Entre drogas y locutores enfermizos
Droga

Entre drogas y locutores enfermizos

 

 

24/06/2015 Fuente lanacion. Paraguay. Por Alex Noguera

 Editor / Periodista

 

“Ndovaléi la nde fanático iterei” (no está bien que seas demasiado fanático) era el solemne consejo que el borrachito le daba a su radio portátil en ocasión del lance entre Paraguay y Argentina, como si fuera posible que un fanatismo fuera leve. Es que el sensibilizado compatriota escuchaba con preocupación los lamentos de un locutor argentino, quien sin el menor rubor pregonaba “me van a enfermar, me van a enfermaaaaaaaaarrrrrr”…antes del gol del empate de Lucas Barrios, un nacionalizado argentino.

 

 Y si, el sabio amante seguidor de Baco, en su infinita sabiduría y bondad, reconocía el dolor que le producía su profesión al pobre locutor y su ética resistencia a enfermarse. El “ay ay ay” exhalado por el éter fue la consumación del 2 a 2, a los 89 minutos del segundo tiempo.

 

 Aunque el fútbol es un deporte y la Copa América un torneo, las cargadas entre hinchas inundan las redes sociales y se puede leer todo tipo de geniales comentarios, que van desde simples apreciaciones y jocosas sutilezas en doble sentido, hasta duros titulares como “El día en que Argentina se olvidó de Curupayty”.

 

Pero el deporte tiene sus revanchas y la prensa argentina, aún dolida por el 2 a 2, mencionó la gran suerte del “Pájaro” Benítez, quien consiguió el gol de la victoria ante Jamaica merced a la suerte y no a su olfato de gol, o su tenacidad, o capacidad, o por lo menos a su tova atâcismo. No. Fue suerte nomás había sido.

 

 Pero bueno, a pesar de la tendencia enfermiza del locutor albiceleste, hasta ahí todo es alegría y sano humor entre vecinos, hermanados por circunstancias geográficas, culturales, económicas, históricas y hasta, efectivamente, consanguíneas.

 

 El juego contra los jamaiquinos también trajo diferentes tipos de ocurrencias, no en tan generosa cantidad, pero sí con sorpresas. Una de ellas, que a algunos hizo gracia y a otros no, fue la pregunta “¿Quién ganará, el productor o el consumidor?”, haciendo referencia a la marihuana.

 

 No creo que a los jamaiquinos les guste que se los tilde de consumidores. Supongo que es gratuitamente ofensivo que a todo a un país se le catalogue de drogadicto. No es simpático.

 

 Menos gracioso es que uno mismo denomine a su propio país como productor de droga, como si fuera lo único digno de mencionar.

 

 Más importante sería recordar la gran labor que realizan los miembros de la Senad, en coordinación con otras instituciones, para evitar que esa droga llegue a manos de los ciudadanos o sea vendida en el exterior.

 

 Ayer los medios informaban que en diversos operativos, los agentes especializados, con la ayuda de helicópteros y personal de tierra, este año ya habían destruido casi 3.200 toneladas de marihuana, tanto hojas picadas como paquetes prensados. Mediante en operativo Amambay I desbarataron más de 170 campamentos clandestinos, identificado y anulado más del millar de hectáreas de sembradíos ilegales. El daño calculado a los financistas de esta producción está calculado en alrededor de 95 millones de dólares.

 

 Realizar esa tarea no es como escribir en las redes sociales desde la seguridad de un teclado, con aire acondicionado o estufa. Es sí, apenas un poco más peligroso que ir a las canchas de fútbol en estos días. Y aunque en el Amambay no se te acerca a traición una caterva de abusivos barrabravas para exigirte una voluntaria contribución monetaria a su noble causa, la que sea, según su creencia religiosa o filosófica, allá los agentes arriesgan la vida cada día cuando salen a trabajar, llevando en una mano un machete para cortar las plantas y en la otra el fusil.

 

 Ndovaléi la ñande fanático iterei. En la viña del Señor hay vinos de diferentes marcas, amigos de Baco y locutores enfermizos. También hay memes graciosos y otros desubicados. Y hombres anónimos que luchan para que las drogas no lleguen hasta tu hijo. Ellos no son productores, son paraguayos.