¿Qué medidas puede seguir tomando el BCE si la economía europea no rem
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¿Qué medidas puede seguir tomando el BCE si la economía europea no remonta?

 

 

07/09/2014 Fuente abc. Draghi acapara la atención del mundo como el hombre que toma las medidas para salvar la economía europea. ¿Le quedan balas en la recámara?

 

Draghi ha vuelto. Desde hace dos años, cuando una intervención del presidente del BCE comenzó a cerrar la crisis de la deuda soberana, el banquero italiano goza de un aura casi mágica. Se espera con anhelo que saque su varita y resuelva por sí mismo todos los problemas de la economía europea. Aunque en sus ruedas de prensa él mismo trata de desembarazarse esa etiqueta, mientras los países miembros son los encargados de los recortes, de los ajustes, a Draghi se le confiere el poder de adoptar las decisiones que nos «salvarán».

 

Poco a poco, tal vez a destiempo, tal vez sin la contundencia debida, pero el BCE ha adoptado o anunciado ya casi todas las medidas que están en su mano. Después de dos recesiones y tras el estancamiento de la economía europeas en el presente año, esa es precisamente la crítica que hacen quienes se oponen a su aventurada política monetaria. Casi todos los cartuchos se han quemado ya y Europa sigue navegando a la deriva.

 

Uno de esos grandes críticos es Hans-Werner Sinn, presidente del influyente think tank IFO. El alemán es quien mejor representa la la irritación alemana con la decisión del BCE de bajar tipos al mínimo histórico del 0,05% y lanzar un programa de compra de deuda financiera.

 

«El BCE ha utilizado su munición demasiado pronto y ha rebajado demasiado los tipos de interés. Ahora se encuentra en una trampa de liquidez», indicó Sinn. Lo que caracteriza a ese escenario es que ni siquiera los tipos al cero son suficientes para que se reactive la economía. Tras la rebaja anunciada el pasado jueves el BCE ha llegado ya al límite inferior. Las bajadas de tipos ya han prestado su «servicio» en la recuperación, pero ya no hay margen para que lo hagan mucho más.

 

 

Hace tiempo que se abrió el tiempo de las medidas no convencionales. En esa línea se entiende el anuncio de que la entidad comenzará en octubre a llevar a cabo un programa de compra de activos respaldados por deuda privada y también bonos garantizados como las cédulas hipotecarias. El conjunto de medidas pretende por un lado debilitar el euro y por otro reactivar el crédito. Pero en este punto también existe la oposición germana. El presidente del IFO declaró que comprar deuda implica asumir el riesgo de los inversores, «algo a lo que no está autorizado, ya que esto es política fiscal y no monetaria».

 

Aunque las medidas han sido aplaudidas por el consenso del mercado, y han logrado inyectar confianza en un primer momento a la Bolsa, además de debilitar el euro, todavía existen dudas del efecto que tendrán esas medidas. «El movimiento de ficha que hizo ayer el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, al rebajar los tipos de interés hasta el 0,05%, ha hecho que muchos inversores estén pensando en que sea el "momento de Bernanke" en Europa, cuando la Reserva Federal inició sus programas de flexibilización cuantitativa. Pero la respuesta rápida es que no. No habrá fiesta en las acciones europeas», señala Peter Garnry, estratega de renta variable de Saxo Bank.

 

«La medidas del QE de la FED redujeron los costes de financiación tanto en el sector público como privado. Como resultado, tuvimos dos años de rápida expansión de múltiplos ya que el futuro era más brillante. En Europa no sucederá lo mismo porque los múltiplos a futuro ya reflejan una mejora de las perspectivas, cuando en realidad todo está bastante nublado. En ese sentido, no creemos que el programa de compra de activos del BCE sea la salvación para los inversores en renta variable europea», apuntan Garnry

 

Mucho más optimista es Joaquín Robles, analista de XTB, quien cree que el BCE no decepcionó a los mercados. «Esta vez, sí ha querido tomar una determinación sobre los depósitos que dejan los bancos en el BCE, y los penalizará con un -0.20% a las entidades que decidan mantenerlos en liquidez», señala.

 

Pero la verdadera noticia que ha agitado a los mercados, ha sido la puesta en marcha a partir de octubre de un programa de compra de préstamos titulizado y bonos garantizados, con el fin de ayudar en la fluidez del crédito. En principio esta nueva medida podría ascender a 500.000 millones de euros. El problema está en los detalles, por desconocidos, pues no se conocerán hasta la próxima reunión del 3 de octubre.

 

«Obviamente estas nuevas medidas tendrán un efecto muy positivo tanto en Europa, como en España en particular», apunta Robles. «Se trata de un nuevo esfuerzo a la hora de acercar el crédito a las pequeñas y medianas empresas, que son parte fundamental en la base del crecimiento europea».

 

A la espera de ver si funciona la compra de ABS que se iniciará en octubre, con la tasa sobre los depósitos ya en negativo, para evitar la liquidez ociosa, con los tipos de interés ya en mínimos y con este nuevo plan sobre la mesa, Draghi redobla su apuesta. Saca toda su artillería para evitar que Europa se asome a una tercera recesión en poco más de cinco años.