Durante 2014 el INAH devolvió esplendor a importantes bienes culturale
Bienes arqueológicos, paleontológicos

Durante 2014 el INAH devolvió esplendor a importantes bienes culturales

 

 

31/12/2014 Fuente inah. *** El Tláloc, un mural de Pablo O’Higgins y la maqueta del mercado de Tlatelolco fueron restaurados con motivo del 50 aniversario del Museo Nacional de Antropología

 

  *** Especialistas atendieron el templo de Santa María Acapulco, en San Luis Potosí, afectado por un incendio ocasionado por un rayo

 

  En el campo de la restauración de bienes culturales, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) atendió durante 2014 una diversidad de piezas, entre las que destacan el monolito de Tláloc, obras pictóricas de Juan Correa y Pablo O’Higgins, así como retablos y esculturas de la época colonial, además de bienes inmuebles como el templo de Santa María Acapulco, en San Luis Potosí.

 

 El monolito de Tláloc, la maqueta del mercado de Tlatelolco y la pintura mural Luchas del pueblo Tarasco, de Pablo O’Higgins fueron intervenidos por especialistas del INAH, como parte de los preparativos para la celebración del 50 aniversario del Museo Nacional de Antropología (MNA), que se celebró en septiembre.

 

 La intervención del monolito de Tláloc, pieza de 165 toneladas y siete metros de altura, comprendió la remodelación de la fuente que lo circunda. En tanto, de la maqueta del Mercado de Tlatelolco, que se localiza en la Sala Mexica del MNA, se le dio lustre a cada una de las 305 piezas, desde los personajes adultos que miden en promedio 26.5 centímetros, hasta las diminutas aves enjauladas.

 

  Entre los trabajos de remozamiento para la celebración del cincuentenario del MNA, fue intervenida la pintura mural de Pablo O’Higgins, Luchas del pueblo Tarasco. La obra fue limpiada y se le hizo una reintegración cromática con acuarelas bajo la técnica del puntillismo. El mismo proceso se aplicó sobre Paisaje tarahumara y La boda purépecha, que se hallan en la sala etnográfica Puréecherio.

 

 Otra pieza de gran valor histórico que se intervino fue el pañuelo de Hernán Cortés, que resguardó por más de un siglo sus restos mortuorios. Restauradores del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, trabajaron la pieza de lino blanco y encaje de seda negro, que pertenece al acervo del recinto. El lienzo, utilizado durante las honras fúnebres de los restos óseos del conquistador, fue sometido a limpieza y se le colocó un soporte de tela.

 

 En la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), fue restaurada la pintura al óleo del siglo XVII, firmada por Juan Correa, San José con el Niño Dios. Reentelar la obra, perteneciente a la Catedral de Texcoco, posibilitó la permanencia de los estratos pictóricos y la recuperación de tonalidades, volumetrías y pinceladas del artista.

 

 En la misma institución educativa del INAH se restauró El Cristo de la Paciencia, de la parroquia de San Bartolo Cuautlalpan, en Zumpango, Estado de México. La pieza tallada en madera  fue sometida a limpieza, se le fijaron partes escamadas, se resanó y atendió la policromía con la técnica de rigatino (rayado de distintos tonos). Durante los análisis previos a su intervención, los especialistas descubrieron que la escultura poseía piezas dentales humanas, algo poco habitual en las tallas del siglo XVIII como ésta.

 

 La Virgen de la Defensa, pieza de enorme devoción durante los siglos XVII y XVIII en la región de Puebla y Tlaxcala, de donde es la santa patrona, también fue atendida en la ENCRyM; se recuperó su policromía y restituyeron algunos faltantes que perdió por el uso y el paso del tiempo. La escultura, de 65.5 centímetros de altura, posee gran valor histórico porque sirvió para llevar la fe católica a Perú y Chile.

 

 El INAH, a través de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, también devolvió el esplendor y magnificencia a retablos barrocos de Tlaxcala, Colima y Sinaloa. En la primera entidad, dos de los tres retablos que alberga el santuario de Nuestra Señora de Ocotlán recuperaron la belleza que tuvieron hace 300 años. Se trata de las obras dedicadas a la Pasión de Cristo y a la Virgen de Ocotlán.

 

 En el Noroeste de México se intervino el retablo del siglo XVIII, perteneciente al templo de Nuestra Señora de El Rosario, en Sinaloa; y en Colima se restauró el único altar novohispano que se conserva, el cual está dedicado a la Virgen María y se localiza en el templo de San Felipe de Jesús. A estas piezas del barroco mexicano se les restituyeron faltantes, se eliminaron barnices y suciedad, y se reintegraron los dorados y la policromía de elementos como ángeles y esculturas.

 

 En la Sierra Gorda de San Luis Potosí, el INAH concluyó la larga restauración del templo de Santa María Acapulco, el cual se incendió tras caerle un rayo. Con ayuda de la comunidad se consolidó la estructura de la edificación del siglo XVIII, además se repuso la techumbre siguiendo el sistema tradicional de tejido de palma.

 

 El trabajo de recuperación comprendió la intervención de dos lienzos, 32 tallas de madera (entre esculturas y muebles), una piedra de altar, ocho libros impresos del siglo XVIII, nueve libros parroquiales, así como la copia del siglo XIX del título de composición de tierras de Santa María Acapulco y un vestido de seda de finales de la misma centuria.