GABRIEL MIRÓ FERRER
Biografía

GABRIEL MIRÓ FERRER. DE INTERÉS GENERAL

 

 

Fuente Wikipedia. Gabriel Francisco Víctor Miró Ferrer (Alicante, 28 de julio de 1879 - Madrid, 27 de mayo de 1930), conocido como Gabriel Miró, fue un escritor español, encuadrado habitualmente en la llamada generación del 14 o el novecentismo.

 

Biografía []

 

Fue el segundo entre los hijos de Encarnación Ferrer y Juan Miró, ingeniero de Obras Públicas. Estudió entre 1887 y 1892 junto a su hermano Juan como alumno interno de los jesuitas del Colegio de Santo Domingo en Orihuela, donde le concedieron su primer premio literario con un trabajo de redacción escolar titulado Un día de campo; allí enfermó de reúma en la rodilla izquierda, quizás por hipocondría, y pasó largo tiempo en la enfermería del colegio. Su delicado estado de salud movió a sus padres a trasladarlo al Instituto de Alicante, y después marchó con su familia a Ciudad Real, como reflejará en su novela Niño y grande; allí terminó el bachillerato. En octubre de 1895 empezó a estudiar Derecho en la Universidad de Valencia y en la Universidad de Granada, donde se licenció en 1900. Fracasado en dos convocatorias de oposiciones a la Judicatura, ocupó cargos modestos en el Ayuntamiento de Alicante y en su Diputación provincial, viviendo en el apartado barrio de Benalúa.

 

En 1901 casó con Clemencia Maignon, hija del Cónsul de Francia en Alicante, de cuyo matrimonio nacieron sus hijas Olympia (1902) y Clemencia (1905). En 1908 ganó el primer premio de novela organizado por El Cuento Semanal, adquiriendo rápidamente gran fama de narrador y estilista: en ese mismo año le dan un homenaje varios escritores, entre ellos Valle Inclán, Pío Baroja y Felipe Trigo; también en ese año fallece su padre. Colabora en muchos diarios y revistas españolas y americanas, entre ellas El Heraldo, Los Lunes de El Imparcial, ABC y El Sol de Madrid, y Caras y Caretas y La Nación de Buenos Aires.

 

En 1911 le nombraron cronista de su ciudad natal. Desde 1914 anduvo empleado en la Diputación de Barcelona, donde se traslada a vivir. Allí dirigió una Enciclopedia sagrada para la editorial catalana Vecchi & Ramos, proyecto que no se llegó a concluir pero que le satisfizo íntimamente, y entre 1914 y 1920 colaboró en la prensa barcelonesa: Diario de Barcelona, La Vanguardia y La Publicidad. Conoce allí al editor de muchas de sus novelas, Domenech. Se trasladó a Madrid al ser nombrado en 1920 funcionario del Ministerio de Instrucción Pública y allí permaneció los últimos diez años de su vida; en 1921 era Secretario de los concursos nacionales de ese mismo ministerio. En 1925 ganó el Premio Mariano de Cavia por su artículo "Huerto de cruces" y en 1927 es propuesto para la Real Academia de la Lengua, pero no es elegido, quizá por el escándalo levantado ante su novela El obispo leproso, considerada anticlerical.

 

La infancia y juventud de Gabriel Miró en un ambiente católico y tradicionalista moldearon profundamente a Gabriel Miró como hombre melancólico e introvertido; era un cristiano esencial y puro de sentimientos, pero su experiencia formativa con los jesuitas lo convirtió en anticlerical al modo de "Clarín". Hombre sencillo, humilde y bondadoso, Gabriel Miró tuvo un temperamento hiperestésico, una sensibilidad exacerbada a colores, aromas, texturas y sonidos que refleja en sus obras, de tempo lento y moroso y carácter muy lírico y descriptivo; su estilo, muy elaborado, se halla esmaltado de palabras castizas, arcaísmos y sinestesias. Entre sus escasos amigos tuvo al compositor Óscar Esplá y al escritor José Martínez Ruiz, "Azorín", que era de su misma tierra.

 

Obra []

 

La mayor parte de la crítica considera que la etapa de madurez literaria de Gabriel Miró se inicia con Las cerezas del cementerio (1910), cuya trama desarrolla el trágico amor del hipersensible joven Félix Valdivia por una mujer mayor (Beatriz) y presenta —en una atmósfera de voluptuosidad y de intimismo lírico— los temas del erotismo, la enfermedad y la muerte.

 

En 1915 publicó El abuelo del rey, novela en la que se relata la historia de tres generaciones en un pueblecito levantino, para presentar, no sin ironía, la pugna entre tradición y progreso y la presión del entorno; pero, ante todo, nos encontramos con una meditación sobre el tiempo.

 

Un año después aparece Figuras de la Pasión del Señor (1916–17), formada por una serie le estampas en tomo a los últimos días de la vida de Cristo. También de 1917 es el Libro de Sigüenza, con el que Miró inicia las obras de carácter autobiográfico, centrándose en el personaje de Sigüenza, no sólo heterónimo o álter ego del autor, sino su propio yo fijado líricamente, que va dando unidad a las escenas en sucesión que componen el libro. Un carácter similar tienen El humo dormido (1919), sobre el tema del tiempo, y Años y leguas (1928), de nuevo con el personaje de Sigüenza como protagonista y eje conductor.

 

En 1921 apareció un libro de estampas, El ángel, el molino, el caracol del faro, y la novela Nuestro padre San Daniel, que forma una unidad junto con El obispo leproso (1926). Ambas se desarrollan en la ciudad levantina de Oleza, trasunto de Orihuela, en el último tercio del siglo XIX. La ciudad, sumida en el letargo, está vista como un microcosmos de misticismo y sensualidad, en el que los personajes se debaten entre sus inclinaciones naturales y la represión social, la intolerancia y el oscurantismo religioso a los que están sometidos.

 

Ricardo Gullón ha calificado los relatos de Miró como novelas líricas. Son, por tanto, obras más atentas a la expresión de sentimientos y sensaciones que a contar sucesos, en las que predominan

 

La técnica del fragmentarismo,

 

La utilización de la elipsis y

 

La estructuración del relato en escenas dispersas, unidas a través de la reflexión y la rememoración.

 

La temporalidad constituye el tema esencial de la obra del autor alicantino, quien incorpora el pasado a un presente continuado, por medio de las sensaciones, la evocación y el recuerdo. Como, antes que él, hiciera Azorín.

 

Lo sensorial es en la literatura mironiana una forma de creación y conocimiento, de ahí

 

La riqueza plástica de su obra,

 

El uso de las sinestesias y de imágenes sensoriales,

 

La adjetivación sorprendente

 

El léxico riquísimo.

 

Bibliografía del autor []

 

Se on dos veces unas Obras completas de Gabriel Miró; en Madrid, 1931, por los "Amigos de Gabriel Miró" y en Madrid, 1942, en un solo volumen, por Biblioteca Nueva. Recientemente, han aparecido unas Obras completas en tres volumenes, edición, estudios introductorios y bibliografía de Miguel Ángel Lozano Marco, Madrid, Biblioteca Castro, Fundación José Antonio de Castro, 2006-2008. Recogen las dos primeras novelas y diversos textos que no figuran en la edición de Biblioteca Nueva.

La mujer de Ojeda, 1901.

Hilván de escenas, 1903.

Del vivir, 1904.

La novela de un amigo, Alicante, 1908.

Nómada, 1908.

La palma rota, 1909

El hijo santo, novela corta, 1909

Amores de Antón Hernando, novela corta

Las cerezas del cementerio, 1910

La señora, los suyos y los otros, 1912, novela corta

Del huerto provinciano, Barcelona, 1912, cuentos

El abuelo del rey, Barcelona, 1915.

Dentro del cercado, Barcelona, 1916.

Figuras de la Pasión del Señor, 1916 y 1917.

Libro de Sigüenza, 1917.

El humo dormido, Madrid, 1919.

El ángel, el molino y el caracol del faro, Madrid, 1921.

Nuestro padre San Daniel, Madrid, 1921.

Niño y grande, Madrid, 1922.

El obispo leproso, Madrid, 1926.

Años y leguas, Madrid, 1928.

Las águilas, Ediciones de Arte y Bibliofilia, 1979

Cartas a Alonso Quesada, Editora Regional Canaria, 1985

Huerto de cruces, Barcelona, Edhasa, 1991

Levante: Murcia, Barcelona, Círculo de Lectores, 1993

Corpus, El caracol del faro y otros cuentos, Alicante, Aguaclara, 1993

Epistolario, edición de Ian R. Macdonald y Frederic Barberà, 2009.

 

Bibliografía sobre el autor []

 

Guardiola Ortiz, José, Biografía íntima de Gabriel Miró. Alicante: Imprenta Guardiola, 1935.

Ramos, Vicente, El mundo de Gabriel Miró. Madrid: Gredos, 1964.

López Landeira, Richard, Gabriel Miró: Trilogía de Sigüenza, Estudios de Hispanófila, Department of Romance Languages. University of North Carolina, 1972.

Guillermo Laín Corona, "Gabriel Miró y el 27. Lecturas e influencias", Revista de Literatura, 72.144 (2010), pp. 397-434. Disponible online: http://revistadeliteratura.revistas.csic.es/index.php/revistadeliteratura/article/view/240/255

Guillermo Laín Corona, "Raíces picarescas de la novelística de Gabriel Miró". Espéculo. Revista de Estudios Literarios, 42 (2009), s. p. Disponible online: http://www.ucm.es/info/especulo/numero42/picgmiro.html

Ian R. Macdonald, Gabriel Miró: His private library and his literary background, London, Tamesis Books Limited, 1975. También en español: Gabriel Miró: Su biblioteca personal y su circunstancia literaria, trad. Guillermo Laín Corona, Alicante, Universidad de Alicante, 2010.

Francisco Márquez Villanueva, ed., Harvard University Conference in Honor of Gabriel Miró (1879-1930, Harvard Studies in Romance Language: 39, Department of Romance Languages and Literatures of Harvard University, 1982.

Francisco Márquez Villanueva, La esfinge mironiana y otros estudios sobre Gabriel Miró, Alicante, Instituto de Cultura "Juan Gil-Albert", 1990.

Miguel Ángel Lozano Marco y Rosa Mª Monzó, coords., Actas del I Simposio Internacional Gabriel Miró, Alicante, Caja de Ahorros del Mediterráneo, 1999.

Miguel Ángel Lozano Marco y Rosa Mª Monzó, Actas del II Simposio Internacional Gabriel Miró: Gabriel Miró, novelista , Alicante, Caja de Ahorros del Mediterráneo, 2002.

Miguel Ángel Lozano Marco y Rosa Mª Monzó, Gabriel Miró: las cosas intactas, Canelobre, número 50, otoño de 2005.

Miguel Ángel Lozano Marco, ed., Nuevas perspectivas sobre Gabriel Miró, Alicante, Universidad de Alicante-Instituto Alicantino de Cultura "Juan Gil-Albert", 2007.

Miguel Ángel Lozano Marco, Los inicios de la obra literaria de Gabriel Miró. Del vivir, Alicante, Publicaciones de la Universidad de Alicante, 2010.

 

 

Fuente biografiasyvidas. ANÁLISIS DESDE OTRA PERSPECTIVA

 

 

(Alicante, 1879 - Madrid, 1930) Escritor español. Sus obras, calificadas de novelas líricas y poemas en prosa, se centran en sensuales descripciones paisajísticas.

 

Hizo sus estudios en el colegio de Santo Domingo de Orihuela y en el instituto de Alicante. Se licenció en Derecho en la Universidad de Granada, después de algunos cursos en la de Valencia. Tuvo modestos empleos en el Ayuntamiento y Diputación de Alicante. En 1901 se casó con Clemencia Maignon, hija del cónsul de Francia en dicha ciudad. En 1914 reside en Barcelona, en cuya Diputación consigue un empleo, y donde la editorial Vecchi y Ramos le encarga la preparación de una enciclopedia religiosa.

 

 

Gabriel Miró

 

En 1920 es funcionario del Ministerio del Trabajo en Madrid. Vive primeramente en el barrio de Argüelles y encuentra un joven admirador en su vecino Dámaso Alonso, que se relaciona con él y lo evoca después exhalando vida y tratando de "domeñar la rebeldía de la melena gloriosa". Como escritor fue cronista de la ciudad de Alicante (1911). Desde 1921 secretario de los concursos nacionales del Ministerio de Instrucción Pública, en el que también tuvo un empleo. En 1925 ganó el premio Mariano de Cavia. Colaboró en diarios y revistas como ABC de Madrid y La Nación de Buenos Aires.

 

Cuantos críticos han estudiado su obra, insisten en que, ante todo, es un poeta y que su lenguaje es el propio de la poesía. Como novelista, su novela se aproxima más al ensayo. Pero la gloria de Miró es su expresión, porque él consideraba la palabra "como la más preciosa realidad humana". Aunque los motivos, tipos y pueblos que nos presenta pertenecen a los predilectos de la generación del 98, su forma externa es más propia de la de los poetas modernistas.

 

Cada vocablo, cada frase de Miró está hipercargada de emoción y, sobre todo de sensaciones. No sólo hay en su lenguaje la expresión de cada uno de sus sentidos, sino que se acumulan en él las sensaciones de dos o de tres de ellos en una complejidad y riqueza nada frecuentes. En sus obras no hay dinamismo; son cuadros de una extraordinaria potencia evocadora. Su geografía, retratos y paisajes, los centra en su región natal levantina.

 

Comenzó a ser conocido, cuando en 1911, el "Cuento Semanal" le premió Nómada, la narración de un rico jijonense que perdió a su hija y a su esposa y que, para olvidar sus penas, se entregó a la mala vida en la que dilapidó su hacienda convirtiéndose en un nómada nostálgico en Francia, hasta regresar a su tierra en la miseria; y, vencido y humillado, refugiarse en casa de su hermana que estima como una desdicha su llegada. Esta novelita, que había sido precedida de otras -la primera parece que fue La mujer de Hojeda (1901)-, le situó entre los escritores españoles como un levantino que escribía unas novelas distanciadas de los regionalismos conocidos.

 

En Barcelona se le publicó una novela muy valiosa dentro de su genio típico: Las cerezas del cementerio (1910). Valdivia regresa a su pueblo en busca de reposo, pues está enfermo del corazón, y, en el viaje, conoce a una señora con la que un tío suyo había tenido relaciones amistosas muy accidentadas. Valdivia y ella se apasionan y todos conocen sus amores culpables. Cuando Valdivia muere es enterrado en el cementerio de Posuna, famoso por sus cerezos con ricos frutos que nadie come pensando en que toman su sustancia de los muertos. Pero la amante visitó su tumba y comió de sus cerezas, con las que "sorbía y comulgaba la esencia del amado". Es una novela cuyo estilo está perfectamente adecuado a ese contenido de exaltado e impresionante misticismo amoroso.

 

 

 

En El abuelo del rey (1915) presenta tipos pueblerinos de Serosa, y el principal de ellos, don Arcadio, amante de la tradición, que se amarga la vida primero con el hijo (ingeniero que ama los viajes y se casa con una cubana que muere del primer parto sin que su suegro haya demostrado el más pequeño interés por ella; aquél se aleja de sus padres y muere en Filipinas) y después con el nieto (arruina a los abuelos con sus supuestos inventos, y se va a América sin que nunca se sepa de él más que una vaga noticia de que unos indios le han proclamado rey). Aunque es de las más dinámicas, no es precisamente de las mejores.

 

En Nuestro Padre San Daniel (1921), "novela de capellanes y devotos" que sitúa en Oleza (Orihuela), en medio de las intrigas familiares resplandecen figuras como Paulina, transida de sensualidad por el paisaje que "le latía encima", o el cura don Magín, entre maravillosas descripciones como la muerte de don Daniel o la de las solemnidades litúrgicas de unas vísperas en la catedral de Oleza.

 

Ya había comenzado La novela de mi amigo (1907) con un personaje de deseos frustrados y desventuras (la muerte de su hermana de tres años quemada por un pan hecho brasa, su vida con una mujer sórdida y sin ser capaz de asirse a la única esperanza que es el amor que siempre le ha profesado su cuñada, siempre silenciosa junto a él, acaba con su suicidio en el mar "sorbiendo la copa de su amargura"). Niño y grande (1922) presenta dos aspectos; el de un murciano de la huerta que narra su infancia y confidencias con dos condiscípulos; y, después, cuando los volvemos a encontrar, enredados en adulterios más o menos románticos. La parte de esta novela en la Mancha puede considerarse autobiográfica, porque se puede creer coincidente con el viaje que Gabriel Miró realizó a Ciudad Real en 1893.

 

También son autobiográficas El libro de Sigüenza (1917), en el que Sigüenza personifica al autor con su bondad, su sencillez, su melancolía y su sinceridad que fracasan ante la hipocresía y la inmoralidad aldeanas; y Años y leguas (1928), en el que, ante Sigüenza, pasan veinte años y el paisaje (pueblos, masías, calvarios, morterete) comenzó "a pasar y envejecer referido a su vida". Esta última obra -la última también de su bibliografía- se considera lo mejor y más expresivo de su producción: forma brillante modernista y los aldeanos y los pueblos del 98.

 

Lo que hay en los libros citados de cuadro pictórico se considera el mejor acierto estético de Miró. Por esto tienen gran significación Figuras de la Pasión del Señor (2 volúmenes, 1916-17) y El humo dormido (1919), con sus Tablas del Calendario entre el humo dormido. Dos obras en las que escenas y personajes del tema van apareciendo como acuarelas. En la primera, con emoción y vivos colores, nos presenta quince capítulos, cada uno con independencia del resto. Los tipos -aunque vestidos con los ropajes bíblicos- están tomados de su humanidad levantina; los paisajes de su tierra natal se sobreponen a las estampas de Judea.

 

En los de la segunda obra citada, con los personajes, nos va describiendo toda la Semana Santa. Como típica expresión del arte literario mironiano ha de citarse El obispo leproso (1926), en la que nos presenta la ciudad puritana en apariencia, pero contaminada de las más deshonestas pasiones. La lepra patéticamente llamativa se da en el prelado de la diócesis, ya que el leproso es personaje de la predilección mironiana. Aunque se ha acusado a Miró de abusar de un vocabulario precioso y desusado, su prosa es de una gran originalidad y una de las expresiones más ricas de la literatura española moderna.