Música clásica (Medieval) 1
Biografía

Música clásica (Medieval) 1.

 

 

De interés general

 

 

Fuente Wikipedia. El término música clásica aparece por primera vez en el Oxford English Dictionary en 1836 y señala las composiciones europeas más destacadas del siglo anterior, siendo el nombre habitual que reciben la música culta, académica o docta de Occidente.

 

En la Historia de la música y la musicología, se llama «música clásica» a la música del clasicismo (entre 1750 y 1820); pero en sentido popular y de mucha aceptación en los medios escritos ―como lo recoge la Real Academia Española―, es la música de tradición culta; sus primeras luces en Europa se sitúan aproximadamente en 1450. Existe una expresión que abarca casi todos los períodos para definir su época de mayor esplendor: período de la práctica común. Hacia 1950 la composición culta (cierta complejidad en notación e instrumentación) comienza a situarse mayormente fuera de la tradición anterior, mediante la composición radicalmente atonal y disonante y otras tendencias opuestas.

 

Orígenes

 

La música clásica surgió tomando elementos de otras tradiciones musicales occidentales, tanto litúrgicas como seculares, por caso la música de la Antigua Grecia o la Música de la Antigua Roma (sobre todo por sus contribuciones teóricas), o la música de la Iglesia católica (principalmente el canto gregoriano). Los hitos que definieron su rumbo, sin embargo, fue el descubrimiento y posterior desarrollo de la polifonía, así como el posterior desarrollo de la armonía, la revolución musical conocida como el Ars nova y la evolución de la notación musical, además del estudio de la estética musical. Con la era de los descubrimientos que comenzó en el siglo XV y posterior colonialismo, la música clásica llegó a otros continentes y sufrió una síntesis con las tradiciones musicales de los nuevos territorios. Encontramos expresiones de la música clásica en Brasil (por ejemplo, Heitor Villa-Lobos), Estados Unidos (por ejemplo, Charles Ives), Hispanoamérica (por ejemplo, Alberto Ginastera, José Ángel Montero), Asia (por ejemplo, Tōru Takemitsu, Tan Dun), África y Oceanía, pero que están conectadas a la música clásica de tradición europea.

Formalización y contenido

 

La música culta está hecha exclusivamente para ser oída, a diferencia de otras músicas adjuntas a otras formas de entretenimiento (la música de cine es ejecutada a veces en salas de concierto). Los conciertos de música clásica suelen tener una atmósfera solemne, se espera que el público esté en silencio para evitar distraer al músico y los oyentes. Los intérpretes de ordinario visten de manera formal, una práctica vista como un gesto de respeto para la música y el público; y tampoco interactúan directamente o bromean con el público. Lecturas privadas de música de cámara pueden tener lugar en ocasiones domésticas más informales.

 

Como en las bellas artes, la música clásica aspira a comunicar una cualidad trascendental de la emoción, que expresa algo universal acerca de la condición humana. Si bien la expresión emocional no es una propiedad exclusiva de la música clásica, esta honda exploración en la emoción permite que la mejor música clásica alcance lo que ha sido denominado lo «sublime» en el arte. Muchos ejemplos pueden citarse para demostrar esto. Por ejemplo, la musicalización del poema de Friedrich Schiller "Oda a la Alegría" en la Novena sinfonía de Beethoven, que suele interpretarse en actos de independencia nacional o de celebración, como aquella famosa ocasión en que la dirigió Leonard Bernstein para celebrar la caída del Muro de Berlín, y la tradición japonesa de tocarla para celebrar el Año Nuevo. Sin embargo, otros compositores, como Iannis Xenakis, argumentan que el efecto emocional de la música en los oyentes es arbitrario y que, por lo tanto, la complejidad objetiva o el contenido de información de la pieza es lo supremo.

 

A lo largo de la historia, los padres se aseguraron que sus hijos y familiares fuesen instruidos en la música culta desde muy temprana edad. Una experiencia musical temprana daba las bases para un estudio serio posterior. Para aquellos que deseaban ser ejecutantes, cualquier instrumento es prácticamente imposible de aprender a nivel profesional si, o al menos un instrumento similar, no eran aprendidos desde la infancia. Algunos padres buscaban la enseñanza musical por razones sociales o en un esfuerzo por impartirles un útil sentido de la auto-disciplina; las lecciones parecen mostrar también un incremento en el desempeño académico. Algunos consideran que el conocimiento de las obras de la música clásica es parte de una buena cultura general.

 

Interpretación

 

Los compositores clásicos aspiran imbuir a su música de una relación muy profunda entre su contenido afectivo (emocional), y los medios con los que lo logra. Muchas de las obras clásicas más elogiadas hacen uso del desarrollo musical, el proceso por el que un germen, idea o motivo musical es repetido en distintos contextos, o alterados de tal manera que la mente del oyente, conscientemente o no, compara las diferentes versiones. Los géneros clásicos de la forma sonata y la fuga emplean rigurosamente formas de desarrollo musical. Generalmente, las obras de música clásica muestran una gran complejidad musical gracias al uso que hace el compositor del desarrollo, modulación (cambios de tonalidad), variación antes que la exacta repetición, frases musicales que no siempre tienen la misma longitud, contrapunto, polifonía y una armonía sofisticada.

 

Además, muchas obras clásicas bastante largas (de 30 minutos a 3 horas) son construidas a partir de jerarquías de unidades más pequeñas: las frases, los períodos, las secciones y los movimientos. El análisis schenkeriano es una rama de la música que intenta distinguir estos niveles estructurales.

 

Su transmisión escrita, junto con la veneración dada a ciertas obras clásicas, ha llevado a la expectativa de que el ejecutante tocará la obra de tal modo que realizará en detalle las intenciones originales del compositor. Por lo tanto, las desviaciones de las instrucciones del compositor a veces son condenadas como fallas completas éticas. Durante el siglo XIX, los detalles que los compositores colocaban en sus partituras fueron incrementándose. Así vemos un opuesto rechazo-admiración por los ejecutantes que ofrecen nuevas «interpretaciones» de la obra de un compositor, y no es desconocido que un compositor le pida al intérprete una mejor realización de sus intenciones originales que la que él mismo pudo lograr.

 

De este modo, los ejecutantes de música clásica alcanzan a menudo reputaciones muy altas por su musicalidad, aunque ellos mismos no compongan. Otra consecuencia de la primacía de la partitura escrita del compositor es que la improvisación juega una menor presencia, en marcado contraste con otras tradiciones como el jazz, en donde la improvisación es básica. La improvisación en la música clásica era mucho más frecuente en el Barroco que en el siglo XIX y siglo XX, y recientemente la interpretación de aquella música por músicos clásicos modernos ha sido enriquecida por el resurgimiento de antiguas prácticas improvisatorias. Durante el periodo clásico, Mozart y Beethoven improvisaban a veces las cadencias de sus conciertos para piano (y animaban a otros a hacer lo mismo), pero también tendían a dar cadenzas escritas para que otros solistas pudiesen usarlas.

 

Influencias de la música popular

 

La música culta siempre ha sido influida por, o ha tomado material, de la música popular. Los ejemplos incluyen música ocasional, como el uso por Brahms de canciones estudiantiles para la bebida en su Obertura para un Festival Académico, géneros ejemplificados por la Ópera de los tres centavos de Kurt Weill y la influencia del jazz en la música de compositores de inicios y mediados del siglo XX, como Maurice Ravel. Ciertos compositores clásicos posmodernos y postminimalistas reconocen su deuda con la música popular.

 

También hay muchos ejemplos de influencia en el otro sentido, incluyendo canciones populares basadas en música clásica, el uso que se hizo del Canon de Pachelbel desde los años 1970, el fenómeno del musical crossover, en el que los músicos clásicos adquieren gran éxito en el terreno de la música popular (un notable ejemplo es las series de grabaciones "Hooked on Classics" hechas por la Orquestal Filarmónica Real a inicios de los años 1980). De hecho, puede argumentarse que el género completo de la música de cine puede ser considerada parte de esta influencia, dado que brinda la música orquestal a vastos públicos de cinemeros que de otra manera no escucharían semejante música (no obstante, la mayoría la escuchan inconscientemente). Compositores de música clásica han hecho uso de la música folclórica (música creado por músicos autodidactas, la mayoría de una pura tradición oral).

 

Algunos lo han hecho con una ideología nacionalista explícita, otros simplemente la han explotado como parte de su material temático. Algunas fragmentos de música clásica son frecuentemente usados comercialmente (es decir, en la publicidad o como parte de las bandas sonoras de películas de entretenimiento). En la publicidad televisiva, algunos pasajes orquestales poderosos o rítmicos se han convertido en clichés, pudiendo mencionar el inicio "O Fortuna" de Carmina Burana de Carl Orff por la fuerte presencia de la percusión y el coro brindando un pasaje de carácter épico. Se puede mencionar también el "Dies Irae" del Réquiem de Verdi y selecciones Rodeo de AaronCopland. Similarmente, en las películas a menudo se recurre a pasajes clichés de música clásica para representar el refinamiento o la opulencia: probablemente la obras más escuchada en esta categoría es Eine Kleine Nachtmusik de Mozart.

 

Notación musical

 

 

La música académica occidental ha desarrollado un método de escritura basado en dos ejes: el horizontal representa el transcurso del tiempo, y el vertical la altura del sonido; la duración de cada sonido está dada por la forma de las figuras musicales.

 

Desde la antigua Grecia (en lo que respecta a música occidental) existen formas de notación musical. Sin embargo, es a partir de la música de la Edad Media (principalmente canto gregoriano) que se comienza a emplear el sistema de notación musical que evolucionaría al actual. En el Renacimiento cristalizó con los rasgos más o menos definitivos con que lo conocemos hoy, aunque -como todo lenguaje- ha ido variando según las necesidades expresivas de los usuarios.

 

El sistema se basa en dos ejes: uno horizontal, que representa gráficamente el transcurrir del tiempo, y otro vertical que representa gráficamente la altura del sonido. Las alturas se leen en relación a un pentagrama (un conjunto de cinco líneas horizontales) que al comienzo tiene una «clave» que tiene la función de atribuir a una de las líneas del pentagrama una determinada nota musical. En un pentagrama encabezado por la clave de sol en segunda línea nosotros leeremos como sol el sonido que se escribe en la segunda línea (contando desde abajo), como la el sonido que se escribe en el espacio entre la segunda y la tercera líneas, como si el sonido en la tercera línea, etc. Para los sonidos que quedan fuera de la clave se escriben líneas adicionales. Las claves más usadas son las de Do en tercera línea (clave que toma como referencia al Do de 261,63 Hz, el do central del piano), la de Sol en segunda (que se refiere al Sol que está una quinta por encima del do central), y la de fa en cuarta (referida al fa que está una quinta por debajo del do central).

 

El discurso musical está dividido en unidades iguales de tiempo llamadas compases: cada línea vertical que atraviesa el pentagrama marca el final de un compás y el comienzo del siguiente. Al comienzo del pentagrama habrá una fracción con dos números; el número de arriba indica la cantidad de tiempos que tiene cada compás; el número de abajo nos indica cuál será la unidad de tiempo.

 

Para escribir las duraciones se utiliza un sistema de figuras musicales: la redonda (representada como un círculo blanco), la blanca (un círculo blanco con un palito vertical llamado plica), la negra (igual que la blanca pero con un círculo negro), la corchea (igual que la negra pero con un palito horizontal que comienza en la punta de la plica), la semicorchea (igual que la corchea pero con dos palitos horizontales), etc. Cada una vale la mitad de su antecesora: la blanca vale la mitad que una redonda y el doble que una negra, etc.

 

Las figuras son duraciones relativas; para saber qué figura es la unidad de tiempo en determinada partitura, debemos fijarnos en el número inferior de la indicación del compás: si es 1, cada redonda corresponderá a un tiempo; si es 2, cada blanca corresponderá a un tiempo; si es 4, cada tiempo será representado por una negra, etc.. Así, una partitura encabezada por un 3/4 estará dividida en compases en los que entren tres negras (o seis corcheas, o una negra y cuatro corcheas, etc.); un compás de 4/8 tendrá cuatro tiempos, cada uno de ellos representados por una corchea, etc..

 

Para representar los silencios, el sistema posee otros signos que representan un silencio de redonda, de blanca, etc..

 

Como se ve, las duraciones están establecidas según una relación binaria (doble o mitad), lo que no prevé la subdivisión por tres, que será indicada con «tresillos». Cuando se desea que a una nota o silencio se le agregue la mitad de su duración, se le coloca un punto a la derecha (puntillo). Cuando se desea que la nota dure, además de su valor, otro determinado valor, se escriben dos notas y se las une por medio de una línea arqueada llamada ligadura de prolongación.

 

En general, las incapacidades del sistema son subsanadas apelando a palabras escritas más o menos convencionales, generalmente en italiano. Así, por ejemplo, las intensidades se indican mediante el uso de una f (forte, fuerte) o una p (piano, suave), o varias efes y pes juntas. La velocidad de los pulsos o tempo se indica con palabras al comienzo de la partitura que son, en orden de velocidad: largo, lento, adagio, moderato, andante, allegro, presto.

 

Instrumentación

 

La música clásica y la música popular también se distinguen por los instrumentos que utilizan. Los instrumentos usados en la práctica común de la música clásica fueron inventados antes de la mitad del siglo XIX (la mayoría mucho antes), y codificados en los siglos XVIII y XIX. Consisten en los instrumentos que encontramos en la orquesta sinfónica, junto a otros pocos instrumentos solistas (como el piano, el clavicémbalo y el órgano). Los instrumentos electrónicos, como la guitarra eléctrica y el violín eléctrico, juegan un papel predominante en la música popular, pero de hecho no tienen ninguno en la música clásica antes del siglo XX, y sólo aparecen ocasionalmente en la música clásica del siglo XX y siglo XXI. Tanto los músicos populares como los clásicos han experimentado en las últimas décadas con instrumentos eléctricos, como el sintetizador, con técnicas electrónicas y digitales, como el uso de sonidos sampleados o generados por computador, y el sonido de instrumentos otras culturas, como el gamelan. Es importante notar que todos los instrumentos bajos no existían antes del Renacimiento.

 

En la música medieval, los instrumentos estaban divididos en dos categorías: instrumentos fuertes para usar en exteriores o en la Iglesia, y instrumentos más suaves para uso en interiores. Muchos de los instrumentos que son asociados hoy con la música popular tuvieron un papel importante en la música clásica antigua, tales como la gaita, la vihuela, la zanfona y otros instrumentos de viento. Por otro lado, la guitarra acústica, asociada a la música popular, ha empezado a ganar preponderancia en la música clásica a lo largo de los siglos XIX y XX. La voz humana es también un instrumento musical privilegiado de la música clásica, aunque también es usado en la música popular. Diversos géneros utilizan las voces, solas o bien con acompañamiento instrumental: la ópera, la música coral y el lied.

 

Mientras que el temperamento igual fue gradualmente aceptado como el sistema de afinación en el siglo XVIII, otros tipos de temperamento, de origen histórico, se emplean a menudo en la música de períodos anteriores al Barroco tardío; El clave bien temperado de Johann Sebastian Bach es utilizado como referencia temporal para indicar el comienzo de ese cambio de temperamento. Por ejemplo, la música del Renacimiento inglés se acostumbra a ejecutar con el temperamento medio.

 

Períodos históricos

 

Existe un sistema de división de la historia de la composición de la música clásica en distintos períodos que es ampliamente aceptado. Las fechas son generalizaciones, ya que los períodos se sobreponen unos a otros. Algunas voces autorizadas subdividen los periodos, la fecha o el género. Sin embargo, debe notarse que estas categorías son arbitrarias; por ejemplo, el uso del contrapunto y la fuga, que es considerada una característica del Barroco, fue continuado por Mozart, a quien se considera un compositor clásico, y por Beethoven, a quien normalmente se le describe como en medio del periodo clásico y romántico; y también por Brahms, quien es clasificado como romántico. De acuerdo a este sistema, las principales divisiones son:

 

Música renacentista: Entre 1450 y 1600, hallamos un mayor uso de instrumentos, múltiples líneas melódicas y el uso de los primeros instrumentos graves o bajos.

 

Música barroca: Entre 1600 y 1750. Surge el uso de tonalidades más complejas, en lugar de la modalidad y el contrapunto. Se popularizan los instrumentos de teclado (el clavicémbalo y el órgano).

 

Música clásica: Entre 1730 y 1820, fue una era importante que estableció varias de las normas de composición y estructura. El período clásico también está marcado por la desaparición del clavicémbalo y el clavicordio en favor del nuevo piano, que a partir de ese momento se convirtió en el instrumento predominante para la interpretación en teclado y la composición.

 

Música romántica: Entre 1815 y 1910. Período en que se codificó la práctica, se expandió el papel de la música en la vida cultural y se crearon instituciones para la enseñanza, ejecución y conservación de las obras musicales.

 

Música moderna: Entre 1905 y 1985. Representó una crisis en los valores de la música clásica y su rol dentro de la vida intelectual, y la extensión de la teoría y la técnica. Algunos teóricos, como Arnold Schoenberg en su ensayo Brahms, el progresivo, insisten en que el Modernismo representa una progresión lógica de las tendencias en la composición del siglo XIX. Otros sostienen un punto de vista opuesto, que indica que el modernismo representa el rechazo o la negación del método de composición clásica.

 

Música del siglo XX: Usado normalmente para describir la amplia variedad de subgéneros posteriores al Romanticismo empleados hasta el año 2000, incluyendo a los post-romántico, moderno y post-moderno.

 

Música clásica contemporánea: El término es utilizado a veces para describir la música compuesta en los últimos años del siglo XX hasta el presente.

 

El prefijo neo suele emplearse para describir a una composición del siglo XX o contemporánea escrita en un género perteneciente a un periodo anterior, como el clásico, romántico o moderno, pero con un lenguaje moderno. Por ejemplo, la Sinfonía clásica de Prokofiev ―que acude a los modelos de la sinfonía del clasicismo de Haydn― es considerada una composición neoclásica.

 

 

Música medieval

 

La música medieval se llama música medieval europea compuesta durante el periodo de la Edad Media con , etapa que comienza con la caída del Imperio Romano en 476 y que finaliza en el siglo XV, en 1453, con la caída de Constantinopla o en 1492 con el descubrimiento de América, ya que el fin de la Edad Media y el principio de la Edad Moderna es un límite difuso.ruth

La única música medieval que puede ser estudiada es aquella que fue escrita y ha sobrevivido. Dado que la creación de manuscritos musicales era muy cara, debido al costo del pergamino, y la buena cantidad de tiempo necesario para escribir toda una copia, sólo las instituciones muy acaudaladas pudieron producir manuscritos que han sobrevivido hasta la actualidad. Entre esas instituciones generalmente están la Iglesia y las instituciones eclesiásticas, como monasterios, si bien algunas obras seculares también se conservaron en esas instituciones.

 

Geografia

 

La música medieval está formada por dos periodos principales: el Románico y el Gótico.

Dentro de la música medieval se pueden distinguir diferentes fenómenos musicales, entre los que destacan el canto gregoriano, la música profana y la polifonía.

El canto gregoriano tuvo gran importancia, ya que es la única música conservada anterior al siglo IX. Era un tipo de música estrictamente vocal y a una sola voz, o, como mucho, con un acompañamiento a base de quintas paralelas. Pero fue como consecuencia de una serie de cambios económicos y por el nacimiento de las lenguas vulgares que surgió la música profana, en la que se podían expresar deseos y aspiraciones.

Los verdaderos protagonistas del nuevo estilo fueron los troveros y los Minnesänger alemanes. Todos ellos eran poetas músicos que cantaban a todos los sentimientos humanos, siendo su temática principal especialmente el amor, la guerra y la naturaleza. Esta música se caracteriza por un ritmo mucho más marcado y variado que el gregoriano y depende del estado de ánimo del autor . Se crearon nuevos tipos de danza y lo más destacado fue el hecho de acompañarse con instrumentos musicales.

 

Transición de la Música Antigua a la Edad Media

 

El canto litúrgico viene de la tradición grecorromana debido a esto totalmente impregnado de la teoría musical de los griegos y de su filosofía. Por otra parte de la tradición hebrea, del canto y de las sinagogas. Surgen varios problemas:

 

El canto cristiano, se debe acoplar a los dos tradicionales, esto da lugar a contradicciones dentro del cristianismo a nivel teórico y filosófico. Había Padres de la Iglesia que consideraban la música demoníaca y ahí incluyen la música pagana, que para ellos es la que existía antes del cristianismo.

La música nueva cristiana que para ellos es «instrumento de salvación». Clemente de Alejandría (siglo II d.C.) hablaba sobre la música de los griegos diciendo que llevaba a la perdición. Para él la nueva música con los contenidos cristianos era salvación. Se refería al grado de armonía que reflejaba una música, la pagana y la cristiana. Mostraba el mayor grado de armonía de la nueva música. Esto nos pone en contacto con los pitagóricos.

 

La música y el canto sacro gozará de aprecio sobre todo por su valor educativo al ser un instrumento de edificación religiosa. Con este enfoque el canto sacro asume la función de instrumento auxiliar de la oración con el sentido de volver esta más agradable.

 

Boecio elaboró el tratado de armonía titulado De institutione musica. Este texto tiene una gran trascendencia como fuente de conocimiento de las doctrinas griegas acerca de la armonía y por el influjo que ejerció sobre el pensamiento medieval. En esta época se dividía la música en tres géneros distintos:

 

La música mundana.

La música humana.

La música instrumental.

Esta división para Boecio no tiene un carácter religioso, sino que se apoya en la desvalorización del trabajo manual y de lo que depende de los sentidos.

La música mundana: es la que se refiere a la música de las esferas, identificándose con el concepto del sentido de armonía. Para Boecio ese “sonido” se identifica con armonía, y nosotros no podemos percibirla es porque somos imperfectos. Esta música mundana es la verdadera, y el resto lo es en tanto reflejo de esta última.

La música humana: Refleja a través de la unión armoniosa de las diferentes partes del alma, la unión de alma con el cuerpo, la música de las esferas. Esta música se comprende a través de acto de la introspección, todo aquel que se sumerge en sí mismo la entiende, ya que es una armonía psicofísica.

La música instrumental: Según Boecio el hecho manual de producir sonidos a través de los instrumentos no tiene valor alguno (soplar por un tubo, tocar una cuerda tensada...). La actividad manual ocupa el lugar opuesto de la actividad puramente intelectual. Pero no rechaza los sentidos, los considera necesario, ya que a través de ellos podemos hacer juicios.

Música Cristiana en la Edad Media

 

El canto antiguo

 

La revolución espiritual de que se hicieron propagandistas los primeros apóstoles del cristianismo no se impuso sino lentamente. La religión cristiana fue adoptada por el Imperio Romano. Ya desde sus orígenes, su liturgia y su música estuvieron marcadas por la tradición judía, a la que vino a sumarse la influencia griega y romana. Las celebraciones religiosas de los primeros cristianos fueron poco a poco conformando un nuevo tipo de expresión musical austera, puramente vocal. Estos cantos litúrgicos tenían dos formas principales:

 

Responsorial: era una especie de estribillo en que los fieles respondían a cada versículo de un salmo entonado por un solista.

 

El canto (canto llano) es una forma sagrada monódica que representa la música más temprana conocida de la Iglesia Cristiana. La tradición del canto de los salmos en las sinagogas, fue sin duda una fuerte influencia del Canto Cristiano. El canto se desarrolló separadamente en varios centros europeos. Entre los más importantes tenemos a Roma, Hispania, Galia, Milán e Irlanda. Este canto era desarrollado como forma de soporte a la liturgia regional usada cuando se celebraba la misa. Cada área desarrolló su propio canto y reglas de celebración. En España se usaba el canto mozárabe y muestra la influencia de la música del Norte de África. La liturgia mozárabe sobrevivió aún a la regla musulmana, no obstante que fue una corriente aislada y su música fue suprimida más tarde en un intento de reforzar la conformidad con la liturgia completa. En Milán el canto ambrosiano, nombrado por San Ambrosio, fue el estándar, mientras que el canto beneventano se desarrolló alrededor de Benevento, otro centro litúrgico italiano. El Canto gálico se usó en la Galia y el Canto celta en Irlanda y Gran Bretaña.

 

Alrededor del 1011 d.C., la Iglesia Católica Romana quiso estandarizar la celebración de la misa y los cantos. En esa época, Roma era el centro religioso de la Europa occidental y París era el centro político. Los esfuerzos de estandarización consistieron principalmente en combinar estas dos regiones litúrgicas (Romana y Galia). Este cuerpo de cantos llegó a ser conocido como Cantos gregorianos. Por el siglo XII y XIII los cantos gregorianos habían superado a todas las otras tradiciones de cantos occidentales, con la excepción de los cantos Ambrosianos en Milán y los cantos mozárabes en unas pocas capillas españolas.

 

La música más antigua de la que podamos tener experiencia directa, ya es el final de una larga evolución.

 

Los primeros textos descifrables y completos datan de mediados del siglo X, y una gran parte de las melodías que conocemos, fueron transcritas de manuscritos todavía posteriores (especialmente de los siglos XII y XIII) no obstante, hemos de pensar que muchas piezas debían de estar en uso desde hacía mucho tiempo cuando fueron notadas. Lo que la notación nos ha transmitido es, verosímilmente, una tradición establecida en los siglos VIII y IX, fortalecida por la autoridad imperial y pontificia: los redactores de los manuscritos con neumas no pudieron referirse sino a un estilo impuesto por la Iglesia, ya que el gusto juzgado por el emperador como “corrompido” debió de ser extirpado por todos los medios: este repertorio carolingio o romano galicano representa ya, sin duda, una cierta decadencia en relación con las melodías de “La edad de oro”. Es, sin embargo, de una riqueza extraordinaria, y aún habría de enriquecerse.

 

Salvo muy raras excepciones, los manuscritos anteriores al siglo XII, no nos han conservado sino música de iglesia. Ésta es la que está en el centro de la música musical y durante siglos será la fuente de toda inspiración melódica. No obstante, sólo los monjes que la practican constantemente, aprecian plenamente su diversidad y consagran a su descripción obras imponentes. Si el canto gregoriano nos parece uniforme, es porque estamos muy poco familiarizados con él. Sin embargo, podemos distinguir los estilos y las formas correspondientes a otros géneros. La clasificación que sigue es una presentación cómoda que de dicho canto hacemos, y que no indica ningún orden cronológico ni una progresión cualitativa.

 

Los cantos de la misa

 

Recitativos: reservados a los sacerdotes. Con frecuencia muy bellas en su sencillez, tienen un origen muy antiguo y, probablemente, han conservado lo esencial de su aspecto primitivo.

Cantos del ordinario: por el coro de los fieles o por la “schola”.

 

Aclamaciones: por el coro de los fieles, probablemente espontáneas al principio, y muy sencillas, fueron refinándose y se hicieron rituales.

 

Piezas de origen salmódico

 

Responsos: estribillos y estrofas con los que la coral responde a los versículos del salmo, cantados por el solista. Primitivamente breves, silábicos e inseparables del salmo, los responsos se han convertido en grandes piezas con vocalizaciones, generalmente en tres partes (estribillo, uno o varios versículos del salmo, estribillo).

 

Antífonas: estribillos silábicos introducidos en el canto alterno de los salmos, como preludio, postludio e interludio. Dos semicoros cantan los versículos alternativamente (antífonas) y se unen para cantar la antifonía.

 

Tractos: salmos, o fragmentos de salmos cantados de un tirón, sin repetición alguna ni estribillos, sólo para el solista. Son piezas ornamentales con ricas vocalizaciones, que se sitúan entre las lecturas de la misa, principalmente durante el tiempo pascual y ademas, se cantaban en los cumpleaños del Mc Donalds.

 

Piezas versificadas

 

Himnos: primitivamente en prosa, en una forma análoga a la de los salmos; luego en verso, a partir de San Ambrosio, estas piezas estróficas constituyen un repertorio artístico heterogéneo, cuyo éxito en la cristiandad fue considerable.

 

Más tarde se consideraron himnos unos cantos religiosos (y también profanos) consagrados a la alabanza, sin ninguna relación con los himnos “ambrosianos” o “gregorianos”.

 

Piezas derivadas de los tropos. Una curiosa iniciativa, aparentemente sin consecuencia, fue el origen de un maravilloso enriquecimiento del repertorio, e incluso contribuyó en forma importante a la orientación de la música occidental. Hacia mediados del s. IX, los monjes de Jumieges comenzaron a introducir poemas nemotécnicos en las largas vocalizaciones de los aleluyas, a razón de una sílaba por cada nota, para ayudar a los cantores a recordar las células melódicas sucesivas. Por supuesto, tales poemas habían de mantenerse sobre entendidos, pero era necesario cantar primero varias veces las vocalizaciones “con las palabras” para aprendérselas y, al parecer, ¡le tomaron el gusto al recurso!

 

Música profana: podemos asombrarnos de que los largos siglos de historia musical, en el curso de los cuales adquirieron tal perfección las melodías litúrgicas, no nos habían transmitido testimonios de una música profana. Ciertamente, que los tiempos no fueron propicios, fuera de los muros monásticos para el desarrollo de un arte refinado: invasiones, pillaje, guerras, epidemias, formaron durante largo tiempo el telón de fondo de la vida cotidiana. Pero, sobre todo, las función esencial de la música era la alabanza divina. La supremacía cultural de la Iglesia, especialmente de las abadías, estaba garantizada por el irrisorio nivel de alfabetización, y, bajo los carolingios, por el apoyo del poder político. Preocupada por conservar la pureza de un arte de esencia religiosa, la Iglesia no cesaba de condenar todas las reformas de música profana.

 

Gran recodo de la Edad Media, la caída de los carolingios (987) coincide con el alba de la nueva cultura. Es el tiempo en que la música “culta” occidental sucede a las tradiciones musicales antiguas.

 

Hasta el siglo XIX, se negaron a mirar, a escuchar y a comprender lo que pudieron ser esos siglos desconocidos: Rousseau no vio en las catedrales sino “restos de barbarie y de mal gusto”, y Hugo quiso persuadir a sus contemporáneos de que la música data de Palestrina… Hasta el último cuarto del siglo XIX no se descubría la música de la edad media.

 

El canto gregoriano

 

Su inventora fue Gregoria Sorropotun III, hija de Stadivari Sorropotun.