Los hermanos Cubilla, de la villa Zavaleta a reyes de la marihuana
Droga

Los hermanos Cubilla, de la villa Zavaleta a reyes de la marihuana

 

 

07/07/2014 Fuente clarín. Narcotráfico Llegaron desde Paraguay a Barracas sin un peso. Pronto empezaron a cultivar su propia droga, a distribuirla en camiones y hasta en avioneta. Cayeron con 3.500 kilos.

 

Los hermanos Cubilla empezaron muy de abajo, vendiendo droga como punteros en la villa Zavaleta, de Barracas. Llegaron a la Argentina sin un peso y poco a poco fueron armando un emporio, con el que lograron hacerse de un campo en Paraguay y cultivar su propia marihuana para vender acá. Armaron una flota de camiones para distribuir su producto en todo el país y hasta sumaron una avioneta con la que se cree que también cruzaban cargamentos a Chile. Se movían con cuatro custodios armados, dos a pie y otros dos en moto.

 

Hasta que todo se desmoronó.

 

Lorenzo (34) y Arnaldo Cubilla González (31) son paraguayos. El más joven llegó a la Argentina a principios de los 2000 y se instaló en una precaria casilla de la villa Zavaleta, en avenida Iriarte y Luna, Barracas. Cuando comenzó a ganar dinero grande, se fue vivir a un cómodo departamento de tres ambientes en el barrio porteño de Almagro. Empezó  a vestirse con ropa de marca y a la moda, se compró un Volkswagen Fox gris para no llamar demasiado la atención y se puso de novio con una atractiva joven de su misma nacionalidad, con la que planeaba tener hijos.

 

Pasada la primera etapa, en la que le enviaba desde Paraguay droga de terceros para que la vendiera aquí, Lorenzo se puso a cultivar marihuana en campos ubicados en la localidad de San Pedro del Paraná, a 360 kilómetros de Asunción. Allá hasta logró convertirse en presidente del club de Sportivo San Pedro del Paraná, que ganó la liga Tebicury de fútbol. Incluso trajo a varios jugadores jóvenes de su club a vivir a Buenos Aires y los hizo jugar en clubes del Ascenso.

 

Los hermanos cayeron tras seis meses de investigaciones que incluyeron escuchas telefónicas, filmaciones, ocho hombres del área de Investigaciones Criminales de la Policía Metropolitana siguiéndolos por todo el país y  dos traductoras de guaraní para entender sus conversaciones. Finalmente, el 7 de junio la banda cayó con un cargamento de 3.500 kilos de marihuana ocultos en un camión blanco. No era un vehículo común: tenía insignias falsas del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y simulaba estar llevando donaciones al interior del país.

 

Los Cubilla fueron procesados junto a cinco cómplices, y la Justicia les impuso  un embargo de 1.000.000 de pesos a cada uno de los hermanos.

 

La investigación arrancó en febrero, cuando el juzgado federal N°9, a cargo de Luis Rodríguez, le pidió a la Metropolitana que investigara a un proveedor de drogas de la Zavaleta, señalado por un vendedor. Terminó siendo Arnaldo.

 

“Fuimos a buscarlo a la casa de Zavaleta pero no conseguimos información de él pero sí de su novia. A través del Facebook de ella descubrimos que la chica era manicura y trabajaba en una peluquería”, explicaron a Clarín los investigadores.

 

Con la dirección del trabajo de Raquel, la novia de Arnaldo, una mujer policía fue a la peluquería y se hizo pasar por clienta.

 

“Fue varias veces a atenderse a la peluquería hasta que se ganó su confianza y consiguió su número de teléfono. Intervinimos el celular de la joven y llegamos a Arnaldo. Luego, a Lorenzo y al resto de la banda”, contaron los voceros.

 

Como la organización sólo se comunicaba en guaraní, dos traductoras se instalaron en la SI (Secretaría de Inteligencia) para interpretar los diálogos de los sospechosos en tiempo real durante las 24 horas. Pincharon  más de 30 teléfonos celulares. Así localizaron la casa de Arnaldo, en Maza y Don Bosco, en Almagro.

 

Agentes encubiertos montaron una guardia frente al departamento y le colocaron rastreadores satelitales a su VW Fox. Lo mismo hicieron con los coches de todos los cómplices que iban a visitarlo.

 

Pronto descubrieron que Lorenzo planeaba volver a la Argentina. Quería ampliar las operaciones.

 

“El más grande de los hermanos era el más osado. Su planes eran acaparar y traficar cada vez más droga. En cambio el menor no, porque tenía más para perder si era detenidos:  estaba enamorado de su novia y planeaba tener un bebé con ella. Además tiene otro hijo con otra mujer, al que veía todos los fines de semana. Más de una vez Lorenzo le decía a Arnaldo: ‘Si te querés abrir, hacelo. Si tenés miedo, andate que me busco otro socio’ , lo amenazaba”, explicaron los investigadores a Clarín.

 

A principios de mayo, Lorenzo y Arnaldo se juntaron en Salto, provincia de Buenos Aires. Ellos no llevaban armas ni drogas. Pero desde la villa Zavaleta salieron una camioneta Chevrolet y un coche de custodia para ir a su encuentro.

 

“La camioneta se la alquilaron a un panadero de la villa que no tenía nada que ver con la banda. Y llevaron de chofer a un remisero del barrio. Por las antenas de los celulares y los rastreadores que les colocamos a los coches, logramos determinar que fueron hasta un hangar ubicado en el aeródromo de Salto. De allí volvieron con 500 kilos de marihuana, de los cuales 300 fueron a Zavaleta y 200, a La Plata”, dijo uno de los detectives.

 

Desde entonces, agentes de la Metropolitana se quedaron vigilando los alrededores del aeródromo día y noche, escondidos en un campo cercano. Empleados del juzgado tuvieron que ir a llevarles alimentos varias veces. Hasta que descubrieron que un piloto dedicado a las fumigaciones distribuía la droga de los Cubilla en su avioneta. Y que también guardaba marihuana en un hangar.

 

A fines de mayo, Lorenzo volvió a viajar desde Paraguay en su Ford Mondeo y se instaló en la casa de su hermano, en Almagro. Mediante las escuchas, los investigadores determinaron que estaban organizando un gran cargamento, para terminar de coronarse como “reyes de la marihuana”.

 

Un hombre apodado “Cuerno” –aún prófugo–, que vivía en Bernal, se encargó de la logística: la droga llegaría en el falso camión del Ministerio de Desarrollo. Los hermanos decidieron monitorearlo desde Almagro, donde recibieron la peor noticia: la Policía interceptó el cargamento en el camino (ver Un operativo...). Se enteraron en tiempo real, cuando les allanaron el departamento, los arrestaron y les secuestraron 2 kilos de cocaína. Al mismo tiempo, los agentes entraban al hangar de Salto, detenían al piloto de avión y desarmaban el resto de la organización montada en la villa Zavaleta.

 

 

Un operativo en la autopista en plena madrugada y a los tiros

 

La droga de los Cubilla iba en un camión con insignias falsas del Ministerio de Desarrollo.

 

El operativo en el que cayeron los hermanos Cubilla tuvo de todo:  acción, intriga, persecución y tiros. Y un final con un camión detenido en plena autopista con 3.500 kilos de marihuana.

 

“El 4 de junio nos enteramos de que un camión de la banda había salido de Buenos Aires. Cuatro hombres en una Volkswagen Suran lo custodiaban. Pero no sabíamos si el vehículo iba a llevar o a traer droga. Unos días después descubrimos que habían ido a buscar marihuana a Paraguay”, afirmó un investigador. La gran pregunta era  a dónde la llevaban.

 

Las hipótesis más fuerte que manejaban los investigadores era que el camión iba a ir al hangar de Salto. Planearon interceptarlo allí, pero por las dudas también reforzaron la vigilancia en el puente Zárate-Brazo Largo, por si volvían directo a Buenos Aires.

 

Los investigadores no tenían ni siquiera una descripción del camión, porque los narcos hablaban en código.

 

Tampoco tenían su ubicación exacta, ya que el rastreador les marcaba las zonas por donde pasaba el vehículo pero con un ‘delay’ de unos 40 minutos.

 

Hasta que, a las cuatro de la mañana del 7 de junio, uno de los coches de los policías –un Chevrolet Aveo con cuatro agentes de la Metropolitana– ubicó en la ruta un camión blanco que les resultó sospechoso. Tenía  insignias del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, pero no parecía oficial.

 

“En un momento los narcos dijeron que iban a cambiar los chip de los teléfonos. Si eso sucedía, perdíamos todo. Entonces los del Aveo se la jugaron. Se acercaron al camión y lo empezaron a seguir. Fue entonces que apareció de golpe una Volkswagen Suran con cuatro hombres y  les empezaron a disparar. Los de la Metropolitana respondieron. Ahí confirmamos que el vehículo que buscábamos era ese”, contaron.

 

En las escuchas quedó registrado cómo, en el momento de los tiros, un hombre apodado “Leo” pedía ayuda (ver La última...). Los investigadores suponen que los narcos creyeron que otra banda les quería ‘mejicanear’ la carga.

 

Cerca de las cinco de la mañana, los policías le cortaron el paso al camión en la autopista Santa Fe-Rosario, a la altura de Sauce Viejo. Allí detuvieron al chofer. Los de la Suran escaparon. Desesperado, un narco apodado “Cuerno”, que monitoreaba la logística desde una casa de Bernal empezó a convocar a más narcos para ir a rescatar la droga de manos de la Policía.

 

“Se vivieron momentos de mucha tensión, porque los cuatro agentes quedaron solos en la oscuridad con el camión cargado con los 3.500 kilos de marihuana. Los refuerzos estaban lejísimos, en Salto.

 

El temor era que los narcos llegaran primero. Por suerte, pedimos ayuda a la Policía provincial y aparecieron rápido”, concluyó uno de los investigadores.