H de Hitler
De interés general

H de Hitler

 

 

03/08/2015 Fuente elpais. Canal de Historia programa sin descanso documentales sobre el Tercer Reich. Sin distinguir los trabajos rigurosos de las patochadas con alienígenas

 

Si usted no se traga eso de que no hay que hablar del pasado porque pasado está, puede darse una vuelta por Berlín y sentir el peso de la historia en cada esquina, un ejercicio honesto de memoria para que no se repita lo peor. Muy distinto de lo de España, donde un futbolista puede lucir la camiseta de Franco y seguimos enredados en si dedicamos una calle a la División Azul. Más al alcance del mando a distancia, del siniestro pasado alemán se habla sin descanso en el Canal de Historia, que, cuando no emite sandeces sobre extraterrestres, repasa la figura, tan terrible como magnética para la audiencia, de Adolf Hitler.

 

Algunos documentales merecen la pena. El penúltimo, La oficina de Hitler, da detalles de la megalómana cancillería que mandó construir, y que en vez de espacios de trabajo constaba de enormes salones sin más propósito que impresionar e imposibles de calentar. Allí estaba el búnker donde el tirano acabó sus días. No lo busque en Berlín: los soviéticos demolieron el complejo.

 

En el canal de la H puede llevarse un empacho de Hitler, y ahí caben tanto relatos rigurosos como burdas teorías conspiratorias. En el menú: El Tercer Reich: El ascenso y La caída (de lo mejor), Los evangelios nazis, La fortuna secreta de Hitler, La fortuna perdida de Hitler (no es lo mismo), ¿Se suicidó Hitler en el búnker? y, era inevitable, Alienígenas: En el Tercer Reich.

 

Si, asustado por los marcianos nazis, se refugia en la lectura, hágase con Los filósofos de Hitler (Cátedra), de Ivonne Sherrat, que documenta la apropiación política de los grandes pensadores, la cobardía o complicidad de tantos intelectuales y algunos casos de heroica resistencia. Claro que en las librerías también se puede topar con versiones extravagantes de la historia, como la que dice que Hitler y Eva Braun huyeron del búnker a la Patagonia.

 

Es una seña de nuestro tiempo ese barullo entre la información valiosa y la tóxica. Lo inteligente en saberlas distinguir. Salvo alienígenas, no siempre lo ponen fácil.