Hacia una arqueología comprometida
Bienes arqueológicos, paleontológicos

Hacia una arqueología comprometida

 

 

12/08/2014 Fuente arqueologiamedieval. La reconversión a la que se ve obligado el sector tras el impacto de la crisis pasa por iniciativas que ponen el foco en la labor educativa y la responsabilidad social

 

 A Olivia Reyes (Valladolid, 1970) y Francisco Marcos (Turón, Asturias, 1969) les pilló la crisis en el fondo de una cata de sondeo, piqueta y brocha en mano. Han desgastado sus utensilios de trabajo fueran y dentro de Castilla y León. Desde Chile y Egipto hasta multitud de excavaciones de la comunidad, son decenas las prospecciones que se han servido de su fervor por leer el pasado. Formados en la Universidad de Valladolid, su currículum como arqueólogos ocupa varios folios. De poco les sirvió la dilatada experiencia cuando la debacle económica arruinó un sector estrechamente vinculado al de la construcción. Tras muchos meses en paro supieron que habían de resurgir de sus cenizas instalándose en espacios no siempre bien atendidos por la arqueología. Las palabras mágicas: pedagogía y compromiso. Ellos ilustran la reestructuración en camino hacia la diversificación, la actitud general necesaria para remendar el desastre.

 

 Desde esta inquietud nació ‘Flashback Archaelogica’, un proyecto pergeñado con pasión. Pasión, la palabra que más se repite en una conversación con los arqueólogos, que están viendo cómo el vídeo promocional que da forma a ese ardor, creado por la agencia de comunicación vallisoletana Miltrescientosgramos, anima las redes sociales con miles de reproducciones en pocas semanas. La expectación les pilla por sorpresa, tanto es el tiempo que llevan en la sombra, tratando de reengancharse al mercado laboral. Y es que solo quedan 1.000 profesionales activos en el país, según la ‘Segunda encuesta nacional dirigida a empresas de arqueología’, el último informe del Consejo de Investigaciones Científicas (CSIC) que radiografía el sector.

 

 Olivia y Francisco han vuelto a engrosar esa nómina de ‘afortunados’ desde que decidieron desempolvar sus ropajes de trabajo y llevar su pasión fuera del yacimiento para contribuir a la reconversión. «La arqueología no se puede quedar en los libros. Esta disciplina ha sido siempre muy científica, y tiene que serlo, pero también ha de llegar a la gente. Queremos reforzar ese hilo conector, que todo lo que los profesionales hemos hecho revierta en la sociedad. Si la gente aprende a querer el patrimonio, lo respetará y protegerá», analiza Olivia, quien habla desde una larga trayectoria como docente universitaria. En esta línea, ‘Flashback Archaelogica’ incluye un programa de ‘arqueotalleres’ enfocados a segmentos de todas las edades. El componente lúdico unido al rigor histórico es la clave para hacer pedagogía de la disciplina y «transmitir sueños, vivencias e historia del hombre a través de los ojos del arqueólogo», revelan.

 

 Arqueología protegida

 

 Los profesionales reconocen que hasta ahora las instituciones y la legislación sí han protegido la arqueología en un país como España que se sitúa en el tercer puesto mundial en cuanto a bienes declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Más aún en Castilla y León, una región con gran potencial histórico-artístico. «Pero quizá se ha hecho más hincapié en el resultado de nuestro trabajo, no tanto en el proceso», puntualiza ella. Con su propuesta pedagógica pretenden enseñar la «ciencia del descubrimiento», e iluminar el camino hasta llegar al hallazgo.

 

 El estudio del CSIC denuncia que la crisis ha destruido el 42% del tejido empresarial relacionado con la arqueología después de que bajara drásticamente la demanda de los estudios de impacto arqueológico que la Ley de Patrimonio Histórico de 1985 obliga a realizar antes de acometerse cualquier tipo de obra pública. Además, ha caído un 66% el personal en el sector. «En este colapso las leyes ya no sirven, no hay capacidad de desarrollar los servicios técnicos de la arqueología», lamenta Francisco. Resulta vital abrir nuevas vías, salir de la órbita de constructoras y administraciones públicas y dar cabida a pequeñas iniciativas privadas. Y en el nuevo modelo, la responsabilidad social empresarial es un pilar básico. Francisco insta a practicar una «arqueología comprometida». Para ello han desarrollado una serie de productos con los que invitan a luchar contra la obsolescencia programada, esa tendencia a la que empuja la tecnología que merma la perdurabilidad de los productos para incitar al consumo. «Enlazamos la modernidad en el diseño (fundas para ‘tablets’, ‘el bolso’ de Indiana Jones) con un argumento arqueólogico», primando la calidad de los materiales que han sido utilizados por el hombre a lo largo de la historia como la cerámica o el cuero. Con el objetivo de «retroalimentar la arqueología desde dentro» un porcentaje de los fondos recaudados con la venta van destinados, entre otros proyectos, a becas de formación de futuros profesionales. Ya funcionan en este sentido mediante convenios firmados con el Aula Arqueológica de Fuenteungrillo (Villalba de los Alcores) y con la asociación Zamora Protohistórica.

 

«Invertir en el pasado es garantizar nuestro futuro», afirma. Convencidos de ello afrontan el porvenir. En el horizonte, el anhelo de compaginar aulas y pantallas de ordenador con el regreso al yacimiento. A pisar tierra cargada de siglos: «¡Ojalá pueda volver a oler campo! De momento, seguimos creyendo en la arqueología de esta manera», sentencia Francisco.

 

«Una forma didáctica y fresca de transmitir conocimientos»

 

'Flashback Archaelogica' ha despertado el interés de los internautas gracias al vídeo promocional realizado por la agencia de comunicación vallisoletana Miltrescientosgramos, que ha logrado más de 6.500 reproducciones en un par de semanas. Poco familiarizados hasta el momento con el entorno digital 2.0, Olivia Reyes y Francisco Marcos, se han entregado a la escenografía digital como un modo de abrirse al mundo. Encuentran en la red «una forma didáctica y fresca de transmitir conocimientos», sostiene Reyes. El 'spot', que ha protagonizado Carlos Tapia (Azar Teatro) y ha sido rodado en la biblioteca de Santa Cruz de Valladolid, reproduce «la piedra filosofal» de su actividad, su 'arqueomanifiesto', orgullosa reivindicación de la profesión.