Plumas, orgullo y humor gay
De interés general

Plumas, orgullo y humor gay. De interés general

 

 

01/12/2013 Fuente lanacion. Todos y todas / Creación, interpretación, vestuario e iluminación: Eduardo Solá y Guillermo Gil / Escenografía: Filippi Blanes / Producción general: Gabriel Filippi / Sala: Maipo Kabaret, Esmeralda 443 / Funciones: viernes, sábado y domingo, a las 21 / Duración: 95 minutos.

Nuestra opinión: muy buena

 

Las travestis contemporáneas son el último reducto de la femineidad", decía Andy Warhol refiriéndose a la forma en que se habían empezado a aflojar los modelos imperativos de los sexos, y a cómo los atributos supuestamente exclusivos de un género eran reclamados por el otro, así como se ablandaban las rigideces de vestuarios masculino y femenino. Porque el travestismo (adoptar la manera de vestir y los gestos del otro sexo), tanto en la vida cotidiana como cuando se convierte en arte (que algunos prefieren llamar transformismo, practicado por gays y también por heterosexuales desde tiempos lejanos), suele tener ese plus coruscante y glamoroso en el atuendo y el maquillaje, en los manierismos que culturalmente se tienen por propios de la femineidad.

 

Esa expresión artística de la cultura gay representada por  dragqueens  estelares como RuPaul o Dame Edna en los Estados Unidos, es habitualmente acompañada de un particular y malicioso sentido del humor, que incluye una acendrada percepción de la autoburla, sin duda defensiva. Porque esta sensibilidad -que Susan Sontag analizó con agudeza en sus  Notas sobre Camp  - nace en buena medida de situaciones largamente sufridas de maltrato, clandestinidad, gueto. Un rasgo cultural identitario que juega con los chichés y la afectación como una forma de dar batalla al prejuicio, y que hoy se ha popularizado, contribuyendo a que la aceptación y el respeto se extiendan y profundicen.

 

Vaya este introito para saludar el 30º aniversario del primer espectáculo que Eduardo Solá y Guillermo Gil hicieron juntos,  Una noche de ballet  . Ambos artistas ofrecieron en 2009, con la participación de otras figuras,  Oh!.. Juremos con plumas vivir  , divertido show que -todo hay que decirlo- fue discriminado por la mayoría de la crítica de diarios y revistas, que no lo comentó por considerarlo "demasiado gay". Ahora, en una sociedad cada vez más tolerante y comprensiva, Gil y Solá festejan con ánimo de recreo y distensión, avisando por las dudas: "Esto no es Ibsen, no es Chejov, no es Strindberg, no es Shakespeare?". Y convidando a la platea con una copa de champaña que anticipa el espíritu burbujeante del espectáculo, en tanto que Solá de frac, con elegante ambigüedad, deleita deslizando finamente, diestramente sus dedos sobre las teclas del piano, enlazando temas como "Parlami d'amore", "Mariù", algo de Piaf, una "Gymnopédie", "Malena"?

 

 Todos y todas  va configurando una suerte de antología  aggiornada  de personajes y cuadros que estos artistas han ofrecido y pulido a través del tiempo. Conspicuos representantes de ese humor gay que tiende a los brillos y el plumaje, a la teatralidad acentuada a veces por un leve toque emotivo que revela la otra cara del chiste, Solá y Gil se han tomado la realización de este show con espíritu sinceramente festivo. Lo que no quita que cada tanto brote el comentario punzante, la réplica veloz y acerada tan propios de este estilo humorístico.

 

En el show reaparece por cierto Mirtha Legrand -especialidad de Gil- con líneas actualizadas (hablando de su edad, "que deschavó mi hermanito, ¿cómo era que se llamaba?"), Miss Maní de Carapachay afirmando que "el matrimonio homosexual es algo que debería darse entre un hombre y una mujer"; mientras que dos viejas conocidas, las señoras mayores despistadas, de riguroso tailleur, discurren sobre celulares y otros nuevos aparatejos que no logran dominar. Y la lista sigue: la desopilante secretaria de Papá Noel, la sublime recitadora de Flowers, la alucinante Tita Merello con todas las inflexiones de su voz y sus maneras campechanas? Pero sin duda el momento culminante, en el linde entre la sátira, el homenaje y el patetismo, llega con la icónica escena final: Solá fastuosamente ataviado recreando la bajada de los escalones de Gloria Swanson en el film  Sunset Boulevard  , confundiendo las cámaras de los paparazis con las del cine, y actuando como una reina. Loca, loquísima, pero con dignidad y grandeza..

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