El avance de las drogas de síntesis en la Argentina
12/12/2013 Fuente lanacion. Las drogas de síntesis, mal llamadas drogas químicas, son elaboradas a partir de moléculas que no existen en la naturaleza y que generalmente se fabrican de manera clandestina. Se utilizan con fines recreativos, aunque la mayoría fue sintetizada en algún momento por laboratorios con fines medicinales. Hay tres categorías de drogas de diseño: las estimulantes y las depresoras (ambas del sistema nervioso central) y las alucinógenas. Si bien están presentes en nuestra sociedad hace décadas, en la Argentina de los 90 empiezan a aparecer con mayor frecuencia en boliches nocturnos y se extienden pronto a las multitudinarias fiestas de música electrónica conocidas como raves . Las drogas de síntesis más consumidas en estos espacios son el éxtasis y también el llamado "éxtasis líquido", y la ketamina. Los asistentes a esos encuentros, incluso los que no consumen, saben perfectamente dónde y quién las vende.
Para algunos jóvenes constituyen una forma de socializar o de ir a bailar sin avergonzarse; para otros, afrodisíacos reales o imaginarios que rompen los límites inhibitorios. A nivel físico, casi todas elevan la temperatura corporal y el ritmo cardíaco y, combinadas con otras drogas o alcohol, pueden ser mortales. En el caso del éxtasis, las consecuencias en el cuerpo se perciben una hora después de consumido, por lo cual es muy fácil caer en una sobredosis al no sentir nada de manera inmediata.
La prevalencia de consumo de drogas de diseño en los jóvenes de entre 15 y 35 años en la ciudad alcanza al 1,2% frente al 4% en el caso de la cocaína, según el estudio "Nocturnidad y consumo de drogas sintéticas" del Observatorio de Políticas Públicas y Adicciones porteño, según el cual un 30% de los jóvenes que dicen haber consumido drogas admiten sentirse enfermos, necesitar ayuda para volver a sus casas y haber tenido relaciones sexuales sin cuidarse.
Las drogas sintéticas serán, probablemente en el futuro, la mayor amenaza para un país como el nuestro, que no tiene un clima tropical apto para producir las materias primas necesarias para las drogas ilegales más comunes, aquellas cuyo elemento base es de origen natural como ser la cocaína, la marihuana o los derivados opiáceos.
Muchas de estas drogas utilizan como elemento central productos de la industria farmacéutica como ser un descongestionante común como la efedrina. Por ello a mediados de la década pasada, ante la laxitud de los controles estatales y a la existencia de una industria química y farmacéutica desarrollada en el país, no fue extraño que las redes internacionales del narcotráfico utilizaran a la Argentina como trampolín para el desarrollo de estas drogas y su exportación a mercados de consumo maduro, o para la exportación de bases y precursores químicos para su elaboración definitiva en otros países como México.
El caso conocido como "el triple crimen de General Rodríguez" puso de manifiesto la negligencia de los controles, ya que en ese momento se llegaron a importar 20 toneladas de efedrina al año, cuando la industria farmacéutica necesita menos de una para producir descongestivos.
A la hora de intentar controlar este negocio ilegal, el narcotráfico impone su ley de violencia y asesinatos aberrantes utilizando su ilimitada cantidad de recursos. Así ha logrado insertarse en sectores de las nuevas generaciones de la sociedad argentina, vinculados a la diversión y el entretenimiento sin controles, bendecidos directa o indirectamente por algunos comerciantes, comunicadores y hasta por representantes de fuerzas de seguridad. Y, también y muy especialmente, fomentado por los mismos adictos para sostener su dependencia. Contaminar la cultura "joven", con su carga de transgresión, inestabilidad emocional y energía vital, pero desvinculando el consumo de sustancias ilegales con su verdadero trasfondo de criminalidad, muerte, irracionalidad y delito violento, es otro logro siniestro más del narcotráfico..
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