Entrevista con Eugenio Gómez: "hablar de conversión de Pablo parece in
Bienes arqueológicos, paleontológicos

Entrevista con Eugenio Gómez: "hablar de conversión de Pablo parece inapropiado, pues nunca dejó de ser judío"

 

 

15/03/2014 Fuente mediterraneoantiguo. Uno de los personajes más atractivos de la historia del cristianismo es, sin duda, Pablo de Tarso. El único apóstol que no conoció a Jesús de Nazaret y que, sin embargo, fue el que cimentó buena parte del nuevo credo religioso. Su fervor, su convicción, su intención de abrir el judaísmo a los gentiles y su fuerte carácter le llevaron a recorrer buena parte del Mediterráneo en su labor evangelizadora. Atenas, Tesalónica, Corinto, Chipre, Malta, Rodas o Roma fueron algunos de sus destinos más conocidos. Para profundizar un poco más en su figura, Mediterráneo Antiguo se ha puesto en contacto con Eugenio Gómez Segura, licenciado en Filología Clásica por la Universidad Complutense y autor del libro Pablo de Tarso, el segundo hijo de Dios, publicado por Oberon en 2006.

 

Pregunta - Josef Holzner señala en su biografía de Pablo que el ser originario de Tarso, cerca de las Puertas Cilicias, marcó profundamente su personalidad ¿en qué medida es cierta esta afirmación?

 

Respuesta - Para responder a esta pregunta podríamos acudir al tópico de la obvia influencia de la infancia en la formación de la personalidad, pero me parece que es más interesante apreciar hasta qué punto un judío nacido en Tarso, ciudad griega de Asia Menor, fue judío más allá que muchos otros de su religión. Los datos más determinantes y reiterados, tanto en Hechos como en las cartas, son que Pablo, cuyo nombre hebreo fue Saúl, era hijo de judíos de pura cepa, de la tribu de Benjamín, una de las pocas que continuaban fieles a la tradición judía e históricamente agraciada por personajes importantes para la memoria del pueblo de Israel, portadora en consecuencia de cierta nobleza de sangre a la judía, como algunos han dado en llamar. Por otra parte, pese a nacer entre gentiles en Tarso, sin duda adquirió en su propia casa una formación judía dentro de la mayor ortodoxia, formación que influirá de manera decisiva tanto en sus años de juventud como en los dedicados a hablar de la resurrección de Jesús de Nazaret en los territorios orientales, greco parlantes, del Imperio. Indicios de esa estricta observancia religiosa son los datos que aporta sobre sí mismo en Filip. 3, 5: circuncidado teniendo ocho días, de la raza de Israel, tribu de Benjamín, hebreo hijo de hebreos, fariseo según la ley. Da la sensación de que el hecho de ser tan judío y de vivir en una ciudad tan griega pudo haber llevado al extremo su celo religioso, del cual, aunque sin mencionar las causas, el mismo Pablo nos dejó noticias: según el celo (religioso), perseguidor de la iglesia, según la justicia de la ley, (seguidor) irreprochable (Filip. 3, 6). Otro texto determinante a la hora de entender su celo religioso es Gál. 1, 14: Y me preparé en el judaísmo por encima de muchos de mi edad dentro de mi propio pueblo, convirtiéndome en vehemente celador de las tradiciones religiosas de mis padres.

 

 Pregunta - Pablo recibió una formación mixta, helenística y hebrea ¿de qué manera influyeron estas dos corrientes en su personalidad?

 

Respuesta - Como ya he mencionado hace un momento, es incuestionable la raigambre judía de su pensamiento, y es además imposible entender qué predicó Pablo sin saber que nunca dejó de ser judío, que nunca fue cristiano. Ahora bien, en sus cartas podemos rastrear una parte sustanciosa de algo que iba más allá que el judaísmo en cualquiera de sus corrientes, unos detalles que se acercan al gnosticismo. Un pasaje como éste, 1 Tes 1, 4-5, apunta muchas cosas: sabedores, hermanos amados por Dios, de vuestra elección, porque la buena noticia no os alcanzó sólo mediante la palabra, sino también mediante la fuerza interior, el espíritu santo y abundante plenitud... Pues incluye un combinado impactante: la palabra (lógos), la fuerza interior (dýnamis), el espíritu (pneúma) y la plenitud (pleroforía), conceptos que serán de la mayor importancia también como elementos de la divinidad gnóstica. Creo que podríamos tomar más en serio de lo que se hace la idea de que quizá él ya utilizara unas ideas subyacentes a bastantes elementos de la filosofía griega y todavía no plenamente corporeizadas en la estructura gnóstica, es decir, que se encontrara en una posición transitoria hacia el gnosticismo. De hecho, el gnosticismo fue una rama del cristianismo y este hecho se explica muy bien si Pablo ya contenía algunas notas en este sentido.

 

Pregunta - Pablo asiste en primera persona a la lapidación de Esteban ¿Cree que este acontecimiento marcó su carácter posterior?

Respuesta - El hecho de participar en la lapidación de Esteban muestra el celo que había alcanzado Saúl, el futuro Pablo. Y muestra también el celo religioso que existía en Israel, un celo que llevaba a abrazar la idea de que los judíos no coincidentes con las ideas generales podían ser ajusticiados con la venia de Yavé. Mi opinión es que ese celo nunca abandonó a Pablo, sino que éste lo recondujo hacia un detalle que, a sus ojos, se habría escapado de los judaísmos mayoritarios de la época en que vivió, a saber, que era imprescindible conseguir nuevos judíos en otras razas (naciones) para que el reino de Yavé volviera a manifestarse en Israel (la idea no era propia de él, ya estaba en algunas corrientes judías). Por lo tanto, yo respondería que, tras considerar como traidores al judaísmo a los judíos helenistas como Esteban, Pablo cambió y volcó su celo en convencer a los judíos ortodoxos seguidores de Jesús, liderados por Jacob, el hermano de éste, y Pedro, de que realmente había que incorporar gentiles al judaísmo eximiéndoles de ciertos preceptos de la ley que algunos judíos podrían no estar cumpliendo en la diáspora.

 

Pregunta - ¿De qué manera se puede explicar la conversión de Pablo sin acudir al episodio del derribo del caballo camino de Damasco?

 

Respuesta - En principio, hablar de conversión parece inapropiado, pues Pablo no dejó nunca de ser judío. En cuanto a su pregunta, sencillamente basta con dejar de lado la “novelación” de Hechos con sus tres versiones y las variantes que conllevan y centrarse en lo que el mismo Pablo contó en Gálatas 1, 15-17: Cuando pareció oportuno a Dios, que me eligió desde el vientre de mi madre y me convocó mediante su gracia, revelar a su hijo en mí para que lo anunciara entre los gentiles, al punto no pedí consejo a carne o sangre ni subí a Jerusalén a presencia de los apóstoles anteriores a mí, sino que me dirigí a Arabia y de nuevo volví a Damasco. El celo que ya anteriormente hemos visto era en realidad la manifestación de un convencimiento de valía personal basado en la supuesta predeterminación para realizar la tarea definitiva del judaísmo, devolverlo a su esencia y esplendor originarios (?). Por tanto, parece más apropiado pensar que Pablo concibió a Jesús de Nazaret como un desencadenante, un judío que movilizó a los judíos en el sentido correcto de piedad pero con una perspectiva incompleta, pues no se dedicó a la gentilidad. Y aunque esta forma de ver la “conversión” plantee algunos problemas, me resulta más coherente y completa que otras, ya que sólo restaría entender qué detalle pensó de Jesús para que él, un ortodoxo fariseo, enganchara con un judaísmo “aperturista”.

 

Pregunta - Algunos autores han señalado que en Romanos 9,5 Pablo deja entrever que estaba convencido de la divinidad de Jesús ¿qué opina usted de este pasaje?

 

 Respuesta - El pasaje citado es, como casi todo, un problema si lo leemos de forma aislada. Sin embargo, si leemos con atención un fragmento más extenso, desde el primer versículo del capítulo nueve hasta, por ejemplo, el versículo diez, podremos notar que dicha afirmación de la divinidad de Jesús no encaja demasiado bien con lo que lo antecede y sigue. De hecho, algunos comentaristas católicos ya explican que el pasaje en realidad se refiere a Dios, lo cual no es muy coherente desde el punto de vista lingüístico. Sirviéndome de este último criterio, yo, en cambio, diría que es muy fácil introducir a posteriori  una oración de participio (segunda parte del versículo 5) con contenido doctrinal en cualquier pasaje de las cartas de Pablo, sobre todo teniendo en cuenta que en el texto paulino por el que me pregunta se habla de carne y espíritu en 9, 1 y 3, lo cual da pie a que el posible interpolador completase con teología tardía lo que le resultó vago.

 

Pregunta - Gonzalo Puente Ojea y otros autores han defendido que Pablo es el constructor del personaje de Jesús tal y como lo conocemos hoy en día ¿podemos afirmarlo con rotundidad?

 

Respuesta - Antes de responder, un matiz: lo que entendemos hoy en día como Jesús es, tanto si se es cristiano como si no, el fruto de veinte siglos de re-elaboraciones. Así pues, en cuanto a la pregunta restringida al siglo I de nuestra era, yo opino que Pablo desencadenó un movimiento que posteriormente construyó a Jesús más allá de las intenciones del propio Pablo, como apunta la primera reprimenda teológica de la historia, 1 Corintios, escrita en parte para controlar lo que unos griegos acostumbrados al politeísmo y a los hijos de dioses (además de a las muchas escuelas filosóficas griegas) empezaban a reconstruir a su manera. Aunque, insisto, el grueso de la re-elaboración parece ser posterior a la muerte de Pablo.

 

Pregunta - Pedro y Pablo tuvieron diferencias importantes, como en el episodio de Antioquía ¿cómo era la relación de Pablo con Pedro y el resto de los apóstoles?

Respuesta - Según apuntó Pablo mismo en Gálatas, comenzó con cierto desprecio, pues nuestro autor afirma que no se sometió en principio a nadie que hubiera conocido a Jesús de Nazaret. Después, cambió de opinión y se llegó a Jerusalén para tratar las diferencias evidentes entre él mismo como “aperturista” y Jacob, el hermano de Jesús, y Pedro, como ortodoxos. Tras el insalvable desencuentro de Jerusalén, tiempo después Pablo se topó con un Pedro que actuaba a escondidas de Jacob y se acercaba a las tesis del tarsiota. Poco más podemos decir con testimonios directos, pero, pese a la escasez de los mismos, considero muy probable que las posiciones entre los dos se acercaran lo suficiente como para que los seguidores del judaísmo para gentiles predicado por Pablo consideraran a Pedro la legitimación histórica entre el héroe y quien, no habiéndolo conocido, lo había difundido por el mundo.

 

Pregunta - Chipre, Tesalónica, Atenas, Corinto, Éfeso, Malta, Roma... Pablo fue el apóstol más viajero, algunos incluso lo sitúan en el este peninsular ¿tenemos alguna prueba que documente esta leyenda popular?

 

Respuesta - Lamentablemente, no podemos documentar esta noticia de ninguna manera científica.

 

Pregunta - Para concluir ¿podemos decir, como lo hace Holzner, que Pablo pone fin al judaísmo dentro de los seguidores de Jesús para dar lugar al cristianismo definitivo?

 

Respuesta - Me parece un juicio bastante desorientado si atendemos a que Pablo se sometió en diversas ocasiones a las normas sinagogales durante sus viajes y que terminó, tras su periplo por Asia Menor y Grecia, cumpliendo como judío ortodoxo en el templo de Jerusalén. Este último viaje se debió, según cuenta Hechos, a que el tarsiota había recogido el pago al templo entre los gentiles recién convertidos a su judaísmo aperturista. No hay que olvidar que era el judío el único pueblo al que Roma permitía recaudar un impuesto por todo el territorio del Imperio, impuesto que se sometía a la más pura Ley bíblica y que servía para cumplir con el único santuario reconocido por el judaísmo ortodoxo. Por tanto, no es posible entender que alguien que lleva a Jerusalén la colecta exclusiva del templo, no sea judío. Y esto debe ser tan verdadero que los cristianos posteriores, Lucas concretamente al escribir Hechos, no pudieron evitar incluirlo en la biografía de su héroe.