Tláloc en las márgenes de Mesoamérica: los ejemplos de Cihuatán y Las
Bienes arqueológicos, paleontológicos

Tláloc en las márgenes de Mesoamérica: los ejemplos de Cihuatán y Las Marías en El Salvador

 

 

06/11/2014 Fuente historiayarqueologia.

 

Introducción

Una presencia constante que se despliega a lo largo y ancho de Mesoamérica es la entidad sagrada de las anteojeras y la bigotera: Tláloc. Desde su temprana integración en Teotihuacán como la deidad de la lluvia (entre otras advocaciones), ataviada con los elementos emblemáticos que lo caracterizan, anteojeras, bigotera y colmillos, sus representaciones transitan por las distintas culturas del mundo mesoamericano como muestra de la importancia que mantuvo en el pensamiento religioso precolombino. Los ejemplos de su manifestación se localizan en una vastedad de objetos y sitios prehispánicos, muchos de los cuales han sido documentados por nuestro proyecto (Tláloc y las entidades de la lluvia en la América indígena, PAPIIT IN401811), mientras otros tantos están en vías de ubicarse y, por supuesto, de analizarse.

 

En el sentido expuesto, el presente texto examina una serie de piezas arqueológicas que representan a Tláloc, encontradas fundamentalmente en los sitios prehispánicos de Cihuatán y Las Marías, en la actual República de El Salvador en Centroamérica. Dichos sitios señalan de manera preponderante la influencia que se difundió desde el altiplano central mexicano en tiempos pasados, que se expresa en gran medida por la aparición del dios de la lluvia mexicano y su poderosa significación.

 

Sabemos de cierto que la imagen de Tláloc recorrió territorios lejanos y tiempos pasados. Su concurrencia pertenece a la historia del pensamiento religioso en el que la creación de deidades de diversa naturaleza respondió a la condición de integrar creencias y afirmaciones, es decir, a la necesidad de conformar identidades. En el universo de los dioses, manifiesto en el imaginario colectivo que se vuelca en el vigoroso mundo de las imágenes, Tláloc participa como vehículo de comunicación que advierte, en esencia, parte de lo que López Austin (1994) denomina el “núcleo duro” de las sociedades precolombinas, esto es, de la religión como una unidad coercitiva de naturaleza “histórica y dinámica”.

 

De tal forma, las múltiples apariciones de Tláloc en la geografía mesoamericana, reflejadas en el arte, invitan al reconocimiento de un principio organizador, ensamblado básicamente dentro de la cosmovisión. Tal principio se explica como una forma de producción cultural, que muestra los sistemas conceptuales de un grupo social determinado. Por su lado, los aspectos materiales y las técnicas particulares de elaboración de los objetos se articulan con las cualidades estéticas, mismas que se plasman en una “lógica imaginaria específica” que, finalmente, coincide en la temática como medio final de “expresión de los valores espirituales” (AMADOR, 2008).

 

Las representaciones de Tláloc en El Salvador responden a lo arriba expuesto. A la luz de lo anterior veamos los casos seleccionados.