El último de los Buendía
De interés general

El último de los Buendía

 

 

22/02/2014 Fuente revistaenie. El último de los Buendía se va de Aracataca”. El título de este artículo que ocupaba toda una página tamaño sábana en la edición del último domingo del diario colombiano El Tiempo , me terminó de despabilar luego de una larga madrugada en la sala de espera del aeropuerto de Barranquilla. ¿Entonces García Márquez no había inventado a los Buendía, sino que la última rama de aquel denso árbol genealógico aún sobrevivía allí, entre los ranchos extraviados en medio de ciénagas y pantanos? La foto principal mostraba a un joven más parecido a una versión hippie de Brad Pitt que a algún improbable descendiente de José Arcadio Buendía. El epígrafe decía: “En Aracataca es común ver a Tim Buendía caminando por las calles, con un sombrero y empuñando un bastón”. Y en un recuadro: “Los cataqueros no quieren que se vaya”.

 

Me puse a leer el artículo con la entrevista a Tim Buendía, hasta que en la línea 26 me entero que se trata en realidad de Tim Aan’t Goor, un holandés errante de 31 años que a fines de 2010, empujado no tanto por un espíritu aventurero como por el engañoso potencial turístico de la tierra que vio nacer a García Márquez, se reacomodó el apellido, abrió un hostal y armó un recorrido imaginario a través de los sitios emblemáticos de Cien años de soledad , con su clímax en la ahora lustrada casa natal del Premio Nobel. Pero como los turistas nunca llegaron en las cantidades que él había sospechado, cerró el hostal y anunció su partida hacia Los Angeles, con la brújula puesta en otros emprendimientos igualmente inciertos.