¿CÓMO PODREMOS MIRAR AL MAR?
Medio Ambiente

¿CÓMO PODREMOS MIRAR AL MAR? (DE CÓMO LOS RECORTES EN CONSERVACIÓN E INVESTIGACIÓN AFECTARÁN A LOS OCÉANOS…) Por Salvia Team

 

 

06/07/2013 Fuente efeverde. Desde que nuestra especie aprendió a navegar, ha explorado los océanos para extraer alimentos o establecer rutas comerciales y vías de comunicación entre los pueblos.

 

El avance en el conocimiento de los mares, sus corrientes o las costas nos ha permitido llegar más lejos, y la observación, la documentación y el aprendizaje sobre el gran azul han generado gran cantidad de información y disciplinas. Al saber sobre qué especies habitaban los océanos, dónde vivían, cómo se movían, o a qué profundidad se capturaban, se unía la leyenda sobre seres misteriosos como calamares gigantes o peces abisales ciegos arrastrados desde las profundidades por las artes de pesca o las tempestades. Hoy sabemos más que nunca sobre los fondos marinos. Pero aún desconocemos muchísimo, si tenemos en cuenta que los océanos cubren más del 70% de la superficie terrestre, y que menos del 10% de los mismos están explorados.

 

Y si es importante conocer cuáles y cómo son los organismos marinos, no lo es menos conocer y comprender los procesos físicos, químicos, geológicos o climáticos que se producen en los mares, así como la dimensión y el alcance de los impactos que de forma aislada o sinérgica generan nuestras actividades sobre ellos.

 

El pasado 8 de junio se celebró el Día Mundial de los Océanos con el lema “Juntos tenemos el poder de proteger el océano”. Ese mismo día el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente  (MAGRAMA) anunció que España se compromete a pasar de tener el 1% de su superficie marina protegida al 10% en el año 2020. Esto supondría un loable esfuerzo. Nuestro país, con 8.000 Km. de costa y más de 1 millón de km2 de aguas marinas (casi el doble quede nuestra extensión terrestre) es uno de los más ricos de Europa en biodiversidad, con unas 10.300 especies en ecosistemas litorales y marinos (lo que constituye el 5,1% del total mundial de especies). Además, cada año se descubre la existencia de nuevas especies o subespecies gracias a la investigación, que contribuye de forma efectiva a la protección y uso sostenible de la biodiversidad en los mares españoles.

 

Pero, ¿cómo se va a hacer realidad este anuncio? Por un lado, los recortes presupuestarios que se están aplicando en nuestro país afectan directamente a la conservación de los espacios marinos protegidos y las especies que los habitan. El presupuesto para vigilar y mantener las 25 reservas marinas de interés pesquero, por ejemplo, ha disminuido en un tercio, lo cual amenaza su futuro.

 

Por otro lado, el tijeretazo para la investigación está suponiendo un duro ajuste para centros de investigación y universidades. Según el informe “La Investigación, el Desarrollo y la Innovación en los Presupuestos Generales del Estado 2012” de Comisiones Obreras el presupuesto general para I+D+i se ha recortado en más de un 25%, y el de los OPI (Organismos Públicos de Investigación) ha disminuido más de un 20%. El mayor organismo público de investigación, el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) no podrá convocar este año sus becas JAE (ayudas a investigadores jóvenes) por falta de presupuesto. El Instituto Tecnológico Geominero  (IGME)  acumula una caída de más del 40% del presupuesto desde 2009, y no podrá ejercer su papel respecto a la generación y el mantenimiento del conocimiento en ciencias de la tierra. Será imposible mantener al día cartografías, bases de datos de recursos, riesgos geológicos, patrimonio geológico y geodiversidad, entre otras actividades, con graves consecuencias en temas de ordenación del territorio o de gestión de espacios naturales, entre otros. El Instituto Español de Oceanografía (IEO) ha sufrido un recorte de más del 20% de su presupuesto, y el Programa Presupuestario de Investigación Oceanográfica y Pesquera se ha reducido en más de 11%.

 

En el peor de los casos, estos ajustes están determinando el cierre de entidades y centros de investigación con una sólida trayectoria y reconocido prestigio, cuyo trabajo era muy importante para la protección del medio ambiente marino. Es el caso de la Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario (SECAC), una ONG que lleva más de 20 años de estudiando a las comunidades de cetáceos que viven o transitan por las islas Canarias. O del Observatorio para la Sostenibilidad Española (OSE), que a finales de este mayo cesaba su actividad por motivos económicos, después de haber estudiado durante años la evolución de indicadores de presión y estado sobre el medio ambiente, a través de un seguimiento integrado de la sostenibilidad de nuestro desarrollo, del apoyo a los  procesos de toma de decisiones y de participación pública, o de la divulgación de los resultados de la investigación científica.

 

El hueco queda vacío para siempre. Como ocurre con la extinción. Nos vamos quedando ciegos, como peces abisales, para conocer la situación del medio ambiente, específicamente en el caso costero y el marino, precisamente cuando más amenazas y presiones están apareciendo sobre sus ecosistemas. Estas amenazas derivan de procesos globales, como el cambio climático, o de unas políticas encaminadas a extraer la mayor cantidad en el menor tiempo posible en las últimas fronteras;  desde las costas, ahora menos protegidas con la denominada “Ley de Protección y Uso Sostenible del Litoral”, a las profundidades marinas, objeto de proyectos de extracción de hidrocarburos como los que planean sobre Canarias, Baleares, Valencia y Cataluña. Con tal merma en nuestra inversión en investigación y protección ¿cómo podremos reconocer las señales para actuar rápidamente y de forma eficaz? ¿Cómo podremos vigilar y proteger los océanos?

 

En el MAGRAMA se sigue trabajando en el establecimiento de una Red de Áreas Marinas Protegidas, la elaboración de Estrategias Marinas como herramienta de planificación,  o la definición de algunas estrategias de conservación de especies emblemáticas como las orcas o las tortugas. Pero este trabajo no será suficiente si no se produce un golpe de timón y se comienza a invertir de nuevo en conservación e investigación. Porque no se puede proteger lo que no se conoce, y porque la conservación sin financiación es conversación.

 

 Desde aquí nuestro agradecimiento y apoyo a los investigadores e investigadoras que han hecho posible ampliar nuestros conocimientos sobre los mares y los seres marinos.