La SE-40 deja zonas de alto valor ecológico desforestadas y sin uso
Medio Ambiente

La SE-40 deja zonas de alto valor ecológico desforestadas y sin uso

 

 

25/08/2013 Fuente elpais. La asociación en defensa de la comarca afectada reclama alternativas al proyecto

 

Solo 16 kilómetros en más de una década, el 20% de los 77 previstos en el plan final. Es el balance de ejecución de la SE-40, la segunda autovía de circunvalación de la capital andaluza, presupuestada en 1.446 millones de euros y de los que se han invertido unos 260. Los túneles que debían salvar el Guadalquivir están aplazados y sin fecha y, de todo el proyecto, solo se ha aprobado recientemente la terminación de las obras de un tramo de 8,14 kilómetros por 98,11 millones de euros sin IVA. En el camino, se queda una tierra rota por proyectos inacabados y un modelo cuestionado. La Asociación de Defensa del Territorio del Aljarafe (ADTA), la principal zona afectada, afirma que con mucho menos dinero, ya estaría toda la comarca con un servicio de transporte colectivo eficiente y más ecológico. Pero el daño ya está hecho.

 

La ministra de Fomento, Ana Pastor (PP), prometió al alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, de su mismo partido, que la autovía sería una realidad y no virtual. Pero desde que comenzó el proyecto a principios de la pasada década, la única realidad es que solo hay 16 kilómetros construidos y cientos de hectáreas desforestadas, con pasos elevados construidos que van a ninguna parte y un valle con un deterioro propio de una catástrofe natural.

 

El primer tramo abierto, de 10,16 kilómetros, costó 108 millones de euros. El segundo, de 5,96 kilómetros, 79,93 millones. Hay que sumar los otros 98,11 millones aprobados hasta el momento. Las obras ejecutadas unen la A-4 (Madrid-Cádiz) con la autovía A-92 a la altura de Alcalá de Guadaíra (Sevilla-Almería). El segundo tramo, que entró en servicio el pasado mes de febrero, conecta la A-92 con la autovía A-376, que une la capital andaluza con Utrera.

 

Sobre los túneles bajo el río que debían dar continuidad a la carretera, el Ministerio de Fomento ya confirmó en una respuesta parlamentaria a IU que están aplazados y sin fecha. “Reprogramadas”, rezaba la respuesta oficial para hacer referencia a que se abandonaba el proyecto licitado en 2008 por 245 millones de euros.

 

En medidas correctoras se han invertido 4,5 millones de euros, pero el daño es muy superior en opinión del presidente de la ADTA, Juan Antonio Morales, quien además mantiene que la SE-40 es insostenible, innecesaria y obsoleta, ya que no solucionará los problemas de movilidad de la zona.

 

El trazado parte en dos la comarca del Aljarafe. Mientras la parte interior del anillo queda integrado con la capital, la exterior queda relegada a mantenerse como entorno rural.

 

Además, destruye el valle del Pudio, una cuenca de unas 8.000 hectáreas que drena casi toda la mitad oriental del Aljarafe y es una zona fundamental para el equilibrio ecológico y la biodiversidad del territorio.

 

También es cara. El presupuesto final previsto es ya más del triple del calculado hace una década: 462 millones de euros. En ese momento, se estimaba que el 66% del tráfico de esta infraestructura sería procedente del interior del área metropolitana, por lo que es cuestionable, en opinión de Morales, como infraestructura de la red estatal y para una media de 275.000 viajes ajenos a la zona más cercana a la capital.

 

En este sentido, la ADTA cree que si el principal tráfico va a ser interno, no se justifica una infraestructura tan costosa frente a modelos más avanzados de inversión en transporte público. “Con 1.000 millones, se llena de tranvías todo el área metropolitana [21 municipios alrededor de la capital con 800.000 habitantes] y con menos, se articula una red de carriles rápidos para autobús suficiente para dar servicio a toda la población”, explica Juan Antonio Morales, exconcejal de uno de los municipios afectados.

 

Como alternativa, este colectivo propone mejoras en la circunvalación existente y en otras vías menores para articular y facilitar la movilidad interna. El objetivo final sería reorientar la inversión pública hacia el transporte colectivo y sostenible.