EL “EFECTO BRASIL” SE INSTALA EN LA AGENDA K: CRECE MENOS, DEBILITA SU MONEDA Y METE MÁS PRESIÓN AL DÓLAR EN LA ARGENTINA
Comercio Exterior

EL “EFECTO BRASIL” SE INSTALA EN LA AGENDA K: CRECE MENOS, DEBILITA SU MONEDA Y METE MÁS PRESIÓN AL DÓLAR EN LA ARGENTINA

 

 

07-07-2013 Para buena parte de los empresarios, lo que sucede en el país vecino es incluso más relevante que la evolución del tipo de cambio oficial en la plaza local. Es que a ese destino se dirige una gran cantidad de productos albicelestes y ahora la nación de Dilma Rousseff acusa "fatiga" de crecimiento

 

 

En las últimas semanas, las "obsesiones" del Gobierno pueden ser resumidas en apenas cuatro palabras: "Cedin", "trigo", "precios" y "elecciones".

 

De cara a octubre, el Ejecutivo se juega una parada importante con su plan para controlar las góndolas, considerando que la inflación se coló entre las tres principales problemáticas que preocupan a los votantes.

 

Paralelamente, el fuerte empuje que le viene dando al Cedin, dejó cautiva a la propia administración K, que está casi "obligada" a mostrar públicamente resultados exitosos.

 

Sin embargo, por detrás de estas grandes obsesiones oficiales, los empresarios argentinos tienen otra variable en su "listita" y que también resulta prioritaria: Brasil.

 

El país vecino no sólo se está viendo sacudido por una ola de protestas y por el derrumbe de la imagen pública de la presidenta Dilma Rousseff. El trasfondo de la actualidad brasileña es mucho más complejo y preocupante. Y los potenciales efectos para la industria argentina también lo son.

 

En primer lugar, el número que se sigue "minuto a minuto" y con gran preocupación es la expectativa de crecimiento de la nación vecina, tan o más importante incluso que el valor del dólar.

 

La evolución de su economía es clave, dado que las exportaciones nacionales son altamente sensibles al nivel de actividad en ese país.

 

El problema que es que Brasil, junto con la soja, era señalado como uno de los principales motores que iba a empujar a la Argentina a lo largo de este 2013 debido a que adquiere cerca del 25% de los envíos locales al mundo.

 

Sin embargo, la mala noticia para la administración K es que las expectativas de crecimiento de la economía vecina no paran de ajustarse a la baja.

 

"El año arrancó con una proyección de crecimiento del 4% pero ahora se habla de una mejora de apenas 2%", alertó a iProfesional Gustavo Segré, CEO de la consultora Center Group.

 

Esa diferencia entre la perspectiva trazada a principios de año y el número que expertos están barajando en la actualidad resulta crucial para la administración kirchnerista. No es para menos: cada punto que crece la actividad en Brasil genera un efecto derrame de tal magnitud que impulsa en cinco puntos a las exportaciones albicelestes.

 

De este modo, que se hayan recortado las perspectivas en dos puntos, implica que también se hayan borrado de un plumazo potenciales exportaciones por un valor de u$s1.700 millones.

 

En este contexto, desde el IERAL alertaron que dadas las proyecciones de crecimiento de ese país, "es difícil esperar un sustancial empuje en las compras de productos argentinos".

 

El hecho de que la economía brasileña esté ingresando en un terreno cada vez más frío es una mala noticia especialmente para la industria automotriz local, principal sector generador de divisas por envíos a ese destino, considerando que Brasil compra el 50% de los autos que se producen en el país y que, además, adquiere casi 9 de cada 10 0Km que se exportan.

 

El súbito enfriamiento del mercado automotor brasileño cobra más dramatismo si se tiene en cuenta que las exportaciones argentinas se están apoyando casi exclusivamente en ese mercado. De hecho, ese país fue el que terminó sacándole las "papas del fuego" a la industria nacional, dado que otras plazas estratégicos y de volumen para la Argentina, como Europa, México, Perú y Colombia, no pararon de desplomarse en lo que va del año.

 

En este contexto, analistas de la nación vecina atribuyen parte del bajón de ventas a la ola de protestas que se desató en los últimos días. Sin embargo, conforme la economía no despegue, más se recortarán las estimaciones de patentamientos para 2013.

 

Este es un punto problemático para el Gobierno K. Básicamente por un impacto directo: un sector automotriz con menos demanda externa implica un menor crecimiento del "Made in Argentina", dado que desde 2010 y hasta la fecha, esta rama de actividad fue responsable del 50% del crecimiento de todo el entramado fabril nacional.

 

En diálogo con iProfesional, Belén Olaiz, economista de la consultora Abeceb, advirtió que el "veranito" que están atravesando las exportaciones de vehículos hacia ese destino, tenderá a aflojar: "El hecho de que se esté recortando a la baja el crecimiento de la economía brasileña es preocupante. De hecho, prevemos que este segundo semestre no va a ser tan bueno como el primero para los envíos argentinos a ese mercado".

 

Pero el problema para las terminales argentinas no se resume en la pérdida de dinamismo en el país vecino. Por el contrario, el mayor desafío que enfrenta este sector es que el 1° de julio pasado cayó el acuerdo bilateral que fijaba una suerte de cupo para el comercio bilateral de 0Km. En otras palabras: dicho pacto le ponía un freno al libre comercio, un punto vital para que la Argentina no se vea "invadida" por la llegada de vehículos fabricados en esa plaza.

 

De hecho, solamente Fiat produce en el país vecino más vehículos que todas las empresas locales.

 

El plan de ambos gobiernos es comenzar a trazar una agenda para poder renegociar el acuerdo en el mes de agosto o septiembre.

 

Y si bien ya hubo un compromiso por parte de las terminales brasileñas de que no sacarán provecho del pacto caído, para Fernando Baer, director de la consultora Bconomics, "el escenario para las empresas nacionales es sumamente complejo".

 

"No hay acuerdo y la competitividad nos juega en contra. Es muy difícil pensar en un buen segundo semestre para la rama automotriz", alertó el experto.

 

El otro aspecto clave es que, en esta segunda parte del año, comenzarán a entrar en funcionamiento varias de las nuevas plantas que se están construyendo en el país vecino, donde se está encarando un plan de desembolsos por u$s30.000 millones hasta el año 2017.

 

Como contrapartida, en la Argentina, los anuncios de inversión que se realizaron públicamente no superan los u$3.000 millones, es decir, apenas el 10% de ese monto.

 

Con una mayor oferta nacional y un mercado interno menos dinámico en Brasil, son cada vez más los analistas que anticipan meses más duros para las terminales albicelestes.

 

Con un ojo puesto en el real

En esa "listita" que hoy por hoy obsesiona tanto a los empresarios argentinos como al Ejecutivo está el futuro del real, la última moneda que le sigue dando un poco de oxígeno al desgastado colchón de competitividad pero que, en las últimas semanas, se viene abaratando en relación con el dólar.

 

Esto se traduce en que los productos argentinos vayan siendo menos atractivos a ojos de los consumidores e importadores brasileños y que pasen a ser más convenientes los bienes fabricados en ese país.

 

La disparada del dólar tomó por sorpresa a varios analistas. En febrero pasado, por ejemplo, consultoras como Finsoport preveían un real amesetado en torno a las 2 unidades por cada divisa estadounidense.

 

Sin embargo, el dólar viene de pegar un gran salto en la nación vecina, donde llegó a tocar su mayor pico de los últimos cuatro años.

 

El origen de esta depreciación, para Olaiz, está íntimamente vinculada con el cambio de tendencia que están experimentando los países emergentes, luego de que la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) anticipara que podría poner fin a su política de estímulos.

 

En el mercado esto fue interpretado como una economía estadounidense más fuerte, lo que terminará impactando en un dólar más fortalecido y, como consecuencia, en la pérdida de valor de otras divisas.

 

Actualmente, el tipo de cambio en Brasil es del orden de los 2,25 reales por billete verde, una cotización que, a ojos de los expertos, ya le está metiendo presión al "made in Argentina".

 

"El real pasó a ser un foco de gran preocupación para las empresas locales. Todavía no hay una marcada pérdida de share en el mercado brasileño pero, de mantenerse la suba de costos, sin dudas veremos una caída de las exportaciones por problemas de competitividad", advirtió Segré.

 

Por su parte, el economista del IERAL, Jorge Vasconcelos, se mostró más pesimista al advertir que el actual tipo de cambio en el país vecino ya encendió una luz de alarma para la industria nacional.

 

"Cuando el año pasado el dólar valía 2,05 reales ya teníamos problemas, porque nuestros costos laborales eran un 35% más elevados que los de Brasil. Ahora, que con una cotización de 2,20, sin dudas esos inconvenientes se van a agravar", advirtió.

 

La mayor preocupación entre los expertos es cuánto recorrido hacia el alza le queda al dólar en Brasil o si, por el contrario, encontró su punto de estabilidad.

 

El problema es que el nivel actual del tipo de cambio no está ayudando a impulsar las exportaciones, lo que está generando un creciente déficit comercial, es decir, importaciones que vienen subiendo por encima de las ventas al mundo.

 

Así las cosas, en el primer semestre del año, Brasil acumuló un rojo de u$s3.000 millones, el peor resultado en 18 años y un marcado cambio de tendencia respecto del 2012, cuando todavía gozaba de un superávit de u$s7.000 millones.

 

En este contexto de crecientes urgencias para el gobierno de Rousseff, que debe elegir entre contener la inflación o reavivar a una economía que no termina de levantar vuelo, desde el diario económico Valor vienen destacando que ya hay empresarios brasileños que están trabajando con una cotización de 2,50 reales por dólar para este segundo semestre, un nivel que, sin dudas, meterá más presión al tipo de cambio en la Argentina.

 

La clave pasará por las medidas cambiarias que tome la administración kirchnerista y en qué nivel acompañará la tasa de devaluación del vecino país.

 

Bajo la óptica de Baer, de Bconomics, de mantenerse la dinámica actual, el dólar en la Argentina cerraría en un nivel cercano a los $6,25, lo que implicaría una tasa de devaluación del orden del 25% para todo 2013, un nivel con el que le haría frente a la suba de precios, evitando así la profundización del atraso cambiario, que tanto viene castigando a la industria nacional.

 

Para Baer, se podría terminar "empatando" la carrera cambiaria con Brasil, amortiguando cualquier movimiento del real.

 

Igualmente, nadie descarta que, tras las elecciones de octubre, sobrevenga una corrección cambiaria mayor, tendiente a dar más oxígeno a las exportaciones, hacer "rendir" más la recaudación por soja y quitarle dinamismo al boom de viajes de argentinos al exterior. Sin embargo, habrá que considerar el impacto que cualquier suba del dólar tenga sobre la inflación.

 

Pero analizar un escenario post octubre claramente es pensar a largo plazo. Y, según Baer, los problemas para las empresas nacionales están a la vuelta de la esquina: "A principios de este año, muchos esperaban que Brasil fuese uno de los grandes motores de la economía local. Pero ahora nadie es tan optimista. Brasil cada vez está más complicado y es muy poco probable que se convierta en el escudo que supo ser años anteriores".

 

Al Gobierno le queda entonces la soja. El inconveniente es que, fortaleza del dólar mediante, el "yuyito" para el año próximo estaría valiendo unos u$s450 por tonelada. Pero, como se señaló, para 2014 falta una eternidad. Y el Gobierno tiene otras urgencias por resolver de cara a octubre.