El tango como meditación
De interés general

El tango como meditación. De interés general

 

 

07/10/2013 Fuente revistaenie. Pedro Cuperman publicó este año la novela "Todo lo que dure la noche" (Corregidor) que tiene como centro su amor por el género, y en el cuál intento trasladar la geometría de la danza al espíritu de la novela.

 

Pedro Cuperman El tango como meditación Hablar con Pedro Cuperman significa viajar a través de la historia cultural de Latinoamérica en una sucesión de coincidencias. Sentado en La Biela junto a su amigo y artista plástico Pedro Roth, Cuperman recuerda, por ejemplo, aquel día de 1964 en que leía un libro a orillas del Ganges.

 

Había sido alumno de Vicente Fatone y había estudiado literatura inglesa con Jorge Luis Borges, acababa de recibirse en Filosofía con una tesis sobre el problema del mal en Martin Buber y había llegado a Benarés para cursar estudios superiores de budismo bajo la supervisión del maestro T. R. V. Murti.

 

El libro no era otro que Rayuela y, al día siguiente, el embajador mexicano en la India lo mandó llamar porque le interesó aquel hombre absorto en el libro de Cortázar. De esa forma, Cuperman conoció a Octavio Paz y a través de Paz se hizo amigo de Carlos Fuentes. Y a través de Fuentes conoció a Vargas Llosa.

 

Las experiencias de Cuperman en la India (vivió allí dos años, y se fue justo cuando llegaron los Beatles) están plasmadas en un libro de poemas de 2011, El beso , apuntes que van de Benarés a Nueva York, destino final de Cuperman hasta hoy, donde es profesor de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Siracusa.

 

Luego de una vida en la que conoció a Osvaldo Pugliese a los 16 años, bailó en los más emblemáticos salones de tango, Cuperman publicó este año la novela Todo lo que dure la noche (Corregidor). Otro viaje que tiene en el centro su amor por el género. “El tango es un ejercicio de meditación”, explica el escritor, que en la estructura intentó trasladar la geometría de la danza al espíritu de la novela.