Contra valor no hay desdicha 3. Tercera entrega
de Lope de Vega

Contra valor no hay desdicha 3. Tercera entrega

 

 

Fuente artelope. Autor Lope de Vega

 

755

en la mano la bandera.

FILIS

(Aparte.)¡Mi hermano! ¿A qué viene al monte?

Irme quiero, no me vea.

(Quítese de la ventana.)

ARPAGO

¿Eres Ciro?

CIRO

Yo soy Ciro.

ARPAGO

¿Qué gente de guerra es ésta?

CIRO

760

Los mozos deste lugar,

que para tiempos de veras

se ejercitan en las burlas.

Por eso, cuando se ofrezca

en qué sirvamos al Rey,

765

no hayáis miedo que nos vean

bisoños, sino enseñados.

ARPAGO

¿De qué doctrina y escuela

has aprendido a ordenar,

Ciro, ese campo, que llevas,

770

y que tan diestro conduces?

CIRO

Naturaleza me enseña

la inclinación; lo demás

he aprendido de un poeta

que arte militar escribe.

ARPAGO

775

El Rey te llama: no seas

rebelde a su mandamiento.

CIRO

Por dicha le ha dado quejas

de mí el padre dese mozo;

y supuesto que pudiera

780

defenderme con mi gente

de que castigarme pueda,

no quieran los dioses, no,

que a la corona suprema,

aunque aventure la vida,

785

el justo respeto pierda.

MITRÍDATES

Oye, Ciro.

CIRO

¿Qué queréis,

padre?

MITRÍDATES

Escucha.

CIRO

Si es que tema,

perdonadme.

MITRÍDATES

Si allí vas,

hijo, no espero que vuelvas.

CIRO

790

¿Por qué?

MITRÍDATES

Yo sé la ocasión.

CIRO

Si me echasen a las fieras

o me diesen dos mil muertes...

MITRÍDATES

Pues no pienses que me dejas,

que allá tengo de ir contigo.

CIRO

795

Matarán las dos ausencias

a mi madre.

MITRÍDATES

No lo excuso.

deponed todos las armas.

Tú, Bato, avisa a la reina

de que se va el rey de burlas

CIRO

800

Dejad, soldados, la guerra,

porque le llama el de veras.

 

Acto II

 

El REY, ARPAGO y acompañamiento.

REY

  ¿Tan obediente ha llegado,

Arpago, el fingido rey?

ARPAGO

Merece, por justa ley,

805

la muerte si está culpado;

  pero cuando a pensar llego

que esta villana invención

no ha sido conspiración,

sino sólo burla y juego,

810

  libre le siento de culpa,

y el venir sin resistencia

declara más su inocencia.

REY

(Aparte.)Mi temor no le disculpa.

  No me atrevo a declararme

815

con éste, porque he pensado

que le disculpa culpado

para volver a engañarme.

  No ha de penetrar mi intento

hasta que sepa si ha sido

820

cómplice en el rey fingido.

ARPAGO

Algún grave pensamiento

  molesta al Rey con temor

de tales fingidos nombres.

REY

(Aparte.)Fue siempre el alma en los hombres

825

el adivino mejor.

  ¡Cuántos, por no haber creído

su divina profecía,

lloraron, cual yo la mía,

después de haber sucedido!

830

  Que cuando el temor en calma

tiene un pensamiento impreso,

se ve pintado, un suceso

en el espejo del alma.

  ¿Quién viene con él?

ARPAGO

Su padre,

835

que allá tus ganados guarda.

REY

Y ¿tiene madre?

ARPAGO

Lisarda

se llama, señor, su madre,

  labradora como él.

REY

(Aparte.)Diles que entren.

(Vase ARPAGO.)

REY

(Aparte.)Vil temor

840

me oprime, porque en rigor

no siento malicia en él,

  pues padres tiene en su aldea,

tan rústicos labradores.

(ARPAGO, MITRÍDATES y BATO.)

CIRO

(Aparte a MITRÍDATES.)Padre, no temas ni llores.

845

Entra, y lo que fuere sea.

MITRÍDATES

  (Aparte a él.) ¡Ay, Ciro! Temblando, voy.

ARPAGO

Ya están, señor, a tus pies.

REY

(A CIRO.)

¿Eres tú el rey?

CIRO

¿No me ves?

Rey de los mancebos soy,

850

  que se juntan en mi aldea

a jugar y entretener;

porque, ¿cómo puede ser

que de otra manera sea?

  Es verdadera en ti solo,

855

gran señor, la majestad;

sólo tu imperio es verdad,

que, como en el cielo Apolo,

  eres único monarca,

cuya vida de justicia,

860

come al ave de Fenicia,

siempre respeta la Parca.

  Reina entre los animales

el león; el campo alegra

del aire el águila negra

865

con plumas y alas reales;

  el sol, en sus luces bellas

reina; la luna en la noche,

que de su argentado coche

son vasallos las estrellas;

870

  el delfín, en el rigor

del mar, que asombra a las naves;

y entre domésticas aves

el gallo, madrugador.

  De sierpes, naturaleza

875

al basilisco le dió

imperio, y así nació

coronada la cabeza;

  y porque las monarquías

del tiempo más claras vieses

880

mayo es el rey de los meses

y el jueves rey de los días;

  En las flores, el clavel,

y en las semillas, el trigo,

y el tiempo, de cuanto digo,

885

porque está sujeto a él.

  Reinan, con mucha razón,

de los humanos despojos,

en las facciones, los ojos,

y en el cuerpo, el corazón.

890

  De las pasiones mayores

rey quieren que el amor sea,

y yo también en mi aldea

soy rey de los labradores.

REY

  (Aparte.) ¡Vive Júpiter sagrado,

895

que tanto a Mandane imita,

que tiene en el rostro escrita

la verdad de mi cuidado!

  Este sin duda es mi nieto;

que en aquel rudo horizonte

900

no fuera el parto de un monte

tan atrevido, y discreto;

  porque son precisas leyes,

de que tengo claras señas,

que peñas engendran peñas,

905

y reyes producen reyes.

  No le quisieron matar

traidores que me engañaron,

o los dioses le guardaron

porque les quiso estorbar

910

  el intento que tenían

de que me matase a mí:

oráculo que temí,

y adivinos me decían.

  Mas no salió muy adversa

915

entonces la astrología,

de que éste trasladaría

mi cerro y corona al persa.

  quitándola de mi frente.

Pero ya el cielo, aplacado

920

de sacrificios, me ha dado

remedio piadosamente,

  pues que vino a mi poder

cuando en su primera edad

intentó la majestad,

925

reino que pudiera ser

  verdadero, aunque fingido,

de los juegos de la aldea,

en que puede ser que sea

el pronóstico cumplido.

930

  Por lo menos, con secreto

haré matar al villano:

sin ser abuelo inhumano,

hoy he de matar mi nieto.

  Dime tu nombre, mancebo.

CIRO

935

Ciro me llamo, señor.

REY

¡Breve nombre!

CIRO

A mi valor

y virtud pienso que debo

  hacerle con obras grande.

REY

Con notable libertad

940

hablas. Ello fue verdad.

(Aparte.)¡Que lo que su rey le mande

  no cumpla un vasallo! ¡Ah, cielo!

mas yo me sabré vengar.

¿Por qué mandaste azotar,

945

bañado de sangre el suelo,

  un labrador inocente?

CIRO

Porque no me obedecía,

ni como a rey me tenía

el respeto conveniente.

950

  Dos acciones de los reyes

son premiar y castigar.

REY

Y ¿no, se han de moderar

con justa piedad las leyes,

  como lo hacemos nosotros?

CIRO

955

Había poco que era rey,

y echéle toda la ley

para ejemplo de los otros.

  No tengáis por nueva cosa

mi exceso, si se reprueba,

960

porque la justicia nueva

entra siempre rigurosa.

  Después que pase algún mes

de jüez y de señor,

templarán este rigor

965

el amor o el interés.

  Tiene el gobierno, pasadas

las horas de la opinión,

del amor la condición,

que es más fuerte en las entradas.

970

  Temer y amar ha de ser

la ley del buen gobernar:

con beneficio el amar,

y con castigo el temer;

  que aunque el beneficio hallo

975

por la ley más provechosa,

un buen castigo es gran cosa

para que tema un vasallo;

  porque si un delito es grave

y éste el rey no le castiga,

980

mucho al cielo desobliga

y al reino, que ya le sabe.

REY

  ¿Adónde aprendiste, Ciro,

esas razones de Estado?

CIRO

Los libros me han enseñado.

REY

985

Tu virtud e ingenio admiro,

  porque cavar y leer

no caben en un sujeto.

(Aparte.)¿Qué dudo de que es mi nieto,

y de que pudiera ser

990

  mi muerte si la piedad

del cielo, no me librara,

y el pronóstico cesara

fingiendo la majestad?

  ¿Tu padre?

MITRÍDATES

Yo soy, señor.

REY

995

Quedaos aquí tú y Arpago.

Llevad a Ciro vosotros

donde, con mucho regalo,

quiero que tenga aposento

algún tiempo en mi palacio.

CIRO

1000

Beso tus reales pies.

(Aparte a él.)¿Qué te ha parecido, Bato,

de lo que le he dicho al Rey?

BATO

(Aparte a CIRO.)No te quisiera tan sabio,

los reyes son como el sol,

1005

que han de deslumbrar sus rayos;

que es tener en poco el cetro

mirarlos de claro en claro.

CIRO

Engañaste, que yo sé

que me queda aficionado.

1010

Así son los hombres hombres;

que, letrados o soldados,

sin favor del Rey, ¿qué importan?

BATO

¡Por azotar un villano

quieres que te dé favor!

1015

Yo me holgaré que volvamos

al monte como venimos.

(Vanse CIRO, BATO y el acompañamiento.)

REY

Solos habemos quedado,

porque me importa el secreto.

MITRÍDATES

(Aparte.)En el pecho me está dando

1020

mil saltos el corazón.

REY

Dime, labrador honrado,

tu patria y tu nombre.

MITRÍDATES

Soy

tu ganadero, y me llamo

Mitrídates.

REY

Este Ciro,

1025

¿es tu hijo? ¡Por el santo

Júpiter que, si me engañas,

que de Agrigento el tirano

no ha de haber formado toro

que te abrase a fuego manso

1030

como le haré para ti!

MITRÍDATES

En la lealtad de vasallo

pienso que hallaré mejor

la respuesta, que en el daño

que me puede suceder

1035

de no respetarte airado.

  Arpago está presente, que a mi aldea

trujo un niño, señor, entre mantillas

ricas, en quien naturaleza emplea

pinceles de sus altas maravillas.

1040

Como suele en la copia de Amaltea

azucena entre humildes florecillas,

así, entre los pañales primitivos,

del rostro en el marfil dos soles vivos.

  Llegó, en efeto, con secreto y prisa,

1045

y me mandó que a fieros animales,

adonde planta de pastor no pisa,

le echase entre peñascos y jarales.

Apenas le tomé, cuando con risa

de su inocencia me mostró señales,

1050

porque fuese testigo en su inocencia

el recibir con risa la sentencia.

  ¡Cruel decreto, dar la muerte a vida

que de la ejecución se está riendo!

Pero como de mí no fue admitida

1055

la apelación, calló, perlas vertiendo.

Fuése Arpago, señor; yo, infanticida,

llevéle al monte, aunque entre mí diciendo:

«¿Qué más fiera que yo?» Pues no pudiera

ninguna de aquel monte ser más fiera.

1060

  Echéle entre dos peñas, que parece

que piadosas entonces se abrazaban.

Aun agora decillo me enternece,

y entonces ellas pienso que lloraban.

La hierba así que en sus espacios crece,

1065

y las flores, parece que ocultaban

el tierno niño, en ocasión tan fuerte,

porque no le pudiese ver la muerte.

  Volví a mi casa, que con tierno llanto

la senda apenas de aquel monte vía,

1070

donde hallé mi mujer, ¡oh cielo santo!

que un hijo muerto malparido había.

Contéla el caso, y afligióse tanto,

que me dijo, llorando que tendría

consuelo si aquel niño le trujese,

1075

si Júpiter vivir le permitiese.

  Al monte parto con ligero paso,

que apenas con los pies tocaba al suelo,

cuando al bordar el sol de oro el ocaso,

hallo mi niño y mi dolor consuelo.

1080

Una perra le daba, ¡extraño caso!,

piadosa el pecho por piedad del cielo,

y de aves y animales defendía,

que en torno dél la muerte conducía.

  Alzole en brazos de la dura tierra,

1085

imprimiendo en su cara tiernos besos.

Voy por el monte, sígueme la perra

entre las peñas y árboles espesos.

Llego a mi casa, en fin... ¡Oh cuánto yerra

quien piensa que impedir puede sucesos

1090

que tienen ya los cielos decretados,

ni reprimir la fuerza de los hados!

  Crióle mi mujer, púsole Ciro

por la perra que el pecho le había dado

(que así se llama en nuestra lengua), y miro

1095

el cielo a su favor determinado,

porque cuando fingido rey le admiro,

y saber su valor te da cuidado,

conoces que es el niño que ha vivido

para hacer verdadero el rey fingido.

1100

  Conocíase bien que era tu nieto

en tanta discreción y valentía,

que no pudiera ser menos efeto

el que tan alta causa producía.

Ya de las cielos se cumplió el decreto

1105

en el reino de burlas que fingía;

si el haberle criado culpa ha sido,

de mi inocente error perdón te pido.

REY

  Dame tus brazos, dignos justamente

de un rey; que por piedad ninguno ha sido

1110

castigado en el mundo, ni ha perdido

el premio de librar a un inocente.

¡Oh Arpago! ¿De qué temes, cuando siente

tu pecho que mi amor te ha perdonado

no haber ejecutado

1115

mi necio mandamiento?

ARPAGO

Señor, yo le cumplí; que sólo siento

no verte el alma agora.

REY

Pues ¿puede ser traidora

alma de un rey?

ARPAGO

El pensamiento humano

1120

sólo del cielo se defiende en vano.

REY

Por mi corona, que te debo, Arpago,

la vida, y que te pago

con la verdad que debo,

agradecido a sucesor tan nuevo.

1125

Y porque lo que digo verdad sea,

vuélvase Ciro, vuélvase a la aldea;

váyase libremente

hasta que llegue tiempo conveniente

que pueda declaralle por mi nieto;

1130

pero advirtiendo que ha de estar secreto,

porque, por todo el coro

de los dioses que adoro,

que si le declaráis quién es, que luego

os abrase a los dos en vivo fuego.

1135

¿Daisme aquesta palabra?

ARPAGO

Yo la juro

a Marte, protector del patrio muro.

MITRÍDATES

De mí no tengo yo que asegurarte;

que bien puede obligarte

lo que he tenido tanto tiempo oculto.

REY

1140

Pues ya no dificulto

que con estar secreto

haré jurar por sucesor mi nieto.

Tú parte, Mitrídates,

porque de volver trates

1145

con Ciro al monte donde se ha criado.

MITRÍDATES

¿Diréle alguna cosa?

REY

Que me he holgado

de conocer en rústico sujeto

un mozo tan valiente y tan discreto.

MITRÍDATES

Guarde tu vida el cielo.

(Vase.)

REY

De tu piadoso celo

1150

satisfecho, con justa confianza,

Arpago generoso,

te quiero dar de Ciro la crianza;

que espero harás un rey tan belicoso,

que ponga nuestra media monarquía

1155

en los últimos límites del día.

ARPAGO

Tan justas confianzas

puedes tener de mí como de Ciro,

mancebo de tan altas esperanzas

que al resplandor de tus hazañas miro

1160

águila caudalosa.

REY

Para pagarte la amistad piadosa

que con él has usado,

hoy, Arpago, serás mi convidado;

hoy comerás conmigo, que es muy justo.

ARPAGO

1165

Beso tus reales pies.

REY

Por este gusto

no sé qué honras hacerte,

llámame a Evandro.

ARPAGO

Voy a obedecerte.

(Vase.)

REY

¿Habrá maldad que como aquésta sea?

¡Oh, fementido Arpago!

1170

¿Así mi imperio tu traición desea?

Pero yo te daré tan justo pago

que sea mas dolor que el darte muerte.

Villano, ¿desta suerte

obedeces tu Rey? ¡Viven los cielos,