Jazz 3. Tercera y última entrega. Amantes de la mú
Biografía

Jazz 3. Tercera y última entrega. Amantes de la música

 

De interés general

 

 

Fuente Wikipedia. Buddy DeFranco tocando el clarinete.

 

El siempre impredecible Jimmy Giuffre comenzó su carrera a mediados de la década de 1940, y su calidez contrastaba directamente con la "frialdad" de Buddy DeFranco. John LaPorta y Sam Most llevaron al clarinete a territorios sónicos inexplorados, acercando su sonido al de la flauta, mientras que el alemán Rolf Kühn y el estadounidense Tony Scott continuaron la tradición del instrumento durante la década de 1950. A partir de 1960, el sonido del jazz había cambiado, y no era fácil para los clarinetistas encontrar su lugar en combos y orquestas. Eric Dolphy rompió la situación introduciendo el clarinete bajo para usarlo como un auténtico instrumento de jazz. La técnica de Dolphy hizo escuela, y pronto surgió toda una serie de músicos que continuaron la senda abierta, como el holandés Willem Breuker, el inglés John Surman, el alemán Gunter Hampel, el luxemburgués Michel Pilz, el francés Michel Portal y el italiano Gianluigi Trovesi, así como los estadounidenses Douglas Ewart, L.D. Levy, Walter Zuber Armstrong y David Murray.

 

La entrada de la década de 1970 supuso un nuevo empuje para el instrumento, con la aparición de Bobby Jones, Rhasaan Roland Kirk y el virtuoso Eddie Daniels. Tom Scott y Alvin Batiste destacaron en el campo del jazz fusion, mientras que Anthony Braxton, John Carter, Michael Lytle y Perry Robertson hicieron lo propio en el mundo del free jazz. Por último, entre los clarinetistas contemporáneos más importantes destaca Perry Robinson, un músico que sintetiza estilos muy diversos en una música polifacética y universal.

 

Saxofón

 

Artículo principal: El saxofón en el jazz.

Saxo tenor

 

El saxofón ocupa un lugar central en la imaginería del jazz, hasta el punto de ser el instrumento-referencia del mismo. Sin embargo, en los comienzos del jazz hot, y al menos hasta bien entrados los años 1920, el saxo no logró encontrar un hueco en las formaciones del género. Inicialmente serían apariciones muy puntuales: Sidney Bechet con el saxo soprano, los tenores Bud Freeman o Gene Sedric; Frankie Trumbauer con el saxo melódico en Do (intermedio entre el tenor y el alto); o Ernie Caceres con el barítono, aunque todos ellos ya muy avanzada la década. Será solamente a raíz de los cambios que los estilos de Chicago y, sobre todo, Nueva York introdujeron en el jazz, y que acabaron conduciendo a la aparición del Swing, que el saxofón comienza a ocupar un lugar predominante en el jazz, no sin las iniciales reticencias de la propia crítica jazzística.

 

Saxo soprano

 

En palabras de Joachim E. Berendt, "el saxo soprano sigue donde el clarinete termina".196 La historia del saxo soprano en el jazz se inicia realmente en los años 1960 aunque, antes de ello, hubo una gran figura del saxo soprano, prácticamente aislada, en época tan temprana como 1920: Sidney Bechet, un clarinetista que, durante años, simultaneó ambos instrumentos, aunque paulatinamente el soprano se fue convirtiendo en el principal, tocándolo con una gran expresividad y con la fuerza y fraseo de una trompeta. Sin embargo, Bechet tuvo muy pocos discípulos y todos ellos usaron el soprano como segundo instrumento (Johnny Hodges, Don Redman, Woody Herman, Charlie Barnet o Bob Wilber).

 

 

Sidney Bechet (1947).

 

Fue Steve Lacy quien inició el despegue del instrumento, desarrollando una técnica muy personal, no deudora de Bechet, con resortes técnicos hasta entonces desconocidos, como la aspiración de las notas frente a su "soplido", técnica que fue luego masivamente adoptada por los músicos de los años 1960 y 1970. Después, John Coltrane pondría el instrumento en primera línea del jazz, con una sola grabación: My favorite things, un sorprendente hit de ventas, que tuvo una influencia enorme en el jazz de los años posteriores.198 El sonido del soprano se convirtió rápidamente en un sonido de moda en el jazz, tanto entre los músicos de free, como entre los post-boppers.

 

Un gran número de saxofonistas usaron, a partir de este momento, el soprano con frecuencia, a veces incluso de forma predominante: Pharoah Sanders, Archie Shepp, Joseph Jarman, Sam Rivers, John Surman, Charlie Mariano, Jerome Richardson, Zoot Sims... Sin embargo, la gran figura del saxo soprano en los años 1970 y el más influyente en el desarrollo del instrumento después de Bechet y Coltrane, ha sido Wayne Shorter. La influencia de Shorter es especialmente evidente en los músicos de jazz rock y fusión, como Tom Scott. Sin embargo, a partir de los años 1980, en la escena del jazz se impuso un estilo de tocar el saxo soprano que se separaba claramente de la entonación "africanizada" y expresiva de los saxofonistas de free-jazz y post-bop, originando una escuela que Berendt llama de "soprano puro, según la vena del esteticismo contemporáneo", y cuyos ejemplos más influyentes son Dave Liebman, Paul Winter y Jan Garbarek.

Saxo alto

 

 

Charlie Parker, con Tommy Potter, Miles Davis y Max Roacht (1947).

 

Apenas es posible encontrar músicos de hot que utilizaran el saxo alto, y menos aún que establecieran un estilo propio capaz de influir en otros instrumentistas. A finales de los años 1920 y comienzo de los 30, la nómina de altos era muy escasa y poco significativa, destacando sólo Don Redman, cuya influencia como arreglista y líder de big bands es indudable, pero que se prodigaba como saxofonista solo ocasionalmente. Ello es lo que ha permitido a algunos autores decir que la historia del saxo alto de jazz comienza en la época del Swing, ya bien entrada la década de 1930, desarrollándose tres escuelas impulsadas por los tres saxofonistas alto de mayor relieve de la época: Johnny Hodges, Benny Carter y Willie Smith, respectivamente. El sonido de Hodges se caracterizaba por un "vibrato cálido y expresivo y un modo de fundir los sonidos a manera de glissando", cargado de melancolía, que generó un gran número de discípulos, los más importantes de los cuales fueron Woody Herman y Charlie Barnet, este último llegando casi al mimetismo. Por su parte, Carter tenía un sonido claro y ligero, casi contrapuesto al de Hodges, y fue el modelo en que se inspiraron la mayor parte de los músicos de big band.

 

Hasta bien entrados los años 1940 no se produjo una profunda renovación en el saxo alto de jazz a través de Charlie Parker quien "cambió, literalmente, la técnica, el estilo y el sonido del jazz",202 adquiriendo un papel tan grande en la historia del jazz que prácticamente ha ensombrecido a cualquier otro saxo alto de bop, incluido Sonny Stitt. Por otro lado, apareció la escuela cool, cuyo principal pilar sonoro fue Lee Konitz, que influyó decisivamente en músicos como Paul Desmond, Bud Shank, Herb Heller y Paul Horn. Sin embargo, fue el estilo de Parker el que hizo escuela en las décadas siguientes, comenzando por Art Pepper y siguiendo por casi todos los altos de los cincuenta y sesenta: Cannonball Adderley, Jackie McLean, Oliver Nelson, Phil Woods, Charlie Mariano y muchos otros.

 

Hasta 1959, Parker sería la única referencia entre los altos. Ese año, irrumpió Ornette Coleman, cuya música representó "la primera reflexión fundamental sobre los procedimientos y materiales básicos del jazz desde las innovaciones de Charlie Parker", y tuvo un "efecto liberador" sobre los restantes saxofonistas altos, hasta el punto de que, para muchos autores, Coleman es uno de los tres grandes nombres de la historia de jazz, junto con Louis Armstrong y Charlie Parker. Tras él, Eric Dolphy, Marion Brown, Anthony Braxton, Roscoe Mitchell, Oliver Lake y otros muchos, se adentraron por la vía del free jazz. Toda la historia posterior del saxo alto en jazz está fundamentada en estos dos pilares, Parker y Coleman, incluso entre los músicos provenientes del jazz rock, como David Sanborn, Eric Marienthal o Fred Lipsius.

 

Saxo tenor

 

El saxo tenor se ha convertido en el instrumento emblemático del jazz. Su evolución dentro de este campo musical, sin embargo, ha sido creciente de manera gradual, desde el jazz tradicional en el que prácticamente no encontramos intérpretes de tenor, hasta la gran explosión de los años 1940 en que, en palabras de Joachim E. Berendt, el jazz se tenorizó. Sólo algunos intérpretes de tenor de jazz tradicional han quedado en la historia del instrumento: Bud Freeman, representante del llamado Estilo Chicago, o Gene Sedric. No sería hasta la llegada del swing, en los años 1930, que comenzaron a aparecer tenoristas en las bandas de jazz, y al principio alrededor de una única escuela cuya cabeza fue Coleman Hawkins, con un estilo caracterizado por su sonoridad poderosa y voluminosa y el dramatismo de sus líneas melódicas. Todos los que tocaban el tenor en esos años, eran discípulos de Hawkins: Chu Berry, Ben Webster, Illinois Jacquet, Herschel Evans, Benny Golson, Charlie Ventura... Sin embargo, la gran explosión del saxo tenor llegó en los cuarenta, cuando Lester Young se convirtió en el "hombre fuerte" del tenor. Su sonido era lo contrario del de Hawkins: suave, a media voz, de amplias líneas líricas y centrado en las tesituras altas del instrumento.

 

Young influyó en el estilo de casi todos los saxos tenores de su generación y posteriores, incluso en los que ya tenían tendencia a la sonoridad de Hawkins, como Gene Ammons. Berendt organiza a los seguidores de Young en dos grandes bloques: De un lado, los músicos que reunieron las ideas de Lester con el bop (Wardell Gray, James Moody, Budd Johnson, Frank Foster, Dexter Gordon...); de otro, los de la escuela del "moderno clasicismo", especialmente lo que se ha dado en llamar "sonido Four Brothers", dentro del West Coast jazz, con músicos como Stan Getz, Herbie Steward, Zoot Sims, Al Cohn, Buddy Collette, Bob Cooper, Richie Kamuca, Jimmy Giuffre...

 

 

Sonny Rollins en 2007.

 

Ya a mediados de los años 1950, Sonny Rollins será quien rompa el fuerte predominio de Young en el tenor y logre una significación que se proyecta hasta bien entrados los sesenta.208 Durante un tiempo, la aparición de John Coltrane, que de alguna manera seguía sus mismos planteamientos pero logró un impacto mucho mayor, frenó su liderazgo. No obstante, su influencia, incluso mediatizada por la de Coltrane, se refleja en músicos relativamente "independientes", como Hank Mobley, Johnny Griffin, Booker Ervin, Teddy Edwards, Roland Kirk, Bobby Jones... Con el paso del tiempo, la influencia de Coltrane fue cada vez mayor entre los tenoristas, hasta el punto de que puede decirse que, desde la mitad de la década de 1960, todos los saxofonistas modernos son sus "discípulos". Berendt, los divide también en dos grandes grupos: Por un lado, los que se encuentran "a este lado de la tonalidad" (Joe Henderson, George Coleman, Charles Lloyd, Joe Farrell, Billy Harper y otros muchos); por otro, los que proceden de la vanguardia del "free tonal", encabezados por Archie Shepp, Albert Ayler, Pharoah Sanders y Dewey Redman. Algunos de los más destacados intérpretes de tenor europeos, en esta línea, fueron Willem Breuker, Peter Brötzman o Jan Garbarek.

 

La cabeza más visible de las corrientes influidas por el jazz fusión, a partir de 1970, fue Wayne Shorter que, tiempo atrás, se había dado a conocer en el campo del hard bop en un estilo claramente deudor de Coltrane, aunque las figuras más propiamente "fusion" fueron músicos como Michael Brecker, John Klemmer, Tom Scott, Wilton Felder, Branford Marsalis, Lou Marini o Benny Maupin, además de figuras periféricas como Gato Barbieri. También, y especialmente a partir de los años 1980, un buen número de saxofonistas tenores retomaron el bop: David Schnitter, Bob Berg, George Adams, o Lew Tabackin, entre otros, en muchos casos con evidentes influencias de Sonny Rollins.

 

Saxo barítono

 

 

Gerry Mulligan (1972).

 

El saxo barítono ha estado presente en el jazz desde el nacimiento del Swing. Sin embargo no pudo hablarse de una verdadera eclosión del instrumento hasta que se afianzó el hard bop y, sobre todo, el jazz de la Costa Oeste. Durante al menos tres décadas, la escena del barítono en jazz estuvo totalmente dominada por Harry Carney, con un carácter monopolístico que no se da en ningún otro instrumento de jazz. Su estilo, potente, intenso y áspero, marcó a casi dos generaciones de instrumentistas entre los que destacaron Ernie Cáceres y Jack Washington.

 

Con la llegada del bop y el cool, de repente, floreció un gran número de baritonistas de alta calidad, comenzando por Serge Chaloff, quien aplicó a su instrumento todas las innovaciones técnicas de Parker, y Pepper Adams, cuyo sonido afilado y ronco era claramente deudor del de Carney. El más conocido y con mayor proyección de todos los barítonos de esta generación, fue Gerry Mulligan, aunque la Costa Oeste proporcionó otras figuras como Bob Gordon, y en la tradición del bop se revelaron músicos como Cecil Payne, Charlie Fowlkes, Ronnie Cuber, Jack Nimitz o Nick Brignola. También hubo baritonistas destacables en el campo del free jazz, como Pat Patrick o John Surman, y en el del jazz moderno, incluyendo a Hamiet Bluiett y Henry Threadgill.

 

Contrabajo y bajo eléctrico

 

Artículo principal: Bajo de jazz.

 

Contrabajo

 

La función principal del bajista en el jazz, como en cualquier otro estilo musical, es mantener el tiempo y delinear el marco armónico del tema, a través, generalmente de una línea de walking bass.

 

 

Charles Mingus en julio de 1976.

 

De entre los primeros contrabajistas de jazz, el más importante fue Pops Foster, fácilmente identificable por su técnica de slap, que continuó exhibiendo hasta finales de la década de 1960. Foster fue, al lado de Steve Brown, Bill Johnson o Wellman Braud el iniciador de una tradición que continuó con John Kirby, Walter Page, Slam Stewart y Bob Haggart: los más grandes contrabajistas de la era del swing.

 

La historia del moderno contrabajo de jazz comenzó con Jimmy Blanton, el bajista de la orquesta de Duke Ellington, cuya banda de comienzos de la década de 1940 está considerada como la mejor de su carrera debido sobre todo a la presencia de Blanton, quien había aportado un extraordinario grado de solidez rítmica y armónica, estableciendo el contrabajo, por primera vez en la historia, como un instrumento solista de pleno derecho. Oscar Pettiford es el segundo de los grandes contrabajistas de jazz, seguido de Ray Brown una figura con una de las discografías más extensas del mundo. Charles Mingus, fallecido en 1979, fue una de las figuras más importantes de la historia del jazz, no sólo por su papel como pionero del instrumento, sino -y sobre todo- por su faceta de compositor y director musical de vanguardia.

 

De la misma generación de contrabajistas que ellos, destacan Chubby Jackson, Eddie Safranski, Milt Hinton, George Duvivier, Percy Heath, Tommy Potter, Curtis Counce, Leroy Vinnegar, Red Mitchell, Chuck Israels, Wilbur Ware y, especialmente, Paul Chambers. Con Ware y Chambers nos introducimos en el círculo de bajistas de hard bop, al que también pertenecieron Jimmy Woode, Wilbur Little, Jymie Merritt, Sam Jones, Doug Watkins o Reginald Workman.

 

Charlie Haden, ayudó a redefinir el lenguaje del moderno post bop, mientras que Scott Lafaro, muerto con tan sólo 25 años, se estableció como uno de los más grandes e influyentes instrumentistas de su época gracias a su trabajo con Bill Evans. Otros nombres importantes de la corriente principal del jazz durante las décadas de finales del siglo XX en el contrabajo son Jimmy Garrison, David Izenzon, Richard Davis, Ron Carter, Gary Peacock, Steve Swallow, Barre Phillips, Eddie Gomez, Cecil McBee, Buster Williams, David Friesen, Glen Moore, Stafford James, Mark Johnson, Clint Houston, Dave Williams, Calvin Hill, Cameron Brown, Michael Moore, Mike Richmond, Harvie Swartz, Frank Tusa, Gene Perla, Wayne Dockery, además del francés Henri Texier, el húngaro Aladar Page, el alemán Günter Lenz, el sueco Palle Danielsson, el danés Niels-Henning Orsted Pedersen, el británico Dave Holland, el israelí Avishai Cohen, y los checos George Mraz o Miroslav Vitous, miembro fundador de Weather Report.

 

 

El bajista de jazz danés Niels-Henning Ørsted Pedersen.

 

Entre los contrabajistas de free jazz cabe destacar a Buell Neidlinger, Peter Warren, Jack Gregg, Sirone, Henry Grimes, Alan Silva, Malachi Favors, Fred Hopkins, Mark Helias, John Lindberg, Rick Rozie, Francisco Centeno, el británico Brian Smith, los japoneses Yoshizawa Motoharu y Katzuo Kuninaka, el austríaco Adelhard Roidinger, el noruego Arild Andersen, el italiano Marco Mellis, los holandeses Arjen Gorter y Maarten van Regteren-Altena, los alemanes Peter Kowald y Bushi Niebergall o el sudafricano Johnny Dyani.

 

El bajo eléctrico comenzó su andadura en el jazz de la mano de Monk Montgomery, hermano de Wes y bajista de la orquesta de Lionel Hampton. En 1952 el bajo eléctrico, era un instrumento muy novedoso y la mayoría de los contrabajistas de jazz lo despreciaban como un instrumento bastardo e inexpresivo. Sin embargo, en parte debido al interés que había suscitado el instrumento en manos de Montgomerynota 12 y en parte debido a las ventajas en cuanto a transportabilidad y volumen que el bajo eléctrico presentaba respecto al contrabajo, el nuevo instrumento fue poco a poco ganando en popularidad, especialmente en otros ámbitos como el pop, el rock and roll y el r&b

 

 

El bajista Jaco Pastorius en 1980.

 

El mundo del jazz tuvo que esperar más de 20 años para recibir al primer instrumentista de prestigio que había decidido adoptar el bajo eléctrico con todas sus consecuencias. Fue Stanley Clarke, el primer bajista eléctrico de importancia en la historia del jazz, pero el gran revolucionario que estaba esperando el instrumento fue Jaco Pastorius, un bajista eléctrico "puro"nota 13 que estaba llamado a reescribir la historia de su instrumento tal y como hizo Charlie Parker en el saxofón y cuya trágica muerte en 1987 puso fin a la meteórica carrera de uno de los pocos músicos que han sido capaces de revolucionar de arriba a abajo la historia, la técnica y la función de su instrumento.

 

Jimmy Johnson, Anthony Jackson,226 Steve Swallow, o Paul Jackson, surgieron a principios de la década de 1970, pero la primera generación de bajistas eléctricos post-Jaco emergió a principios de la década de 1980, y entre ellos cabe citar a Marcus Miller, Darryl Jones, Jeff Berlin, Mark Egan, Victor Bailey, Steve Rodby, John Patitucci, Gary Willis, Victor Wooten, Michael Manring u Oteil Burbridge. Actualmente el camerunés Richard Bona destaca dentro de los bajistas de fusión que ha continuado desarrollando la línea anterior.

 

Batería

 

Artículo principal: Batería de jazz.

Batería

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Desde el punto de vista de la música clásica europea, la batería de jazz puede parecer un simple aparato productor de ruido, pues, ésa es, en cierto modo, su función allí: los timbales de Tchaikovsky, Beethoven o Wagner son ruido en el sentido que producen un efecto de fortissimo. En el jazz, el baterista no usa su instrumento como un efecto, sino que crea con él el espacio en el que la música tiene lugar.

 

En los primeros tiempos del jazz no existían solos de batería, como tampoco bateristas de marcada individualidad. De hecho, conocemos trompetistas, clarinetistas y saxofonistas de esta época, pero apenas tenemos noticias de bateristas notables: el trabajo de la batería en este período consistía simplemente en marcar el beat, un trabajo meramente funcional, y no artístico; fue poco a poco que empezó a considerarse que la individualidad de cada baterista podría usarse como elemento de expresión, marcando la diferencia entre unas bandas y otras, y fue entonces cuando la batería comenzó a trascender de su simple papel de metrónomo para posicionarse como un instrumento de pleno derecho.

 

Los primeros bateristas de jazz dignos de mención fueron Baby Dodds (que trabajó con King Oliver y con Hot Seven de Louis Armstrong) y Zutty Singleton, ambos de Nueva Orleans. Curiosamente, fueron los bateristas blancos -Tony Spargo (Original Dixieland Jazz Band) y Ben Pollack (New Orleans Rhythm Kings)- los que iniciaron la tendencia a marcar los tiempos débiles (el dos y el cuatro), una tendencia que se iría afianzando posteriormente para convertirse en estándar.

 

Los tres principales bateristas del estilo de Chicago, muy diferente al estilo desarrollado por los bateristas blancos, fueron George Wetling, Dave Tough y Gene Krupa. Jo Jones liberó definitivamente la batería de su papel de simple metrónomo, mientras que Chick Webb, jorobado y casi un enano, se convirtió en uno de los más importantes y respetados bateristas y líderes de orquesta de la era del swing, dando lugar al surgimiento de "Big Sid" Catlett y Cozy Cole.

 

 

El baterista Max Roach en 1947.

 

Kenny Clarke fue el creador del estilo moderno en la batería de jazz: un músico con formación académica completa que suele poder tocar otros instrumentos, leer música y hasta hacer arreglos. Max Roach perfeccionó el estilo de Clarke: fue el primer baterista en ejecutar líneas melódicas perceptibles en su instrumento, ampliando su campo a los ámbitos de la armonía y la melodía; también fue el primero en demostrar que el swing podría tener lugar en compases diferentes al 4/4; el primero en formar grupos enteros de bateristas; y el primero en ser capaz de amalgamar medidas irregulares como el 5/4 y el 3/4 en sus ejecuciones.

 

Las contribuciones de Clarke y Roach convirtieron a la batería en un instrumento capaz de ejecutar melodías, abandonando su función exclusivamente rítmica. De ese modo, el instrumento recorría el mismo camino que antes habían tomado otros elementos de la sección rítmica como el trombón (que se emancipó melódicamente con Kid Ory y Jimmy Harrison), el piano (que hizo lo propio con Earl Hines, la guitarra (que adquirió notoriedad de la mano de Charlie Christian o del contrabajo, que se conviertió en un instrumento solista con Jimmy Blanton.

 

 

Art Blakey ante su batería en Francia en 1985.

 

Art Blakey, fue uno de los primeros bateristas en investigar las raíces africanas del jazz, siendo el primero en efectuar grabaciones con grupos enteros de percusionistas afrocubanos, mientras que Joe Morello saltó a la fama en el cuarteto de Dave Brubeck por sus experimentos con las métricas inusuales, siendo sustituido por Alan Dawson, un profesor de la Berklee School of Music, la más conocida de todas las escuelas de jazz del mundo. De Blakey y Roach procedían los principales bateristas de la era del hard bop, como Art Taylor, Louis Hayes, Dannie Richmond, Pete La Roca, Roy Haynes, Albert Heath y, aunque llegó mucho más allá de los límites de ese género, Elvin Jones.

 

Entre los bateristas independientes que desarrollaron un estilo moderno del swing destacan Buddy Rich, Louie Bellson, Denzil Best, Don Lamond, Tiny Kahn, Gus Johnson, J.C. Heard, Osie Johnson, Shadow Wilson, Oliver Jackson, Grady Tate, Mel Lewis, Sonny Payne, Sam Woodyard o Rufus Jones, que parten todos de la figura de Dave Tough. En la costa occidental se desarrolló un estilo diverso al de los músicos neoyorquinos: Shelly Manne fue el prototipo de baterista melódico, mientras que Chico Hamilton, miembro fundador del cuarteto de Gerry Mulligan representó un estilo más cool antes de pasarse al jazz fusion. Tony Williams alcanzó notoriedad primero con Jackie McLean, y después con Miles Davis. Billy Higgins, Ed Blackwell y Charles Moffett fueron tres importantes bateristas que surgen de la banda de free jazz de Ornette Coleman, primeros exponentes de un estilo del que Sunny Murray sería el máximo representante y que cuenta también con nombres como Milford Graves, Beaver Harris, Barry Altschul, Raschied Ali o Andrew Cyrille.

 

 

Billy Cobham en julio de 1974.

 

La llegada del jazz fusion a principios de la década de 1970 devolvió en cierta forma la batería a sus comienzos: el énfasis en el bombo y la necesidad de marcar el primer tiempo del compás con claridad fueron aspectos a retomar por una nueva generación de bateristas entre los que destacaron el ya mencionado Tony Williams, además de Alphounse Mouzon, Billy Cobham, Steve Gadd, Peter Erskine, Harvey Mason, Lenny White, Jack DeJohnette, Gerry Brown, Steve Jordan, Leon "Ndugu" Chancler, Eric Gravatt, John Guerin, Dan Gottlieb, David Moss y Terry Bozzio. En el ámbito del jazz fusion y el jazz rock europeos destacaron Jon Hiseman, Robert Wyatt, John Marshall, Bill Bruford, Simone Phillips, Phil Collins o Ginger Baker, de Cream. En el escenario free hay que señalar a los norteamericanos Phillip Wilson, Don Moye, Steve McCall, Pheeroan akLaff, Thurman Barker, Bobby Battle, Warren Smith, Stanley Crouch y Ronald Shannon Jackson; a los suizos Pierre Favre, Peter Giger y Reto Weber; al holandés Han Bennink; al finlandés Edward Vesala; al inglés Tony Oxley; a los alemanes Paul Lovens, Detlef Schönenberg y Günter Sömmer; y los japoneses Masahijo Togashi, Shota Koyama y Takeo Moriyama

 

 

Retrato del guitarrista Charlie Christian.

 

Más tarde Django Reinhardt, el primer gran guitarrista europeo, ejerció una notable influencia en el propio Charlie Christian, y en otros guitarristas posteriores, como Les Paul, Earl Klugh, Larry Coryell, Christian Escoudé, Bolou Ferré o Biréli Lagrène. Sus cualidades como compositor, entre otros muchos factores, lo sitúan como una de las figuras más importantes de la historia del jazz. Varias décadas después, el brasileño Laurindo Almeida aplicó primero la tradición guitarrística española al jazz, y después, en su propia obra, en la que incorporaba asimismo elementos estilísticos de la música de su país de origen. Otros guitarristas que siguieron la estela de Almeida fueron los brasileños Baden Powell, Bola Sete, Egberto Gismonti, o el norteamericano Charlie Byrd.

 

El primer músico en usar la guitarra eléctrica de jazz no fue Charlie Christian, sino Eddie Durham.nota 14 Sin embargo, Durham no supo aprovechar las posibilidades que le ofrecía el nuevo instrumento, que tuvo que esperar a la llegada de Charlie Christian -un solista de la talla de Lester Young o de Charlie Parker- para comenzar a emanciparse. El estilo de Christian fue denominado reed style, pues usaba la guitarra como si fuese un saxofón, con fraseos característicos de los instrumentos de lengüeta; armónicamente, Christian fue el primero en desarrollar sus improvisaciones no sobre los acordes de los temas, sino sobre los acordes de transición que introducía entre los acordes básicos; en el campo melódico, Christian sustituyó el característico staccato que usaban casi todos los guitarristas antes que él por el legato, ligando las notas de sus frases a la manera de un saxofonista. Todos los guitarristas que surgieron tras Charlie Christian proceden de él. Entre los integrantes de la primera generación de guitarristas post-Christian se sitúan Tiny Grimes, Oscar Moore, Irving Ashby, Les Paul, Bill DeArango, Chuck Wayne y, sobre todo, Barney Kessel, el guitarrista rítmico más importante de la década de 1950, junto a Jimmy Raney (más interesante desde el punto de vista armónico) y Johnny Smith, con un sonido más elaborado.

 

 

 

Joe Zawinul en una actuación en directo de 2007.

 

A partir de la década de 1970 comenzaron a surgir una serie de músicos que adoptaban toda una serie de instrumentos relacionados de entre los que el órgano era tan sólo uno más: Joe Zawinul fue uno de los primeros teclistas de jazz en sentido amplio, y uno de los más importantes, y entre los instrumentos que usaba se encontraban el piano, el clavinet, el piano eléctrico, el órgano eléctrico, así como una amplia gama de sintetizadores y efectos de sonido. Otros teclistas destacables, casi todos procedentes del mundo del jazz fusion, fueron Herbie Hancock, George Duke, Jan Hammer, Chick Corea, Stu Goldberg, Kenny Kirkland, Patrice Rushen, Bob James, Richard Tee, Jeff Lorber, Barry Miles, Mike Mandel (del grupo The Eleventh House), Lyle Mays, Dave Grusin, el búlgaro Milcho Leviev, Ian Underwood (multiinstrumentista que participó en muchos trabajos de Frank Zappa), Joe Sample, Mark Soskin y David Sancious, así como el holandés Jasper van 't Hof, el danés Kenneth Knudsen, los británicos Geoff Castle, Gordon Beck y John Taylor, y los alemanes Wolfgang Dauner y Joachim Kühn, entre otros muchos.

 

El sintetizador, desarrollado por Robert Moog, se había hecho popular repentinamente en 1968 gracias a la obra de Walter Carlos Switched-On Bach, álbum que precedió a la exitosa banda sonora de la película La naranja mecánica, también de Carlos, y que después tendría una secuela: Switched-On Bach II (1973). Los primeros artistas en experimentar con el sintetizador (John Cage, Terry Riley...) no procedían del mundo del jazz, sino de otros ámbitos, y de hecho, el jazz tuvo que esperar la llegada de artistas como Paul Bley, Sun Ra, Richard Teitelbaum, George Lewis, Joe Gallivan, Pete Levin o el alemán Wolfgang Dauner para que el nuevo instrumento comenzase a hacerse un hueco en las preferencias del público y de los músicos.

 

 

Airto Moreira en una imagen de 2007.

 

Los ritmos tradicionales de Brasil son para Berendt más suaves, más elásticos y menos agresivos que los cubanos, y su confluencia con el jazz dio lugar a la bossa nova, una música popularizada por Stan Getz y Charlie Byrd que fue definida por los músicos brasileños como "cool jazz más samba". A pesar de los éxitos que la nueva música estaba cosechando en Brasil, la penetración de los ritmos brasileños en los escenarios estadounidenses tuvo que esperar hasta finales de la década de 1960, cuando Airto Moreira participó en la grabación del Bitches Brew, de Miles Davis. Desde entonces, muchos grupos y músicos establecidos emplearon percusionistas brasileños, como fue el caso de Chick Corea, Weather Report o Dizzy Gillespie, quienes contaron con la colaboración de músicos como Dom Um Romao, Paulinho Da Costa, Guilherme Franco y Naná Vasconcelos, además del propio Airto.

 

Art Blakey ya había iniciado la exploración de los ritmos africanos en su Orgy in Rhythm (1957), un disco que tuvo su continuación en The African Beat, con la participación de diversos músicos a cargo de la ejecución de instrumentos africanos. Max Roach formó grupos similares, pero el primer percusionista de renombre en el mundo del jazz fue en realidad el nigeriano Olatunji, que colaboró con John Coltrane, Clark Terry o Yusef Lateef. Ya en la década de 1970 artistas como Kahil El Zahbar, Don Moye, James Mtume, Ralph McDonald o los bateristas haitianos Ti-Roro y Ti-Marcel fueron haciendo su aparición en la escena, formalizando una tendencia que había iniciado Blakey más de una década atrás. Entre los percusionistas procedentes del continente asiático hay que señalar a los hindúes Zakir Hussain, Trilok Gurtu y Badal Roy, o el turco Okay Temiz. Por último, entre los percusionistas modernos que son capaces de tocar una gran cantidad de instrumentos distintos procedentes de distintas culturas se encuentran Kenneth Nash, Sue Evans, Armen Halburian, Bill Summers y David Moss.

 

Flauta

 

Durante la década de 1950 la flauta ocupó el lugar -junto con el saxo soprano- del clarinete, un instrumento que se asociaba a la era del swing, una música que ya había pasado de moda. La tradición jazzística del instrumento es relativamente corta: uno de los primeros solos de flauta registrados en un disco de jazz fue el que Wayman Carver ejecutó en Sweet Sue, una grabación de la orquesta de Spike Hughes que se remonta a 1933. Chick Webb usó también la flauta en su orquesta, pero el instrumento no dejaba de ser una curiosidad hasta que a principios de la década de 1950 aparecieron una serie de músicos que consiguieron establecerlo como un instrumento comúnmente aceptado en formaciones y orquestas de jazz. Jerome Richardson fue el primero en grabar solos modernos, y tras él surgieron Frank Wess y Bud Shank. El primero es responsable directo de la aceptación del instrumento, que sólo se logró tras la revolución del saxofón que había llevado a cabo durante la década anterior Lester Young. Wess, como flautista, parte de Young, y algunos de sus mejores solos se encuentran en el álbum Opus de Jazz, con Milt Jackson, Hank Jones, Eddie Jones y Kenny Clarke. En cuanto a Bud Shank, surgido de la orquesta de Stan Kenton, fue el flautista más importante de la Costa Oeste, aunque hacia el final de su carrera abandonó el instrumento en favor del saxo alto.

 

Yusef Lateef fue uno de los poquísimos músicos de jazz en adoptar el oboe, pero también usó la flauta para ejecutar una música pionera en el uso de armonías y texturas orientales. Herbie Mann se situó como el más relevante de los flautistas de jazz en el período que va aproximadamente desde 1959 hasta 1967, cuando el músico efectuó sus grabaciones más interesantes antes de embarcarse en proyectos más comerciales. Hubert Laws destacó en las corrientes de encuentro con la música clásica (third stream), así como en el jazz fusión, mientras que Paul Horn fue un excelente flautista de jazz que se pasó, desde 1967 en adelante, al ámbito de la música new age.

 

 

El flautista Herbie Mann en un concierto en el Eastman Theatre, Rochester, Nueva York, en 1975.

 

Otros flautistas destacados fueron Sahib Shihab, James Moody, Leo Wright, George Marge, Romeo Penque, Sam Most, Buddy Collette, Rahsaan Roland Kirk, Charles Lloyd, Joe Farrell, James Spaulding, Eric Dixon y Sam Rivers, muchos de ellos saxofonistas que usaban la flauta como segundo instrumento. Eric Dolphy, por su parte, ocupa un lugar especial en la historia de la flauta de jazz, adelantando en su trabajo pionero conceptos que serían seguidos por multitud de flautistas posteriores, como Simeon Shterev, Jiří Stivín, Emil Mangelsdorff, Bob Downes y Chris Hinze

 

Entre los primeros flautistas de jazz que cultivaron la técnica del "sobresoplido" (overblowing), que básicamente consiste en soplar y cantar o susurrar al mismo tiempo, estuvieron Sam Most y Sahib Shihab, aunque la técnica fue adoptada por prácticamente todos los flautistas posteriores, desde Rahsaan Roland Kirk hasta Jeremy Steig. Flautistas destacados del ámbito del jazz rock y jazz fusion fueron Chris Wood, Tom Scott, Gerry Niewood, Bobby Humphrey y Barbara Thompson (conocida por su trabajo con el grupo Colosseum), mientras que otros como Don Cherry o Hermeto Pascoal destacaron por el uso de flautas de otros tipos, procedentes de distintas partes del mundo. En el ámbito del free jazz, donde hay que señalar de nuevo la fuerte influencia de Eric Dolphy, sobresalieron Douglas Ewart, Henry Threadgill, Oliver Lake, Prince Lasha, Roland Snyders y -particularmente- James Newton. Dentro de la corriente principal del jazz moderno se sitúan George Adams, Steve Slagle, Joe Ford, Dwight Andrews, Jerry Dodgion y Lew Tabackin; y del Japón hay que señalar a Hōzan Yamamoto, quien ha tocado la flauta de bambú llamada shakuhachi en el campo del jazz junto a la cantante Helen Merrill o el percusionista Masahiko Togashi. Otro músico que emplea esa flauta japonesa de bambú, de cuya construcción ha aprendido el arte, es John Kaizan Neptune, orientado al jazz fusion, la new age y la llamada música mundial.

 

Vibráfono

 

Vibráfono

 

El vibráfono, un instrumento de percusión con posibilidades melódicas, resulta en teoría un instrumento ideal para el jazz, pero a pesar de ello sólo se ha impuesto lentamente en las formaciones y combos pues no permite la ejecución de un sonido jazzístico, al no poderse modular su timbre más que mediante el vibrato aplicado por conexión eléctrica o por golpes de distinta intensidad. Lionel Hampton y Milt Jackson son considerados los vibrafonistas de jazz más importantes, el primero en el ámbito más tradicional y el segundo en el jazz moderno. Hampton -junto a Red Norvo- introdujo el instrumento en el jazz al comienzo de la era del swing, mientras que Jackson lo popularizó al frente de los famosos Modern Jazz Quartet.

 

 

El multiinstrumentista Lionel Hampton en una fotografía de 1946.

 

Charlie Shoemake, un vibrafonista de la escuela del bop asociado a la figura de George Shearing no obtuvo el reconocimiento que merecía, y, con otros como Terry Gibbs, Teddy Charles, Cal Tjader y Victor Feldman, formó parte de la primera generación de vibrafonistas importantes, junto a otros más jóvenes como Eddie Costa, Tommy Vig, Lem Winchester, Larry Bunker y Mike Mainieri. Gary Burton, Walt Dickerson, Tom Van Der Geld y Bobby Hutcherson recogieron el testigo de Milt Jackson, y ampliarían enormemente las posibilidades del instrumento. Burton combina un tierno lirismo con un gran virtuosismo, sintetizando influencias tan diversas como la de Bill Evans, la música country o el hillbilly. Dickerson ha trasladado las ideas de John Coltrane al vibráfono, mientras que Hutcherson combina la tradición del bebop y de Milt Jackson con la influencia de Coltrane, inaugurando una nueva etapa en lo que se refiere al sonido de su instrumento. David Friedman ha colaborado con el también vibrafonista Dave Samuels en distintos proyectos, en los que han multiplicado las posibilidades del vibráfono.

 

Entre los vibrafonistas que han destacado en el mundo del jazz rock y la jazz fusion se encuentran Roy Ayers, Dave Pike, Mike Mainieri, Jay Hoggard y Ruth Underwood (conocida sobre todo por su trabajo con Frank Zappa), además de los alemanes establecidos en Estados Unidos Gunter Hampel y Karl Berger. Bobby Naughton, Earl Griffith y Jay Hoggard están a la cabeza de la vanguardia del free jazz en su instrumento, al tiempo que dominan toda su tradición. Joe Locke, por último, se inspira en las enseñanzas de Milt Jackson y en las de Bobby Hutcherson para establecerse como uno de los mejores vibrafonistas del siglo XXI.

 

Violín

 

Al igual que había ocurrido con la flauta unos años antes, el violín conoció en la década de 1960 un período de esplendor que resultaba un tanto paradójico si se tiene en cuenta el papel que había desempeñado el instrumento en la historia del jazz. En las primeras bandas de Nueva Orleans era relativamente usual, y algunas de las figuras más importantes de la época fueron violinistas (John Robechaux, Will Marion Cook, Johnny Schenk...). Sin embargo, el instrumento no contaba con un timbre tan poderoso como el de los instrumentos de viento, por lo que su papel quedó relegado al de aquellos. Se mantuvo en un segundo plano porque era un instrumento de gran tradición en las orquestas, pero con la llegada de Joe Venuti, el primer gran violinista de importancia, empezaron a cambiar las cosas. Sus duetos con Eddie Lang de la segunda mitad de la década de 1920 resultaron muy influyentes; pero, tras la muerte de Lang a medidados de la década siguiente, Venuti fue abandonando progresivamente los escenarios para regresar triunfalmente muchos años más tarde, a finales de la década de 1960. En los años 1930, el violín se mantuvo con un papel central en el estilo de fusión que se conoció como western swing, así como en el denominado jazz manouche.

 

 

El violinista de jazz Stephane Grappelli.

 

Enmarcado en sus comienzos, precisamente, en este estilo, el francés Stéphane Grappelli, fue uno de los más grandes violinistas de jazz de todos los tiempos, uno de los primeros (con Venuti, Lang y Stuff Smith) y uno de los mayores responsables de la aceptación definitiva del instrumento en el mundo del jazz. Sus duetos con Django Reinhardt en el Quintette du Hot Club de France, desde 1933 hasta 1939, lo establecieron como una de las mayores figuras del violín, puesto que Grappelli fue capaz de mantener hasta su muerte, que tuvo lugar cuando contaba con 89 años. Por su parte, Eddie South, que grabaría con Grapelli en 1937, fue un brillante violinista, un niño prodigio que no llegó a alcanzar la fama de Venuti y que de no ser por el racismo imperante en su época hubiera sido un excelente intérprete clásico.

 

Stuff Smith fue una de las mayores figuras del violín de la era pre-bop. Era un artista que citaba a Louis Armstrong entre sus mayores influencias y de quien sus seguidores decían que superaba en talento a todos sus competidores. El multiinstrumentista Ray Nance fue uno de los mejores violinistas de la década de 1940, además de un excelente cantante y bailarín.

 

 

Dr. L. Subramaniam.

 

Jean-Luc Ponty, nacido en 1942, se convirtió en uno de los pioneros del violín eléctrico en el ámbito del jazz rock de la década de 1970. Don "Sugarcane" Harris, violinista que desapareció pronto de la escena, encabeza junto con Ponty la lista de violinistas modernos, integrada también por una serie de músicos que en muchos casos surgieron paralelamente a ellos, como son Mike White, Jerry Goodman, Steve Kindler, John Blake, los polacos Zbigniew Seifert y Michal Urbaniak, el francés Didier Lockwood, los hermanos hindúes L. Subramaniam y L. Shankar, además de Leroy Jenkins, Alan Silva, Billy Bang y Ramsey Ameen en el ámbito del free jazz.

 

El violín mantiene un importante legado entre los músicos de jazz de Europa, continente donde han surgido la mayoría de sus más ilustres representantes y al que se han trasladado algunas de las más grandes figuras estadounidenses, como Eddie South, Stuff Smith y Alan Silva; pero también mantiene su vigencia en los Estados Unidos, que continúan dando figuras jóvenes tan importantes como Regina Carter, una de las intérpretes más versátiles y sofisticadas de la escena contemporánea.

 

 

Cantantes masculinos

 

La tradición vocal en el jazz se inició con los cantantes de blues, un estilo del que fue máximo exponente Ray Charles pero que tuvo entre sus más remotos representantes conocidos a "Blind" Lemon Jefferson y Huddie Ledbetter, un presidiario de Luisiana más conocido como "Leadbelly". Robert Johnson, Big Bill Broonzy y Son House destacaron en Chicago -la capital mundial del blues- a pesar de sus orígenes sureños, al igual que Muddy Waters, Little Brother Montgomery, St. Louis Jimmy Oden, Sunnyland Slim, Sonny Boy Williamson, Little Walter, Memphis Slim, Howlin' Wolf, Lightnin' Hopkins o John Lee Hooker, casi todos destacados guitarristas. J. E. Berendt distingue dos corrientes principales entre los cantantes de blues, la "corriente del Mississippi", más áspera y sucia, y la "corriente de Texas", que dio lugar a fusiones más sofisticadas, como el jazz blues y el swing blues. A partir de la década de 1970 surgieron figuras como Junior Wells, Buddy Guy, Albert King, Albert Collins, Otis Rush y Taj Mahal, estos dos últimos con una gran aceptación en el mundo del rock. Por último, hay que señalar el deseo de B.B. King -uno de los más destacados artistas del género- de lograr que los negros:

 

Dejen de avergonzarse del blues, su música más original

 

Entre los primeros cantantes de blues que comenzaron a inclinarse por los sonidos del jazz cabe destacar a Jimmy Rushing, el primero que comenzó a cantar desplazando el acento rítmico para crear así las tensiones propias del jazz. Rushing fue seguido por Jimmy Witherspoon, por Big Miller y por Joe Williams, de la orquesta de Count Basie. Big Joe Turner, destacó en el boogie-woogie, como Champion Jack Dupree y Fats Domino. Leon Thomas se encontraba un paso más allá, combinando las raíces del blues con el jazz de vanguardia y la música folklórica africana.

 

Louis Armstrong representó una línea diferente a la de los músicos del blues, ejemplificando la influencia que los instrumentistas estaban ejerciendo sobre los vocalistas de jazz. En esta línea se situaron también Hots Lips Page, Jack Teagarden, Grady Tate, Richard Boone, George Benson, George Adams, Chet Baker o Clark Terry, mientras que Bing Crosby, Frankie Laine, Perry Como, Matt Dennis o Mel Tormé se mantienen en una tradición más alejada de la influencia de los instrumentistas y a la vez más comercial. Nat King Cole fue un gran cantante y pianista de jazz antes de dirigir su carrera a sectores más comerciales, y su influencia se ha dejado sentir en figuras tan importantes como Ray Charles y Stevie Wonder, mientras que Billy Eckstine, un músico del círculo de Dizzy Gillespie y Charlie Parker, dio inicio al movimiento bebop en la voz, que tuvo otros notables representantes como Babs Gonzales, Earl Coleman, Kenneth "Pancho" Hagood y Joe "Bebop" Carroll, además del propio Gillispie. Jackie Paris llevó las aportaciones de los cantantes bop al terreno del cool, mientras que otros como Oscar Brown Jr., Johnny Hartman, Bill Henderson, Mark Murphy o Mose Allison continuaron explorando nuevos territorios.

 

 

El cantante y letrista de jazz John Hendricks.

 

Del ámbito del bop surgió el vocalese, el arte de poner letra a solos clásicos grabados por conocidos músicos de jazz. Eddie Jefferson fue el primer artista en cultivar la técnica, seguido por King Pleasure y Annie Ross, pero fue Jon Hendricks quien la llevó a su cúspide, tanto en su carrera en solitario como en el seno del grupo Lambert, Hendricks & Ross, junto a Annie Ross y Dave Lambert. En el terreno más melódico y tradicional destacaron Bob Dorough, Joe Lee Wilson, Gil Scott-Heron, Lou Rawls, Ben Sidran y Tony Middleton, además del exitoso Frank Sinatra, que grabó con músicos como Count Basie o Tom Jobim, aunque una parte de la crítica le considera fuera del ámbito del jazz.

 

 

Al Jarreau en el Molde International Jazz Festival de 1996.

 

La música de Brasil ejerció una notable influencia entre los músicos de jazz, y algunos de sus más destacados intérpretes fueron Antonio Carlos Jobim, Joao Gilberto, Edu Lobo, Gilberto Gil, Caetano Veloso y Milton Nascimento. Al Jarreau partió de influencias muy heterogéneas para elaborar un estilo muy personal caracterizado por el uso de la voz como un instrumento y por el enorme despliegue de timbres y sonidos -flautas, trompetas, percusiones, congas, contrabajos...- que era capaz de ejecutar con su garganta. En la tradición del soul y del pop sobresalieron James Brown, Otis Redding, Elrid Cleaver, Rap Brown, Marvin Gaye y, sobre todo, Stevie Wonder, quien en álbumes como Songs in the Key of Life y Journey Through the Secret Life of Plants, compuso verdaderas suites dotadas de una gran coherencia interna, que resumían la tradición de la música negra, tal y como en su día hizo Duke Ellington. Wonder no es sólo un cantante, es también compositor y arreglista, toca casi todos los instrumentos que se pueden oír en sus discos y además domina las técnicas de producción musical, siendo uno de los primeros artistas capaces de utilizar el estudio como si fuese un instrumento más.

 

 

El cantante Bobby McFerrin.

 

Entre los cantantes de generaciones más recientes cabe destacar al virtuoso Bobby McFerrin, uno de los más personales y originales vocalistas de la escena contemporánea; a Kurt Elling, quien, influenciado por Mark Murphy, desafía toda categorización; Kevin Mahogany, un joven cantante de swing influencido por Joe Williams; y los aún más jóvenes Harry Connick, Jr. y Michael Bublé, influenciados por Ella Fitzgerald y Frank Sinatra.

 

Cantantes femeninas

 

 

La vocalista de jazz Billie Holiday en 1947.

 

El blues cantado por mujeres tuvo un inicio algo más tardío que el masculino, en parte por el origen rural del estilo, un ambiente donde primaba el hombre. Cuando el blues comenzó a penetrar en las grandes ciudades, comenzó a cambiar tal tendencia, dando lugar a las primeras figuras femeninas de la era del Blues clásico, como Ma Rainey o Bessie Smith, o las menos conocidas Bertha "Chippie" Hill, Victoria Spivey, Sippie Wallace, Alberta Hunter o Big Mama Thornton. Ethel Waters, Ivy Anderson, Mildred Bailey y -sobre todas ellas- Billie Holiday interpretaban ya songs, canciones y baladas más comerciales de compositores como Jerome Kern, George Gershwin o Cole Porter. Aunque Holiday cantó blues sólo ocasionalmente, daba ese aire a casi todas sus interpretaciones, que por otra parte se caracterizaban por una voz discreta, pero sensible, elegante y cultivada. Holiday fue la primera artista de jazz en que se sentía la influencia de los saxofonistas, la primera que impuso la canción como tal en el repertorio de los músicos de jazz y también la primera en usar el micrófono como si fuese un instrumento, trabajando con él sutilezas de la voz nunca oídas en otros cantantes contemporáneos.

 

 

Ella Fitzgerald retratada en 1968.

 

La figura de Billie Holiday marcó un hito en la historia del jazz, dando lugar a innumerables artistas que continuaron explorando sus hallazgos a lo largo de los años. Otra figura de enorme importancia fue Ella Fitzgerald, tres años más joven que Holiday, y considerada por muchos críticos como la mejora cantante de jazz de todos los tiempos (un honor que algunos atribuyen a Billie Holiday o a Sarah Vaughan). Con un magnífico timbre y un amplio rango vocal, Fitzgerald poseía un swing difícil de igualar, fue una brillante intérprete de scat y poseía una dicción casi perfecta. El único defecto que se le atribuía era que no resultaba siempre capaz de profundizar en el significado emocional de las letras, pero ello no ensombreció el prestigio y la admiración que Fitzgerald cosechó hasta el final de su carrera, que tuvo lugar con 77 años,y sus capacidadaes prácticamente intactas.

 

 

La vocalista de jazz Sarah Vaughan (circa 1946).

 

Las cantantes más importantes de las décadas de 1940 y 1950 surgieron de tres importantes círculos instrumentales de aquel período: del círculo de Woody Herman salió Mary Ann McCall; de la orquesta de Stan Kenton procedían June Christy y Anita O'Day; y del círculo bop de Charlie Parker y Dizzy Gillespie, Sarah Vaughan, Carmen McRae y Betty Carter. Sarah Vaughan fue la primera cantante de jazz en poseer un registro vocal similar al de una cantante de ópera, fue una de las cantantes con mayor capacidad para expresar emociones a través de su voz y está considerada una de las mejores cantantes de su generación. Carmen McRae es otra figura importante, tanto en cuanto a su personalidad artística como a su decisión a la horade ejecutar las melodías. Betty Carter, más joven que las anteriores, obtuvo un reconocimiento tardío como una de las grandes figuras del bebop. Otras cantantes de esta generación son Chris Connor, Jackie Cain, Dakota Staton, Ernestine Anderson, Lorez Alexandria, Helen Merrill, Carol Sloane, Nancy Wilson, Sheila Jordan, Abbey Lincoln y Nina Simone, estas dos últimas destacables por su lucha por la igualdad racial.

 

Kay Davis y Adelaide Hall surgieron de la big band de Duke Ellington, quien utilizaba la voz en su orquesta como una especie de decoración en conjunción con el clarinete. En el lado opuesto tenemos a las cantantes que cultivaron el scat -improvisaciones vocales sin letra, una tradición iniciada por Louis Armstrong-, entre las que se encuentran Anita O'Day, June Christy, Sarah Vaughan, Carmen McRae, Dakota Stanton, Jackie Cain, Annie Ross, Betty Roché, Betty Carter y, por encima de todas ellas, Ella Fitzgerald. Alberta Hunter provenía de la tradición pura del blues, así como Ruth Brown, LaVern Baker, Etta Jones y, sobre todo, Dinah Washington, apodada la "Reina del blues". Janis Joplin, por su parte, llevó esta tradición al mundo del rock, obteniendo una tremenda popularidad, mientras que Mahalia Jackson destacó como intérprete de música religiosa negra, al lado de Dorothy Love Coates, Marion Williams, Clara Ward y Bessie Griffin. De la conjunción de este tipo de música con el rock surgió el soul, donde destacaron Tina Turner, Diana Ross y la influyente Aretha Franklin, todas ellas figuras de gran importancia.

 

 

La vocalista de jazz Dee Dee Bridgewater en un concierto de 1990 en Francia.

 

Entre las cantantes que han destacado en el mundo del jazz fusion hay que señalar a Phoebe Snow, Rickie Lee Jones, Bonnie Herman, Marlena Shaw, la neerlandesa Ann Burton (Johanna Rafalowicz), Jean Carn (o Jean Carne), Lorraine Feather, Gayle Moran (esposa de Chick Corea), Angela Bofill y, especialmente, Dee Dee Bridgewater. Judy Collins y Joni Mitchell, con raíces folk, efectuaron algunas incursiones en el mundo del jazz, como el álbum Mingus (1979) de Joni Mitchell, en cuyos créditos figuran Jaco Pastorius, Don Alias o Michael Brecker, entre otras grandes figuras. Flora Purim, la esposa de Airto Moreira procede de Brasil, como Ellis Regina, Maria Bethania y Tania Maria. En el free jazz hay que señalar la aportación de las estadounidenses Jeanne Lee, Lauren Newton y Jay Clayton; la noruega Karin Krog; las británicas Norma Winstone, Julie Tippets (más conocida por su nombre de soltera: Julie Driscoll) y Maggie Nichols; la francesa Tamia (Tamia Marilyn Hill; de soltera, Washington); la israelí Rimona Francis; y la grecoestadounidense Diamanda Galás.

 

 

Cassandra Wilson en el Ottawa Bluesfest de 2008.

 

Todas ellas han extendido el concepto de usar la voz como un instrumento para introducir todo tipo de sonidos, risas, llantos y vocalizaciones en sus interpretaciones, llegando a usar las distintas partes del cuerpo -abdomen, cráneo, senos- como instrumento.

 

De entre las muchas artistas que han surgido en las últimas décadas en la escena del jazz contemporáneo cabe destacar a Natalie Cole, quien tras unos primeros pasos en el mundo del r&b urbano, pasó al mundo del jazz con toques comerciales; a Cassandra Wilson, que se ha estableció como una de las principales figuras de la década de 1990 con su distintiva voz y su gusto por la experimentación; a Diane Shchuur, una importante cantante de jazz a menudo en la periferia del estilo; a Patti Austin, con una carrera más orientada al estilo jazz fusion; a Rachelle Ferrell, excelente pianista, violinista y arreglista, dotada además con una impresionante extensión vocal de seis octavas y media; a Diana Krall, cantante y pianista de gran éxito comercial; a Eliane Elias, quien inició su carrera en el supergrupo de jazz fusion Steps Ahead y ha destacado también en el mundo de la música clásica; o a Norah Jones, quien ha obtenido un notable éxito comercial con su particular fusión de jazz, pop, blues y folk.