El entramado que une al "Chapo" Guzmán, el narcotráfico y el sistema b
Droga

El entramado que une al "Chapo" Guzmán, el narcotráfico y el sistema bancario estadounidense

 

 

02.03.2014 Fuente tiempoinfonews. Una actividad que mueve por año una cifra equivalente a los paquetes de rescates bancarios ejecutados desde 2008

 

 Por su envergadura, el negocio no puede desenvolverse por fuera del sistema financiero legal. Se estima que se trata de 2 billones de dólares anuales y en diversas investigaciones surgió la colaboración de bancos como el JP Morgan, Western Union, Bank of America y el Wachovia, entre otras entidades. 

 

Ahora los medios de prensa se llenan de versiones sobre cómo cayó Joaquín Guzmán Loera, "El Chapo"; si por una delación o porque se le pudieron interceptar sus celulares o cualquier otra manera. Todo parte, no obstante, de un enorme engaño: esos medios, como el gobierno estadounidense y, por supuesto, el mexicano, dicen que "El Chapo" era el hombre más buscado del mundo desde la muerte de Osama bin Laden. No era cierto, manifiestamente no era cierto. Guzmán se movía con sorprendente libertad por fiestas, prostíbulos, ciudades, se casaba en público y estaba manifiestamente protegido por la policía mexicana y, como se supo no hace mucho, por la agencia antinarcóticos de los Estados Unidos, la DEA.

 

Cualquiera haya sido, por tanto, el medio "técnico" que permitió su captura, sólo un aspecto de la cuestión es indudable: alguien, por alguna razón, lo dejó caer. Es la historia de casi todos los "señores de la droga". Después de todo, ellos son, apenas, sicarios venidos a más, multimillonarios ostentosos durante unos años, y tienen, casi siempre, la muerte temprana asegurada. En muchos casos, ni siquiera alcanzan a traspasar su fortuna a sus familias, salvo excepciones. Los verdaderos dueños y beneficiarios permanentes del negocio del narcotráfico son los grandes bancos, el sistema financiero internacional. Pero vamos por partes.   EL INFORMANTE. La protección que "El Chapo" Guzmán recibía de la DEA, del Ejército y de la policía mexicana era cosa tan conocida que en algún momento fue contada con lujo de detalles por un hijo desertor de otro capo del narcotráfico en ese país: Vicente Zambada Niebla, "El Mayo".

 

El año pasado, la revista Newsweek publicó un informe extenso sobre los contactos de un abogado de Guzmán con la DEA, a los que les proporcionaba información sobre cárteles enemigos de su cliente. El asunto llegó a provocar un pequeño escándalo en el Congreso de los Estados Unidos. Ese artículo de Newsweek coincide con informaciones proporcionadas por la periodista mexicana Anabel Hernández en su libro Los señores del narco. En ese texto se indica también que "El Chapo" tenía un arreglo con la DEA, por el cual él recibía protección al tiempo que suministraba informaciones sobre sus rivales, como el cártel de Vicente Carrillo Fuentes o el de los hermanos Arellano Félix.

 

Gracias a ese convenio, Guzmán llegó a controlar casi la mitad del tráfico de drogas entre México y los Estados Unidos, y amplió sus negocios a la marihuana y las metanfetaminas. También extendió su radio de negocios y empezó a exportar drogas a Europa. Así se convirtió, por un ratito, en el narcotraficante "más poderoso del mundo", según lo llamaban todos. Hasta que, por alguna razón desconocida, aquel acuerdo con el poder caducó. En ese momento, bastó una delación o la intervención de un celular para que cayera en una ratonera, sin disparar un tiro, y empezara a hablar hasta aburrir a sus interrogadores.

 

Aquel abogado que se encargaba del nexo Guzmán-DEA era Humberto Loya Castro. En 1995 fue acusado de narcotráfico por la Fiscalía de San Diego, pero en 2008 le retiraron los cargos por colaborar con las autoridades estadounidenses, a las que suministró información beneficiosa para el cártel de Sinaloa, manejado por su jefe: "El Chapo" Guzmán. "Fue un espía productivo", dice Newsweek de aquel abogado. Ahora, por alguna razón, él y Guzmán dejaron de ser productivos. Se acabó. En determinado momento, la DEA pareció trabajar para Guzmán, y no al revés. En 2005, cuando "El Chapo", por intermedio de Loya Castro, ya era informante confidencial y formal de la agencia antidrogas, la DEA puso a trabajar con él, directamente, al agente investigador Manuel Castanon quien, después de pasar un tiempo en la Patrulla Fronteriza, en la frontera con Tijuana, conduciría luego la unidad especial que destruyó al cártel de los Arellano Félix, los grandes enemigos de Guzmán. Como suele suceder, en algún momento el aparato de inteligencia mostró sus grietas, y WikiLeaks dio a conocer el número clave de agente confidencial que tenía Loya: CS-01-013562. En agosto de 2011, Vicente Zambada Niebla, "el Vicentillo", hijo de "El Mayo" Zambada, denunció en una corte federal de Illinois que su padre y "El Chapo" Guzmán tenían un acuerdo con la DEA, que los dejaría traficar tranquilos a cambio de información sobre otros cárteles. Por eso "El Chapo" estuvo siempre lejos, muy lejos, de ser el narcotraficante "más buscado del mundo". Cuando dejó de ser necesario, buscarlo y encontrarlo llevó muy poco tiempo y no costó ni una bala. Lo cual significa, simplemente, que el acuerdo que se tenía con él, ahora se tiene con otro. Y, seguramente, los cabos que quedaron sueltos producirán otra guerra interna y más sangre.  

 

EL CENTRO DEL NEGOCIO. En ningún lugar del mundo hay tantos comercios dedicados a la venta de armas como en el lado estadounidense de la frontera México-Estados Unidos. Y eso es sólo el negocio "legal". Si los narcos mexicanos atienden la demanda de drogas del mercado estadounidense (y los grandes bancos, como el Bank of America y el Wachovia, lavan su dinero), las fábricas norteamericanas de armamentos –todas ellas vinculadas con el Pentágono– proveen las armas con las que se cometen las masacres. Un negocio a dos puntas. Y la punta más fuerte, por supuesto, es la estadounidense: ella pone los dólares, las armas, los bancos lavadores y el mercado consumidor.

 

Ahora bien: en cuanto concurre al mercado y en él se compra y se vende, la droga es una mercancía como cualquier otra y su recorrido reconoce las mismas etapas de producción, circulación, distribución y realización en el mercado (consumo) que el común de los bienes transables. Sin embargo, su papel en el circuito financiero y sobre todo en la política no está dado por los rasgos comunes que tiene con las demás mercancías, sino por la peculiaridad que la distingue de casi todas las otras: es un comercio ilegal y la ilegalidad determina su estructura de costos, la composición de sus precios, la acumulación de capitales que genera y, especialmente, su modo de penetrar en los poderes del Estado. ¿Cuánto dinero pone en circulación el tráfico de drogas? Es un monto impreciso.

 

Un informe ya viejo, de 1997, elaborado por el Fondo para el Desarrollo de las Naciones Unidas (UNDCP, su sigla en inglés), lo calculaba en 400 mil millones de dólares anuales de aquel año. Según diversos especialistas, era un dato menos que aproximado por varias razones. En principio, sólo multiplicaba el precio de la droga en la calle por un número estimado de consumidores, de modo que no tenía en cuenta todo el complejo proceso de circulación de capitales previo a la realización de la mercancía. Además tomaba un precio único, uniforme, lo cual en modo alguno era ni es así. De todos modos, si se piensa en esa circulación previa y en la inflación del dólar en los últimos tres lustros, se llega a un monto dinerario similar al de todos los "rescates" de bancos en quiebra a partir de la crisis estallada en 2008. Esa masa de dinero, técnicamente, no podría circular por afuera del circuito financiero.

 

A ese circuito concurre, en él se lava y se transforma en capital circulante. Se ha transformado, así, en uno de los grandes motores de acumulación en estos tiempos de crisis y, al mismo tiempo, en un acelerador de esa crisis.  «     El papel central de los bancos     En diciembre del año pasado, el Departamento de Justicia norteamericano presentó cargos contra cuatro hermanos, los Treviño Morales, financistas de Los Zetas, el grupo de narcos más violento de América central (sus integrantes son ex militares de elite, formados en academias yanquis). Los Treviño Morales habían efectuado maniobras de lavado con el banco más influyente de los Estados Unidos: el JP Morgan.  Aquella investigación permitió comprobar que Los Zetas habían lavado también unos U$S 20 millones en Bank of America, donde tenían abiertas dos cuentas. Poco antes, en 2010, había estallado una bomba financiera al probarse que Western Union lavaba dinero del narcotráfico por lo menos desde el año 2000. Luego todo quedó en la nada: WU pagó U$S 94 millones de multa al estado de Arizona y desembolsó dinero para "contribuir a la lucha contra el narcotráfico". Eso fue todo. La lista de bancos involucrados en ese tipo de maniobras es larga. No podía ser de otro modo: según diversas estimaciones, el narcotráfico mueve en el mundo unos U$S 2 billones anuales, y más aún el comercio ilegal de armas. Semejante masa de dinero no puede circular si no es por el sistema financiero legal, por los bancos.