Viaje mágico por el tiempo y el espacio
De interés general

Viaje mágico por el tiempo y el espacio

 

 

02/08/2013 Fuente revistaenie. Con algoritmos matemáticos y dispositivos digitales y cinéticos, una muestra vuelve difusa la frontera entre lo real y lo virtual.

 

Un universo de ensueño se despliega estos días en las salas A y B del Centro Cultural General San Martín. Estamos en la gran instalación interactiva XYZT. Los paisajes abstractos, de la compañía Adrien M/ Claire B. Con magníficas instalaciones que exploran el movimiento digital, estos dos artistas franceses logran que los píxeles transmitan emoción. Pura alquimia: es posible experimentar la sensación de navegar en el espacio (X por la horizontalidad, Y por la verticalidad, Z por la profundidad) y en el tiempo (T).

 

Las instalaciones se nutren de obras interactivas construidas a partir de dispositivos digitales, recursos cinéticos y algoritmos matemáticos. Con un impecable trabajo de programación, nos llevan a un cosmos mágico, en la frontera difusa entre lo real y lo virtual, que activa los sentidos e invita a interactuar.

 

Después de cruzar “Anamorfosis espacial”, un río cristalino hecho con proyecciones de líneas ondulantes, nos topamos con un árbol que nace, crece y va perdiendo sus hojas-letras. El movimiento de las letras es suave, el viento arrastra algunas; otras se proyectan en el suelo formando obras expandidas. Desde varios puntos de la sala, de 1.200 metros cuadrados, es posible ver el árbol crecer y desaparecer, proyectado sobre una tela de tul.

 

Hechas en blanco y negro, todas las instalaciones utilizan la menor cantidad de objetos posibles para lograr la máxima capacidad de abstracción. Muchas obras incorporan diversas tipografías: no en función de un texto sino que ponen el foco en la tipografía como elemento expresivo simbólicamente potente.

 

Hay que soplar en una pecera para que los organismos tipográficos adquieran vida. La respiración propia da impulso vital a esos extraños seres que se mueven bellamente. Con un dispositivo similar al que usaban en el teatro del siglo XIX, algunos organismos tipográficos se vuelven libélulas; otros, huidizas serpientes de agua. Uno queda hipnotizado ante los cambios y movimientos de esos seres de otra galaxia.

 

Seguimos la travesía. Cruzamos un campo de vectores: a cada paso que damos el pajonal se abre como un tajo, inexplicablemente se forman pozos. Cerca, una pantalla exhibe arena cinética: cuando apenas la rozamos, se convierte en un cosmos que se contrae y se expande hasta arrasarlo todo. Imposible dejar de jugar.

 

Un enjambre se acerca sigiloso a nuestra imagen proyectada. Se escucha un zumbido perturbador. Millones de insectos se pegan al cuerpo y no hay forma de alejarlos. Entonces, como si fueran parte de nuestra piel, empezamos a jugar con nuestra nueva fisonomía antropomorfa. “Nubes en movimiento” es increíble.

 

Cerca, en “Discretas colisiones”, escuchamos el sonido potente de una cascada. Letras y fragmentos de palabras van cayendo: al tocar la pantalla, uno puede detenerlos o empujarlos hacia otros universos. Aunque son virtuales, las letras parecen dotadas de peso y rebote. Son signos, ahora vaciados de contenido. Quizás fragmentos de cartas de amor.

 

“Anamorfosis temporal” es una instalación interactiva que nos devuelve la propia imagen con un delay de segundos. La cámara captura la imagen con un desfasaje de una sexagésima fracción de segundo: nuestra imagen se deforma y se demora respecto de nuestros movimientos reales. Una especie de submundo de la lentitud y la distorsión que inquieta.

 

En la instalación “Coincidencias I”, es posible correr matas burbujeantes para ver un claro en el bosque. Cada vez que uno toca la pantalla puede desplazar las formas hasta llegar a la luz que encandila. “Paisajes abstractos” es una especie de cápsula en la que uno puede meterse y ver pasar las letras con un movimiento tan calmo como el del mar. Y hasta se escucha el sonido suave de las olas. Todo se siente reconfortante. Artilugios de la tecnología: al salir, las palabras proyectadas parecen moverse a toda prisa. “Paisajes abstractos” está hecha con un algoritmo generativo: las formas de las letras, el movimiento y la perspectiva siempre se modifican.

 

Proyectadas sobre tela de tul, las diferentes obras forman una gran instalación donde se juntan letras con destellos de luces, enjambres alocados, aguas cristalinas que se llevan todo, extraños seres de otro planeta. Todos juntos desatan una gran obra expandida, alucinante y bella.

 

Recorrer XYZT. Los paisajes abstractos es zambullirse en una naturaleza fantástica. Hay que estar listo para tocar, moverse, acaso bailar, soplar, jugar. Con ritmo vertiginoso, es posible vivir una experiencia fantástica, potente, creativa. Cuesta abandonar la sala. Días después, el hechizo se conserva intacto.