Mariano Moreno, no tan sanguinario
De interés general

Mariano Moreno, no tan sanguinario

 

 

15/09/2015 Fuente revistaenie. Historia. Aunque muchos libros de divulgación histórica le atribuyen la autoría del “Plan de operaciones”, una investigación reciente sostiene que el documento fue una falsificación destinada a detener la Revolución de Mayo.

 

En su primer libro, Un plagio bicentenario. El “Plan de operaciones” atribuido a Mariano Moreno. Mito y realidad , Diego Javier Bauso, de profesión médico neurólogo (actual jefe de la sección de Parkinson del Hospital Italiano), aficionado a la Historia, se propone abordar uno de los documentos más controvertidos de la historia argentina. En 1896, Norberto Piñero, en una de las primeras ediciones de los escritos de quien fuera secretario de la Primera Junta de gobierno, daba a conocer un documento con el nombre de “Plan de las operaciones que el gobierno provisional de las Provincias Unidas del Río de la Plata debe poner en práctica para consolidar la grande obra de nuestra libertad e independencia”. Al pie de dicho texto se indicaba que “El presente plan es copia de la copia del mismo original que con dicha fecha [agosto de 1810] fue presentado a la Junta” por su secretario Mariano Moreno. Este Plan , que debía permanecer secreto, estaba destinado a guiar las acciones de la Primera Junta por medio de una serie de disposiciones radicales, abiertamente independentistas y muy cruentas contra los enemigos del nuevo sistema. Sin embargo, su sintaxis era visiblemente defectuosa y en cuanto al contenido, machacaba con insistencia sobre algunos temas tales como la política lusitana y el proyecto de avanzar sobre “los pueblos de Río Grande”. Sintaxis y estilo, por cierto, muy distantes de los escritos públicos y privados de Moreno.

 

Desde entonces, la publicación de este Plan desató una larga y encendida polémica entre los historiadores para dirimir la cuestión de su autoría, así como su relación con el ideario de la Revolución de Mayo. Polémica con connotaciones políticas en tanto se disputaba asimismo la construcción de una memoria histórica sobre la Revolución. Como nunca iba a aparecer el supuesto documento original de puño y letra de Moreno, descifrar la autoría del Plan se constituyó en un verdadero enigma histórico que persistió en el tiempo. Pero el enigma no sólo constituye una curiosidad historiográfica. Hoy, la autenticidad del Plan es aceptada por la difusión histórica masiva sin discusión y sin aportar pruebas nuevas. Así, suele afirmarse no sin ligereza –como bien lo señala Bauso en el capítulo de su libro dedicado al Plan de operaciones en el siglo XXI– que la Revolución de Mayo no existe sin ese Plan .

 

En cambio, Bauso, guiado por la duda y por un afán indagatorio notable y riguroso realiza un hallazgo sorprendente: gran parte del Plan de operaciones fue copia textual de una popular novela histórica francesa titulada El cementerio de la Magdalena de Jean Joseph Regnault-Warin (primera edición en francés, 1800-1801 y primera edición española, 1810).

 

La novela recreaba, en un clima lúgubre, las vicisitudes y padecimientos de la familia real (Luis XVI, María Antonieta y el delfín) durante la Revolución Francesa y criticaba, no sin consideraciones metafísicas siguiendo el gusto de la época, los métodos sanguinarios del período del Terror. La novela introducía, a su vez, documentos apócrifos. Es decir, el Plan atribuido a Mariano Moreno estuvo lejos de ser el resultado de una sustanciosa elaboración doctrinaria destinada a la acción política. Por el contrario, se trató de una falsificación cuyo objetivo fue el de detener la revolución iniciada en Buenos Aires en 1810. En el libro de Bauso, esta demostración surge de un cuidadoso cotejo entre párrafos enteros de la larga introducción del Plan , de los artículos y de su conclusión, con párrafos de la novela francesa. Los motores de búsqueda de Google Books fueron de gran ayuda para esta indagación. Es interesante tener en cuenta que hoy los instrumentos tecnológicos acercan a los estudiosos a fuentes insospechadas en el pasado.

 

¿Pero no podría haber sido Moreno mismo el plagiario? Bauso no deja de hacerse esta pregunta para responder que difícilmente el secretario de la Junta haya llegado a recibir y leer esta obra en el mismo año en que fue traducida y editada en España. Si bien no hay información cierta de en qué momento la novela llegó a Buenos Aires, es interesante observar que a México arribó entre fines de 1810 y principios de 1811 (cuando Moreno ya había renunciado a la Primera Junta, y fallecido en alta mar el 4 de marzo de 1811). En Buenos Aires la primera mención de dicha novela en la prensa es de 1816. Por su parte, Bauso es justo y certero al señalar que “Mariano Moreno no necesitaba utilizar los textos de una simple novela histórica para hacerlos pasar como propios. En su bagaje intelectual estaban otros escritores del siglo XVIII que lo asistían habitualmente en su tarea”.

 

De manera que si se trató de una completa falsificación, ¿quiénes habrían sido sus autores y cuál su propósito? El principal hallazgo de Bauso nos pone sobre el buen camino. Ahora se explica mejor por qué la primera mención de un Plan de operaciones surgió, no de la documentación histórica correspondiente a 1810, sino de aquella producida en 1814 en el entorno realista de la intrigante Carlota Joaquina de Borbón, hermana de Fernando VII y esposa del regente de Portugal, quien aspiraba a convertirse, luego de la invasión francesa a la península y del traslado de la Corte lusitana a Río de Janeiro, en regente de los territorios de América del Sur. Los autores del Plan habrían producido este apócrifo para mostrar cuán sanguinarias eran las políticas de los revolucionarios rioplatenses y provocar avances portugueses sobre el Río de la Plata con el objetivo de sofocar el movimiento iniciado en mayo de 1810.

 

Es así como las sutiles pistas de investigación que sigue Bauso amplían y afinan las líneas historiográficas que lo precedieron y que ya habían puesto su sospecha en tres presuntos autores del Plan que rodearon a la princesa Carlota Joaquina: Alvarez de Toledo, Felipe Contucci y Fray Cirilo de la Alameda.

 

En la búsqueda de otras fuentes de inspiración para escribir el Plan , Bauso también se detiene en la célebre carta que Cornelio Saavedra le escribió a Juan José Viamonte en junio de 1811 por las coincidencias textuales entre el Plan y este escrito. La carta constituye un extenso alegato para desligarse de la revolución del 5 y 6 de abril de 1811, que provocó la separación y posterior destierro de los vocales afines a Moreno. Asimismo, Saavedra negó en esa carta la sospecha que pesaba sobre él de ser un carlotista y defendió su patriotismo mientras reprobaba el de esos vocales.

 

Pero el interés de Un plagio bicentenario no se agota allí. El autor también indaga, con una prosa entretenida y accesible al gran público, los documentos justificativos que acompañaban las distintas copias del Plan , supuestamente librados por la Junta y por Manuel Belgrano. Este último habría presentado los puntos que Moreno debía desarrollar en su escrito. Bauso comprueba con precisión que no sólo palabras, frases y giros estilísticos del supuesto anteproyecto de Belgrano se repiten en el Plan , sino que también corrobora que ninguna de las firmas de los miembros de la Junta que constan en esos documentos justificativos, corresponde a las firmas reales estampadas en los documentos manuscritos de la época. De manera que si le cabe a la investigación histórica la tarea de seguir indagando sobre los presuntos autores o las fuentes del Plan , es necesario tener en cuenta que el mismo no constituye un documento histórico original, sino uno más de los tantos apócrifos que con distintas finalidades circularon en la época.

 

Después de leer este libro, difícilmente se pueda seguir atribuyendo la autoría del Plan de operaciones a Mariano Moreno. Tampoco será posible fundar en este documento, como se pretendió en la época, una imagen sanguinaria de Moreno, ni como algunos pretendieron hasta hoy, una mística revolucionaria.

 

Llama entonces la atención la persistencia en el tiempo de una idea bastante anacrónica de revolución, que fuera como fruto de un grupo definido y homogéneo con ideas claras y coherentes que la habría preparado. Cuando, por el contrario, la Revolución de Mayo y su mito fue el resultado de un complejo proceso con alternativas abiertas hasta llegar a la Independencia.

 

Noemí Goldman es Doctora en Historia por la Univ. de París I y Prof. Asociada de Historia Argentina en la Fac. de Filosofía y Letras (UBA).