estado,
185
animando el temor, templa el cuidado,
y me parece que mi bien poseo.
Gran fineza de amor, pero cumplida,
tantas desdichas pueden ofrecerse,
que en dejar a don Juan me va la vida,
190
mejor es apartarse, que ofenderse.
Que una mujer que quiere y es querida,
¿en qué puede parar sino en perderse?
(Vase, y salen DON FERNANDO, padre de DON JUAN, y ANTONIO.)
ANTONIO
Como si fuera mía, me ha pesado.
DON FERNANDO
Pues a mí no me da mucho cuidado;
195
hacienda tengo, gracias a los cielos.
ANTONIO
Que no puedan armadas, ni desvelos,
contra aquestos rebeldes holandeses.
DON FERNANDO
Ayudan los ingleses,
mas no siempre suceden sus fortunas
200
con tal prosperidad, que si hay algunas
en su favor, nuestro descuido ha sido.
ANTONIO
El Draque muerto ya, quien es vencido
basta que agora a la memoria aplique.
DON FERNANDO
Más cerca, en Puerto Rico, el Conde Enríquez,
205
sin otras mil vitorias.
ANTONIO
En Cádiz y el Brasil, ¿qué os han tomado?
DON FERNANDO
Diez mil pesos serían, y han quedado,
gracias a Dios, cien mil; y solamente
para don Juan, mi hijo.
ANTONIO
Nadie siente
210
bien de vuestra elección, siendo tan rico.
DON FERNANDO
A la Iglesia le aplico,
y trato de ordenalle brevemente,
por causas que me obligan,
que no a todos es bien que se las diga.
215
Tiene de renta cinco mil ducados
que vale la prebenda, y mis cuidados
le llegarán a diez, a lo que creo.
ANTONIO
El estado es tan alto que su empleo
no puede ser mayor, pero quisiera
220
que vuestra casa subcesión tuviera,
dilatada a los nietos.
DON FERNANDO
Este intento
nace de aborrecer el casamiento.
ANTONIO
¿Por qué razón no es cosa justa?
DON FERNANDO
Y tanto,
que es sacramento santo.
225
Pero, pues sois mi amigo, estad atento,
que quiero, y es razón, satisfaceros.
ANTONIO
Y yo escucharos más que reprehenderos.
DON FERNANDO
Pasé a las Indias, mozo y con hacienda.
Casé con una dama y, aun hermosa,
230
cansome, Antonio, como propia prenda,
que en conquistar mi amor no fue dichosa.
Llevando, pues, la edad suelta rienda,
me enamoré de una criolla airosa
y no muy linda, así en el mundo pasa,
235
por lo feo, dejar lo hermoso en casa.
Esto de los conjuros que sabía,
aunque es necia disculpa de casados,
de suerte enloqueció mi fantasía,
que el depósito fue de mis cuidados.
240
Tuve en ella a don Juan, que no tenía
hijos de mi mujer; con que elevados
quedaron mis sentidos, qué locura,
que quien todo lo acaba, no lo cura.
ANTONIO
Admiración me ha causado
245
que bastardo sea don Juan.
DON FERNANDO
¿Qué pierde, rico y galán,
si el Rey le ha legitimado?
ANTONIO
¿Qué hace agora?
DON FERNANDO
Pasando
está en mi huerta.
ANTONIO
Estudioso
250
mancebo.
DON FERNANDO
Es tan virtuoso,
que siempre le estoy rogando
deje el estudio, y porfía,
y agora debe de ser,
porque presto ha de tener
255
un acto de teología.
Caso estraño, maravilla
rara que este mozo sea
tan honesto, que no vea
una mujer en Sevilla,
260
habiendo tanta hermosura.
En esto no me parece.
(Sale LEONARDO, caballero.)
LEONARDO
Justo parabién merece,
y ha sido mucha cordura.
Estoy, señor don Fernando,
265
enojado con razón,
¿cómo en tan grande ocasión
os olvidáis, despreciando
la amistad y vecindad?
DON FERNANDO
De la plata que he perdido,
270
daros cuenta hubiera sido
pesadumbre, y no amistad.
[LEONARDO]
De la plata no sé nada,
pésame si os alcanzó
parte, lo que digo yo
275
es cosa en razón fundada,
pues que casando a don Juan,
lo hacéis con tanto secreto.
DON FERNANDO
Si es burla, ¿para qué efeto?
LEONARDO
Burla si él y Pedro están
280
pidiendo que, por temor,
vuestra licencia le den
sin que se amoneste.
DON FERNANDO
Bien,
gracioso engaño.
LEONARDO
Y mayor
el no lo creer ansí,
285
pues a el juez han informado
que le mataréis airado
si lo sabéis.
DON FERNANDO
¿Don Juan?
LEONARDO
Sí.
DON FERNANDO
¿Vístelo?
LEONARDO
Si no lo viera,
¿os lo viniera a decir?
(Salen DON JUAN y PEDRO de gorrón.)
DON JUAN
290
En fin, ¿mandó recibir
nuestra información?
PEDRO
Espera,
que está mi señor aquí,
no entienda lo que tratamos,
que en grande peligro estamos,
295
que si lo sabe, ¡ay de ti!
DON FERNANDO
Don Juan.
DON JUAN
Señor.
DON FERNANDO
Yo pensé,
hijo, que pasando estabas
en la huerta.
DON JUAN
De allá vengo,
tanto deseo que salga
300
este acto de teología,
para tu honor y mi fama.
DON FERNANDO
Bien dices, bien se confirma
con el cuidado que andas
de casarte, pues que ya
305
secreta licencia sacas.
PEDRO
¡Zape!
DON JUAN
¿Yo, señor, qué dices?
PEDRO
Viuit Dominus que estaba,
quando intrabimus per portam
soplauerunt en la sala.
DON FERNANDO
310
Hijo, no recibas pena,
ni las colores te salgan
al rostro, que en dar estado
mucho los padres se engañan
contra el gusto de los hijos.
315
Dime, por Dios, si te casas;
que cien mil ducados tengo,
tu padre soy, ¿por qué causa
fías tu secreto a un mozo,
y de tu padre te guardas?
320
¿Hay otra luz en mis ojos,
ni otros ojos en mi cara?
DON JUAN
Señor.
DON FERNANDO
No te turbes, di.
PEDRO
Confiesa, señor, ¿qué aguardas?
advierte que decir que eres
325
oculorum de su cara.
DON JUAN
Señor, si verdad te digo,
por tu gusto me ordenaba.
Yo no soy para la iglesia,
cásome con una dama
330
virtuosa y bien nacida,
aunque pobre.
DON FERNANDO
Esas palabras
han salido de tu boca
sin que yo te saque el alma.
Fuera.
(Saca la espada.)
LEONARDO
¿Estáis en vuestro seso?
335
¿para vuestro hijo espada?
DON JUAN
Señor don Fernando.
DON FERNANDO
Fuera.
PEDRO
Cogebitur en la trampa.
LEONARDO
Teneos.
DON FERNANDO
¿Qué he de tenerme?
¡vil bastardo!, ¿ansí se hallan
340
cinco mil ducados?, ¡fuera!
PEDRO
¿Bastardos los padres llaman
lo que ellos hacen?, que estotro,
como él le hiciera en su casa,
¿qué le costaba salir
345
más por mujer que por dama?
DON JUAN
Señor, pues quisiste bien,
cuando sin disculpa andabas
con la madre que me diste,
¿por qué mis años infamas?
350
¿Tengo yo culpa de ser
bastardo?
PEDRO
Veritas clara.
DON FERNANDO
Ahora bien, por los presentes,
con la infame vida escapas,
vete de Sevilla luego,
355
que la hacienda que pensaba
dejarte, al primer convento
la dejaré, por mi alma.
Hola, echadle esos vestidos
y libros por la ventana,
360
Idos, pícaro.
PEDRO
Señor,
yo no me caso.
DON FERNANDO
Si a casa
volvéis, yo os haré colgar
de una reja.
PEDRO
¿Qua de causa?
¿soy yo pierna de carnero?
DON FERNANDO
365
Ea, los bastardos vayan
al Rollo de Écija.
PEDRO
¿Yo?
Mas, que también me levanta
que nos hizo a los dos juntos.
LEONARDO
Mirad señor que se para
370
gente a escuchar vuestras voces.
ANTONIO
Entraos señor, que ya basta.
(Éntranse y quedan DON JUAN y PEDRO.)
PEDRO
¡Buenos quedamos!
DON JUAN
¿Qué quieres?
como eso los hombres pasan
por amor.
PEDRO
Si fuera amor
375
persona, como es fantasma,
¡que de veces me le hubiera
dado dos mil cuchilladas!
Al Rollo de Écija a un hombre
que mañana se ordenaba
380
de vísperas ¡Vivit Dominus,
que ha de ir a Roma! ¿eso pasa?
¿qué habemos de hacer?
DON JUAN
Morir.
PEDRO
Las puertas cierran.
DON JUAN
Cerradas
debe de tener también,
385
quien las cierra, las entrañas.
PEDRO
Qué cerca estás de llorar.
DON JUAN
¿Pues de eso, Pedro, te espantas?
Ayer un coche y criados,
casa, hacienda, padre y galas,
390
y hoy cerradas estas puertas.
PEDRO
Presto se abrirán, si llamas,
con decir que te arrepientes,
y que te ordenen mañana.
DON JUAN
Aunque mil muertes me den,
395
de proseguir no dejara
el casamiento de Elena.
PEDRO
Desde la Elena troyana,
ha quedado por herencia
quemar Troyas, perder casas.
400
Mas quiero darte un consejo.
DON JUAN
Cómo.
PEDRO
Deja la sotana,
y viste galas y plumas,
finge que te vas a Italia
y entra a pedirle la mano,
405
que es padre y hará en el alma
cosquillas de ausencia.
DON JUAN
He visto
gran crueldad en sus palabras.
PEDRO
No creas en esas furias,
pídele la mano y saca
410
por fuerza una lagrimilla,
que se la moje al tomalla,
que tú le verás más tierno
que una cocida patata,
DON JUAN
¿Y si no puedo llorar?
PEDRO
415
Lleva la valona untada
de la mano con cebolla,
y haz que te limpias, que basta
para que llores seis días.
DON JUAN
¡Oh, Elena!, ¡oh, bien empleada
420
pena! Ayude tu hermosura
el ánimo que desmaya,
ver lo que pierdo por ti.
PEDRO
Ya arrojan por las ventanas
tus vestidos.
(Arrojan los vestidos y libros, y otras cosas.)
DON JUAN
Bravo enojo.
PEDRO
425
Anda la mar alterada
y aligeran el navío.
Voy a buscar mi sotana,
DON JUAN
Ay, Dios, si se han de perder
de doña Elena las cartas,
430
y una cinta de cabellos.
PEDRO
¿Qué joyas?
DON JUAN
Joyas del alma.
PEDRO
Cierto que hay almas buhuneras,
pues andan siempre cargadas
de cintas y de papeles.
DON JUAN
435
¡Ay, mi Elena!
PEDRO
¡Ay, mi sotana!
DON JUAN
¡Ay, papeles!
PEDRO
¡Ay, greguescos!
DON JUAN
¡Ay, mis cintas!
PEDRO
¡Ay, mi cama!
DON JUAN
Quien supiere que es amor,
apruebe mis esperanzas;
440
quien no, diga que estoy loco,
pues quedo con sola el alma.
(Vanse.)
(Salen SERAFINA, dama, y RICARDO, y FINEA con manto.)
SERAFINA
¿No me habéis de acompañar?
RICARDO
La vida, señora mía,
podéis, no la cortesía,
445
aborreciendo quitar.
SERAFINA
No son las calles lugar
para tratar casamientos.
RICARDO
Si se han de dar a los vientos
por vuestro injusto rigor,
450
¿desde dónde irán mejor
a sus propios elementos?
SERAFINA
Dejadme pasar.
RICARDO
Teneos,
y no recibáis enojos,
que por vida de esos ojos
455
de no hablar en mis deseos.
SERAFINA
¿Pues en qué?
RICARDO
Vuestros empleos,
¿eran materia sin mí?
SERAFINA
¿Y que me diréis ansí?
RICARDO
Que estáis muy mal empleada.
SERAFINA
460
¿Y estuviera mejorada
en vos?
RICARDO
Presumo que sí,
no porque haya en don Juan
muy grandes merecimientos,
vuestros altos pensamientos,
465
mirad vos que fin tendrán,
[-an]
con quien mañana se ordena,
pues, ¿qué loco amor condena
una mujer principal
470
a que se quede tan mal
que se quede con su pena?
Toda acción se comprehende
del fin falso o verdadero;
todo discreto, primero,
475
mira el fin de lo que emprende,
que lo que espera no entiende,
disculpa tiene del daño,
porque espero con engaño,
donde en fin oculto está,
480
mas, ¿qué disculpa tendrá
quien ama con desengaño?
SERAFINA
Yo, Ricardo, ya que os veo
conmigo tan declarado,
que en vez de vuestro cuidado
485
me decís mi propio empleo,
satisfaceros deseo.
Don Juan se crió conmigo,
fue su padre gran amigo
del mío y lo es de Leonardo,
490
mi hermano.
RICARDO
Más causa aguardo.
SERAFINA
¿Qué mayor de la que digo?
Creció el amor con la edad;
porque, ¿quién imaginara
que tan presto comenzara
495
su oficio la voluntad?
Al principio fue amistad,
simple, honesta ignorancia,
pero la perseverancia
juntó las cosas distantes,
500
y desde amigos a amantes
no hay un paso de distancia.
Queríame bien don Juan,
pagábale yo también,
pero en medio de este bien,